POV SungGyu
Todavía recuerdo el maldito día que decidí emprender este proyecto. Hoy, día 1 de diciembre, hace justamente medio año en el que mi profesor de música se empeñó en que me presentara a las audiciones de alguna agencia. Y lo hice. Me presenté a cinco audiciones de diferentes agencias y en ninguna fui escogido. Por suerte, o al menos eso pensaba cuando entré aquí, mi madre me convenció para que hiciera una última. Una que me podía cambiar la vida por completo. Y vaya si lo hizo. En un principio todo me asombraba y me emocionaba. El simple hecho de pensar que algún día podría debutar me sacaba una sonrisa. Eso fue los primeros meses.
Como cualquier otra persona, las cosas me acababan cansando, y esto no fue diferente. Al cuarto mes de estar aquí todo me terminaba hartando. Lo peor de todo era combinar los estudios con esta nueva vida. Si no iba por las mañanas a la universidad me tocaba ir a la agencia para "mejorar mi tono", tono el cual yo creía que tenía perfecto. Y si iba, me tocaba ir a las clases de canto todas las tardes. Y mi pregunta es, ¿de dónde cojones saco el tiempo para estudiar?. Eso tengo claro que a mi CEO le daba bastante igual, porque si no hubiera hecho algo para remediar mi estrés.
Todos los malditos días la misma rutina. Clases de universidad por las mañanas, clases de canto en la agencia por las tardes. Porque sí, me estaba entrenando para poder ser el mejor main vocal que conociera este país. Lo que mis profesores no sabían era que también se me daba bastante bien tocar algún que otro instrumento. El piano por excelencia. Pero como no me lo podía llevar conmigo, terminé eligiendo la guitarra para pasar mis aburridas y solitarias tardes en la agencia.
¿Amigos?, pocos. Aquí cada uno iba a la suya y se ignoraba por los pasillos.
Al principio me pareció muy buena idea eso de hacer nuevas amistades. Pero terminé conociendo a algunas personas, y sinceramente, mejor solo que mal acompañado.
Y aquí estoy, solo, con la guitarra como única compañía. Recordando y preguntándome por qué tuve que venir a la audición y por qué todavía no he debutado cuando la mayoría de compañeros y compañeras que hicieron la audición conmigo ya lo han hecho.
"Cosa del destino..." me solía decir para calmar un poco los nervios.
Pero no creo que el destino pueda ser tan cabrón.
He pensado en irme como unas cien mil veces. Pero siempre que estoy a punto de hacerlo la imagen de la sonrisa de mi madre al decirle que me habían cogido y que algún día sería cantante, consigue que me quede, que continúe con este alocado proyecto. Por algún motivo me retiene aquí. Y no sé si eso es malo o bueno, ya que una madre lo que quiere para sus hijos es su mayor bienestar, y yo claramente aquí no estaba bien.
Decidí terminar con mi ratito de meditación y salir de aquella sala, o directamente salir de allí para irme a mi casa. Bastante había hecho hoy.
- SungGyu, - me retuvo uno de mis profesores - a partir de mañana tendrás un acompañante. Entró hace dos semanas y creemos que es el candidato perfecto, junto contigo claro, para el nuevo grupo que tenemos en mente. Todavía no vais a debutar. Por ahora solo sois dos. Pero en el momento que seáis cuatro o cinco y veamos que todo va bien, debutaréis. Igual en dos meses, tres como mucho.
Me quedé de piedra. ¿Era verdad lo que mis oídos acababan de escuchar?. Debutaría, al fin lo haría.
Ahora otro asunto que me preocupaba era la persona que habían asignado que sería mi compañero. ¿Sería buena persona?, ¿pasota?, ¿maleducado?, o simplemente ... ¿alguien más guapo que yo?. Ese tema me asustaba bastante. No es que fuera un creído ni nada por el estilo, simplemente el que es guapo, es guapo. Y no lo decía yo. Lo decían todas las chicas que tenía detrás mía. Por eso mismo me asustaba que mi nuevo compañero fuera más guapo, más atractivo e incluso, más alto. Yo debía ser el visual, y ninguna cara bonita podía competir con la mía.
Llegué a mi casa con todas esas preguntas en mente. Una casa, debo admitir, que realmente preciosa.
Mi familia tenía dinero, y por eso mismo no me pusieron ninguna pega cuando les dije a mis padres que me iría a la capital a vivir. Por temas de estudio y porque la agencia estaba allí.
Llevaba viviendo en aquel lugar el tiempo que había estado encerrado en aquella agencia, y lo que me quedaba.
Vivía solo, cosa que no me gustaba para nada. Yo siempre había estado acostumbrado a vivir con mis padres, en nuestra mansión, con nuestros sirvientes. Y en esa casa estaba yo, y solo yo. Por ese motivo tuve que aprender a cocinar, a limpiar... y entre más cosas que mi madre me obligó a hacer a través del teléfono y al final aprendí.
Ese día se me había pasado bastante rápido. Ya era la hora de cenar y mis ganas de hacer algo eran nulas. Por ese motivo llamé a dos de mis mejores amigos. Los conocí en la agencia, pero por motivos que ni yo entendía, no nos veíamos casi. Llegaron al mismo tiempo, hará unos tres meses, y se estaban especializando en lo mismo: rap y baile.
Cogí el móvil y marqué el número de mi dongsaeng.
- DongWoo-ah, ¿tenéis algo que hacer?.
- ¿Cómo que tenéis ...?, ¿nos estás espiando hyung?.
- No, pero he supuesto que estarías con Hoya, últimamente os pasáis el día juntos. Incluso me apostaría algo a que también dorm ...
- ¡HYUNG! que tonterías dices ... por cierto, ¿qué querías?.
- ¿Tenéis algo que hacer?. Acabo de llegar a casa y no me apetece hacer la cena, podríamos ir por ahí.
- Nosotros acabamos de pedir unas pizzas.
- Perfecto, ahora me paso.
- Pero hyung, sólo hay dos.
- ¿Nunca te han enseñado a compartir DongWoo-ah?.
- Está bien hyung...
La casa de DongWoo estaba bastante cerca de la mía, a unos diez minutos andando, dos o tres en coche. Estaba pensando en contarles lo que me había pasado esta mañana, igual ellos podían conocer a alguien y saber quién era la persona que a partir de las 00:00h, sería mi compañero.
Subí como si fuera allí todos los días, como si fuera mi propia casa. Pero esa es mi actitud. Pensar que el mundo es mío, lo bueno es, que si quisiera, podría serlo.
"Sexto piso, tercera puerta". Murmuré para mí mismo una vez estuve en el ascensor.
Salí de allí, sorprendiéndome porque las puertas no tenían números.
"Joder, ¿y ahora cómo sé cual es?. Pues bien, me dispuse a tocar el timbre de la que yo creía que era la tercera puerta. Para mi desgracia, no lo era. Una mujer en bata, con crema por la cara y rulos en el pelo me abrió la puerta, contentísima al ver quién era la persona que le había interrumpido su sesión de belleza nocturna.
- Hola guapo, ¿quieres algo?.
- Perdón señora, me he equivocado de puerta - hice una reverencia con la intención de marcharme de allí. Pero parece ser que a la mujer le había gustado más de lo deseado.
-¿Cómo que equivocado?, sabes, yo soy de las que piensa que el destino existe. Así que si has tocado a mi puerta por algo será. Anda, pasa.
La mujer se hizo a un lado indicándome con la mano que pasara.
- Es que verá, yo vengo a ver a unos amigos, así que ...
La señora me empujó dentro de aquella casa de un tirón. Era una casa demasiado extravagante para mi gusto. Muchos cuadros, muebles oscuros, alfombras.... para nada mi estilo.
- ¿Qué quieres tomar? - me gritó la señora desde la cocina.
- Se lo repito, no es aquí donde debería estar.
- Se te nota mayor de edad, así que no pasará nada si te invito a una copa. Ven, siéntate.
Me senté en el sofá y la mujer me tendió la copa, con lo que supuse, era vino.
- ¿Cómo te llamas?.
- Señora, necesito irme. Mis amigos se van a preocupar.
- Así que con prisas, eh. Ven.
Me cogió del brazo y me adentró por el pasillo de un tirón. Cuando estábamos a punto de llegar a la habitación principal, la que creí que era la del final del pasillo, se giró quedando a centímetros de mí. Pasó sus brazos por mi cuello impidiendo que me moviera.
Creo que ese fue el momento idóneo para actuar, porque claramente esa mujer iba con intenciones para nada decentes. Y la comprendo, un hombre joven y guapo aparece de la nada en la puerta de su casa. Bien vestido, con lo que la mujer supondría que tenía dinero. En conclusión, yo también me habría lanzado.
La agarré de la cintura y lentamente acerqué nuestros rostros. Me desvié hasta llegar a su oído.
- Señorita, ¿sabe que va preciosa?.
Un susurro, un diminuto susurro en la oreja la dejó paralizada. Aproveché para alejarme de ella y salir lo más rápido que pudiese de esa horrible casa.
Y otra vez me encontraba en el descansillo del sexto piso sin saber cual era la casa de DongWoo. Lo bueno de todo eso era que una de las casas la podía descartar por completo. Fui a tocar el timbre de otra al azar.
- ¡DongWoo-ah!, no sabes cuánto me alegro de verte.
- Hyung, estás raro - murmuró intentando zafarse de mi agarre.
- ¡Hoya!, ¿cómo está mi bailarín favorito? - pregunté al ver la cabezita de Hoya asomar desde la puerta de la habitación.
- Hola hyung, me alegro de verte. Últimamente no nos vemos casi... eso es por motivos de tu debut, ¿verdad?.
- Al menos no soy el único que piensa que no nos vem-... espera, ¿cómo sabéis vosotros lo del debut?.
- Porque nosotros somos dos de los integrantes.
Esas palabras de Hoya me dejaron paralizado. No me podía creer que debutara con mis mejores amigos. Definitivamente esto era un sueño.
- Pero a mí no me han dicho nada de vosotros. Solo me han nombrado a un chico que llegó hace poco.
- Le dijimos a nuestro profesor que no te dijera nada, te lo queríamos decir nosotros.
- Venga hyung, quita ya esa cara de tonto y vamos a cenar - comentó DongWoo juguetonamente.
Nos sentamos a comernos las frías pizzas que habían pedido. Les conté lo que me acababa de pasar con "la vecina loca de DongWoo". Nunca se me había dado bien relatar hechos, así que les conté todo un poco por encima, lo suficiente para que se rieran en mi cara por las cosas raras que solo me pasaban a mí. Y no les niego que razón tenían, yo mismo me reí al contarles como casi se me lanza una cuarentona, que seguro que tenía gatos. Claramente no les conté todo explícitamente, pero sí lo suficiente como para que se estén riendo de mí durante al menos unos cuantos meses.
Una vez cenado me fui a casa pensando en lo que mis dongsaengs me habían contado sobre el debut. Demasiada información ocupaba mi cabeza. Odiaba ese tipo de situaciones en las que no podías ni pensar qué era lo próximo que ibas a hacer, y todo por el simple hecho de tener la cabeza en otros asuntos. Era mejor pensar en el presente y despreocuparse del futuro, al fin y al cabo ya vendrá, ¿no?, pues mejor no preocuparse por cosas que todavía ni habían ocurrido.
En la teoría esto era muy bonito, pero la práctica era otra cosa.
No podía parar de pensar quién sería la cuarta persona que debutaría con nosotros. Al menos podía quedarme tranquilo de que estaría con Hoya y DongWoo, pero aún así había algo de toda esta situación que me incomodaba. Y la pregunta siempre era la misma, ¿me quitará alguien mi puesto de visual?. O peor... mi puesto de vocalista principal.