Yo había crecido teniéndolo todo, juguetes, todos los que quería, toda la comida que quería, ropa… de todo. Pero había alguien, que nunca me proporcionaba amor, y lo único que hacíamos era discutir, ese era mi hermano. A veces, nuestras discusiones llegaban a peleas, y siempre nos separaban nuestras criadas.
-Idiota de Kibum! Dónde te has metido?!! Por diooos, te voy a partir la cara! -me levanté
-¿Qué es lo que te hice ahora? -grité a todo pulmón
Sentía sus pasos cada vez más cerca y más furiosos, aunque que yo recuerde, no le había hecho nada desde hace casi un año… Cuando entró en mi habitación, estaba sin camisa, con sus pantalones blancos favoritos ajustados e iba descalzo. Su pelo, lo había cambiado de un color rubio casi blanco, era uno de mis favoritos, aunque él, mucho, no me agradaba.
-¿Qué es esto? -me enseñó un garabato que ni entendía qué malditas ponía abajo, aunque intenté leerlo
-Chúpame la… Qu-qué es esta mierda?
-Ah no sé, pone tu nombre
-Esto no es mío, yo no dibujo garabatos, ni siquiera es mi letra -le mostré mi cuaderno, ya que estaba haciendo los deberes -si te has equivocado de Kibum no es mi problema -me volví a sentar
-Idiota, sé que fuiste tu! A mi no me jodas -me agarró del cuello de la camisa
-Mira, déjame, tengo montones de deberes, no me vengas con tus tonterías -me solté -a lo mejor es ese tal kibum de tu clase, el que se mete contigo cada vez que te ve con una mujer, te lo recuerdo. ¡Yo sé dibujar! -le grité y empujé fuera de la habitación, encerrandome
Me tiré a la cama, dando algún salto, siempre me sentía igual después de una pelea con mi hermano, era algo entre tristeza y misterio, nunca entendí el por qué me odiaba tanto. Cuando era pequeño, ni me miraba a las ojos y yo… me sentía fatal, aunque nos odiamos mutuamente, alguna parte de mi cuerpo aun quisiera saber qué es lo que oculta en su interior realmente. Con sus amigos, siempre lo veo reír, hacer varias bromas, a veces pelean, pero no se dejan ningún moratón, ni sangre en ninguna parte… en cambio nosotros dos sí, y luego, la culpa siempre la tengo yo en el colegio, instituto y llegando a ser batxillerato, aunque menos mal, que ahora, él ya va a la universidad y no tengo que aguantar a las estúpidas de sus acosadoras.
A veces, estaba tan harto de él, que tenía ganas de matarme, a veces solo intentaba escaparme de casa, pero en esos casos, él siempre me pedía perdón, había veces en los que hasta lloraba y me abrazaba, pero eran pocas veces.
A lo mejor, él me odia porque en el parto, nuestra madre murió, pero si fuera por tal cosa… hasta papá me odiaría… Yo nunca tuve la culpa de que mamá me hubiera escogido antes a mí que su propia vida, pero yo creo que yo, no hubiera hecho lo mismo, sabiendo que tengo un hijo y un marido, me hubiera decidido salvarme a mi mismo.
-Kibum… buenas noches -picó a la puerta mi padre, me levanté y le abrí
-Buenas noches appa… -lo miré sonriente, nunca mostré qué tantas ganas tenía de llorar, o de matar a alguien o a mi mismo -¿Qué es lo que quieres?
-Querer quiero muchas cosas -reímos, era su típica frase a mi pregunta de siempre -pero… hablemos seriamente, mañana por la mañana, me tendré que ir, y hasta final de mes no volveré -abrí los ojos como platos -sé que vosotros dos no os lleváis bien tu hermano y tú, pero quisiera que hasta final de mes os encarguéis de la casa, ya que yo no voy a estar, y la mayoría de criadas estarán conmigo
-Y las otras harán el vago? Appa, tú sabes que no nos podemos decir ni un hola normal! -me agarró de la barbilla
-Cariño, sé que te será algo difícil, pero compréndelo, algún día, cuando vayáis a vivir en vuestra propia casa, os váis a echar de menos, pero vuestro orgullo no va a tener suficientemente poder ni para llamaros para contar cómo os va. Madurar un poquito, enséñale a tu hermano que no todo el tiempo el problema eres tú, sino que él también -hice un puchero
-Sé que tienes razón, y lo intentaré, pero no te prometo nada appa -sonreí
-Sé que podrás… cada vez te pareces más a tu madre -me miró, sus ojos cristalizados me decían que ya se iba a ir -bueno, yo me voy! -dio varias palmadas -en verdad me voy ahora, así que habla con tu hermano -me mostró la lengua
Se fue, dejándome algo nervioso y mareado ¿Yo? ¿Hablar con mi hermano? ¿Estaba loco? Está claro que un escritor está más loco que el sombrerero loco, y eso ya es casi imposible.
Me levanté de la cama, para ir en dirección de la habitación de Jonghyun, pensando en lo que iba a decirle, aunque no sabría exactamente qué decirle, porque nunca le he hablado, no sé qué tipo de persona es… realmente, no sé nada de él… Bufé y piqué a la puerta, nadie respondió. La abrí, las luces estaban encendidas, aunque él… yacía durmiendo en la cama, con un libro… ¿Qué hacía él con un libro? Miré la portada “Beauty Butterfly”. ¡Ese era mi libro favorito! ¿Por qué me lo había robado? Ahora entiendo donde había desaparecido.
Él… era tierno cuando dormía, pero cuando despierta, no parece ni la mitad de tierno, es como un demonio… un demonio que juega muy sucio. Le saqué el libro del pecho, y cuando buscaba el punto, se cayó una foto, éramos nosotros dos, cuando éramos pequeños.
Recuerdo ese día, fue el único en el cual los dos nos llevamos bien, era el último día del año, aunque nosotros estábamos en Hawai, fue hace cuatro años… cuando yo tenía aún seis y él quince, ese día, nuestro padre nos obligó a ir a la playa solos, porque siempre nos peleamos, al principio los dos nos negamos, pero todo se hizo más gracioso cuando salimos a la calle y nos dejamos llevar, ese día nos llevamos la cámara y nos hicimos esa foto, la imprimí un día sin que appa me la viera, pero esta desapareció. Pero luego cuando volvimos nuevamente a casa, fue cuando volvimos a ser los mismos.
Metí la foto en la página que él leía y luego fui sigilosamente a fuera.
-¿Qué haces en mi habitación? -me giré
-E-es que… appa me dijo que tenía que hablar sobre que se va y no vuelve hasta final de mes y… -no sabía qué decir, no me salían las palabras
-Y…
-Que nos tenemos que ocupar de la casa, nosotros dos -rodó los ojos, despertando del todo
-¿Q-qué? ¿Tú y yo? Bah… niño, si quieres te pago y tu te ocupas de todo ello
-¡No soy una criada estúpido! -este se levantó y se acercó hacia mí, era algo más alto que yo, ya que su estatura no era muy alta y yo solo tengo diez, así que no soy muy alto.
-¿Ah no? -enarcó una ceja, poniéndome algo nervioso
-No -hice un puchero bajando la cabeza y este me agarró de la barbilla y me levanto para observarme mi rostro
-Porque te pareces tanto a ella, si tu fuiste quien la mató
-Yo no maté a umma! Ella eligió mi vida, creyendo que mi hermano mayor quisiera cuidarme y tenerme, enseñarme cosas bonitas y enseñarme qué tan tierna fue mamá, pero no, solo appa sabe cómo cuidarme, y tú, solo sabes partirme la cara y hacerme llorar ¡Ah! Y echarme la culpa cuando ni siquiera la tengo -quité su mano y me fui, recordé que él tenía mi libro -ah! Y esto, es mío, y lo que hay dentro, también
Me fui de la habitación, ya algo harto de todo el mundo. Veía correr varias criadas detrás de mi appa, que hablaba con otro hombre que ni conocía. Parecía muy estresado… Entré en la mía y me tumbé en la cama nuevamente, sacando la foto que había encontrado dentro del libro.
-Oye… -giré hacia de donde venía la voz -intentaré… comportarme -era jonghyun -lo siento -me giré para otro lado, cerrando los ojos -Kibum, voy en serio, siento mucho que tengas que haber pasado todos estos años aguantándome
-Digas lo que digas, me va a dar igual, yo ya estoy harto -dije con voz calmada -no tengo la paciencia que tienen algunos para tener que aguantar cada vez que me pegues o me grites. Así que déjame, te lo pido, al menos por estos días… por favor