Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bajo las estrellas por Kurumi2413

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bien, debo aclarar que esto no es Universo Alternativo ni de la historia original... Sino... Como una mezcla de ambos... Onelia, espero te guste nwn

Notas del capitulo:

'kay, como dije, ese fic está dedicado a Yayoimatt. Espero te guste~ me tardé, pero al fin lo terminé. XD 

Sin más que decir, el fic. 

Esta "historia" comienza con dos niños, que, probablemente, de alguna u otra manera, se hubieran conocido. No se imaginaban por todos los acontecimientos que pasarían, en aquel día soleado de Abril. Un chico pelirrojo observaba a su compañero rubio por la ventana, mientras jugaba fútbol con otros niños del orfanato. Eran compañeros de habitación, sin embargo, nunca se dirigían palabra alguna.

Se preguntaba por qué se le quedaba viendo de esa forma, cómo sus cabellos rubios se movían cuando el corría tras la pelota. Quería hablarle, pero no sabía cómo. Además, era unos años mayor que él, por lo que, se imaginaba que no le haría caso. Cuanto se equivocaba.

Dejó de verlo, no quería que se diera cuenta que se la pasaba observándolo. Se levantó de la ventana con pereza, y fue hacia un lugar donde sabía que nadie podría molestarlo. Las escaleras.

Se sentó, y sacó del bolsillo de su pantalón un videojuego. Esa era de la única forma que podía distraerse. Y sabía jugar a la perfección, a pesar de tener poca edad y no saber leer bien. Mello seguramente leía a la perfección, mientras que él, parecía que tartamudeaba cuando intentaba hacerlo. Sentía vergüenza de sí mismo; ese era un orfanato para superdotados, y él apenas podía leer.

Seguía jugando tranquilamente, hasta que...

—¡Hey! –Matt nunca levantaba la voz, a menos que lo hicieran perder su juego. Y mucho menos si llegaban de la nada a quitárselo. Pero cuando alzó la vista, calló al darse cuenta de quién era.

—Siempre estás jugando esto. ¿Es muy divertido? –El suave cabello rubio del niño al lado de él, llegaba a rozarle la cara, provocándole un leve sonrojo.

—Eh... Así es. –Contestó, torpemente.

—¿Quieres ser mi amigo? Somos compañeros de habitación y casi ni nos hablamos, anda. –Le sonrió de tal forma que dejó a Matt sin palabras, y tardó unos cuantos segundos en volver a reaccionar.

—A-ah... Y-yo... Claro... –Tartamudeó.

—¡Vamos! –Tomó de la muñeca a el pequeño pelirrojo, llevándolo así hasta la habitación que compartían. Mello estaba sonriente, como siempre en aquellas épocas.

Por su parte, Matt no sabía ni qué pensar. ¿Y ahora que pasaría? No tenía ni idea.

Comenzaba a oscurecer, por lo que al llegar a la habitación, Mello prendió la luz que había en la mesa de noche junto a un sillón.

—¿Sabes leer? –Le preguntó el blondo.

—S-sí. –No era cierto, pero no diría que no por nada del mundo. ¿Qué tal si gracias a eso Mello ya no quería ser su amigo?

—¡Léeme un cuento antes de ir a cenar! –Matt tembló ante la idea. ¿Él? ¿Leyendo y en voz alta? ¡Era el fin! 9 letras, una palabra: I-M-P-O-S-I-B-L-E.

—Eh... Y-yo... –Antes de que pudiera explicarle a su compañero y nuevo amigo que apenas y podía leer bien la palabra "Game over" gracias a su videojuego, éste le tendió el cuento de Peter Pan.

No pudo resistirse, lo miraba con unos ojos tan inocentes, y ese radiante rostro sonriente, que lo tomó sin chistar, y ambos se acomodaron en el sillón. Mello se le pegó tanto, que fue imposible que su corazón no se acelerara. Sentía que le daría un paro cardiaco.

—W... We... endy, M-mi... chael y... Jo- ...hn e-r..an tr... e-s... –Mello arqueó una ceja. Le arrebató el cuento al pelirrojo, y este cerró los ojos, pensando que algo malo sucedería. Pero nada pasó.

—Yo leeré, ¿Sí? –Le sonrió nuevamente. –Y después, te enseñaré a leer mejor. Para tu edad está bien, un niño normal de cuatro años y medio no sabe ni leer, ni jugar videojuegos. –Por primera vez en su vida, Matt se sintió halagado. Miró a Mello, y sin más, el pequeño rubio de seis años comenzó la lectura.

—Wendy, Michael y John eran tres hermanos que vivían en las afueras de Londres. Wendy, la mayor, había contagiado a sus hermanitos su admiración por Peter Pan. Todas las noches les contaba a sus hermanos las aventuras de Peter. Una noche... –El pelirrojo dejó de prestar atención al cuento a partir de esa parte. ¡La lectura de Mello era perfecta!

Desde ese día, extrañamente, se habían vuelto inseparables, a pesar de llevarse por dos años de diferencia.

* * *
Naturalmente, al crecer y llegar la adolescencia, ambos fueron desarrollando sentimientos más allá de la amistad, pero también la personalidad de ambos había cambiado. Mello dejó de ser el niño alegre que conocía, ahora era conocido como el "amargado-rubio-come-chocolate". Mientras que él, sonreía más seguido, y era el "alegre" de los dos. Matt no sabía con exactitud la razón de ese cambio de comportamiento, pero igual, le quería, y sabía que en el fondo seguía siendo aquel alegre niño.

La alegría de ambos cambió un día, el día que Matt siempre recordaría como el peor de todos.

—Lo siento, juro que volveremos a encontrarnos. –El pelirrojo lloraba en silencio, y eso le partía el corazón a Mello. Lo tomó por los hombros, y después de darle un dulce beso en los labios, se fue del orfanato donde vivió toda su vida, con muchos recuerdos y tan sólo una maleta.

Y es que no quería hacer las cosas difíciles para Matt y él, si se quedaba más tiempo "despidiéndose", probablemente cambiaría de opinión. Una lágrima cayó por su mejilla, sin saber las cosas que el futuro le tenía planeado.

* * *
Le daba vergüenza él mismo. Con los años, se había convertido en una persona horrible. Ya no era el niño que era en Wammy's. No, ahora tenía veinte años, el cuerpo se le había desarrollado más, y creció en estatura. Pero también fumaba, y sabía que si no dejaba eso, pronto terminaría muerto a causa de cáncer de pulmón. Sin embargo, poco le importaba.

Con su cajetilla de cigarros en la mano, salió al patio de su casa y se recostó en el frío y húmedo césped.

Cubrió sus ojos con sus brazos, e imaginó que Mello, el chico rubio que lo dejó solo en Wammy's durante tantos años, estaba ahí, sonriéndole como cuando eran niños. Era patético, el chico probablemente ya lo había olvidado, y él seguía ahí, lamentándose por no haberse escapado antes. Pero daba igual, aunque lo hubiera olvidado, él lo seguiría recordando siempre. Era un honor ser herido, si era Mello quien lo hería.

Tanto tiempo juntos que habían pasado, y se había tenido que ir. Se preguntaba, ¿Por qué?

Lo veía jugar todo el tiempo antes de que llegaran a ser amigos, y cuando lo fueron, amaba su cara al bostezar, mientras le leía Peter Pan en aquel viejo sillón que estaban en un rincón de su habitación. Donde le leía al dormir, antes de que él aprendiera a hacerlo bien.

Siempre estuvo junto a él, en su mente revolviendo todo, y esperando verle sonreír. Lo único que quería en esos instantes, era volver a aquellas épocas. Donde escapaban de todo, y dibujaban juntos las olas del mar, o le enseñaba a su manera y con juegos a ver la realidad. Incluso Roger una vez llegó a preguntarle si estaba enamorado de Mello. Y es que era demasiado obvio, por la forma en la que se le quedaba viendo. A pesar de que esa ocasión le contestó con un "No", la verdadera respuesta era "Sí." Decían que se había enamorado.

No pudo evitarlo, y con la nostalgia de aquellos días en la mente, fue inevitable que comenzara a soltar algunas lágrimas. Lo peor de todo el asunto, era que llevaba varios días así, y ahora cada vez que lloraba, le ardían los ojos.

Se limpió la cara y retiró sus brazos de la cara. Observó nuevamente al cielo durante un rato, hasta que en un momento indefinido, una estrella fugaz se pudo divisar. No creía eso de que cumplieran deseos, pero aun así, lo hizo. "Desearía volver a encontrarme con Mello." Pidió.

Se sentía como un niño pequeño, ¿Y todavía esperaba que eso se cumpliera? Pero "Como un niño" era la expresión equivocada, pues de niño era feliz, y en esos momentos, sinceramente, no lo era.

Se levantó de ahí resignado, y volvió a su departamento donde vivía. Fue a su cuarto y se acostó, intentando dormir, aunque no lo logró, incluso después de dar mil vueltas sobre su cama.

A mitad de la madrugada, escuchó sonar su celular. Algo extrañado por eso, lo contestó.

—¿Hola?

Sus ojos eran dignos de una foto. Y más al reconocer la voz de la otra persona que hablaba con dificultad a través de la línea, pidiéndole ayuda. A él. A ÉL.

Sin pensarlo ni un segundo, acudió a su llamado. Las lágrimas caían nuevamente por su rostro mientras conducía, y más después de llevar consigo de regreso el cuerpo cubierto de sangre de Mello, quien se encontraba inconsciente.

Se pasó varios semáforos en rojos, pero no le importó en absoluto.

Cuando llegó nuevamente a lo que podía llamar "hogar", lo primero que hizo fue tratar las heridas de el rubio. Había crecido mucho, al igual que él, ya no era el mismo niño del orfanato.

Una vez lo cubrió de vendas y se cercioró de que ya no sangrara, no podía quedarse tranquilo. Daba vueltas por toda la habitación, fumando cigarrillo por cigarrillo, esperando que despertara. Se lamentaba en silencio, mientras que al igual que los días anteriores, las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas.

Después de mucho esperar, Mello se fue removiendo de a poco, hasta que por fin despertó.

—¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Por qué no me avisaste antes? –Preguntó con preocupación, al ver a su amigo despierto.

—Estuve a punto de morir, ¿Y lo mejor que se te ocurre es interrogarme? –Frunció el ceño.

Matt notó que su voz se había vuelto más grave y sonaba como si estuviera ronco. O tal vez, era por el reciente accidente.

—Lo siento. Seguro tienes hambre, ya te traigo algo. –Esas palabras las dijo con dificultad, pues estaba cargado de sentimientos. Sentía que se rompería a llorar ahí mismo, y no quería que después de tanto tiempo, Mello lo viera en ese estado.

Salió de la habitación, y se dirigió a la cocina por algo de comer para el rubio.

Mello arqueó una ceja. ¿Qué le pasaba? Ah, pero claro, ya recordaba. Había huido cinco años atrás, casi como si nada, y de repente aparecía sin más, pidiéndole su ayuda estando inconsciente. Se dio una palmada internamente, era un completo estúpido.

Con dificultad, se paró de la cama y fue a lo que parecía ser la cocina. Estaba por abrir la puerta, cuando un leve sollozo seguido de un quejido lo detuvo. Cuando se percató de lo que pasaba, rápidamente la abrió, encontrándose a Matt con los ojos llorosos.

Cerró la puerta, y lo observó a los ojos.

—¿Qué?

—A mí no me engañas. –Sus ojos le decían que había estado llorando, y sus manos aún temblaban cuando lo escuchaban hablar. Eso en parte le alegró, pues significaba que no había cambiado sus sentimientos. Acarició la cabellera pelirroja de su amigo, y le susurró. —Lo siento.

Sin poder contener su impulso, Matt lo besó con delicadeza. Mello correspondió al instante, después de tanto tiempo sin verse. Y no se iban a engañar, ambos lo habían estado pasado horrible.

* * *

—¡Mello!

—¿Hm?

—¡Mira, una estrella fugaz! –El pelirrojo señaló entusiasmado el cielo, mientras Mello lo observaba con ternura y nostalgia. A pesar del tiempo, no había cambiado casi nada.

—Pidamos un deseo, como en Wammy's. ¿Recuerdas? –Volteó a verlo de reojo, y ambos sonrieron.

Matt recordó aquel día, cuando vio la estrella fugaz y pidió encontrar a Mello. Y así pasó, justo horas después. La diferencial era que ahora estaba con él, y ambos pedían el mismo deseo, en forma de promesa.

"Quisiera ya no alejarme de él nunca más."

Notas finales:

Me basé en las canciones de "Soledad" y "Cuídate", ambas de La Oreja De Van Gogh. Dios, como amo ese grupo, y si pueden, escúchenlas, que están HERMOSAS. 

Pero más que nada, la idea surgió de la palabra "Estrella fugaz", que me dio yayoimatt. 

Nos vemos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).