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Enfermos terminales por LalitaCorvo

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Notas del capitulo:

Me tarde 5 días pero ya esta~

Gracias a los que me leyeron y mil gracias a Kaiser quien me ayuda en las correcciones <3

Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.

Enfermos terminales

 

 

Capitulo 2: Enfermedad segunda parte

 

-¿Y bien? ¿Cómo tienes la presión Suigetsu? –Dijo mientras se recargaba en el respaldo de la banca de la jardinera.

-Pues dijeron que tengo la presión algo baja. –Veía un puesto de helados a lo lejos.

-Tenemos que hacer que tu presión se normalice, no quiero que te desmayes después. –Volteo a ver el mismo puesto que Suigetsu-… -Miro a su amigo.- Ni lo pienses, comerás fruta. Es mejor que los dulces para subir la presión. –Sentenció molesto.

-Sasuke-baka –desvió la mirada haciendo morritos.- Oye, los resultados de los análisis de sangre saldrán mañana. –Miro al morocho.

-Lo sé, pero no puedo acompañarte a recogerlos, me tome el tiempo de estar contigo hoy, pero no creo poder mañana.

-¿Estas con proyectos finales cierto? ¿Vas a dar oratoria sobre esos libros que estas leyendo?

-Hum –Asintió con la cabeza.

-En ese caso no me queda más que ir por los resultados yo solo y esperar a estar contigo para abrirlos.

-Como cuando éramos niños ¿no? –Sonrió de lado.

-Exactamente así. –Le devolvió la sonrisa.

-Bien, debería irme a casa para avanzar. –Dijo mientras se estiraba en su lugar.

-No, espera. –Tomo el hombro del azabache.- Hace mucho que no estamos juntos Sasuke, desde que estas con Sakura casi no pasas tiempo conmigo. Es un poco solitario ¿sabes? –dijo cabizbajo mientras soltaba el hombro ajeno.

-Lo sé y sabes que lo siento, -acaricio su mejilla- pero no puedo aplazar más mi trabajo, además tengo que liberarme pronto para poder celebrar mi aniversario con ella. –Se levantó de la banca, sintió un movimiento algo brusco, de repente todo le dio vueltas, volteó a ver al albino, no podía enfocar la vista, todo se ponía borroso –Suigetsu… -Intentó sostenerse de la banca pero no pudo, se dio de bruces contra el suelo.

-Tsk, Sakura esto, Sakura lo otro… -Volteó a verlo- ¡Sasuke! ¿Estás bien? –Se acercó a su amigo y lo ayudo a levantarse.

-Suigetsu, no puedo… Todo me da vueltas. –Susurro y se desmayó en brazos del albino.

Cuando vi el rostro de preocupación de Suigetsu no pude evitar sentirme mal, no solo porque estaba mareado, si no porque sabía lo alterado y nervioso que se ponía en situaciones así.

Traté durante algunas semanas de no demostrar que me encontraba enfermo, tenía estos mareos desde hace algún tiempo, no eran tan frecuentes y siempre lo atribuí al estrés o a no comer como era debido, pretendí restarle  importancia y por eso a pesar de saber lo importante que era para Suigetsu el estar juntos, durante las últimas semanas no pasaba tanto tiempo con él, me preocupaba porque siempre fue de las personas que se sentían solas si no estás a su lado. Si él se daba cuenta era muy probable que se preocupara de más. Debí suponer que ocultarle ese tipo de cosas a él no era algo honesto y era signo de traición, ya que siempre estuvo conmigo, por tanto, cualquier cosa que me pasará, estaba seguro que seguiría a mi lado; a Sakura jamás le intereso, a pesar de darme cuenta no quería aceptarlo.

No sé cómo logro llevarme de vuelta a la zona médica de la universidad, cuando está nervioso no siempre sabe qué hacer. Estaba seguro que en el momento en que me despertará iba a preguntarme por estos mareos. Y por supuesto tenía miedo de hacerme los análisis correspondientes.

 

 

Todo mi cuerpo lo siento pesado, la cabeza me da vueltas, creo que voy a vomitar si sigo con esta sensación de perder el piso. No quiero moverme, prefiero permanecer quieto en este vacío negro, siento, que si abro los ojos Suigetsu me mirará con esos ojos violetas cargados de preocupación, no soportaría verlo.

Escucho su voz a lo lejos junto con ese desagradable olor del alcohol que me trae viejos y dolorosos recuerdos, su voz se escucha como un eco que resuena a una distancia considerable, no logro descifrar lo que dice, solo es un murmullo inentendible, su voz se divide. Es como si fueran dos Suigetsu los que me hablarán. No quiero despertar y ver su rostro. No ahora que esos recuerdos invaden mi mente.

-Sasuke, por favor despierta –dijo mientras tocaba la mejilla del azabache. Quien aún permanecía a su lado inconsciente y con la desesperación de saberse la preocupación del albino.

No entiendo lo que dice la voz de Suigetsu, pero no me gusta ese tono que está empleando. Ésta tocando mi mejilla, puedo sentir su mano caliente en mi piel y como su calor recorre mi cuerpo. Me siento frío. Necesito su calor. Un abrazo.

-Sasuke, Sasuke… -El médico sostenía el algodón frente a la nariz del ojinegro mientras el albino le llamaba. En un arranque de desesperación el de ojos violetas le dio una cachetada, haciendo que el médico se hiciera a un lado y la bolita de algodón volara y se perdiera en algún sitio de la habitación.

-¡Sasuke por el amor de Zeus despierta de una jodida vez! –Le da otra cachetada- ¡Sasuke!

Los ojos grises se abrieron apenas para volver a cerrarse, una mueca de dolor se apreció en esas embellecidas facciones, un gemido se escapó de los labios pálidos. No abrió los ojos y sus facciones volvieron a relajarse, se había desmayado de nuevo.

Suigetsu llamo repetidas veces a Sasuke, estaba cada vez más asustado, su voz se quebraba de vez en cuando y sus irises violetas estaban nublándose de nuevo. El médico trato de calmarlo, lo tomo de los brazos para que el joven de cabello blanco grisáceo no lastimara más al que se encontraba inconsciente.

Sabía que el sujeto que lo agarraba trataba de tranquilizarlo, pero solo tenía cabeza para Sasuke, estaba alterándose, estaba preocupado, tenía miedo; la respiración aceleraba en uno y disminuía en el otro. El pánico se apoderaba de él al ver que su amigo de infancia no despertaba, el médico le pidió paciencia, haciendo que se quedará parado a unos metros de su amigo, y se alejó a uno de los estantes, saco una botella con alcohol y algodón, trato de despertar de nuevo al de cabellos ébano. Nada. Sasuke no despertaba.

Suigetsu aparto al médico de un empujón mientras tomaba de los hombros a su amigo, lo zarandeo y le grito, estaba aterrado, le dio varias cachetadas mientras lo insultaba, le retaba y no obtenía respuesta.

-¡Sasuke! ¡Sasuke tienes que hacer tus trabajos! ¡Tu novia te está esperando! ¡Me comeré todos tus dulces! ¡No volveré a darte tomates! ¡Basta Sasuke por favor, para ya con la broma!... ¡Por favor yo te necesito! –Había perdido la cuenta de las veces que le había dado cachetadas, su histeria crecía con cada llamado ignorado hacia el inconsciente.- Sasuke por favor despierta –susurro con voz ahogada. El agarre en los hombros disminuyó, soltó a su amigo, Suigetsu había sufrido una descompensación con su presión, dio unos pasos alejándose, callo hacia atrás desmayado y el médico apenas pudo sostenerlo antes de callera al suelo. Pequeñas y finas lágrimas resbalan por las mejillas del más bajo de los dos.

 

Sasuke

 

-Suigetsu… ¿Suigetsu? Despierta atolondrado.

Esa voz ¿puede ser de Sasuke? No, la de Sasuke es más profunda y rasposa, no tan chillona, además siempre tiene ese tono de ser de la nobleza o algo así, en cambio esta voz suena de alguien caprichoso y molesto, sé que he escuchado esta voz antes, ¿en dónde? Puede ser la de…  ¿Karin? ¿Qué hace ella aquí?

-Suigetsu, despierta de una vez ¿quieres? Llevo media hora llamándote. –La pelirroja se cruzó de brazos al notar que su amigo la reconocía aun medio inconsciente.- Me comeré tus dulces sino te despiertas –dijo con el ceño fruncido balanceando una bolsa con golosinas.

-¡Ah! Mis dulces. –Abrió los ojos y trato de enfocar la vista, veía una mancha roja que comenzó a tomar forma. Lo primero que apreció fueron esos ojos rojos brillantes enmarcados en una melena rojiza y presuntamente suave al tacto, con fingida molestia que después sonrieron al ver que estaba recuperando la consciencia, notó el armazón rojo de los lentes y unas calaveras, sus dientes afilados y esa cara de depravado que… espera, esa no era Karin ¿Qué hacía Sutcliff ahí?  Se tallo los ojos y vio que era un truco de su mente aun mareada. Esa persona definitivamente era Karin, traía puesto un saco rojo que jamás había visto pero era ella, por lo que la confundió. Demasiado Kuroshitsuji antes de dormir.

-Ah rayos, por un momento creí ver a un monstruo. –Lloriqueo asustado.

-¿A quién rayos llamas monstruo remedo de tiburón? –Dijo la muchacha molesta.- Así me pagas que haya venido hasta acá por ti.

-Ah, no me refería a ti Karin, espera ¿Y Sasuke? –Comento aturdido.

-Él está en la otra habitación con el médico ¿por qué? –Respondió aun desconfiada de la consciencia de su compañero.

-¿Ya despertó?

-Sí ¿estaba durmiendo? –Alzo una ceja.

-¡No tonta! Él se había desmayado.

-Pues al único que vi desmayado fue a ti, tarado.

-¿Quién te dijo que vinieras?– Dijo mientras se masajeaba el puente de la nariz- “¿Por qué estas aquí? No quería que estuvieras aquí”

-Sasuke, me mandó un mensaje al celular, diciendo que necesitaba que te llevará a casa porque te habías desmayado y él no podía hacerse cargo de ti, pero cuando llegue apurada, el médico salió de esa oficina donde esta con Sasuke y apenas lo vi, estaba sentado enfrente de la mesa, medio encorvado y pálido. Ahora que lo pienso Sasuke jamás se sienta encorvado –dijo mientras tenía una pose pensativa -¿Qué pasó Suigetsu? –Miro al mencionado.

-No lo sé, estaba hablando con él y de la nada ¡puf! se desmayó. Traté de despertarlo varias veces pero no pude. –Sus ojos estaba irritados.- Apenas pude cargarlo de vuelta.

-No vayas a llorar por favor –dijo un tanto hastiada.- Bueno, es hora de irnos –le tomo de la muñeca.

-¿Estás loca? –Soltó el agarre de su muñeca.- Me quedaré aquí a esperar a Sasuke.

-No, el loco eres tú si crees que te dejaré aquí, en primera fue el mismo Sasuke quien me pidió llevarte a casa y en segunda, en el remoto caso en que te deje aquí él se molestará conmigo porque tú estarás más estresado y delicado de salud por permanecer mucho tiempo en la zona médica. No he olvidado lo traumado que estas. –Se cruzó de brazos.- Vámonos Suigetsu –hizo un movimiento de cabeza apuntando a la puerta.

-¿Él de verdad te pidió que me llevarás a casa? –Pregunto cabizbajo.

-Sí, está preocupado por ti y él no saldrá hasta mucho más tarde, llevan mucho rato ahí dentro. También dijo que me quedará a cuidarte y te diera tus pastillas y frutas.“También dijo que no debía consentirte, pero es obvio que necesitas eso ahora. Necesitas no pensar en él por ahora.”

-No tengo opción ¿no? –Dijo más para sí mismo que para la joven pelirroja a su lado- Sasuke –dirigió su vista hacia la puerta de la oficina donde sabía que estaba su amigo. –No te tardes mucho –susurro a la par en que se levantaba y salía por la puerta acompañado de Karin.

 

 

 

-Bien Sasuke-kun, esto es todo por hoy, puedes retirarte –dijo el médico mientras terminaba de apuntar algunas cosas en el historial médico del Uchiha.

-Gracias doctor –se levanto apesadumbrado.

-Sasuke-kun –lo detuvo.- No te preocupes, esto es solo para confirmar mis sospechas. Puede que quedé solo en sospechas y tus mareos sean a causa de otra cosa.

-Sus sospechas doctor –susurro.- Son más que eso ambos lo sabemos, esta “esto” creciendo dentro de mí. –Anunció viendo directamente a los serenos ojos marrones del señor frente a él.

-Confirmaremos eso después de tus análisis Sasuke-kun. Los de sangre me dirán lo que tienes y si salen bien, sin ninguna anormalidad, entonces necesitaremos otros que puedan confirmarme lo que tienes.

Dio un ligero asentimiento con la cabeza, acto seguido se reverencio y salió del lugar con un pequeño “con permiso”. Durante todo ese día no se detuvo a pensar en sus proyectos, sus amigos o su novia, se quedo tumbado en la cama viendo el techo y pensando lo que había hecho de su vida, recordando esos tormentosos días en la primaria. Recordando la primera vez que vio a Suigetsu y la promesa de estar juntos a pesar de todo. Ese recuerdo hizo que derramará unas cuantas lágrimas. Tenía una cita médica para la siguiente semana puesto que solo había espacio hasta entonces. Estaba nervioso, sabía que tenía algo y sabía que iba a lamentarse, trataba de hacerse a la idea. No podía aceptarlo, quise entrar en negación, una rotunda negación.

 

Recuerdo haber pasado esa semana como un zombi, me encontraba taciturno, envenenado por los recuerdos de antaño, preocupado por lo que pasaría más adelante; al día siguiente de mi desmayo tuve que ir a ver a Suigetsu para checar los resultados de los análisis de sangre. No lo salude, no me atreví a ver su rostro, solo le arrebate el sobre de las manos y comprobé que los resultados decían que tenia todo en orden, a excepción de una pequeña baja en cuanto a la glucosa de mi sangre, pensé que ese sería el motivo por el cual tenía mis desmayos, quise aferrarme a esa idea, pero cuando fui a ver al doctor en mi cita programada había dicho que esa pequeña baja no era suficiente como para que tuviera esos desmayos tan repentinos y mi tardanza al recuperar la consciencia no era exactamente normal. Ciertamente recuerdo que cuando había despertado de mi letargo me encontraba en una camilla y a mi lado estaba Suigetsu con el rostro lloroso, me había dado tanta pena y remordimientos. No sabía cuanta desesperación había tenido que sufrir en mi lapsus de inconsciencia. Aun así solo pude limpiar sus lágrimas mientras estaba inconsciente y alejarme aun más de él, porque no podía con mi propia alma.

Durante esa plática con el doctor le mencione otros síntomas que padecía desde hace un tiempo, como la disminución de fuerza de mi mano izquierda, tuve problemas al momento de levantar algunas cosas, por lo que evité hacer esfuerzos con esa mano. A veces me tropezaba por no saber calcular la distancia entre un objeto y mi cuerpo y cosas por el estilo. Esos signos hicieron que la cara del doctor me preocupara más. Al final me hicieron otros exámenes médicos.

Suigetsu no se merecía más sufrimiento en la vida. No recuerdo haberme dado cuenta como es que de un día para el otro Suigetsu dejo de acercárseme, creo que realmente no me di cuenta hasta que deje de pensar tanto en mí, ya no estaba molestando, flotando a mí alrededor por atención, ya no sentía su calor en el momento en que necesitaba su compañía. Me privé de estar con él, pero sabía que estaba en buenas manos. Estaba con Karin.

Llegué a pensar que nadie se enteraría de mi partida cuando el tiempo me lo dictará, Suigetsu tendría a una compañera de vida que no le abandonaría como yo lo estaba haciendo. Esta era una idea que se alimentaba con cada momento, que pasara con Sakura. Al principio no me quería acercar a ella, pero me busco y me obligó a decirle que tenía. La sola idea de alejarme de ella me bastaba para romperme más, para quebrarme y sentirme débil, frágil, temeroso. Quería llorar y no podía. Sucumbí a todos sus caprichos, la hacía feliz y me hacía feliz el ver su radiante sonrisa, sus ojos jades brillando a la luz de las velas, de la luna; ver su pálida piel sonrojada cuando estábamos juntos era un alivio para mí. Sentir su carne tibia y su interior me hacia pensar en que podría con lo que viniera, tuvimos noches desenfrenadas, sesiones de sexo salvaje y en ocasiones tierno y gentil, quería fundirme en ella, vivir en ella y por ella. Los proyectos dejaron de importarme, el perder el año quedo en segundo puesto, no, incluso se quedo al final de mis preocupaciones. Vivir con ella había eclipsado todo lo demás.

Había omitido algo importante, jamás en ese tiempo le había mencionado lo que tenía. Invente una excusa cualquiera y si hubiera estado en mis cinco sentidos advertiría que ella no pregunto más, casi como si no le importase. Estaba en una tremenda negación.

Cuando me dieron los resultados de los exámenes médicos mi pequeño mundo ilusorio junto a ella se fue por un peñasco.

 

El azabache sostenía un sobre con los resultados de sus análisis, sus manos temblaban mientras leía una y otra vez el resultado. Sus ojos estaban desorbitados y ojerosos por falta de sueño y ansiedad, en rojo y letras mayúsculas estaba las palabras: Cáncer cerebral, glioblastoma primario.

Miro al doctor quien ya le había mencionado de forma pausada y con suficiente “tacto” su diagnostico, tenía un tumor maligno de crecimiento rápido en el cerebro en la parte parietal del mismo. La parte que controla la identificación de objetos y relaciones espaciales, así como la interpretación del dolor y el tacto. En su rostro solo había cabida para una expresión, estaba en shock. Sabía que su mundo se acababa de terminar, lo poco que sabía es que iba a perder capacidades motoras, su vida se extinguiría de a poco, una muerte lenta y desesperante. Dejo de escuchar lo que decía el sujeto frente a él y las imágenes de su vida pasaron como una película frente a sus ojos. Iba a morir y tenía miedo.

 

 

 

Notas finales:

Y nada, si llegaste hasta aquí ya fue avance para mí. Gracias por leer, ya estoy en proceso de escribir el tercer capitulo, que en cuentas sería el segundo (?)
Tal vez y si tienen suerte lo suba esta semana, sino esperense, aunque tampoco es como que tengan opción.


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