¡¡¡NO, BASTA, YA DEJEN DE MIRARME!!!
Ojos y más ojos me rodeaban. Mirándome fijamente. Observando mis movimientos. Dejándome sin aliento. Era como si esos diversos pares de orbes me quitaran poco a poco la energía
¡¡¡BASTA, YA DEJENME EN PAZ!!!
Por más que lo gritaba una y otra vez, continuaban allí, sin perderme de vista.... Tengo miedo... Realmente tengo miedo.... ¿Donde estoy?... Realmente.... ¿Donde estoy?
Aunque hacia un buen rato que me venía preguntando lo mismo, no lograba hallar una respuesta, y es que.... ¿Como llegue a aquí?.... A pesar de todo no lograba comprenderlo.... Mi mente estaba hecha un completo desastre y mis memorias estaban confusas... Solo lograba recordar unos pequeños y vagos momentos antes de que despertara en este lugar... Aunque todavía no estaba del todo seguro de donde me encontraba... ¿Que fue lo que paso luego de eso?.... ¿Eso realmente paso?... No, ¿Cierto?...Era una simple broma de mal gusto que le jugaba su caótica mente, ¿Verdad?... No podía ser cierto... No....
Flash-Back
- Bocchan, por favor quédese aquí, yo me hare cargo de ellos - Decía seguro el demonio-mayordomo, mientras que metía a su amo en un hueco que había en unos de los enormes arboles que decoraban aquel bosque
- No, iré contigo - Dijo serio el menor
- Por favor, Bocchan, entienda, este no es el momento para dejarse guiar por su orgullo, permanezca aquí, y no salga hasta que yo se lo diga, ¿Entendido? - Dijo con voz firme el ojicarmin mientras camuflaba aquel escondite con varios arbustos
- De acuerdo, Sebastian, tu ganas - Dijo resignado mientras dejaba escapar un suspiro, ya que sabía que cuando algo se le metía en la cabeza a su mayordomo, este no paraba hasta por fin obtenerlo
Sin más preámbulos, el pelinegro corrió velozmente hacia algún punto indefinido del bosque, para, un par de segundos después, ser seguido por cinco sombras grotescas.
El pequeño conde se sentó en el suelo, sin importarle realmente si termina todo sucio a causa de la tierra húmeda o no, abrazando fuertemente sus piernas, intentando así, darse calor. Hacia no más de quince minutos que sebastian se había ido y el oji azul, aunque no quisiera admitirlo, se encontraba bastante preocupado. Nunca nada le había llevado tanto tiempo a su mayordomo.
A medida que pasaban los minutos, la temperatura de aquel desolado lugar descendía, logrando que el frágil cuerpo del joven Phantomhive comenzara a temblar cada vez más violentamente.
- ¿Donde estas, Demonio? - Dijo en un susurro apenas audible, el cual estaba cargado de miedo. Miedo a ser abandonado nuevamente por las personas que más quería
A lo lejos comenzaron a escucharse pasos, que poco a poco iban acercándose hacia donde se encontraba. El conde. A pesar de estar completamente ansioso por ver al demonio, recordó las palabras de este y espero pacientemente en su lugar, hasta que el otro le pidiera que saliese de su escondite.
- Bocchan, por favor, salga, ya es seguro - Dijo el hombre vestido de negro, mirando hacia todos lados, intentando localizar al pequeño
Al escucharle, Ciel se paro silenciosamente y estaba a punto de salir de su escondite, cuando de repente, otro Sebastian apareció, golpeando a aquel que lo llamaba hacia unos instantes. Ambos comenzaron una batalla, dando todo lo que tenian de si, mientras que Ciel, solo podía observar atónito la escena, sin poder hacer nada realmente. De repente, un grito desgarrador hizo que volviera a enfocar su vista en donde se encontraban "sus mayordomos", encontrándose con una escena que hubiera preferido no ver. Claude Faustus sonriendo satisfecho, y a sus pies, un inerte Sebastian Michaelis, completamente desmembranado.
- ¡¡¡¡¡¡¡SEBASTIAAANNN!!!!!!!
Fin Flash-Back
Una risa estruendosa lo saco de sus pensamientos, pudiendo ver como al final de aquella hilera de macabros ojos se abría una puerta, y por esta pasaba mi peor pesadilla, sonriéndome con una sonrisa que lo único que causaba en mi era un profundo asco
- Sebastian.... ¡¡¡SEBASTIAN, ES UNA ORDEN, VEN AQUI!!!! - Grite con todas mis fuerzas, recibiendo como respuesta una carcajada llena de diversión
- Oh, vamos, conde, usted sabe que el no vendrá... Al fin y al cabo.... No puede - Dijo con un tono de voz que realmente me produjo nauseas.
Realmente no sé en qué momento se había colocado detrás de mí, y pronunciaba aquellas malditas palabras en mi oído.... Sebastian.... Sebastian... ¿Donde estas?... Sálvame... Por favor...
- Vamos, Ciel, ¿Por qué esa cara? - Dijo con fingida preocupación, mientras acariciaba mi magullado cuerpo, a causa de los golpes que este sujeto frente a mí, este mismo que decía preocuparse por mí, me había causado la noche anterior. Estaba por besarme, pero como siempre, corrí mi rostro hacia un lado, ganando como de costumbre, un fuerte cachetazo, seguido de un par de golpes - No, no, no, cariño.... Creo que tendré que enseñarte modales - esa voz cargada de lujuria, como la aborrecía. La odiaba con todo mí ser. Odiaba cualquier cosa que viniera de él. Lo odiaba
Una semana.... Una semana en la que debía de vivir este calvario... Una semana en la que había sido privado de mi libertad... Una semana... Una semana desde que no lo he visto... Una semana desde que no lo he oído... Una semana desde que no sé nada sobre ti, Sebastian...
¿Porque no vienes por mí?
¿Porque?
¿Esas horribles y espeluznantes imágenes que atormentan mi mente son reales?
¿Realmente has muerto?
¿Realmente ya no estarás a mi lado?
¡¡¡VUELVE, SEBASTIAN, VUELVE!!!
¡¡¡QUIERO VERTE!!!
¡¡¡POR FAVOR, VUELVE!!!.....
Por favor....
Por favor....
Por favor....
Vuelve....
Por favor....
Una nueva cachetada impacto contra mi mejilla, seguida de un fuerte jalón de cabello. Al reaccionar me di cuenta de lo que estaba pasando. En medio de mi descuido, ese maldito infeliz me había atado a esta maldita cama, aun mirándome con esa mirada cargada de deseo. Esa que tanto aborrezco.
- Sabes que no me gusta que te distraigas, maldita perra - Me regaño, jalándome del cabello nuevamente. Aun y cuando quería aparentar su enojo, yo sabía muy bien que se estaba divirtiendo de lo lindo mientras me hacia esto.... Mientras me humillaba de esta manera....
- Eres tan malo en la cama, que me es difícil no distraerme con cualquier cosa - Le respondí con superioridad, escupiendo cada palabra con autentico veneno
- Jah, ¿Es eso así?.... En ese caso me esmerare mas....- Al terminar de decirlo, una diabólica sonrisa se formo en sus labios
Antes de que pudiera reaccionar o siquiera decir algo, me arranco la ropa y se posiciono entre mis piernas, colocando su asqueroso miembro en mi maltratada entrada, embistiéndome de una sola vez, sin ningún tipo de consideración.
- ¡¡¡AAAARRRRGGGH!!!...... - Gruñí, sintiendo como un par de lágrimas se deslizaban por mis mejillas
- Mmmmmm.... Vamos, disfrútalo, querido.... - Dijo lamiendo mis mejillas, limpiando los rastros de mis lagrimas -.... Si es que puedes.... - Susurro por ultimo en mi oído, comenzando a moverse salvajemente en mi interior
Me dolía.... Me dolía horrores....
¿¡DISFRUTARLO!?....¿¡REALMENTE CREE QUE UNA PERSONA SERIA CAPAZ DE DISFRUTAR DE ALGO COMO ESTA MALDITA PORQUERIA!?
Con cada estocada, sentía que me partiría o al menos me desgarraría.... Y estaba en lo cierto.... No había pasado ni tres minutos, cuando sentía como un líquido se deslizaba por mi entrada, sin que ese sujeto se hubiera corrido aun... Sabía lo que significaba, me había desgarrado... Como otras tantas veces....
Ya las lágrimas no caían de mis mejillas.... Estaba harto de llorar... Dolía, si... Pero ya no me importaba lo que le pasara a mi cuerpo.... Era una sensación realmente extraña... Era como si mi cuerpo y mi mente se separaran....
Poco a poco comenzó a faltarme el aire, mas eso a Claude no le importo, el seguía embistiéndome sin piedad, sumergido en su propio placer
Sebastian... Sebastian.... Sebastian.... ¿Donde estas?
Nuevamente volví a sentir un líquido, pero esta vez, los movimientos por parte de aquel sujeto habían parado... Al fin la tortura había terminado...
O al menos eso creí...
Volví a sentir un jalón en mi cabello, y me deje hacer, ya no tenía ni fuerzas para oponer resistencia.... Estaba sucio, corrompido, mancillado y humillado... Yo, un Phantomhive, siendo tratado como una vil prostituta... Ya no puedo más...
Ese maldito me dio la vuelta e hizo que me colocara en cuatro para luego continuar embistiéndome, con inclusive más rudeza que antes.... Y como había ocurrido antes, mi mente se separado de mi cuerpo, evitando así que sintiera esas putrefactas manos sobre mi piel...
Ya no sabía cuántas horas había pasado, o si era de día o de noche.... Me encontraba como una especie de letargo... Con las últimas fuerzas que quedaban en mi cuerpo, me acerque a la ventana de la habitación, la cual se encontraba abierta... Hacia un buen rato que Claude se había ido, y no podía estar más feliz por ello.... Afuera estaba nevando, y venticas frías, por no decir heladas, entraban a esta prisión a la cual debía llamar habitación....
No había ni colocado una mano en el vidrio para cerrarlo, cuando una mano tapo mi boca, impidiendo así que gritara de la impresión, mientras que otra me tenía fuertemente tomado de la cintura.... Podía sentir la respiración de aquel desconocido en mi espalda... Pero además del hecho de que era alto, no lograba descifrar si se trataba de un hombre o una mujer... Aunque dada su fuerza era de suponer que fuera un hombre...
Hacia un buen rato, desde el día que había puesto un pie en este lugar, a decir verdad, me había convencido de que nada podría asustarme.... Que equivocado estaba.... Mis piernas comenzaron a temblar ligeramente, mientras que con mis pocas fuerzas intentaba deshacerme de ese firme agarre.... Estaba tan enfrascado en mis intentos por escapar que no escuchaba lo que el otro hombre me estaba diciendo... Lo único que capte fue un....
- Entonces.... Bocchan...