Dribble
El sudor se resbala por su frente, cae cuando agita la cabeza para buscar al resto; “¿Dónde se meten cuando hacen falta?”
Corren, se agitan, enredándose unos con otros, casi como si fuese un baile, frenético y confuso.
La camiseta interior se pega a su pecho, su cuerpo está hirviendo, va a la una; mente y brazo, brazo y dedos. La suela de las deportivas choca y resbala ruidosa, y ese ruido acompaña a todos los pasos, de todos los jugadores, a cada movimiento. Una nota rasgada y aguda, contrastando con los rebotes acelerándose a la canasta.
- ¡Eh 4! – La pasa hacia delante, y el juego toma un giro completamente distinto;
Pasos ajetreados, movimientos y miradas fugaces; ya no se oye tanto la pelota; los pases son rápidos y efectivos, y tanto pase y tanto juego, para que la pelota vuelva a sus manos, justo cuando irrumpe en el corro; es el centro de la pista, de todas las miradas, mientras acompaña la pelota al aro con un elegante salto.
Escucha felicitaciones y vítores lejanos, pero no hay tiempo para eso, el cronómetro no se detiene, hay que correr a defender su cancha.
Empieza todo de nuevo, pero de una forma distinta. Y luego otra vez, y luego otra. Como un baile.
“Mí baile.”
JongIn, Kai, ocupaba el número 4 en el equipo de baloncesto de su instituto. Habían ganado en ligas del distrito, incluso les invitaron a jugar contra equipos de otras ciudades. A veces ganaban y otras perdían, pero eran constantes, ágiles, siempre mejorando y aprendiendo.
Todos en el equipo, incluido Kai, amaban a su deporte, y por eso cruzaban los dedos esa semana: El festival deportivo de SM; diferentes institutos, diferentes modalidades, y todos compitiendo allí para ganar títulos y premios fabulosos. Tener algo así en el expediente podía conseguirles una beca o... ¿Fichar en algún equipo de primera? “Más quisiera”
- ¡JongIn! – Se adelantó con la silla y cerró la ventana. No la de la pared – Ah, estás haciendo deberes ¿no? – Preguntó su madre. Aclaró su garganta antes de responder
- Si.
- Madre de Dios... – Se giró – Tienes la habitación hecha un desastre. – Y fue recogiendo ropa sucia de aquí y de allí. – Baja cuando termines, que vamos a cenar; no deberías acostarte muy tarde hoy... Como pierdas el autocar...
- ...Sí....
Esperó a que se fuese, pero luego se puso a hacer deberes.
Lo intentó.
También intentó dormir unas horas más tarde.
Daba vueltas y vueltas en la cama. Pero siempre terminaba mirando al techo con una cara extraña.
“¿Qué me duele? ¿Es la tripa?” Se incorporó. En realidad no le dolía nada de nada.
“No, no, no pienses en eso ahora” “No te duele nada, estás bien. No estás resfriado, ni con gripe... Todo es perfecto, estás fuerte, estás ágil... vas, corres, encestas. Vas corres encestas, vas-corres-encestas, vascorresencestas.” “...”
- Ahh.... – Se incorporó. – Mierda...
Se trasladaba todo el equipo a un hotel cerca de la zona, y pasarían allí toda la semana. Tendrían en total seis partidos en tres días, y si pasaban a la siguiente fase, jugarían hasta el viernes. La final era durante el fin de semana. Su instituto decidió reservar habitación para entonces; aunque perdiesen, se quedarían viendo los otros partidos de eliminación. Sería una semana muy intensa, y aunque el entrenador intentaba calmarles, todos comprendían la importancia del asunto.
- No os preocupéis por nada – Decía el entrenador – Solo es un partido cualquiera contra un instituto
- No es uno cualquiera; he oído que está uno de los entrenadores del equipo nacional – “¿¡Qué!?”
- ¿¡EN SERIO!?
- ¡Tao, cállate! – El entrenador les centró de nuevo – Da igual quién esté mirando
- ¡No, no da igual!
- ¡Claro que da igual! ¡Eso solo significa que tenemos que jugar mejor!
- ¡Exacto ChanYeol! – Les agrupó de nuevo – Todo lo que hemos jugado hasta ahora contaba, es verdad, puede que esto un poco más, pero solo hemos venido a ponernos a prueba, a ver qué tan lejos llegamos en esta... especie de liga... En realidad es lo mismo de siempre: lo mismo de todos los partidos ¿¡O no dais lo mejor en cada partido!?
- ¡Si!
- ¿¡Y vais a hacerlo ahora, una vez más, en este!?
- ¡SI!
- ¡PUES VENGA!
Uniendo las manos debían templarse. Unirse los unos a los otros formando una sola cosa: un equipo.
“Si, el mejor equipo; el mejor, sin duda.”
Y si saber que estaban los unos con los otros no era suficiente, siempre podía recurrir al simple placer de jugar, aquello con lo que empezó todo.
Tras una primera racha de victorias, los ánimos estaban mucho mejor.
- Kai, ¿vienes a ver los partidos de hockey?
- Kai, ¿te vienes a la cafetería? Pedimos algo y cenamos.
- ¿Te vas al hotel ya, Kai?
- ¿Vienes a echar un 21, Kai? – Iba rechazando a uno tras otro.
- Kai
- Hola Kyung – “El último que faltaba” No le molestaba demasiado.
- ¿Vienes a ver.... algo? – Le miró con una sonrisilla y luego le rodeó con un brazo
- Anda, vamos.
Dieron un par de vueltas por todo el recinto. Estaba todo súper bien organizado, y ya podía estarlo; había equipos de diferentes deportes de diferentes institutos: un montón de chavales hormonados paseándose de aquí a allí; incluso había seguratas custodiando cada pabellón.
- ¡Hey! ¡Mira, una grada! Siempre he querido sentarme en una grada de estas – Se refería a una exterior, como la de los institutos americanos.
Kai seguía rodeándole con el brazo y fueron hacia allí comiendo papas fritas que llevaba KyungSoo en un cono. Lo compraron por el camino.
“No es la comida adecuada para un evento deportivo, ¿no?” Pensó empapando una en kétchup. “Mmm...Deliciosa”
- Anda, es un partido de fútbol.
- Uy, sí.- Subieron y fueron pasando hasta encontrar un sitio que le gustase a KyungSoo. En realidad apenas había gente.
- ¿Estás nervioso? – Preguntó apoyándose sobre él.
- ¿Por esto? ... – KyungSoo le sonrió ya recostado en su hombro. – No, ya no.
- Yo sí. A noche casi no pude dormir...
- Ni yo. Pensar en todo lo que podemos ganar con esto... No solo el dinero y el prestigio como equipo, aunque claro, eso también, ¿no...? Pero...
- Mm... No, no solo por eso... – Se acurrucó más.
- ¿Por?
- ... Compartimos habitación... – Kai sonrió mirando al campo “Tonto, pasó una vez y no más...” “Aunque bueno... si tampoco puedo dormir...” Le miró de reojo un poco triste
- ...Kyung, ya sabes, somos buenos amigos
- ...Mm... Ya pero... ¿No estuvo bien...? – Le acercó la mano por la rodilla. Le miró. - ... Jo... – La apartó y se levantó. – Pensaba que sí querrías.
- ... Somos amigos.
- ... Pero te gustó
- Si. Estuvo bien. Una vez, y ya está.
- Kai, tienes que admitirlo... Te gustan los chicos. Eres gay. – “Ya, no me refería a eso.”
- Lo siento – Pero tampoco iba a quitarle la ilusión.
- ... ¿Quieres ver el partido o cenar?
- Ves con los demás si quieres. Necesito calmarme para poder dormir. Comeré algo hacia el hotel.
- Ok. Pero recuerda que el toque de queda es a las diez...
- Sí. – Miró el móvil “Ah, las nueve justo.” “¿Cuánto llevarán de partido?”
Entonces se dio cuenta de que no era un partido de verdad, estaban entrenando.
- ¡CHOOOOOOOOOOI! – El tal Choi avanzó casi medio campo para recibir la pelota. “Pf... menudo paquete...” Siguió comiendo patatas, pero el “paquete”, se adelantó del todo y marcó un golazo espectacular
- Woaw...
Volvía hacia su posición mirando al entrenador, que solo le dirigió una mirada rápida. “Anda, el número cuatro...” Le vio girarse y le miró.
Le aguantó la mirada mientras seguía espolsándose algo de la camiseta, y el cuatro le sonrió.
- ¡CHOOI! ¡VENGA! – “Jaja... Jo, qué bulla el entrenador...”
Se quedó un rato, luego fue a por algo de cenar y volvió. ¿Es que ellos no cenaban?
Choi Cuatro era moreno, más que él (claro, él se había teñido un poco); era bastante alto, o eso parecía, y bien fuerte, marcaba buenas piernas, y los brazos; todo era músculo, incluso su cuello. Su gesto en las manos y el rostro era fuerte.
“Sí.... los hombres...” Sonrió para sí. Lo de KyungSoo solo fue un pasatiempo; le insistía y aceptó, pero no le gustaba realmente.
Por fin terminaron el entrenamiento y se iban todos a los vestuarios. Bajó de la grada para seguirle en la salida, pero fue mejor que eso, porque él no fue directamente con los demás. Le esperó junto a la salida del estadio, fingiendo que seguía bajando, mientras él hablaba con el entrenador.
- Hey Choi – Se giró sorprendido y le sonrió. “Eres como un libro abierto.” – Uhh...
- ¿Qué? – Se desvió del camino y fue hacia una fuente a beber agua. Dejó caer un poco por su barbilla. Estaba sudado, pero no olía mal. ¿Usarían el mismo desodorante?
- Bonito gol.
- Gracias. Tu no juegas a futbol, ¿no?
- ¿Te conoces todas las caras?
- Casi. – Se acercó más de lo normal, pero Kai le apartó con la mano, aunque luego la dejó en el cuatro. - ... ¿?
- Hueles.
- ¿Sí? – Se olió divertido. - ¿Cómo te llamas?
- Kai. ¿Tu?
- ... MinHo. – Se dieron la mano.
- ¿Habéis cenado? Tenéis un horario algo duro...
- ... No, ahora vamos.
- ¿Juntos? – Alzó los hombros.
- ¿En qué hotel estás?
- En el Asa.
- Ah. – “¿Tu no?” – Em... ¿Nos...? ¿A qué juegas? ¿Compites mañana?
- ¿Te gustaría verme?
- Sí, claro.
- Eh – Salió uno de sus compañeros, ya vestido. - ¿Vas a entrar ya? Nos iremos a cenar sin ti.
- Sí, ahora voy. – Dijo. – Bueno
- Nos vemos.
- Supongo.
- ...Siempre igual... – Murmuró entrando el otro
- ... – Iba a girarse, pero entonces el tipo se metió de nuevo y MinHo se acercó – Kai, espera
- Je... – Le sorprendió verle riendo - ¿Te cambias el último?
- ¿Qué?
- ¿Incidentes en el vestuario? – MinHo se sonrojó un poco pero río despreocupado
- ¿Me... das tu numero? Así me dices a qué hora y dónde puedo verte
- ¿Competir? ¿O otra cosa?
- Lo que quieras.
- ... Je.
Se lo dieron los dos, y luego tuvieron que despedirse por fuerza.
“Lo sabía, es gay.”