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Su Joven Amo Cocinando por Avu-Sempai

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Notas del fanfic:

Otro One-Shot! :D (Me gustan los One-Shots -w-) Este es de uno de mis Animes Favoritos: Kuroshitsuji! *o* Disfruten! ^^

Me gustaría empezar esta historia con: “Era una mañana tranquila en la casa Phantomhive…”. Pero desgraciadamente no puedo. Todo comenzó una mañana bastante agitada, tanto para el Joven amo Ciel, como para su mayordomo mitad demonio Sebastian Michaelis. El chico de baja estatura (por no decir enano) del parche caminaba con su típica aura de Superioridad y Prepotencia por los pasillos de su mansión, la cual él conocía tan bien como la palma de su mano. No era por nada, pero el poseía un sexto sentido que le hacía saber exactamente qué pasaba, cuando pasa y quien causaba desastre en su mansión, así como también una especie de comunicación telepática con su mayordomo que le enviaba las coordenadas del problema, con ubicación, causante y medidas que debía tomar, tal como las comunicaciones de la marina, pero versión chihuahua a demonio (Y les advierto de antemano que me burlare mucho de la estatura de Ciel).
Y fue cuando mientras estaba a punto de entrar a su oficina para terminar con los trabajos que el perro guardián de la reina debía realizar, su radar del desastre empezó a pitar como loco: “Jardín- Finny-Pluto - Huele a quemado… ¡¡Las Rosas!!” Inmediatamente al voltearse para asomarse por su gran ventana de cristal que se encontraba detrás de su escritorio se dio cuenta con mucho orgullo y asimismo con mucha Rabia y furia asesina que su radar no le fallaba en lo absoluto, pues en efecto, allí estaba Finny corriendo de un lado a otro, escapando por su vida y para no morir calcinado por las llamas que un Pluto eufórico lanzaba por todos lados, quemando jardines, rosas, estatuas y demás delicadeces que un joven Rico hasta el cuello tendría en su jardín. Y sin siquiera ser llamado, a la escena se unió el Sex-Symbol del Anime, mejor conocido como Sebastian Michaelis. Este salió, literalmente, del techo de la enorme casa y con una rapidez digna de la envidia de cierto erizo azul, cogió al muchacho de cabellos rubios, lo dejo en la copa de un árbol y con la misma velocidad le dio un golpe seco con el dorso de la mano al perro endemoniado en el lomo para que este se desplomara en el piso y callera transformándose en ese chico albino de buen cuerpo y que por alguna razón, siempre estaba desnudo. Sin necesidad de estar allí Ciel desde su ventana ya comprendía más o menos la escena al ver a Sebastian acercándose a Finny con un Pluto colgando abrazado a su pierna derecha como si su vida dependiera de eso, y como él era Sebastian Michaelis eso no le daba ninguna dificultad para caminar. Al estar frente al pequeño niño rubio, que seguramente casi todos confundimos con mujer la primera vez que le vimos, le dedico una mirada Fría e Intensas, de esas que solos las personas que hayan visto el mismísimo Infierno pueden dar, y el al ser un demonio de una de las más altas categorías no quedaba atrás en la lista de personas que no quieres hacer molestar. Pero Finny no se recalco ese hecho y sin querer, o incluso puede que queriendo, le altero los nervios a su pequeño Amo y alterar los nervios de Ciel, es alterar los de Sebastian casi de forma directa, pues el pelinegro era la viva imagen de la frase: “Si lo tocas, te puedes considerar muerto”.
Viendo desde su oficina la muy graciosa escena que se desarrollaba en su jardín, claro, sin reírse, el es Ciel Phantomhive, el día que alguien le vea con una sonrisa que no sea de Superioridad, aborrecimiento o Burla es porque el pequeño seguramente empezó a consumir sustancias ilegales. Ciel, querido, las drogas son malas… Sebastian regañaba y golpeaba a Finny pidiéndole una explicación y no una locura de historia sobre porque rayos Pluto intentaba comerle, ¿¿Le había pisado la cola??¿El animal estaba en Celo? ¿O acaso le golpeo por accidente con su descomunal fuerza que no cuadra con un cuerpo de ese tamaño? Sea cual sea la respuesta, Sebastian le dejo MUY claro a ambos que no quería que esto se repitiera. Después de monumental paliza digna de la Lucha Profesional, el siempre elegante y atractivo mayordomo, dejo el lugar para hacerse cargo de otros asuntos de la familia Phantomhive
-Ese Imbécil nunca se cansa…- se dijo para sí mismo el corto de estatura con complejo de Pirata
-Si un mayordomo de la familia Phantomhive se cansara con actos tan simples como ese… Entonces no serviría de nada…- Ciel escucho esa voz proveniente de sus espaldas, ya sabía quién era y no le llamo la atención él como hizo ese “imbécil” para llegar tan rápido a donde él estaba, o siquiera como hizo para escucharle, pero su marca en el ojo derecho le recordaba que él no era un Imbécil común y corriente.
-Tengo hambre, quiero té y un pastel, rápido…- Le dijo –No, le ordeno- con su típico tono de niño malcriado
-Lo siento mucho Bochan, pero tiene que asistir a una reunión con un empresario para luego tomar su práctica de Violín semanal, la cena se le será servida un poco más temprano de lo normal para compensar el hambre que tendrá que soportar, se lo prometo… - Después de terminar esta oración salió de la sala haciendo una reverencia y dejando a un molesto y hambriento Ciel, sobre todo hambriento.
No había desayunado por razones desconocidas para casi todo residente de aquella mansión, exceptuando a Sebastian, quien esa misma mañana le despertó realmente tarde para que el chiquillo descansara más de la noche anterior. Este ayer se quedo hasta las 3 de la mañana en una fiesta de ricos y burgueses Ingleses con conexiones con su Majestad, a pesar de ser uno de los empresarios más respetados de toda la Santa Inglaterra, seguía siendo solo un niño de 12 años, y por ende, esas fiestas eran demasiado para él.
Sin saber qué hacer para apaciguar el hambre (Porque su mayordomo se rehusaba a darle de comer, y el se rehusaba a asistir a los eventos que tenia planeados para hoy) solo se le ocurrió una cosa: “Si quieres algo… Tienes que hacerlo tú mismo…”
Esa frase paso por la mente del pequeño dándole un no muy agradable escalofrió que le recorrió todo el cuerpo, el tenia alguien que cumpliera todos sus caprichos y que hiciera todo por el, ¿Por qué se molestaría en aprender a vestirse, cambiarse, e incluso a bañarse? Eso solo seria desperdicio de fuerza física si Sebastian podía hacerlo por él, y por eso, hacer algo por sí solo, a Ciel Phantomhive le provocaba un desagrado incontrolable como también una rabia enorme.
Mas desgraciadamente, Sebastian no siempre le consentía en todo lo que él quería, este era uno de esos casos, casos en los que el mayor ponía primero las obligaciones y después los caprichos, eso le molestaba de sobremanera, pues si había un Pecado Capital que definiera a Ciel, ese sería la Vagancia.
Pero su hambre era simplemente tan grade que rompió la pared de su orgullo y su sentido común le dijo que no importara él como se buscara algo para comer.
Podía llamar a Bart, el cocinero de su mansión, el que nunca le negaría nada… Pero él quería comer, no morir dolorosa y lentamente a causa de comida que podría ser tachada de Mortífera.
Después de pensar mucho (Lo cual también le costaba, pues los planes eran la especialidad de Sebastian, no del) Tuvo que aceptar la decisión más difícil de todas: Tenía que bajar a la cocina y prepararse algo de comer el mismo. Sintió como un aura de fuerza de voluntad se iba acumulando con cada paso que daba hacia la puerta. Al llegar apoyo su mano derecha en el marco, dio un sonoro suspiro para luego acomodarse el saco y caminar con la cabeza en alto. No sabía el porqué, pero se sentía orgulloso de sí mismo al hacer algo por sí solo y no con la ayuda de su Mayordomo.
Caminando por los pasillos de la mansión, escuchando esos sonidos que diario escucharías en la Mansión (Platos rompiéndose, gente gritando, ladridos humanos, arboles cayendo y jarrones de muchos yenes rompiéndose) Por fin había llegado a su destino… Allí estaba… Tan grande en comparación a el... Tan desafiante… En realidad, era una puerta bastante intimidante… Pero el era Ciel Phantomhive y no dejaría que una puerta le impidiera el saciar su hambre. Trago saliva, giro la perilla y empujo para que la puerta se abriera. Al entrar allí estaba, la cocina de su enorme casa, comino por todos lados esperando tener algo de suerte y encontrar algo que ya estuviera preparado y listo para ser devorado. Pero a pesar de sus esfuerzos no encontró nada que le fuera gustoso a la vista… él quería un Pastel… Y haría todo lo necesario para comer uno.
Y como caído del cielo, encontró pegado a una estantería una nota cuyo título era: “Receta para pastel de Chocolate con Nuez”
-Perfecto…- Se dijo para sí mismo en un susurro casi inaudible para cualquiera que estuviera merodeando por las cercanías, y pues sí, ese era el caso. Detrás de la ya ahora cerrada puerta de la cocina, se encontraba cierto pelinegro con una sonrisa lasciva en una combinación de burla y Cariño, el que su Joven Amo pensara prepararse algo él solito le parecía simplemente Adorable. Si, el es un demonio que sucumbió al encanto de un jovencito de 12 años, ¿Algún problema con eso?
Adentro de la cocina ya se encontraba Ciel, con su saco y su moño en una silla y con las mangas de su camisa recogidas para no mancharla mucho, se coloco un delantal negro que probablemente pertenecía a Sebastian, pues este le quedaba bastante grande, y con todos los ingredientes que la nota le decía que requeriría para preparar su tan deseado pastel ordenados sobre la mesa, se dispuso a comenzar una de sus más grandes hazañas personales hasta ahora.
Batió la mantequilla en un bol, le agrego azúcar sin dejar de batir, justo como decía la receta, y ahora debía agregar las yemas de los huevos, y que es donde se complican las cosas para alguien que no ha cocinado en toda su vida. Realizo múltiples intentos para romper un solo huevo sin que este explotara en la mesa o en su mano, ya había muchas claras y yemas en el suelo, además de cascarones rotos, cuando al solo al quedarle 5 huevos (que eran los que necesitaba) tomo uno con miedo a romperlo y que le faltase uno para que la receta estuviera bien, con todo el cuidado que sus pequeñas manos le podían ofrecer, sostuvo el huevo con la mano izquierda y con la derecha y un cuchillo en ella, comenzó a darle leves golpecitos a la cascara del huevo con el filo del cuchillo para así crear una camino que terminara donde empezó y tener un huevo perfectamente partido a la mitad Y tal vez la suerte de principiante le invadió y logro hacer lo que tenía planeado. Sonrió con orgullo y con la misma derecha saco la yema (un poco asqueado por la textura de esta) y la agrego a la mescla para luego hacer lo mismo con los otros 4 huevos. Al parecer tenía un talento oculto con la cocina, pues para ser su primera vez cocinando, no lo hacía nada mal. Cuando la mescla ya estaba suave, le agrego el chocolate que previamente derritió en una hornilla con un poco de leche y siguió revolviendo.
Mientras nuestro muy adorable cocinerito seguía revolviendo, Sexybastian Michaelis seguía escuchando a su pequeño, si, era suyo, y esa marca que estaba en el ojo derecho del menor y que era idéntica a la que tenia en la mano izquierda lo comprobaba. Escuchaba el batidor chocar con el bol de metal y la harina cayendo dentro de este, escuchaba el sonido del taburete arrastrándose que su Joven Amo usaba para poder ver todo lo que había arriba de la mesa y poder alcanzarlo, y con cada ruido de la típica torpeza de aquel que cocina por primera vez, este sacaba una carcajada corta y suave, imaginándose a su bochan intentando cocinar por el mismo, y eso le parecía adorable a un extremo inimaginable. No le importara que le gritara o que le regañara como normalmente hacia cuando le molestaba en sus asuntos, él quería verlo haciendo el tan adorable ridículo, por eso mismo, con cuidado y lentitud abrió un poco la puerta, lo suficiente como para ver a su joven amo sin su saco y usando su delantal, el cual estaba lleno de harina, chocolate y por el olor podía distinguir muy bien la vainilla. El lugar también era un soberano desastre, seguro que lo tendría que limpiar más tarde, había harina y manchas de chocolate, claras y yemas de huevo, bolsas y cajas vacías de ingredientes por todo el suelo, pero dejaría que Ciel terminara su pastel y tal vez incluso le dejaría probarlo, porque, aunque no lo creyeran, Sebastian siempre había soñado con Ciel dándole de comer algo que el mismo preparo.
Cuando la mescla estaba lista, le vertió en un molde de metal redondo y la metió en el horno a 350º, la receta decía que la dejara allí dentro unos 30 a 40 minutos, así que se sentó en el banco que antes usaba para llegar a la mesa, suspiro de cansancio y con el antebrazo izquierdo limpio el sudor que corría por su frente. ¿Qué podía hacer ahora? No tenía pensado quedarse los 40 minutos sentados viendo hacia la nada, cogió la receta de nuevo y leyó: “Cuando el pastel esté listo, decorar con el chocolate sobrante y nuez picada y fresas”. Bueno, al menos sabía que haría cuando el pastel estuviera listo, pero ¿Qué hacer en la espera?
No pasaron ni 5 minutos cuando ya un penetrante olor a pastel horneándose entro por sus fosas nasales, haciéndole agua la boca y aumentando su desesperación porque el condenado pastel estuviera listo ya. Quería comerlo inmediatamente… Aunque… ¿Se lo comería todo el solo? No, imposible, era demasiado grande para que él se lo comiera todo de una sola sentada, entonces un nombre paso por su cabeza.
-Sebastian…- Lo susurro para sí mismo. Ese maldito demonio que lo metió en esta situación, no es que no la hubiera disfrutado, sino que si no le hubiera dicho que no, en este momento estaría gustoso en su escritorio comiendo algo que seguramente seria 10 veces mejor que lo que se horneaba en ese mismo momento. Pero aun así, tenía que agradecerle al menos una vez por todo lo que este hacia por él, Qué mejor manera que ellos dos… Solos… En el jardín… Comiendo un pastel hecho por el mismo… ¿¡Juntos!?
Cuando Ciel se imagino a él y Sebastian en esa situación los colores se le subieron a la cara, sacudió salvajemente la cabeza para intentar quitar ese tipo de pensamientos y recapacitar, de que pensaba hacerlo, claro que sí, pero sería una muestra de su agradecimiento, nada mas eso.
Se levanto del banco y salió a paso rápido hasta el Jardín, tenía solo 30 minutos para preparar una mesa con dos sillas decentes, y para él, eso era una tarea casi imposible, así que se lo dejaría todo a sus sirvientes. En mitad de camino se encontró con Finny, le ordeno que le colocara una mesa y dos sillas en el jardín, cerca de las rosas que Pluto no quemo. Le pregunto para que necesitara eso pero este le dijo que mejor se callara, obedeciera y que no le dijera nada a Sebastian, el rubio dijo eufórico y con los ojos cerrados exclamando un. “¡Ahora mismo Amo!” Y Salió corriendo hasta que Ciel le perdió de vista. Se volteo para buscar a Maylene, supo inmediatamente que estaba en el comedor al escuchar una gran cantidad de platos rompiéndose. Le llamo gritando su nombre, esta Salió corriendo hasta su Joven amo lo más rápido que pudo, tropezándose con escombros de platos en el camino. Al llegar, Ciel le ordeno que buscara un mantel y ayudara a Finny en el jardín para crear una mesa decente, esta sin chistar ni preguntar fue a hacer lo mandada, preguntándose en su cabeza porque su amo no llevaba la ropa de esta mañana y porque estaba tan sucio. No se molesto en pedirle ayuda a Bart, ya solo faltaba 10 minutos para que el pastel estuviera listo y no quería que la mesa terminara quemada, aunque en manos de esos dos tampoco se podría esperar mucho.
Adelantemos los hechos obvios y ahora podemos ver a un Ciel con ropa limpia y bien arreglada, caminando un poco nervioso hacia el jardín, ya estaba todo listo, la mesa, el pastel y el también se veía muy elegante. Ya eran más o menos las 6 de la tarde cuando el Joven Phantomhive ya estaba sentado en aquella mesa con un mantel blanco y un pastel en medio de esta, con dos platos muy caros y un juego de Té de primera clase.
Y muy decidido, se quito su parche y nombro a su mayordomo. Este supo inmediatamente donde se encontraba y salió casi volando hasta donde se encontraba su Bochan. Al llegar no encontró a un Ciel siendo sometido por Narcotraficantes ni Shingamis de sexualidad dudosa, sino a un Ciel muy bien vestido ya arreglado en una mesa con un pastel en medio de esta y un hermoso atardecer para completar la hermosa escena.
El corazón de Sebastian se lleno de felicidad al saber que su joven Amo hizo todo aquello por sí solo y que se dio la molestia de invitarlo a participar del resultado de su esfuerzo, una sonrisa se noto en sus labios y camino lentamente hasta donde se encontraba su pequeño, hizo una reverencia y le hablo
-Joven Amo, ¿Qué es todo esto?
-Calla y siéntate a comer, me mate preparando esto ya que tu no me querías cocinar, deberías agradecerme por siquiera dejarte comer conmigo…- Le dijo con los brazos cruzados y mirándole a los ojos directamente. El demonio solo sonrió al ver a su joven amo con ese puchero que lo hacía ver más adorable que nunca. Hizo otra reverencia, se sentó en el lado contrario de la mesa, corto y sirvió el pastel, el té y con la elegancia que le caracterizaba probo un trozo del postre y quedo simplemente sorprendido ante el sabor del mismo, no podía creerlo, su Joven Amo tenía talento para la cocina.
- Bochan, déjeme decirle que esto está en realidad delicioso- Le dijo mientras le dedicaba una ligera sonrisas, Ciel solo alcanzo a sonrojarse ante el alago y voltear su cabeza aun con el tenedor en la boca.
-C-calla y c-come…
Al terminar tan romántica comida, Sebastian se levanto, se quito su guante izquierdo, dejando ver la marca del contrato y con una sensualidad que a cualquiera pondría a gritar lamio lentamente su pulgar para acercarse a Ciel y quitarle restos de chocolate del Labio inferior
-¿¡S-s-s-Sebastian Q-que H-h-haces!?- Le pregunto más rojo que un tomate
-Bochan, usted debería cocinar para mi más seguido…- Le guiño un ojo y salió caminando del lugar dejando un Ciel desconcertado.
Sebastian era en realidad un completo imbécil… Pero era SU imbécil…
Notas finales:

Y que tal? Les gusto? Espero que si ^^ Ya saben, voy empezando y no juro que mis fanfics sean los mejores .__. Pero me esfuerzo en que almenos les haya podido sacar una sonrisa :D Nos leemos proto! ^^


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