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Lo que pasa cuando te enamoras de una amiga por Yaoi lovers

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Notas del capitulo:

¡¡Hola, hola!! Ya estoy aquí de nuevo para dejarles el nuevo capítulo; no lo había heho antes por cuestiones de la escuela y un poquito de falta de inspiración n.n"

Pues bueno, les dejo el apítulo, espero sea de su agrado.

Ya habían pasado 2 meses de clases y si al inicio estaba emocionada ahora lo estaba más pues me hice amiga de Fernanda en menos de lo que pensé, ahora hasta nos regresábamos juntas de vez en cuando, o hacíamos equipo para algunos trabajos, o conversábamos por facebook durante las tardes o los fines de semana, todo parecía estar saliendo mejor que nunca e incluso en alguna ocasión llego a decirle a otras personas que éramos novias o que me amaba y cosas por el estilo.


Con eso de que yo casi ni me emociono fácilmente (esa ni yo me la creo) ya pensaba “Seguro si me le declaro va a aceptar…” porque ¡Vamos! Cuando se está enamorado muchas de las acciones de nuestro ser amado las interpretamos como un “Te amo tanto como tú a mí” y he de aceptar que me dejé llevar por ese sentimiento e intentaba pasar la mayor parte del tiempo a su lado para irme dando valor y que fuera más fácil pasar del  “amigas” al  “algo más”: la esperaba al salir de clases, platicaba con ella cada que se me presentaba la oportunidad y sobre todo prestaba atención a todo lo que ella quisiera para lograr entenderla mejor.


Un día al salir de nuestra última clase le pregunté si nos íbamos juntas pero me dijo que tenía algo que hacer antes, que sería otro día. Me fui junto con Araceli, no sin antes quedarnos a platicar un rato con Brandon, Mónica y Liz (quienes estaban en otro grupo y sólo de vez en cuando nos encontrábamos a la hora de la salida).


Después de un rato Araceli y yo nos despedimos y fuimos a la parada del bus. Ella bajó 2 paradas después de que subimos y yo seguí otras 2 más. En cuanto llegué a la otra parada encontré a Fernanda, junto con el chico que la había visto el curso anterior, y al verme me sonrió y me invitó a regresar con ellos.


-Pensé que ya no te iba a encontrar-me dijo mientras el bus se acercaba-Ya tenía rato que salimos y pensé que seguramente ya te habías ido, pensé en buscarte pero como ya era tarde no lo hice.


-No te preocupes-le sonreí sinceramente-Me quedé platicando por ahí y tampoco te vi así que no hay problema-subimos al bus y nos sentamos juntos.


El chico se mantuvo en silencio, Fernanda intentaba que entre los 3 platicáramos pero al parecer él no es la clase de persona que socializa rápidamente y como yo tampoco, la situación era un poco incómoda… De vez en vez puse mi mejor sonrisa e intenté parecer una persona agradable, de esas con las que puedes platicar sin problemas pues mi teoría era que lo mejor era caerle bien a sus amigos, de esa manera no pasaría por más situaciones así cuando empezáramos a salir.


Durante el camino intenté incluir a su amigo en la plática porque sentía que no me veía de muy buena manera y, aunque realmente nunca me ha importado agradarle a las personas, me sentía observada y como si desaprobara mi amistad con ella; basta con decir que sacó un libro de su mochila y fingió (y digo fingió porque me di cuenta de que no lo estaba leyendo)  leerlo sólo para no tener que participar en la conversación.


-¡Isaac…!-le reclamó Fer-Ya di algo, contesta cuando se te pregunta…-lo regañó (pues en mi afán por deshacer la tensión del ambiente comencé a preguntarle cosas para conocerlo mejor). De todos modos él siguió con su lectura


En cuanto llegué a mi parada me despedí de ambos y una vez más el chico me veía raro, como si esperare no tener que volver a verme en su vida, o al menos así sentía su mirada (aunque pudo haber sido sólo por el hecho de que por alguna razón, que hasta hoy no he podido entender, siempre siento que todos están en mi contra y me odian; lo sé, tengo problemas psicológicos y bastante graves además de todo). Todo lo que quedaba del día pensé en eso, en la forma en que su amigo me trató y esa gran coincidencia al encontrarla en el bus (lo que yo tomé como una prueba del destino de que éramos una para la otra).


Varios días pasaron después de eso y todo parecía igual: seguía pasando tiempo a su lado, platicando con ella, y todas esas cosas. A veces me la encontraba en el bus que tomaba para ir a la escuela y otras, cuando nos regresábamos juntas, ella iba durmiendo a mi lado y sólo me dedicaba a observarla; he de admitir que me encantaba verla así, su expresión era muy tierna y los rayos del sol que entraban por la ventana mientras seguía el viaje realmente me atontaban y me impedían pensar en otra cosa más que en ella.


Todos esos momentos que compartía a su lado eran hermosos para mí; una vez, al llegar a la primera clase, estábamos Araceli, Fernanda, otros compañeros, y yo, entonces Fernanda empezó a saludarnos y cuando llegó hasta mí, dijo frente a todos:


-Hace rato te vi en el bus. Ibas con mi suegro (mi papá siempre me acompaña a la hora de entrada) y me iba acercar a decirle “Hola suegro ¿Cómo está?” Pero de repente ya no los vi…-hizo una expresión triste  ¿Por qué huyó de mí? Sólo quería saludarlo y decirle que no se preocupara por ti porque siempre te voy a cuidar…


No estoy muy segura de que expresión habré hecho después de oírla, todos se rieron (y yo también para disimular un poco) y probablemente estaba roja como tomate, pues sentía mi cara ardiendo y quería “que la tierra me tragara”. Me limité a seguir riendo y decirle “¡Ay Fer… !” una y otra vez, simplemente no sabía que decir por temor a ser muy directa y hacer que todos se incomodaran, además de incomodarla a ella y a mí de paso.


Los días siguieron pasando y fue entonces cuando me di cuenta de que muchas cosas no eran como yo lo pensaba: Fernanda ya era amiga de todos los del grupo y con todos se llevaba muy bien, de vez en cuando bromeaba con ellos y ese tipo de cosas; en varias ocasiones les chifló a algunas chicas o les decía que “ella si le daba” y otras frases que daban a entender que ellas le gustaban aunque, como pude entender hasta después, no era cierto.


Sinceramente eso me decepcionó, no había razón y estoy completamente clara de eso pero no podía evitar sentirme triste; en ese momento me di cuenta de que si ella actuaba así conmigo no era porque me viera de una manera especial como yo a ella, sino que simplemente era su forma de ser. Siempre me pasan este tipo de cosas, así que ni siquiera hay razón para que esto me sorprendiera, es muy común en mí y ahora que lo veo en retrospectiva me doy cuenta de que sigo siendo sumamente ingenua e impresionable.


Y, por si eso no fuera suficiente, resultó ser que “Melisa” no era una chica, sino que se trataba de “Isaac”, quien además de todo resultó ser su novio actual y la persona por la cual Fernanda suspiraba, por lo que pude entender un poco el porqué me trató así cuando viajamos juntos, o al menos llegué a la conclusión de que probablemente él fue el único quien pudo darse cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia Fernanda y, como era su novio en ese momento, no le agrado para nada el hecho de que yo estuviera a su lado y menos aún ocultando mis sentimientos reales que iban más allá de la simple amistad.


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