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Cuando el amor es suficiente por angiell

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Notas del capitulo:

Hola pues yo aqui con un nuevo fic 

 

Sobre los egoistas, espero les guste

Hace mucho tiempo existía un hombre de cabellos azules al igual que sus ojos y de porte elegante, él tenía una enorme casa, multitudes de subordinados y propiedades incluso para regalar. Todos le seguían y halagaban por ser quien era, su vida era fácil pero el sabia y sentía que algo le faltaba.



*+*+*+*



En una cabaña cerca de un lago vivía un joven de cabello castaño y ojos color miel, su vida era simple y pacífica, tenía un techo donde dormir y un libro que leer y empleo que le gustaba realizar, le gustaba su vida sencilla y si preocupaciones y aunque era feliz sentía un enorme vacío en su corazón.



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Los días pasaron y el peliazul frustrado de tantos problemas decidió escapar, tomo un poco de ropa y un poco de dinero, escribió una carta donde pedía que no lo buscaran dejaba todo, todo lo que tenía a cargo de sus empleados y que se olvidaran de él, una vez hecho esto salió de la mansión se dirigió a los establos y tomo un enorme caballo, pelaje color negro y brillante, coloco la silla de montar y con la luna como testigo emprendió camino hacia su nueva vida.

Su viaje era largo y cansado, de vez en vez paraba y pasaba la noche en alguna posada, comía algo simple y dormía cobijado bajo un modesto techo, ya no tenía lujos pero se sentía de lo mejor, no sabía a dónde iba el solo seguía su corazón.
Al salir el sol nuevamente montaba su caballo y seguía con su camino, con cada parada y nuevo camino que tomaba sentía que ese vacío poco a poco desaparecía y esa sonrisa que nunca había mostrado ahora poco a poco comenzaba a hacerse notar.



*+*+*+*



Para el castaño ojimiel la rutina era parte de su vida, pero no le molestaba, se sentía bien con ella, despertaba junto con la puesta de sol y después de darse un baño e ingerir su desayuno, iba a su invernadero y cortaba las flores que ya habían nacido, les quitaba las espinas y les daba amigas de otras especies creando así hermosos ramos de flores los cuales vendía en el pueblo cercano a su cabaña y al caer la tarde regresaba a su casa tomaba algún libro y se dirigía a un hermoso jardín, se posicionaba debajo de enorme árbol Sakura y comenzaba con su lectura.

Día a día su rutina era la misma pero lago en su interior le decía que eso estaba cambiando, algo dentro del él le decía que ya no estaría solo jamás, no sabía lo que era pero el esperaría.



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El peliazul continuaba con su viaje y su corazón le decía que ya se encontraba cerca y que muy pronto llegaría donde lo estaban esperando, siguió con su camino y llego a un enorme jardín lleno de distintas flores, su corazón le decía que ya había llegado, pero cuando se disponía a seguir avanzando un cazador tiro el gatillo de su rifle dándole al ave que había cazado, el caballo se asustó con el ruido y comenzó a relinchar y a brincar, el ojiazul no tenía el control del caballo y entre los movimientos tan bruscos el hombre soltó las riendas y su cabeza dio contra el suelo, su visión era borrosa y lo único que pudo ver antes de cerrar sus ojos fue a un ángel.



*+*+*+*



Ese día el castaño despertó un poco más tarde de lo normal, el sabia de que debía comenzar a recolectar flores pero algo en su interior le hizo tomar un libro y comenzar a caminar directo hacia su hermoso árbol de Sakura, con cada paso que deba sentía que algo lo llamaba. Llego donde su árbol pero escucho el sordo sonido de un arma y curioso fue a averiguar que era, su vista quedo completamente sorprendida al ver como el hombre caía del caballo, presuroso y sin pensarlo corrió donde el hombre y al acercarse a él solo pudo ver como esos ojos azules se cerraban y una sonrisa un tanto débil se dibujaba en su rostro.
El castaño temeroso con su rostro invadido por el miedo tomo las riendas del caballo y comenzó a hablarle suavemente para que el animal se controlara, sus palabras surgieron efecto y el caballo se tranquilizó, el ojimiel suspiro un poco aliviado y con mucho esfuerzo y trabajo consiguió colocar al hombre sobre el animal, el peliazul se encontraba recostado sobre el lomo del potro y el castaño comenzó a caminar guiando al animal por los distintos caminos de hierba.
Al llegar a su casa bajo al hombre con mucho cuidado y lo llevo hasta el interior prácticamente arrastrándolo, lo recostó en la cama y con el hombre aun dormido tomo algunos vendajes y medicinas y comenzó a limpiar sus heridas.
El ojimiel paso toda la noche cuidándolo pues tal parece que con el golpe el hombre tenía una fuerte fiebre y parecía no querer irse, con trapos húmedos limpiaba el sudor de la frente del joven.
Pasaron tres días y el hombre no despertaba, aun preocupado por el joven tenía que regresar a su trabajo, se despertaba a la hora de siempre y después de comprobar que el hombre se encontraba mejor y partía a su jardín e invernadero y realizaba sus deberes lo antes posible, tomaba el caballo del hombre para hacer menos tiempo y terminar más rápido, una vez hecho su trabajo se dirigía presuroso a su casa para estar con aquel hombre y cada que regresaba le contaba lo que había hecho en su día, no sabía qué era lo que le pasaba solo sabía que su corazón ya estaba completo.



*+*+*+*



Solo escuchaba voces y más voces, todos los murmullos que no soportaba de la alta sociedad, el sabia que sus trabajadores le eran fieles pero no los que lo rodeaban, cada mujer y hombre que se le acercaba solo querían su dinero y el gran estatus social que el poseía, rostros y mas rostros, voces y más voces, sonrisas falsas y adiós sinceridad, nadie se le acercaba con intenciones de ser su amigo, una vida donde todo era falso, la oscuridad y el ruido cada vez se volvía más molesto, quería gritar y salir corriendo de ahí y justo en ese momento escucho una dulce voz le hablaba y su sonido, fue cuando recordó al ángel ese hermoso rostro, todas las voces desaparecieron y ahora solo escuchaba esa dulce voz, quería saber quién era el que le hablaba. Sus ojos pesaban y su cabeza dolía, no podía despertar pero esa voz era tan dulce, quería saber quién era la persona que poseía esa dulce voz, puso todo su esfuerzo en abrir sus ojos él tenía que despertar.



*+*+*+*


Ese día termino su trabajo un poco más tarde debido a que se había encontrado con un amigo, camino a casa se sentía tan inquieto como el día que encontró al hombre, presuroso acelero el trote del caballo y llego a su cabaña, entro y corrió directo hacia la habitación y ahí, ahí se encontró un unos hermosos ojos color azul, el había despertado.

- Quien eres tú?- pregunto con dificultad el hombre que yacía en la cama
- Soy Kamijou, Kamijou Hiroki- se presentó el castaño con un poco de nervios al ver esos ojos tan azules como el mar- y tú eres?
- Kusama Nowaki- dijo el hombre a la vez que trataba de de sentarse, el castaño corrió a ayudarlo y quedo recostado- como llegue aquí?- pregunto confundido
- Te encontré cerca de aquí, estabas inconsciente y te traje a mi casa- explico nervioso el ojimiel
- Ouh! Cierto ahora lo recuerdo, el caballo- respondió el peliazul a la vez que trataba de recordar el accidente
- Tú no eres de por aquí cierto?, que hacías ahí entonces?- pregunto dudoso el castaño
- Estoy buscando a alguien- explico el peliazul mientras sonreía torpemente
- Ah, ya veo- respondió el ojimiel con un ligero toque de decepción en su voz
- Tú me cuidaste?-pregunto el ojiazul mientras veía a su acompañante con la cabeza baja
- No fue la gran cosa- respondió con una voz un poco molesta mientras su entrecejo se fruncía un poco, ojiazul solo sonrió ante la actitud del castaño y se limitó a observarlo por un rato.

Los días pasaron y el ojiazul se mejoraba, Hiroki seguía con su trabajo y cuando su visitante se sentía mejor este le ayudaba con algunas flores, día a día Nowaki le contaba al ojimiel lo que era su vida pasada mientras que el castaño solo le veía atento.
Pasaron tres semanas y ahora el ojiazul se encontraba recuperado por completo, sabía que debía continuar con su viaje y así se lo hizo saber al joven florista, Hiroki no quería admitirlo y no pensaba hacer nada al respecto pero él sabía que no quería que ese hombre se fuera, durante ese mes que convivieron juntos las emociones estrujaban su corazón haciéndolo sentir extraño ante tantas emociones, pero de todos esos extraños sentimientos había uno que conocía a la perfección, tristeza, eso sentía al momento de ver al ojiazul subir al caballo y alejarse de la cabaña.



*+*+*+*



Nowaki seguía con su viaje tratando de encontrar a su ángel, sabía que debía verlo, pero conforme su viaje avanzaba el dolor en su pecho crecía más y más, no entendía la situación ni el porqué de que ese vacío se hiciera aún más grande.
Días y días pasaron y el peliazul se sentía más nostálgico, no sabía qué hacer y embargado por la tristeza llego a una posada donde pasaría la noche, se echó a dormir en la cama y se dispuso a soñar ese era el único lugar en el que podía escuchar la voz de su ángel.
Esta vez veía con más claridad, veía un hermoso jardín lleno de rosas y a alguien a lo lejos debajo de enorme árbol recostado, lo veía a distancia pero él conocía ese jardín, sin siquiera esperar a que el solo hiciera acto de presencia salió corriendo el lugar y monto su caballo, quería ver a su ángel.



*+*+*+*



Semanas pasaron y Hiroki había regresado a su rutina del diario, despertaba se daba una ducha y tomaba el desayuno para después emprender camino a su trabajo pero ahora era diferente, su rutina de quien se había vuelto amigo ahora le fastidiaba y molestaba, encontraba todo distinto y aunque trataba de no pensar en él su corazón dolía cada día más, él se fue y ahora solo había vuelto todo a la normalidad.
Como cada día despertó y comenzó con esa molesta rutina, después de haber hecho su trabajo tomo un libro y se fue directo al enorme jardín, se recostó debajo del Sakura y comenzó a leer, su lectura se vio interrumpida por el relinchar de un caballo, el sonido venía muy cerca de el alzo la vista y lo vio, ahí sobre el equino, le veía sonriente.

- Regresaste- dijo casi en un susurro el castaño
- Si regrese, es que ya encontré a la persona que buscaba- explico el peliazul a la vez que bajaba del caballo
- Ah, me alegro por ti- respondió el ojimiel con un tono de decepción en sus palabras, tomo su libro y se dio la vuelta para emprender su huida cuando sintió dos enormes brazos atraparlo.
- Te encontré Hiro-san- dijo el ojiazul en el oído del mayor a la vez que afirmaba más el agarre
- Te das cuenta que no tengo nada que ofrecerte?- pregunto el castaño quien se encontraba aun atrapado en los brazos del más alto
- Hiro-san tiene mucho que ofrecerme y lo que más quiero de él, sé que me lo puede dar- dijo el hombre mientras tomaba a Hiroki y le daba la vuelta para quedar frente a frente
- …- Hiroki solo le vio confundido sin entender que era lo que decía el peliazul, el más alto entendió la mirada y sin más se dispuso a besar al castaño, fue un beso suave y lleno de dulzura- lo que quiero de Hiro-san es que me ame como yo lo amo a él.

El castaño se sonrojo ante tales palabras pero correspondió el segundo beso que le daba aquel hombre, el caballo se encontraba atado al árbol mientras que ellos se encontraban debajo de este cubriéndose con su sombra mientras sonreídos se ponían al corriente con sus vidas.

Notas finales:

Que dicen les gusto?

 

cualquier duda, observacion, sugerencia o simplemente me quieren decir si les gusto 

 

espero gustosa sus reviews

 

ok

 

bye,bye


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