Título: Deséame éxito
Autor: Paz
Estado: 3/en proceso
Pareja: Hana X Ru
Disclaimer: Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, solo me distraigo colocándolos en situaciones románticas.
Resumen capítulo: Rukawa empieza a comprender que el basketball no lo es todo y comienza a pensar en cierto do’aho, abriendo su corazón a la esperanza.
Estilo: Romántico
Advertencias: Esto es yaoi. Si alguien no sabe lo que significa advierto desde el principio que se trata de una relación chico/chico. En algún momento del fic contendrá lemon, avisaré cuando. NC-17.
Capítulo III: El regreso
“Suerte se desea solo a los mediocres”
Esa frase le persiguió durante mucho tiempo. En realidad nunca pudo olvidarla. Se volvió el centro de su existencia, él nunca sería un mediocre, era un tensai, el mejor basquetbolista de Kanagawa, habían llevado en varias ocasiones a los nacionales al equipo de Shohoku y desde la universidad había demostrado con creces su valía ante jugadores tan buenos o mejores que él. Ya no era el engreído joven que se creía el mejor, ahora sabía que lo era y sus autoproclamas arrancaban sonrisas entre sus compañeros.
Aquel su ultimo año de universidad, había sido nombrado capitán y desde ese puesto estaba dispuesto a todo para alcanzar la fama para que su nombre y el equipo universitario traspasaran las fronteras de Japón llegando a ciertos oídos zorrunos para que así supiera que también él era capaz de triunfar.
En cuanto a sus estudios estaba dispuesto a ser el mejor de su promoción, teniendo en cuenta la marcha de sus notas estaba por lograrlo, aunque no tenía la victoria en la mano porque había otro compañero que le disputaba tal honor.
Las vacaciones de invierno habían comenzado y le sobraba demasiado tiempo, así que no tenía otra cosa más que pensar y pensar en cierto kitsune, preguntándose que estaría haciendo en América. Esa noche acurrucado en el sofá, dejaba la mente vagar, cuando una insistente llamada a su puerta, le saco de su ensoñación.
Sin molestarse en preguntar quien llamaba a esas horas intempestivas, eran las once de la noche, abrió la puerta. Su mirada sorprendida se posó en la persona que estaba delante de él.
Podía decirse que se quedo mudo de la impresión, no fue capaz de articular palabra, solo apartarse para permitirle la entrada. Fue verlo y un montón de emociones le invadieron.
Le vió tan hermoso como le recordaba, sus ojos azules tenían un brillo desconocido, como si esos años le hubieran vuelto más comunicativo, algo impensable porque seguía tan callado como siempre, su cabello más largo de lo que era habitual en él, lo llevaba recogido atrás en la nuca, aunque algunos mechones más cortos le caían sobre los ojos, llevaba un abrigo negro, con el cuello alzado para protegerse del frío.
Observó el lento movimiento de sus manos yendo hacia los botones que comenzó a desabotonar. Un ligero temblor le hizo suponer que no estaba tan tranquilo como aparentaba. Qué le pasaba al kitsune? Más aún, qué estaba haciendo en su casa? No eran amigos…., que más quisiera él, el amor que sentía seguía allí, atesorado en su corazón, nunca hizo nada por olvidarlo, tampoco se entregó a otros brazos, aún cuando sabia que él no volvería, no buscó amores vanos, para qué? Tan seguro estaba que amaba al kitsune que prefirió la soledad de su hogar a embarcarse en una aventura amorosa que no llenaría el vacío de su corazón. Qué le ha llevado a regresar? Esas y muchos interrogantes bullían en la mente del joven pelirrojo, sin embargo su mirada no traslucía sus pensamientos.
Recogió el abrigo de sus manos, al rozarlas las sintió heladas, fuera de aquellas paredes la temperatura era extrema. Se apresuró a ir hacia la sala, donde un brasero mantenía caliente la sala, con la seguridad que él iría tras suyo. Así fue.
Kaede se lo agradeció en silencio porque se le acercó lo más posible estirando sus manos hacia el calor de las brasas frotándolas entre si al cabo de unos minutos.
El silencio se hacia pesado entre ellos.
Finalmente, cuando entró en calor, alzó la mirada hacia Sakuragi, en ella no vió nada de esa pasión que dominaba al chico que él conocía, aún así él había regresado y aunque no le interesara le diría lo que había ido a decir. Luego se marcharía.
-Estaba equivocado… -murmuró.
-Quieres tomar algo caliente, café, te o chocolate… -ofreció como si no le hubiera escuchado.
-Té… -le vendría bien. Al parecer Sakuragi no sentía curiosidad por sus palabras. Parte de su valor le abandonó.
Mientras le escuchaba trastear en la cocina, estuvo a punto de salir corriendo, venciendo el temor que le embargaba se quedo quieto. Esperando.
Mientras disponía lo necesario, Hanamichi pensaba en esa extraña frase, qué ha querido decir? Por qué iba a decirle a él eso? Acaso le buscaba como su paño de lágrimas? Tenía que saber que quiso decir, con ese pensamiento terminó de poner en la bandeja una fuente con pastas y fue junto a su inesperado invitado.
Posó la bandeja en una mesilla baja, haciéndole un gesto para que se acercara. Se sentaron sobre los cojines, frente a frente, observándose en silencio, Hana fue el primero en tomar una de las pastas que de un bocado se trago, medio se atraganto y tuvo que dar un sorbo a su té.
Rukawa pensó que seguía siendo el mismo atolondrado de siempre, eso le hizo sentirse mejor. Su do’aho no cambiaba, un momento se interrumpió a si mismo esta visto que también estoy equivocado en esto, decididamente no era suyo, nunca lo fue ni lo será. Ese pensamiento le entristeció.
Hana vió un brillo de tristeza en su mirada que ensombrecía su rostro. Tristeza que no desapareció en tanto comían y bebían en silencio.
-En qué estabas equivocado? -apenas terminó su bebida hizo la pregunta, inesperadamente, se vió recompensado cuando de súbito levantó de su rostro, la brillante mirada de sus bellos ojos que fijos en él le miraban como... emocionado, con una expresión de feliz irrealidad, como si no esperara ese interés.
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Este capítulo es un pelín más largo, y con él sabemos un poco lo que piensa Hanamichi, nos veremos la semana que viene. Adios.