Me sobo las sienes suavemente y cierro los ojos por un momento, me dejo caer contra la silla y relajo totalmente mi cuerpo, puedo escuchar a lo lejos el sonido que hacen las teclas de la computadora al ser tocadas, e incluso me parece escuchar también un suspiro cansado muy similar al mío. No los culpo, sé que el resto de mis empleados esta tan estresado y molesto como yo, nadie quiere trabajar, pero el dinero es dinero y el deber llama. Si tan solo el nuevo empleado hubiera revisado correctamente los papeles, esto no estaría pasando; estaría disfrutando en casa de una cena navideña cuidadosamente preparada, pero en cambio estoy aquí, atrapado en esta oficina de 4x5 con un montón de personas malhumoradas allá fuera.
Abro los ojos y tomo mi teléfono que se encuentra sobre el escritorio, admiro un momento mi fondo de pantalla. Taemin se encuentra sonriendo con el pequeño Minseok en brazos, apenas un recién nacido, sonrió y reviso el mensaje que Taemin me había mandado hace un rato pero que yo ni siquiera había notado
Para: Minho <3
De: Taemin
Ven a casa pronto, no te estreses demasiado. Te extrañamos
Mi sonrisa se amplía tanto al ver la foto que me mando que temo que no quepa en mi rostro, en la foto Taemin trae unos cuernos de reno y Minseok un traje de elfo, creo que ambos son la cosa más adorable del planeta; no importa que Taemin sea una persona ya crecida e incluso un padre, para mí siempre será ese inocente Minnie que conocí en el segundo año de universidad.
El mensaje logra despejar mi mente un poco y me veo decidido a terminar estos papeles antes de las once, quiero pasar aunque sea un poco de tiempo con mi familia. Los papeles apilados, que 10 minutos antes parecían nunca acabar, en media hora desaparecen. Noto como el resto de los empleados parece estar acabando también, y sé que algunos aun no acaban, pero estoy cansado y si ellos no finalizan significa que yo no poder irme a casa. No importa que sea más en mi beneficio que en el de ellos, pero aun así quiero que ellos disfruten de lo poco que queda de la Navidad. Recojo los papeles, junto con mi maletín y apago la luz de la oficina, salgo y todos me miran, sonrió levemente.
—Pueden irse a casa, mañana ya habrá tiempo de acabar. Feliz Navidad
Un par de sonrisas aliviadas comienzan a aparecer por aquí y por allá, escucho como algunos me agradecen y me desean una Feliz Navidad, yo solo agito la mano y me inclino levemente.
Encuentro rápidamente mi carro en el estacionamiento, ser uno de los gerentes principales de la empresa ayuda a tener un buen lugar de estacionamiento. Echo todo en la cajuela y me subo al carro rápidamente, ya quiero llegar a casa, tomar un buen baño e ir a dormir.
Mientras maneja por las solitarias calles de Seúl, que están iluminadas por los adornos navideños que parecen nunca apagarse, me pregunto cómo es que Taemin ha soportado tanto a mi lado. Para este punto hasta yo me hubiera dejado, pero Taemin no, él siempre estaba ahí apoyándome, esperándome cada vez que llego tarde a casa (claro, eso había cambiado ligeramente desde la llegada del bebé) cada vez que tengo un viaje de negocios siempre me ayuda a empacar e incluso va a despedirme al aeropuerto. Él también tenía su propio trabajo, pero cuando yo no estaba solo salía un par de veces con su amigo Key, el resto del tiempo lo pasaba solo en la casa, lo cual me preocupaba muchísimo, cada noche en el extranjero lejos de él, era una tortura.
Ganaba más que bien, por supuesto, por eso me encantaba llegar con pequeño regalos cada vez que regresaba de viaje, pero lo más hermoso de Taemin era que me esperaba en la entrada con los brazos abiertos, no para tomar el regalo, sino para abrazarme y decirme lo mucho que me había extrañado, apenas prestándole atención al objeto.
Era increíble la suerte que había tenido al encontrarme a alguien como él, alguien que siempre me apoyaba, que me amaba incondicionalmente y que aunque viviéramos en una casa de paja, él sería feliz junto a mí. Taemin no era de las personas que exigía que le comprara cosas, prefería hacerlo con su propio dinero, y eso me hacía sentir increíblemente orgulloso de él, porque a pesar de que yo le había ofrecido todo el dinero que quisiera para poner su estudio de baile, lo había rechazado completamente, alegando que era su sueño y que tenía que cumplirlo por su cuenta.
Nunca he conocido una persona más fuerte que él.
No veía a sus padres desde los 18, cuando les admitió su homosexualidad, en la escuela solían golpearlo por la misma razón, y aun así cuando lo conocí en universidad, y tenía que trabajar para poder pagarla, jamás había visto una sonrisa tan brillante, ni a una persona tan positiva. Supongo que fue una de las cosas que me enamoro de él, su manera brillante de ver el mundo.
Incluso cuando se embarazo de Minseok, y los doctores le dijeron que sería un embarazo complicado e incluso había posibilidades de Taemin muriera en el parto, recuerdo su rostro serio y firme diciéndole a los doctores que no le importaba, que el conservaría al bebé. Lo vi sufrir de dolores durante los 7 meses que llevo a Minseok en su vientre, y vi como soporto las 20 horas de parto, como a pesar de que lloraba de dolor, nunca se rindió. Dio a luz a ese pequeño bebé que vino a hacer mi vida, incluso aún más brillante.
Vi como soporto el dolor de ver a Minseok en la incubadora durante los primeros meses de su vida, conectado a maquinas que le ayudaban a respirar porque sus pulmones no se habían desarrollado bien. O cuando lo trajimos a casa y tenía que obligarlo a volver a su cama porque le aterraba que algo le pasara a Minseok mientras dormía.
Y cuando Minseok fue declarado perfectamente sano, fue la única vez que lo vi llorar, de pura alegría.
Me estaciono frente a la pequeña casa que ambos logramos comprar (Taemin se negó a dejarme pagar todo porque decía que la relación era de dos y que él también debía poner su parte). Ni siquiera saco mi maletín o mis papeles del carro, ya habrá tiempo para ellos mañana.
Camino hasta el porche y me sacudo la poca nieve que ha caído sobre los hombros de mi abrigo. Saco mis llaves y abro la puerta lentamente, cuidando no hacer ruido en caso de que Minseok ya se encuentre dormido, pero me sorprendo cuando oigo su pequeña risa en la sala.
Me quito el abrigo y lo cuelgo en el closet que se encuentra junto a la puerta, también coloco mis zapatos.
—¿Minnie? Ya llegue yeobo
Cierro la puerta del closer al escuchar pasos detrás de mí, me giro y veo a Taemin de pie frente a mí con Minseok (aun con su traje de elfo) en sus brazos.
—Bienvenido a casa— habla y me sonríe ampliamente. No puedo evitarlo, me acerco y lo tomo por la cintura, besándolo suavemente en los labios. Minseok balbucea algo y puedo sentir como me jala el cuello de la camisa.
—¿No te gusta que bese a eomma? — le pregunto aunque sepa que no voy a obtener más respuesta que un balbuceo, lo tomo en brazos y le beso sus mejillas regordetas, incluso haciéndole un poco de cosquillas con tal de escuchar su risa.
Minseok y al no encontrar mi camisa para jalar, decide tomar mi pelo, pero Taemin entra en acción rápidamente, ayudándome a retirar las pequeñas manos de mi cabello.
—Minseok eso no se hace— lo regaña Taemin, aunque no lo parece por la sonrisa que adorna su rostro.
Acomodo a Minseok en mi brazo derecho y acerco a Taemin con el izquierdo, disfruto tener a las dos personas que más amo en este mundo entre mis brazos.
—Perdón por no llegar temprano— me disculpo besando su frente— alguien de los nuevos cometió un error y tuve que quedarme a arreglarlo
—No te preocupes, la cena puede ser calentada, Minseok sigue despierto y disfrazado, aun podemos disfrutar de una cena navideña.
Su sonrisa podría vencer a todas las luces del planeta juntas, porque no importa que tan oscuro sea el camino, él siempre está ahí para hacerlo más brillante.
Asiento y me acerco a sus labios para poder besarlos, no importa que mi hijo este jalándome el cabello y él solo se ría entre el beso, burlándose de como Minseok no me quiere.
No sé qué hice en mis vidas pasadas para poder tener a Taemin en esta, quizá sea solo cuestión de suerte.