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Kommátia por HokutoSexy

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X. CAPRICORNIO

 

SIDE A

Here comes the rain again
raining in my head like a tragedy
tearing me apart like a new emotion
I want to breathe in the open wind
I want to kiss like lovers do
I want to dive into your ocean
is it raining with you

So baby talk to me
like lovers do

Here comes the rain again, Eurythmics.

 

Había pasado exactamente un mes… un mes desde la insurrección de Aioros y su muerte, un mes desde que él se convirtió en la guadaña que sesgó esa vida… la vida de él, de aquel por quien había sentido un cariño inconmensurable… a quien le permitió entrar en su vida, y le mostró algunos pedazos de lo que él mismo era… tal vez ese fue su error, siempre era un error confiar de más, y muy pronto en su vida aprendió que todo lo jodía, que tenía el peculiar don de joderlo todo… por eso la soledad le venía bien.

 

Y cada año, en la misma fecha, lo honraría, era la manera de infringirse un nuevo dolor, para sentirse vivo… para sentir que todavía había algo que le latía en el pecho, aunque ante los demás fuese frialdad e indiferencia…

 

Dejó la copa de vino tinto de La Rioja sobre el piano de cola, ese al que se había vuelto tan afecto, se sentó en el banco y levantó la tapa que protegía las pulidas teclas, pasó los dedos con suavidad por sobre la superficie, escuchando atento el sonido que emitía…

 

Comenzó a tocar la canción aprendida de memoria, aquella que tocaba muy de vez en cuando, solamente en ocasiones especiales, esa era una de ellas: Moonlight Sonata de Beethoven, una melodía desesperada… cerró los ojos, apretó los párpados y se hundió en la oscuridad mientras tocaba con los largos dedos… mientras transmutaba en sus recuerdos más ocultos…

 

 

 

**********

 

 

 

Don Francisco Iturribalzaga era el poseedor del imperio naviero español más próspero de la península Ibérica, dicho poderío naval databa desde el Siglo XVIII. Don Francisco, el único y joven heredero, aceptó un matrimonio arreglado con Doña Isabel de Farnesio, hija también de una familia aristocrática aragonesa. Isabel no podía concebir: era estéril.

 

El único consuelo y paño de lágrimas de Isabel era Natalia Kovshova, su dama de compañía, una joven que había escapado de Rusia varios años atrás por ser considerada insurrecta. Natalia un día le dijo a Isabel que tendría un hijo que cambiaría el destino del mundo, ella no entendía como sería eso posible puesto que no podía concebir, sin embargo Natalia lo sabía, lo presentía…

 

Una noche que Don Francisco llegó de una larga borrachera sedujo a Natalia, la joven rusa quedó encinta, Don Francisco la condenó al encierro al igual que a Isabel, de forma que pudiesen hacer pasar por hijo legítimo al nonato que esperaba Natalia.

 

Sí… él había nacido para joderla siempre…

 

Nació el 12 de enero, se le dio el nombre de Arnau Iturribalzaga, fue arrancado de los brazos de Natalia y ésta, asesinada truculentamente. Don Francisco le entregó el niño a Isabel diciéndole que Natalia había muerto en el parto, por lo cual la madre legítima sería siempre ella… se prohibió hablar en la casa Iturribalzaga de la existencia de la rusa.

 

Isabel crio a Arnau como hijo propio, atrapada como estaba en una gran jaula de oro. Desde muy pequeño entendió que vivía en el lugar equivocado, a él no le parecía que tuviesen que existir diferencias sociales, de raza, o de culto y muy pronto comenzó a chocar con su padre ante la negativa de comportarse como un aristócrata, su padre acusó nuevamente a Isabel de volver blando a su único hijo y tuvo una razón más para detestarla…

 

¿Cómo olvidar los gritos y reproches? ¿Cómo?

 

Isabel en su afán de proteger al niño que había nacido de una tragedia le contó un día la verdad de su origen. Él sólo es un niño, no lo entiende… pero ella ha insistido en que encuentre su camino pronto… le entregó un relicario con una cruz, en su interior contenía el nombre que su verdadera madre deseaba para él: Shura, que en ruso significa “defensor de la humanidad”, le pidió huir y buscar en las estrellas su verdadero camino… Don Francisco, su padre, los descubrió… él la vio morir delante de sus ojos… no pudo evitarlo… ardió en ira… impotencia… sólo podía sentir el viento que giraba a su alrededor levantando su cabello negro azabache, la luz dorada le envolvía, y las ráfagas de viento cortaban como navajas… ahora su padre tenía la certeza de que su hijo era un fenómeno, su único hijo… fue poco después de eso que el Santuario le encontró y tras un buen contrato de negociación marítima hacia el Mediterráneo, cual transacción de mercancía, se fue…

 

Arnau no regresó jamás, perdió a su familia, o tal vez nunca la tuvo, perdió la sonrisa, perdió el corazón y perdió el nombre para siempre… dejó de ser Arnau Iturribalzaga para llamarse Shura… era Shura de Capricornio… el que siempre acababa jodiéndola…

 

 

 

**********

 

 

 

Terminó de tocar aquella sonata, con un rictus de dolor dibujado en el rostro, en su rostro siempre seco, falto de emociones o de gestos, al menos esa era la máscara que se había puesto y que había descubierto que le venía como anillo al dedo… hasta que llegó él… hasta que fue precisamente Aioros el que se metió tan debajo de su piel… en aquellos rincones a los cuáles nadie llegaba… sí, Aioros se había metido en tu carne, en su piel, en su memoria…

 

Pegó con el puño cerrado sobre las teclas del piano, éstas le devolvieron una lastimosa respuesta, como si gritaran…

 

Se encogió sobre sí mismo, con ambos brazos apoyados en el piano de cola… su cuerpo temblaba, se agitaba en medio de un llanto doloroso, en silencio… se agitaba en la tragedia de su vida, de la muñeca izquierda sobresalía la cinta roja que Aioros llevaba en la frente, la cinta que el mismo Arconte de Sagitario le regaló un día antes del gran cisma…

 

—Nunca me cuentas nada de ti —comentó con inocencia el griego.

 

—No tengo nada que contar.

 

—¡Bah! Tan cachazas como siempre —acabó riéndose el griego, para fastidio del hispano que odiaba hacer el ridículo—, ¿algún día me contarás todos tus secretos…? —le dijo en voz baja casi contra sus labios, en un gesto inocente y a la vez sensual.

 

—No tengo secretos…

 

El ateniense se quitó la cinta de la frente y la ató en la muñeca de Shura, en la muñeca izquierda.

 

—Esto no es cualquier chuchería Aioros… no puedes…

 

—Quiero que la tengas… por favor, acéptala… —le dijo acariciando sus labios, sonriendo contra ellos—, ¿sabes? Una vez me contaron una historia… decía algo así: “Un hilo rojo, invisible, conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper”

 

Shura se rio, discretamente.

 

—¿Me estás dando el “hilo rojo”, aunque yo siempre acabo por joderla?...

 

—Algo así…

 

Sus sollozos mojigatos le hacían agitarse con el dolor atragantado en el pecho y un nudo en el estómago… lloró, a lágrima viva, lloró porque tenía que hacerlo o aquel dolor le iba a estallar y fragmentar en más pedazos…

 

 

SIDE B

He says,
"Son, can you play me a memory
I’m not really sure how it goes
But it’s sad and it’s sweet and I knew it complete
When I wore a younger man’s clothes."

Sing us a song, you’re the piano man
Sing us a song tonight
Well, we’re all in the mood for a melody
And you’ve got us all feelin’ all right

Piano man, Billy Joel.


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