Capitulo # 6
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Las escenas confusas que nunca nadie revela
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Harry Potter y demás personajes pertenecen a J. K. Rowling, esta historia está hecha sin fines de lucro y no se gana nada con la misma.
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- Bien… prosigamos. –La profesora no podía evitar mirar las heridas auto infligidas producidas por Romer algo perturbada. Seguía sin acostumbrarse a ese mal hábito… sin embargo, los minutos se les escapaban de las manos. No había más tiempo que perder.
- voy a llevármelos…sí, confeccionare muchas cosas. Iremos al taller de mi madre.- Sonrió la chica-sin-nombre. Draco sintió que le iría mucho peor que con los pocos trajes que le había hecho usar la directora; Neville jugó con sus dedos mientras bajaba la cabeza. Había dejado de llorar por el miedo; Y Ron…bueno, el no presto mucha atención ya que estaba más ocupado vigilando la mano de Blaise. El muy maldito había intentado tocarlo momentos antes. Uno ya no podía dejar si protección su trasero porque rápido se presentan los pervertidos. Son un fastidio.
-¿Y dónde está el taller de tu madre, Kira?-preguntó Harry. Sentía desconfianza de aquellas chicas pues creía que si se descuidaba podrían robarle al Dragón. Eso no le agradaba. Los guardianes les dirigieron un gruñido silencioso a las féminas que apenas y se escuchó. El 3DS de Gemma emitió un ‘¡perfect, you win!’, uno de los típicos sonidos de Street fighter. Lo más curioso es que contrasto con el momento. Por poco y Ron se hecha a reír. Hubiera pasado si no le hubiera dado un manotazo a Zabini para que se alejara de terreno privado.
-El taller de mi madre está en la plaza Wicht Hunter, ya saben, la que está anexa al callejón Diagon.- Dijo. Mientras, empezó a mover los alfileres hasta alinearlos con forma de carita feliz. Aunque ese hecho fuera perturbador los demás estaban preocupados por la ubicación. Habían escuchado los rumores de esa nueva y genial plaza de moda entre los jóvenes magos, sin embargo, nunca habían estado allí. ¿A dónde irían a parar?
-Sí, bueno… ¿nos vamos ya?-Sugirió Hermione al ver la tensión. Todos asintieron y fueron directo a la chimenea. Dejaron que Kira pasara primero pues era la que conocía el lugar. Gemma se quedó atrás, junto a las damas de compañía, y guardo finalmente el 3DS. Fue cuando Pansy, quien se encontraba más cerca y prestando atención, notó que sus ojos eran casi blancos y sin brillo. Parecía que estaba ciega…pero se guiaba muy bien, y pensó entonces que era un hechizo. Hasta que la vio trabarse un poco con sus paso. Sí, estaba casi ciega.
-¡A la plaza Wicht Hunter!-Gritó con una sonrisa maniaca antes de lanzarse a la chimenea y desaparecer de forma exagerada con ayuda de los polvos Flu. Los demás se miraron, pero antes de poder irse la directora colocó de nuevo las tiaras en las cabezas de los protegidos. Estos forcejearon un poco para zafarse de estas, pero en cuanto se dieron cuenta de que estaban encantadas (y de la mirada retadora de MacGonagald) dejaron de intentar.
Y así, uno por uno, llegaron a la tan afamada plaza. Era hermosa. Era mágica; Los puestos fijos adentro de pequeñas edificaciones con forma de casa y techo cuadriculado a colores, las pequeñas tiendas con techo verde, la escultura de magos sosteniendo una bandera en el centro, los aromas a nuevo, a pociones y a café con cervezas de mantequilla…parecía un nuevo despertar. Era como estar en un sueño tangible.
Ay, si ellos supieran cuán importante sería en el futuro seguro que los sacaría de su burbuja de felicidad…
-¿Qué están esperando? ¿El expreso a Hogwarts, acaso? ¡Síganme, tenemos mucho que hacer…!-Decía Kira, impaciente. Claro, ellos no tenían que confeccionar trajes especiales hasta que les sangraran los dedos…
-Ya vamos…-Murmuraba Draco. Él era el único que salió de su ensueño y siguió sin dudar a la chica. Vamos, no le gustaba la idea de perderse ahí. Sería peligroso para su salud física…y mental.
Entonces, todos cambiaron su escenario al entrar en uno de los locales de color rojo. La tela y los trajes cubrían de manera completa pero ordenada el lugar. Parecía una boutique de alta calidad para magos. Y, para no decir más, las chicas eran las más emocionadas. Pansy y Hermi, que tuvieron que dejar de lado sus diferencias para apoyar a sus amigos, empezaron a ver los vestidos, preguntándose si el dinero que trajeron consigo alcanzaría.
-ah, ¿los quieren?...-Las chicas asintieron mientras sostenían dos vestidos entre sus manos, uno azul verduzco y el otro dorado con plata, y se sonrojaron por la vergüenza de admitirlo.- Sí los desean de verdad, quédenselos. Será cortesía de la casa…
Justo entonces, antes de que saltaran de alegría, una voz las interrumpió.
-¿Querida Honey-cutie, eres tú?-Llamó una voz melosa. De una puerta de atrás del local salió una linda mujer con sonrisa amable. Parecía muy buena persona y su belleza, a pesar de no estar tan joven como aparentaba, te hacía confiar en ella. Claro, a ninguno de los posesivos guardianes le cayó bien. Según ellos les podría robar a sus futuros esposos con su ‘voluptuosidad’
-Sí. Madre, soy yo…y he traído nuevos clientes…-sonrió dirigiéndose al mostrador. Los pequeños de las tiaras tragaron duro. Eso no se veía bien…
-Eso es genial; pasen, queridos, hay que tomarles medidas ji, ji, ji.-Decía la madre de Kira mientras arrastraba un par de telas y estiraba la cinta métrica.
Escalofriante, eso era lo que era.
Continuara…