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¿Cuándo nos perdimos? por Wolf Brave

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Notas del fanfic:

¿Cuándo nos perdimos?


Esto puede ser verdad o mentira, eso tú lo decides.


  


“- No me hago responsable con tu desgracias. Prefiero ayudarte a salir de ellas. -“ 


 


 


 


 


ATENCION (WARNING)


VOCABULARIO POCO ADECUADO. ESCENAS DE DUDOSA PROCESDENCIA, IDEAS ESTUPIDAS, Y TALVEZ, TRAUMANTES, O EN SU DEFECTO, PERTURVADORAS.


¡¡¡AQUIEN MIERDA LE IMPORTA!!!


 


 


DISFRUTE SU LECTURA.


 


 


 


:WolfBrave:


 


 


 


 

Notas del capitulo:

:WolfBrave: 


Espero sea de su agrado.


 


(Ira lenta la historia, a mi ritmo)


 

“Habían pasado ya unos 14 o 15 años desde cuando se conocieron. Venían de familias distintas, se podría decir que eran complejos diferentes de vidas e ideales. Eran tan distintos que no podían estar juntos ni aunque se les amarraran. Pocos, por el mismo motivo, aceptaban esa amistad que poco a poco, con mucho esfuerzo y guerra, habían creado. Se conocían de poco tiempo, pero se sabían hasta sus más íntimos secretos, sus más anhelados deseos y esas bajas paciones, que ni siquiera estando consiente uno conoce. Se prometieron muchas cosas en secreto, ni siquiera ella y el sabían de esos compromisos, hacían una pareja perturbadora, por eso nadie les daba más de 3 días juntos, y sin equivocarse, no duraban 3 días juntos, pero en el cuarto día se juntaban como si no hubiera pasado nada y se hablaban de lo más normal, como si nada hubiera pasado, como si nunca hubieran faltado. Lo que nadie entendía era que esa amistad que ellos no profesaban era real, era autentica y que existía más allá de lo que los demás podían apreciar y entregar.

Su encuentro, de lo más normal, un choque en las escaleras, una mentada de madre por parte de ella, un ademan fachoso y guarro de parte de él y a la semana se reían de las personas que pasaban a su alrededor. Igualmente, nadie entendía el por qué o el cómo de esa inusual atracción. Mas no era diferente a la verdad, era solo una amistad efímera, atrapada entre quimeras de lo existencial y lo ideal.

Junuen, ese era el nombre de ella y el con mucho cariño y gusto le gritaba desde la esquina “YETI”. Ella, por otra parte, tenía varios apodos para Sandoval, suponiendo el estado de ánimo que participara en su día, “NARIZON” “SANDO” “SANDY” o tan simple como “IMBECIL” con mucho cariño, por supuesto.

Pasaron muchos años, muchas vivencias y muchos momentos que marcaron sus vidas, momentos que no eran del todo lindos pero si desbordaban conocimientos y nuevos ideales, cambios radicales…

La diferencia de conocimiento, la práctica de algo distinto, esa mentalidad recta, fuerte, heroica, ruda, sin miedo le había traído a Junuen nada más que desgracias y enfrentamientos sumamente dolorosos.

Sus compañeros prejuiciosos, opusieron una resistencia agresiva, violenta. Mas nunca se dejó caer, se mantuvo y aguanto. La cosa se puso cada vez peor y la violencia no fue solamente verbal, se volvió física, al responder y defenderse, ya no hubo más y callo o simplemente se mantuvo colgada un rato de algo que no sabría decir si era Fe, fuerza de voluntad o ganas de vivir, solo se y vi que se sostuvo hasta que llego Sandoval.

 

-Si aceptas pelear, peleare contigo.-

-No creo que salga viva de esta.-

-¡¡¡A NADIE LE IMPORTA SI VIVES O MUERES JUN!!!-

-Sandy…-

-A todos esos tipos no les importa una mínima mierda si vives o no, si puedes o no puedes, ellos no están peleando para ganarte, están peleando para matarte, ellos te quieren matar…, no estoy dispuesto a morir así Jun. Prefiero buscar la manera de matarlos yo a que me maten, no planeo morir tan cobardemente. No sé tú, pero no planeo morir aquí, no así.- Se limpió las lágrimas –Piénsalo, no hagas algo de lo que muchos se lamenten, vive por aquellos que no lo lograron, no toque fondo, aun no…- Y se fue.

Sandoval tenía una vida dura, era hijo de un padre que nunca estuvo y nunca estaría, una madre que no le prestaba atención y prefería estar con algún hombre que le diera la seguridad de un rato. Apostador y también peleador en peleas callejeras, de ahí aprendió lo que dijo, tan cliché como un “si ganas vives, pierdes mueres. Tu contrincante nunca querrá ganarte, el buscara matarte. Mátalo tu primero” así creció.

Junuen, a diferencia de Sandoval, creció con el libre pensamiento de tratar a las personas por igual, no pisotearlas, darles la misma oportunidad, brincarlas mas no tumbarlas. Sus padres nunca le dijeron que esa mentalidad podría matarle a ella. La vida se ofreció a mostrarle los errores de manera práctica y con ejemplos que le incluían.

Ahora, después de tantos años, entendí que estos dos entes perdidos entre las personas, entre el mundo, se reunieron no por casualidad, si no, por necesidad. Ellos dos tenían aquello mismo que les faltaba. Lo malo y lo bueno en una misma persona. Ella le enseño a él la forma en que se vivía con cariño y cuidado, él le enseño a ella el cómo cuidarse las espaldas, como atacar y ganar, el cómo sobrevivir. Él sobrevivía, ella vivía. Se enseñaron a madurar, a disfrutar y errar, decidir, perder, ganar, a ser ellos y a la vez nada.”

 

¡Clic!

¡Clic!

¡Clic!

¡Clic!

-“No te muevas…, no te muevas”-

¡Clic!

¡Clic!

¡Clic!

¡Clic!

-“Ya…”- Cargo la cámara y la coloco en su estuche de nuevo, acaricio al cachorrito –“Thanks”- y se dio a la tarea de desaparecer por una vereda. Muchas veces planearon ir por aquellos lugares, inmortalizar a las personas o los paisajes deslumbrantes de aquel lugar, muchas veces lo planearon, soñaron y hasta vieron por internet. Nunca pensó que por su propia mano llegaría ahí, pero lo logro, gracias a Junuen, dando rienda suelta a todos aquellos pequeños y grandes sueños. Fotógrafos, se habían convertido en fotógrafos, no muy reconocidos, pero si habían logrado llenar galerías y ganar lo suficiente para darse gustos.

Cuantos años tenía ahora ¿26? Estaba perdido. Un tanto shockeado.

Se mantuvo quieto como una estatua durante mucho tiempo, pensando, escuchando uno a uno sus pensamientos, escucho también, su corazón. Algo no andaba bien, le dolía. El aire le faltaba y sus pulmones dolían, igualmente, como cuando se daba por fin cuenta de sus bajas pasiones, empezó a llorar, quebrándose uno a uno, parte por parte, hasta que no supo más de sí. Volvió a caminar hacia ningún lado, guiado por la persuasión de quien sabe dónde y, como si alguien le diera una zape, observo de nuevo. Se dio cuenta, con una rapidez increíble:

¡¡Junuen había fotografiado aquel lugar!! ¡¡Junuen estuvo ahí!! No era coincidencia, nada era coincidencia…

Miro hacia sus pies, ahí estaba, lo sabía, en el mismo lugar que ella, con el ángulo exacto, con las sensaciones a flor de piel…

 

Supo por primera vez en un año. No estaba solo.

 

-Hey…, mira, algún día seremos los mejores fotógrafos del mundo.-

-Nunca nos separaremos Jun-

-Nunca, siempre estaremos juntos Sandy-

-¿Siempre?-

-La pregunta me ofende…- Sonrió y le dio una palmadita en el hombro –Siempre, hombre, siempre-

 

Ella siempre estuvo con él.

 

 


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