Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SECUESTRO por Mirelle

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola :DD No sé si me conocéreis. Mi nombre es Mirelle y hace bastante que no publico por aquí. Me gustaría dedicar esta historia a todas las hermosas personitas que han creído en mí y en mis fanfics.

Muchos besos, espero que les guste :)

Notas del capitulo:

Espero que les guste X3

Capítulo 1: Los golpes en su cuerpo.


 


*Pic* (ruido de una cámara de grabación encendiéndose).


 


*Click* (ruido de un foco de luz encendiéndose)


 


-Muy bien, escuchadme atentamente. He secuestrado a los seis hijos de las familias más importantes del País del Fuego. Este no es un secuestro normal, así que no tendré problemas en matar a uno durante cada hora y no me importará si al final se mueren absolutamente todos. Quiero una cantidad de dinero y la quiero entera. No me importa si quieren contactar con la policía para conseguirlo, pero páguenme. No les recomiendo que intenten cazarme porqué si me veo en peligro haré asesinar tortuosamente a cada una de estas almas inocentes.


 


*Pic* (ruido de la cámara apagándose).


 


*Click* (ruido del foco apagándose).


 


Naruto oyó los pasos de los secuestradores moviéndose a su alrededor. Le habían cubierto la cabeza con una bolsa negra de tela y los ojos con un pañuelo y tenía las manos atadas fuertemente, hasta el punto de ser doloroso. Recordaba haber estado sentado en una silla cuando despertó, ya atado y ciego. Alguna persona realmente musculosa le había levantado tirándole fuertemente del brazo y le había conducido por un pasillo hasta sentarle en el suelo. Podía notar respiraciones a su alrededor – incluso algún sollozo de chica – por lo que supuso que los demás secuestrados debían estar a su alrededor.


 


Notó como nuevamente la mano fuerte le levantaba, conduciéndole de nuevo hacía la habitación donde se encontraba antes. Escuchó como su guía hablaba con otra persona, aunque no pudo entenderle puesto que hablaban en un idioma completamente distinto al suyo. La otra persona se rió y fue interrumpida por la voz del hombre que había pedido sus rescates. Volvieron a dejarle en la primera sala (donde había despertado) y le sacaron la bolsa de tela de la cabeza. Notó como alguien le apartaba el pañuelo de los ojos y por fin pudo ver dónde se encontraba.


 


Se trataba de una sala oscura que parecía un almacén, pero estaba vacía. A él le habían sentado sobre la misma silla de antes y en la sala había dos sillas más. En cada una había una persona distinta. La primera estaba ocupada por una chica de pelo negro que se encontraba llorando (Naruto recordó entonces los sollozos que había escuchado en la sala de la cámara). Se encontraba atada como él y Naruto pudo apreciar lo que le sobresalían los grandes pechos por culpa de las cuerdas. Tenía los ojos cerrados – aunque sin pañuelo – e hipaba. En la segunda silla se encontraba un chico de cabello castaño que le observaba con expresión aburrida. Naruto se sorprendió de ver esa aburrida mirada procedente de alguien a quién habían secuestrado.


 


Naruto pudo ver como un hombre con la cara tapada por un pasamontañas traía a alguien atado y con la bolsa en la cabeza. Se trataba de una chica a la que sentaron a la fuerza en el suelo y le apartaron la bolsa y el pañuelo, tal y como habían hecho con él. Tenía el pelo rosa y los ojos verdes. Su cara estaba un poco roja y tenía rastros de lágrimas, aunque ahora les observaba con una expresión enfadada.


 


-¡Tranquilos, tranquilos! – la voz venía del pasillo. De un empujón, entraron al autor de la voz, quién venía cubierto como habían venido todos. – Oh, vamos, no muerdo, no hace falta que me tratéis tan mal. – exclamó el chico. Le sentaron en el suelo y le despejaron la cara. Naruto le observó y sonrió al ver lo divertido que parecía aquél muchacho. Se trataba de un chico moreno con marcas rojas en las mejillas. Sus pupilas eran rasgadas, como las de un animal. Naruto creyó ver un par de colmillos.


 


La puerta de la habitación se cerró de golpe, dejándoles a ellos cinco solos.


 


El chico de las marcas rojas, al ver que el rubio le observaba, le sonrió.


 


-¡Ey, hola! – la voz amable de Kiba, el chico de las pupilas rasgadas, tranquilizó un poco a Naruto. - ¿Cómo estás?


 


Naruto hizo una mueca.


 


-Secuestrado. – respondió, pero aún así le sonrió. - ¿Cómo estás tú?


 


-Qué casualidad, diría que también estoy secuestrado. – rió. – Pero lo cierto es que no me importa, si puedo disfrutar de estas vistas… - alegó, observando a las chicas, a las que habían sentado de lado. La chica que lloraba no le observó y Naruto se fijó en que sólo miraba al suelo y que tal vez no les estaría escuchando. La otra chica, en cambio, observó con el ceño fruncido a Kiba.


 


-Cierra el pico, gusano. – respondió.


 


-Oooh, qué carácter, madame. – Kiba no parecía en absoluto molesto. – Ey, ¿No deberíamos presentarnos? Mi nombre es Kiba Inuzuka.


 


-Yo soy Naruto Uzumaki.


 


-Sakura Haruno. – respondió la chica de pelo rosa. El chico castaño que parecía aburrido les observó y no habló hasta unos segundos después.


 


-Es problemático, pero mi nombre es Shikamaru Nara.


 


La chica que lloraba no respondió y todos se giraron a mirarla. Fue Sakura quién se acercó un poco hacia ella y le puso el rostro en el muslo. La chica se giró a mirarla y ella le sonrió.


 


-Yo soy Sakura Haruno. ¿Cómo te llamas tú? – le preguntó en un tono de voz maternal. La chica que lloraba tragó saliva e intentó limpiarse un poco las lágrimas de las mejillas restregándoselas contra los hombros, pero pareció no dar mucho resultado. Hipó una vez más y sonrió, observando únicamente a Sakura.


 


-Mi nombre es Hinata Hyuga.


 


-Encantada. – el tono maternal de Sakura le aportó la confianza a la chica que lloraba para mirar a los demás. Todos le sonrieron intentando aparentar tranquilidad.


 


-Encantados. – dijeron a la vez.


 


Después de las presentaciones se encontraron sin un tema de conversación. Los minutos pasaban y cada uno intentaba parecer no darse cuenta del silencio. Hinata volvió a mirar al suelo, el mismo lugar que pareció haber atraído a Sakura. Naruto observaba el techo aunque notaba los ojos de Kiba fijos en su rostro. Shikamaru observaba las cuerdas que les ataban.


 


Finalmente, el chico castaño suspiró.


 


-Esto es muy problemático… - dijo.


 


-¿El qué es muy problemático? – preguntó la chica de pelo rosa.


 


-¿El secuestro? – interrumpió el chico de las marcas rojas en las mejillas, intentando empezar un tema de conversación nuevo con el chico castaño. Éste negó con la cabeza, suspirando nuevamente.


 


-Intentad recordar lo que ha dicho el secuestrador en la sala de la cámara.


 


Naruto intentó pensar pero su cabeza no le facilitaba la información. Recordaba estar atado, oyendo la voz de un hombre desconocido que hablaba de sus vidas como si de insectos se tratara. Realmente no deseaba recordar ese discurso. Incapaz de recordar qué era lo que no encajaba, calló. Y así, un nuevo silencio se instauró entre ellos mientras intentaban pensar a qué se refería el castaño. Al cabo de los segundos, sin que nadie dijese nada, Shikamaru parecía a punto de contestar, pero la voz de la chica que había estado llorando les interrumpió.


 


-Que éramos seis.


 


El estado de shock en el que quedaron se encargó de asegurar un nuevo silencio entre ellos. Hinata tenía razón, el secuestrador había dicho que eran seis, pero en la sala sólo había cinco personas. ¿Es que habían empezado a matar? Los pensamientos de Naruto fueron formulados por Sakura.


 


-¿El secuestrado seis es la primera víctima? – preguntó, con un deje de terror en la voz. Todos se dieron cuenta entonces de que ellos podrían ser los siguientes. Hinata empezó a temblar mientras se mordía el labio. Sakura la observó y empezó a golpear el suelo con el pie, visiblemente frustrada.


 


-Dijo que matarían uno cada hora así que como máximo nos quedan tres horas de vida, ¿verdad? – preguntó preocupado Kiba.


 


-Cinco. – le corrigió Shikamaru.


 


-Cinco. – susurró el chico, sonrojado por su fallo. - ¿Qué deberíamos hacer?


 


-¡Nuestros padres pagarán! – aseguró Sakura, intentando aportarles valentía a los demás.


 


-¿Y si no lo hacen? – preguntó preocupada Hinata. Sakura le frunció el ceño, asustándola.


 


-Tal vez este tío se vuelva loco y nos mate a todos antes de tiempo. – dijo Naruto, llevándose de regalo el ceño fruncido de la chica de pelo rosa. En ese momento, la puerta de la sala se abrió, sorprendiéndoles. Se quedaron todos quietos, como si quisieran fingir no estar en la sala. Un chico se vio empujado hacia dentro, cayendo al suelo de manera brusca. El hombre fuerte se le subió encima de la espalda y le sacó la bolsa, pero le dejó el pañuelo cubriéndole los ojos. Todo esto lo hizo mientras le agarraba fuertemente por el hombro. La poca delicadeza del secuestrador para con el chico les asustó a todos.


 


El hombre se fue, dejando en el suelo al que parecía el sexto secuestrado. Su pelo era negro y estaba despeinado. Su ropa estaba desarreglada y tenía la cara llena de golpes por lo que Naruto supuso que su cuerpo no estaría mucho mejor. Tenía el labio partido, chorreando sangre. Todos se quedaron callados observándole y se sorprendieron al comprobar que no estaba atado con cuerdas como ellos, sino que llevaba cadenas de acero.


 


Silenciosamente, el chico se incorporó e intentó caminar, arrastrándose casi. Sus pasos eran pesados, lo que confirmó a Naruto y a los demás que le habían dado una buena paliza. Se fue desplazando lentamente, hasta que percibió que había una pared delante. A continuación se dio la vuelta y se sentó, dejándose resbalar por la pared para quedar con la espalda contra ella. Su respiración era un poco entrecortada, como si le costase mucho exhalar e inhalar oxígeno, quizás por algún golpe que hubiera recibido en el pecho.


 


Mientras Naruto intentaba averiguar si el chico sabría que estaban ahí, el moreno habló.


 


-¿Cuántos sois? – preguntó. - ¿Cinco?


 


Shikamaru, adelantándose a las intenciones del moreno, le contestó.


 


-Somos cinco, por lo que todavía estamos todos vivos.


 


Al moreno le pareció complacer la respuesta puesto que pareció destensar un poco su postura. Quizás estaba más relajado de saber que todos estaban vivos, puesto que no volvió a hablar. Sin saber porqué, el cuerpo fuertemente atado del chico le pareció terriblemente sexy a Naruto. La piel blanca quedaba cubierta por la sangre en el rostro del moreno, haciendo de él un personaje demasiado oscuro, frío, hermoso. Casi tuvo ganas de levantarse y apartarle el pañuelo de los ojos para saber de qué color eran, pero recordó de pronto que estaba secuestrado y atado. Una vez más, alguien formuló sus pensamientos y en esta ocasión fue Kiba:


 


-Joder tío, estás muy bueno.


 


Sakura se echó a reír y Hinata dejó escapar una risita avergonzada. Shikamaru solamente  rodó los ojos mientras que Naruto sintió una extraña sensación de celos, aunque se sintió feliz de que alguien se lo dijera a ese chico.


 


-Tsk. – el moreno chasqueó la lengua, como si le hubiera molestado el comentario.


 


La pregunta que se hicieron todos al verle entrar fue formulada por Hinata.


 


-¿Qué te ha pasado…?


 


-Me han secuestrado, como a todos. – explicó el moreno, sin un deje de interés en la voz.


 


-Nos referimos a… tu cuerpo. – susurró Sakura, sintiéndose verdaderamente mal. No quería ni pensar en que el moreno hubiese sido abusado por esos hombres y era un tema muy difícil del que hablar. Quizás se echaría a llorar y todo. Todos se sintieron realmente incómodos de preguntarle al moreno sobre su condición.


 


-Deporte. Salgo a correr cada mañana con mi hermano.


 


Shikamaru comprendió en ese momento que el chico les estaba tomando el pelo.


 


-Queremos saber porqué te han dado una paliza, listillo.


 


Sasuke sonrió socarronamente, dando por finalizada su tomadura de pelo.


 


-Digamos que no me ha apetecido ser sumiso con esos tipos… - respondió de manera orgullosa. Su sonrisa les hizo sentir a todos un poco más seguros. Sakura sonrió cargada de esperanza sin saber ni siquiera porqué. Por su parte, Naruto sintió una calidez en el pecho y de pronto se sintió completamente orgulloso de la actitud del moreno.


 


-Debemos suponer que no les ha gustado… - susurró Kiba, sonriéndole socarronamente. - ¿Y cómo te llamas?


 


El chico guardó silencio.


 


-Entonces te llamaremos “chico número seis” – dijo Naruto, riéndose. Antes de que pudiera seguir bromeando con los demás, el moreno habló:


 


-Sasuke Uchiha.


 


-Pues yo soy…


 


-Naruto Uzumaki, lo sé.


 


Los cinco se quedaron en estado de shock. Un miedo empezó a recorrerles el cuerpo, dejándoles sin palabras. Sakura intentó hablar.


 


-Yo… yo soy…


 


-Sakura Haruno. La chica que estaba llorando es Hinata Hyuga. El que va de graciosillo es Kiba Inuzuka y el listo es Shikamaru Nara. Lo sé todo.


 


Todos se congelaron de miedo, incapaces de hablar. ¿Cómo podía ese chico saber cómo se llamaban todos ellos? ¿Habría participado quizás en el secuestro? ¿Se levantaría ahora y les rebanaría el cuello con un cuchillo? Sus cuerpos se pusieron en tensión e incluso Hinata empezó a temblar. La tensión se palpaba en el aire y se empezaron a mirar entre ellos mostrando expresiones preocupadas. De pronto les llamó la atención la risa de Sasuke, quién de pronto se había puesto a carcajearse burlonamente. Le observaron en silencio, esperando que diese una explicación, pero no parecía con intención de darla.


 


-¿Cómo lo sabes? – preguntó Naruto con la voz un poco temblorosa, notando una gota de sudor que le resbalaba por la frente. El miedo por conocer la respuesta también se había apoderado de él, juntándose al miedo del no saber.


 


-No os asustéis. – dijo, terminando de reírse. – Os he tomado el pelo. En la sala dónde me estaban pegando había unas pantallas que retransmitían lo que la cámara de arriba a la derecha estaba grabando. He escuchado las presentaciones.


 


Todos rápidamente se giraron a observar arriba a la derecha. Efectivamente, había una cámara allí.


 


-Si supuestamente has tenido los ojos tapados todo el rato, ¿cómo sabes que está arriba a la derecha? – preguntó Shikamaru.


 


-Cuando te privan de un sentido, los otros se mejoran, ¿habías escuchado alguna vez eso? – preguntó, socarronamente. Shikamaru suspiró. – Se oye la cámara cuando se mueve. No sabía que estaba en esa posición hasta que he llegado.


 


-¡Eres genial! – y Naruto se arrepintió al segundo de haber dejado que ese pensamiento le saliera por la boca. Todos (excepto el moreno) se giraron a observarle, sorprendidos. Al cabo de unos momentos Naruto vio en sus miradas que compartían su opinión, pero aún así ninguno se atrevió a decir nada. De pronto se oyó una risita por parte del aludido.


 


-Tenéis a dos chicas preciosas aquí y los dos me halagáis a mí. – dijo, recordando como Kiba le había halagado antes. Las dos chicas se sonrojaron por el piropo que les acababa de lanzar el atractivo joven. - ¿Es que acaso sois gays?


 


-No, pero reconoce que estás muy bueno. – respondió el chico de las marcas rojas en las mejillas. - ¿Tú sí eres gay?


 


El ruido de la puerta abriéndose interrumpió la conversación. Un hombre alto y muy musculoso, con el pelo largo y negro entró, cerrando tras de sí la puerta. Su piel era extremadamente pálida y sus ojos tenían marcas de ojeras. Observó uno por uno a todos los chicos sin cambiar su expresión seria. La tensión había vuelto al ambiente y una presión dolorosa se había instalado en sus pechos. Todos tenían miedo. El hombre dejó de mirarles y centró su mirada en Sasuke, quién estaba apoyado contra la pared. Se acercó a su posición y le sacó el pañuelo de los ojos, dejando libres unos preciosos ojos de color negro. Primero pestañeó un par de veces para acostumbrarse y posó su mirada en Naruto, hechizándole. Después observó con odio a su captor.


 


-Sabréis que no he venido precisamente para saber cómo os encontráis… - dijo el hombre, paseando de nuevo su mirada por todas las caras de la habitación. – Ha pasado una hora… - todos se quedaron pálidos - …y creo que ya sabéis lo que eso quiere decir…


 


Sakura se levantó rápidamente y se puso al lado de Hinata, en un intento de darse fuerza mutuamente. Kiba se acercó a Shikamaru arrastrándose, buscando una protección que no encontraría, puesto que el moreno simplemente le observó con molestia. Aprovechando que el hombre se distrajo con los movimientos, Sasuke se levantó todo lo rápido que pudo y salió corriendo, pasando por detrás de la silla de Shikamaru, hasta donde se encontraba Naruto. Una vez a su lado, se puso delante de él, ocultándole del hombre. El rubio se sonrojó, pensando que el moreno deseaba protegerle por algún motivo cariñoso. Cuando se estaba imaginando su amorío en una casa blanca junto a una piscina con dos perros, la voz del moreno le volvió a la realidad.


 


-Naruto. – susurró sin dejar de observar como el secuestrador paseaba su mirada entre ellos, tratando de escoger a una posible víctima. El aludido subió su cara para observar el rostro de Sasuke. – Pégate a mi espalda.


 


-No creo que sea el momento de… - Naruto se calló cuando notó que las cuerdas que le oprimían se aflojaban. En la mano de Sasuke había una pequeña cosa brillante que Naruto identificó como una navaja. La cuerda estuvo a punto de caer y descubrirles pero antes de que lo hiciera, Naruto la sujetó fuerte contra su cuerpo, fingiendo que seguía todavía atado. A continuación observó de nuevo el rostro del moreno.


 


-¿Ves si puedes liberarme? – le preguntó Sasuke en un susurro. La mirada del moreno seguía fija en el secuestrador, para no levantar sospechas.


 


Naruto se fijó en la espalda de Sasuke. Las cadenas le rodeaban todo el torso, obligándole a tener las manos en la espalda. Naruto se horrorizó al pensar lo incómodo que debería de resultar eso. Por otra parte, Naruto no pudo evitar fijarse en el trasero de su compañero. Era prieto y se le hizo tremendamente sexy. ¡Lo acababa de decidir! Si salía vivo de ese secuestro, le pediría para salir. Volvió a su tarea de explorar la cadena y descubrió un pequeño candado que unía los dos extremos del hierro. Gruñó.


 


-Hay un candado. No parece fácil de romper.


 


Sasuke suspiró molesto. Naruto oyó de pronto los gritos de la chica que había llorado y movió la cabeza a un lado para ver a través del cuerpo de Sasuke. El secuestrador la había cogido del cabello, estirándola, y le apuntaba el cuello con un cuchillo, con clara intención de rajárselo. Todos los demás observaban asustados la espeluznante escena. Naruto gruñó por la injusticia de la escena e intentó levantarse de la silla para partirle la cara al secuestrador, pero cuando iba a hacerlo Sasuke interpuso su cuerpo, sentándose casi sobre él. Naruto iba a protestar cuando un nuevo grito de la chica les alertó.


 


-¡Sasuke, necesitamos ayudarla!


 


-Naruto, necesito un último favor. – susurró, intentando que el secuestrador no le escuchara. Empezaba a ponerse nervioso; sus ojos iban de un lugar a otro rápidamente y su respiración había vuelto a ser irregular. Algunas gotas de sudor por el nerviosismo le descendían ahora por la frente.

Notas finales:

Hasta aquí :D Qué largo, siento que me mareo XAX (los que me recuerdan sabrán que no suelo poner capis tan largos... XD) Espero que les haya gustado mucho ^^ Por favor, déjenme sus opiniones en reviews para poder continuar con la historia :)


Nos leemos prontito, estad atentos porqué tengo el siguiente capi saliendo del horno.... :P <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).