Su mirada se perdió en aquel blanquecino lugar, suspiró dejando que el vaho chocara contra la amplia ventana, empañándola.
Sus dedos se acercaron con lentitud y casi torpeza hacia la ventana tocándola, escribiendo aquel nombre, sonrojándose bobamente por ello, negó un par de veces, sintiéndose bobo… un bobo enamorado.
Sonrió alegremente, dejando descansar su frente contra la fría ventana, cerrando sus ojos, perdiéndose en los recuerdos que inundaban su mente, cuando un pequeño golpe sobre la ventana lo asustó haciendo que cayera del sillón que había ahí.
Se levantó algo molesto por eso, se asomó hacia abajo, viendo únicamente una caja envuelta en un interesante papel rojo brillante con un enorme moño en color verde oscuro.
Curioso bajó las escaleras casi corriendo, abriendo la puerta para salir, caminando casi desconfiado hasta la caja… aunque más que una caja, era un regalo.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo pateó suavemente, esperando algo… algo que jamás pasó, así que tomó con cuidado el regalo, entrando de nuevo a la casa, caminó hasta la sala donde su padre se encontraba viendo la televisión.
-¿Y eso?-preguntó viendo a su hijo solo unos segundos para después volver su atención a la pantalla.
-Un regalo-dijo, buscando algo que le dijera quien lo había dejado, pero nada había, así que sin más lo abrió, viendo dentro un muérdago-¿Qué?
-¿Quién te dio ese regalo amor?-preguntó su madre sonriente viéndolos desde la cocina.
-N-no… no lo sé-dijo extrañado ante tan interesante regalo.
-¿Qué es?-preguntó su padre.
-Un muérdago-dijo, enseñándoselo.
-¡Uyyyy!-dijo su madre riendo-alguien quiere besarte hijo~
-¡Omma!-dijo completamente apenado, cubriéndose el rostro con las manos.
-Tu madre tiene razón-concordó su padre- así que no saldrás de esta casa hasta que tengas que volver a la escuela.
-Cariño-le regañó su esposa- es normal que alguien esté interesado en nuestro hijo, es guapo, amable, inteligente, canta como los ángeles mismos, y está creciendo-dijo mientras una lágrima escapaba de su ojo, secándola rápidamente-recuerdo cuando aun te cambiaba los pañales.
-¡OMMA!-dijo corriendo hacia su habitación, encerrándose-¿Por qué?-dijo recargándose contra la puerta dejándose caer, notando que aun tenía entre sus manos aquel extraño regalo.
Las horas continuaron y sin más llegó la hora de la cena familiar, bajó vistiendo la ropa que su madre había escogido para aquel día especial, unos pantalones oscuros, una camisa blanca y un suéter gris.
La cena pasó con tranquilidad, a punto de ser media noche, su celular comenzó a vibrar dentro de su bolsillo, extrañado ya que los únicos quienes le llamaban eran su padre y sus primos RyeoWook y HeeChul, y ambos estaban en la casa.
Sal un momento, trae contigo el muérdago.
Frunció su ceño, ¿Qué era eso?, pero la curiosidad fue más, así que tomó su chaqueta y salió de forma lenta para no llamar la atención, dentro del bolsillo de su chaqueta traía el muérdago, salió viendo que había comenzado a nevar nuevamente, se cubrió mejor, subiendo un poco más la bufanda que se había colocado.
-Pensé que no saldrías-dijo una voz… esa voz, su cuerpo tembló y su rostro de sonrojó, maldijo que solo oír unas cuantas palabras de él le afectaran de aquella manera.
-Pues heme aquí-dijo volteándose para verlo, vestido con pantalones oscuros, una gabardina oscura también y su cabello llenándose de pequeños copos.
-¿Te gustó mi regalo?-preguntó sonriéndole de lado, incomodándolo, haciéndole desviar la mirada hacia otro lado, sintiéndose extrañamente idiota por hacer aquello.
-¿Me quieres besar?-preguntó bajito.
-¿No es algo obvio?-le dijo acercándose más, quedando frente a frente, haciendo más notable aquellos centímetros de diferencia.
JongWoon se mordió los labios, sacando de su chaqueta aquel muérdago, viendo como KyuHyun lo tomaba colocándolo sobre sus cabezas.
Se acercaron lentamente, sintiendo como el frio a su alrededor desaparecía, simplemente existían ellos, en medio del patio trasero de la casa de los Kim en noche buena, a punto de besarse, ¿Qué podía ser mejor que eso?
Sus labios se tocaron con suavidad y un escalofrío recorrió por completo sus cuerpos, erizándoles la piel, sus corazones latieron acelerados, las manos de JongWoon se aferraron a las solapas de la gabardina del alto, encantado.
Cuando se separaron sus ojos brillaban de forma especial, las mejillas de ambos estaban sonrosadas, KyuHyun sonrió acercando su nariz a la del otro, rozándolas levemente.
-¿Qué haremos para el año nuevo?-le preguntó en tono coqueto.
-¿Eh?
-Pasaremos el año nuevo juntos, yeobo-le dijo riendo-quiero mi beso de año nuevo.
-¡Ya pídeselo Kyu!-gritaron Wookie y Hee desde el cuarto de JongWoon, atrayendo la atención de ambos enamorados, haciendo sonrojar a JongWoon y reír a KyuHyun.
-¿Quieres ser el amor de mi vida?-le preguntó acariciándole las mejillas.
JongWoon se perdió en los ojos ajenos y una pequeña sonrisita apareció en sus labios, y estampó sus labios contra los del alto, sorprendiéndolo un poco correspondiendo el beso.
-Me debes mi jirafa gigante hyung-le dijo RyeoWook riendo.
-¡Yah!-le dijo el mayor- para mí, que obligaste a Kyu.
-Le di un pequeño empujoncito nada más.
HeeChul alzó una ceja, viendo al menor reír antes de salir de la habitación, para después volver su vista hacia abajo donde KyuHyun cargaba a JongWoon mientras daban vueltas, escuchando sus risas.
-Bobos enamorados-dijo negando un par de veces, para dejarlos en soledad.