Después de lo que pasó con Fernanda mis sentimientos estaban destruidos, por decirlo de algún modo, y una vez más caí en ese sentimiento de “No tener oportunidad en el amor” y “Nunca encontrar a alguien que me ame como yo a él”. Simplemente quería dejar todo eso en el pasado y seguir mi vida como de costumbre, o sea, con los sentimientos muy olvidados y concentrada únicamente en mi mayor amor: el yaoi, que me iba sacando de la depresión y me ayudaba a pensar en otra cosa.
Intenté de todo para reponerme del golpe, realmente no necesitaba demasiado pues no era la primera vez que algo así me pasaba; siempre había algo que interfería con mi felicidad: el hecho de que yo no podía ser lo que la persona que me gusta esperara (porque tiendo a sentirme atraída por chicos homosexuales o chicas heterosexuales, lo sé, me encanta sufrir…) o simplemente que soy demasiado cobarde como para siquiera intentar declarar mis sentimientos y en el peor de los casos, que ambas cosas se juntaran y para empeorarlo esa persona tuviera pareja (algo así como lo que pasó con Fer…).
Y bueno, las cosas de por si ya eran difíciles con lo que había pasado y como si eso no fuera suficiente me enteré que a David (un chico otaku, de cabello oscuro y un poco largo, ojos castaño oscuro, piel morena, un poco más alto que yo pero más bajo que Araceli, y que además de todo iba en nuestro grupo) también le gustaba Fernanda y tenía muchas más posibilidades con ella que yo: vive cerca de donde vive ella y toma el mismo bus y bajan en la misma parada, su género favorito de anime es el mismo: gore, pasan mucho tiempo juntos (lo que pone muy celoso a Isaac) y son algo así como complemento uno del otro. Y con eso dejaban más que claro que de sus pretendientes y las personas interesadas en ella, la única que no tenía oportunidad era yo.
Algo pasó, y aún después de tanto tiempo no logro entender que fue, y Fernanda terminó con Isaac; sinceramente, no puedo decir que eso me haya hecho sentir mejor ¡Por el contrario! Ese fue uno de los peores momentos para mi, pues aunque no me afectaba directamente, era doloroso verla todos los días llegar con esa expresión de “Odio mi vida y más a ese desgraciado por haber entrado en ella” y de “Realmente ni valía la pena así que debería superarlo y ver hacia el futuro” (porque, hasta donde tengo entendido, ellos terminaron a causa de una chica de otro grupo a la que apodo “bitchimon” quien se le insinuó a Isaac y ahí fue a seguirle el juego…) y parecía como si nunca fuera a volver a la normalidad.
Afortunadamente el sufrimiento casi no le duró y en menos de lo que imaginé estaba como de costumbre y la razón la descubrí de la peor manera: hasta mucho después de que todo había pasado y por un acto que no se podía ocultar… Para ser más clara, Fernanda comenzó a salir con David desde hacia casi una semana y yo ni en cuenta, y muy probablemente me hubiera enterado hasta hace unos meses de no haber sido porque un día, antes de entrar a nuestra siguiente clase, ellos estaban sentados en una banca fuera del salón de clases y yo pase cerca justo cuando se besaron, así es ¡Se besaron! Y no fue un simple beso en la mejilla de amigos, si no un beso en los labios y más que claro que no era de amigos.
Estaba confundida, una parte de mi deseaba que ese beso sólo fuera parte de mi imaginación, que me confundí y ellos no estaban haciendo nada y, sobre todo, que si hacía lo posible por demostarle lo mucho que me interesaba aceptaría mis sentimientos; y otra, estaba más que feliz con eso, por un lado: verla feliz después de su crisis me llenaba de emoción y me hacía sentir mejor y por el otro sentía que eso era lo que más le convenía… Creo que estaba siendo egoísta pero sin querer serlo y eso es lo que causaba tanta confusión en mi…
Creo que una de las cosas que más me dolía era pensar que todos excepto yo lo sabían o se habían dado cuenta de lo que había entre ellos y, para ser sincera, sé perfectamente que me sentía mal porque me hacía entrar en razón y descubrir que lo único que realmente me interesaba era lo que me pasaba y sentía, también estoy consciente de que no podía estar al pendiente día y noche de lo que le pasara a Fer y creo que esa era sólo otra razón para sentirme mal y sentirme culpable.
Una vez más mis sentimientos y mi autoestima estaban por el suelo, y simplemente me dedicaba a ver como era feliz con alguien más y ahora que lo pienso bien era lo mejor: tener a alguien que la amaba y que haría todo por ella, que se preocupara por su bienestar, que fuera suyo incondicionalmente (porque, ya siendo clara, nunca he sabido lo que significa ser fiel y siempre estoy interesada en otras personas aún si estoy con alguien) y que sobre todo pudiera darle todo lo que buscaba.
No es que me menosprecie ni nada parecido, simplemente estoy consciente de que soy emocionalmente inestable, seguía sin estar en condiciones de iniciar una relación seria y que, en caso de que aceptara mis sentimientos y llegáramos a algo más que amistad, las cosas no saldrían bien pues nunca he sabido actuar como amante y seguramente solo terminaría causándole daño y a la vez a mi (por alguna extraña razón todas mis relaciones han sido autodestructivas y por lo mismo también le causo daño a quien está conmigo y creo que intentando evitar que se repitiera me encerré de forma que nadie pudiera entrometerse en mis sentimientos).
Una vez más estaba decidida a dejar de lado todos mis sentimientos por ella e intentar “concentrarme en mis estudios”, reunir todas mis fuerzas y seguir fingiendo que eso no me importaba y que estaba perfectamente bien, es lo que hago cada vez que algo así pasa y esto no debía ser diferente y no debía afectarme más que de costumbre, aún si los veía juntos y todos hablaban de lo bonitos que se veían o de lo tierno que era David con ella, de lo detallista y todas las cosas que hacía por ella.
Sin embargo, una vez más las cosas no salieron como lo esperaba; un día comencé a sentir que lo que me unía tanto a Araceli no era sólo que nuestras formas de ser fueran muy parecidas o porque pasáramos tanto tiempo juntas, fue entonces cuando me di cuenta de que estaba viviendo una situación sumamente parecida a la que había ocurrido años atrás (lo que pasó con Rebeca): por segunda vez en el mismo año, comenzaba a sentirme atraída por una amiga y muy probablemente esto no acabaría bien.
No es sólo que me guste dramatizar mi situación, si no también que ya había pasado antes por esto y tenía el presentimiento de que las cosas nunca cambiarían y siempre llegaría al mismo punto: no confesar mis sentimientos, ocultar lo que realmente quiero y quedarme únicamente como una amiga.
Para que entiendan un poco mejor las razones que tenía para enamorarme de ella les hablaré un poco de cómo llevábamos nuestra amistad; como acabo de mencionar, nuestras personalidades son muy parecidas y como íbamos en el mismo grupo compartíamos muchas experiencias diarias y nos habíamos hecho mucho más cercanas. Esto en ningún momento me pareció extraño pues desde que recuerdo en mis amistades hay alguna que destaca y con quien me entiendo mejor. Es Araceli la que cumplió con esas características, una de las pocas personas que sin darse cuenta pudo traspasar esa barrera que había puesto entre mis sentimientos y el exterior y la segunda que pudo enamorarme y hacer que sin importar cuantas personas conozca y con cuantas llegue a estar siga deseando estar a su lado.
Sinceramente ni siquiera recuerdo como es que me di cuenta de esta nueva sensación (aunque creo que fue a causa de mis constantes e irracionales celos que pude entender hasta después de aceptar lo que sentía por ella), simplemente sé que para cuando lo noté ya no había marcha atrás, que Araceli había captado mi atención y que sin importar porque fuera eso no iba a pasar rápidamente.
No podía aceptar que esto pasara, siempre la vi como una simple amiga y lo que menos quería es que esto cambiara, por todos los líos existenciales que de por si traía y porque sabía que es heterosexual y que si con Fer no tenía esperanzas con ella menos. Mis sentimientos sólo se estaban confundiendo más, descubrir este nuevo sentimiento hacia ella al tiempo que la atracción por Fernanda seguía presente, y más considerando que ambas estábamos en el mismo grupo, no era nada agradable y me estaba causando más problemas de los que esperaba.
Esto se estaba saliendo de control y no sabía como detenerlo, simplemente esperaba que de un momento a otro, así como llegó, se acabara de una vez por todas y me dejara volver a la normalidad. Quería creer que todo estaría bien y que pronto todo sería un mal recuerdo y una experiencia que podría parecer graciosa por llegar a ser tan tonta…