El cielo estaba teñido de gris, de ese gris tan oscuro que no se sabe si es por una tormenta o si acaso será porque la noche se acerca a pasos de titán; los relámpagos hacían su aparición desde lo lejos, iluminando la lejanía del paisaje mientras que sorprendían a todos los que estaban aglomerados en el comedor.
Repentinamente, en medio del absoluto silencio que cubría el comedor, pues todos estaban con los ánimos bajos y un poco asustados por el temporal, cayó un rayo tan fuerte que pareció una explosión justo a unos metros de distancia...
- ¡Ahhhh, qué susto! -gritó Sasha, con el corazón tan alterado por el miedo que realmente consideró que se le iba a detener- no esperaba que ese trueno tan fuerte...
- ¿Cómo no lo ibas a esperar, no ves que hay una tormenta? -respondió molesto Jean- ¡Tch! El clima está así desde hoy en la mañana, ya no deberías seguir gritando con cada rayo, me tienes harto.
- vamos Jean, no seas tan impaciente, Sasha no tiene la culpa de tener miedo, cada vez que escuchamos un rayo tan fuerte, creo que todos recordamos momentos muy duros ¿o me vas a negar que te hizo pensar en titanes? -dijo Connie con cara de incredulidad-.
Todos en el salón miraban a Connie mientras decía esas palabras e instintivamente apretaron sus mandíbulas al recordar a las horribles y gigantescas criaturas que vagaban fuera de los muros en ese preciso instante, esperando que algún humano saliera para darse un festín... Todos lo miraban, sí, excepto Mikasa, quien no dejaba de prestar atención a sus palabras, mas no alejaba su mirada de los verdosos ojos de su amado Eren, quien en ese momento tiritaba de pavor; entonces, dicha mujer, de fuerte facciones, miradas profundas y pocas sonrisas, rompió ese silencio sepulcral al mover su silla, sin reparos en las reacciones nerviosas de sus compañeros.
- ¡Vámonos Eren, no vale la pena quedarse a escuchar estas tonterías!
- Mikasa, recordar a nuestros seres amados, nuestros pueblos, nuestras cosas y cómo las perdimos, eso no es ninguna tontería, si quieres irte, ¡vete! -dijo el chico mientras apretaba los puños a ambos lados de su cuerpo, con una mirada penetrante-.
Mikasa lo observó sorprendida, ¿en qué momento Eren había dejado de ser un niño? Ahora, aunque se asuste, siempre tiene el coraje para luchar, ya no depende de ella como cuando eran niños, Eren se había convertido en todo un hombre desde que estaban en ese cuartel, pero, ese hombre no quería tener nada que ver con ella, como ella siempre había soñado... Los ojos de la pelinegra comenzaron a llenarse de lágrimas, ¡lágrimas! ya ni recordaba cuando había sido la última vez que había llorado, pero, Eren acababa de herirla profundamente, cómo podría siquiera pensar que sus familiares no eran importantes para ella, que ella no sufría por haberlo perdido todo en manos de esos monstruos... En ese momento, antes de que la primera lágrima brotara de sus ojos, Mikasa dio media vuelta y se retiró a su habitación, tan sólo balbuceó mientras salía “no me vuelvas a buscar cuando estés asustado, llorón...”.
El ambiente había quedado algo pesado, y Eren sabía que todos estaban esperando su reacción, él ya estaba harto de Mikasa, esa chica no para de perseguirlo, sin entender que él no tiene ningún interés en ella, nunca lo ha tenido, ni nunca lo tendrá, al menos, no de esa manera, pues a Eren no le gustan las mujeres: ni los cuidados sobre protectores de Mikasa, ni la delicadeza de Christa, ni la fortaleza de Annie, ni la sensualidad de Petra, nada de eso, nunca, habría de interesarle. Después de despejar su garganta para romper el silencio y salir de los pensamientos en los cuales estaba sumido, dijo: “¿qué tal una historia de miedo para animar la noche?”. Todos sonrieron ante la decisión del castaño y Armin comenzó:
- No sé si alguna vez han notado que en esta fecha siempre se da un temporal, desde que somos niños, siempre lo he notado, un día se lo comenté a mi abuelo y él me dijo que desde que él era niño fue de la misma manera, e igual desde que su abuelo era niño y así desde todas las generaciones que había registro, entonces me contó el porqué, ese motivo tan lejano en el tiempo que nadie recordaba, nadie que deseara enterrar el pasado previo a la creación de las murallas...
En ese momento, Armin recordó la historia que le contó su abuelo, cuando él era un niño, a pesar de haber sido hace tantos años ya, aun podía recordar su vos, resonando en los recuerdos de su cabeza...
- Armin, en un tiempo, olvidado por todos, existían unos seres sobrenaturales llamados brujas, eran mujeres con poderes y conocimientos inimaginables. Cuando los seres humanos comenzaron a reproducirse en gran número, las brujas comenzaron a vivir apartadas de la sociedad, pues no eran aceptadas por todos; algunas brujas se dedicaron a desarrollar su conocimiento en el uso de hierbas medicinales y a curar enfermedades y padecimientos de los humanos, de esa manera se podían relacionar con ellos y sobrellevar el cambio positivamente; mientras que otras, los odiaron con todo su ser y se dedicaron a realizar hechizos oscuros, a matar niños para usar su sangre pura en la creación de potajes con los cuales envenenaban ríos, aprendieron a manipular con maestría el fuego, con el cual quemaban ciudades enteras y a controlar las aguas para esparcir pestes, muerte y maldición a todas partes.
Pero, no pongas esa cara, tú eres el que quería escuchar la historia, ¿cierto? -agregó su abuelo con una mirada traviesa-.
En algún momento, la motivación de las brujas cambió y dejó de ser querer ser parte del mundo humano -en el caso de las buenas-, o reconquistar su mundo -en el caso de las malvadas- y comenzó a ser el sobrevivir, pues los seres humanos, al descubrir la identidad de las brujas, las obligaban a morir quemadas en medio de hogueras ardientes, sin importarles si eran o no compasivas o bondadosas...
Esas fueron épocas muy duras, pues el miedo era el que dominaba a esos seres humanos, el miedo de estar durmiendo y salir despedido a toda velocidad en medio de la noche, surcar el cielo como siendo arrastrado por una cuerda invisible y terminar con sus cráneos explotados contra una pared, o tal vez, salir a dar un paseo en la mañana, con sus niños pequeños, verlos jugar en un riachuelo y de repente observar como su piel y su carne comenzaba a descomponerse y derretirse en medio de sus gritos de dolor, ese miedo, era el que los hacía unos nuevos monstruos, monstruos que cazaban tanto a brujas como a cualquier mujer que les diera el más mínimo indicio de poder serlo.
Tantas muertes fueron el terror de las brujas, las cuales dejaron su guerra de lado; por fin comprendieron que los humanos eran muchos más que ellas, pues ellas ya no podían reproducirse, y cada vez morían más y más en las hogueras, entonces se apartaron de los ojos de todos, vivieron a partir de ese momento en un completo anonimato, esparcidas por el mundo, y sólo se dejaban ver un día al año, un día como hoy, un día en el que recuerdan con dolor, tristeza y odio todos los sufrimientos de su casi extinta estirpe, por eso llueven lágrimas del cielo y se escuchan los gritos de odio y desesperación envueltos en los truenos ensordecedores.”
Entonces, fue cuando Armin terminó de repetir las palabras que su abuelo había pronunciado para él hace muchos años, las había intentado reproducir, con un tono similar en la voz, ese tono que vacila entre el misterio y el terror, en ese momento, justo después de terminar el relato, su mente volvió con plena consciencia al comedor en el que se encontraban y añadió con una voz aun más baja, tan baja que todos tuvieron que acercarse a él para poder escucharlo...
- Además, cuenta esa leyenda que en estos días, las brujas celebran con un banquete, y el plato principal es... ¡un humano! -en cuanto dijo eso, en ese mismo instante, su rostro fue iluminado por la luz de un relámpago, que se coló por la ventana-.
Todos gritaron del terror y la puerta se abrió de repente, todos volvieron sus ojos hacía allá, donde estaba alguien de pie, con un aura oscura y unos ojos brillantes.
- ¿Se puede saber qué DEMONIOS están haciendo aquí a estas horas, pegando gritos como niñitas miedosas? -dijo el Heichou, con una voz que reflejaba perfectamente su mal humor- Mañana tenemos entrenamiento, no crean que se salvarán por el temporal... ¡Ya basta! ¡inmediatamente! ¡todos, a sus habitaciones! -Agregó elevando aun más la voz-.
- ¡Sí, señor! -respondieron todos al unísono en cuanto realizaban su característico saludo militar-.
En cuanto todos iban saliendo, uno tras uno (o en el caso de otros, como Armin y Jean, uno muy pegadito al otro) Rivaille los observaba con detenimiento y en cuanto era el turno de Eren, Levi pudo observar el auténtico miedo reflejado en su rostro, por lo cual, tomó su mano derecha entre las suyas y le dirigió una mirada que habló por sí sola, no obstante, se acercó a él...
- Tú te vas conmigo a mi habitación, yo también tengo miedo -le susurró tierna y sensualmente al oído- así tú me proteges y yo te protegeré a ti también.
El corazón de Eren comenzó a latir aun más rápidamente, pero esta vez, el miedo ya no era lo que se veía reflejado en su rostro, sino el deseo sin mesura que lo atrapó desde que Levi le dirigió esa mirada, desde ese momento, cuando sus vellos se erizaron por el susurro de la voz más sensual que había escuchado en su vida o el calor de esas manos que con firmeza atraparon la suya. Entonces sus ojos se cerraron, en cuanto sus labios tocaron el par de labios más deliciosos con los que podría haber soñado, los labios suaves, calientes y húmedos de su muy amado Heichou...
- Aunque me coman las brujas, si me comen junto a ti, todo habrá valido la pena -le dijo, al separarse lentamente de él-.
- Aquí el único que va a comerte soy yo, mocoso miedoso - le respondió Rivaille, con una sonrisa maliciosa-.
-FIN-