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Dos cuerpos, una habitación por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Trato de hacerlos más largos, pero la pausa no sería correcta, en fin, ojala les guste!

Se levantó del colchón, tallándose los ojos antes de mirar la cama a su lado. Nuevamente vacía. Se puso de pie, centrándose unos momentos para ubicar la energía de su padre, lejos de ahí y a niveles siempre sorprendentes. Tomó una ducha rápida para terminar de despertar, dirigiéndose al almacén de comida para escoger algo de desayuno, tomándose un corto tiempo para preparar un platillo decente.

Había pasado ya una semana desde que Trunks se había recuperado, y se alegraba él mismo de haber recuperado su apetito y sus fuerzas en ese tiempo, estaba lo suficientemente bien ahora como para continuar con su entrenamiento, que a pesar de ser solo un par de días, resentían sobre él como si hubieran sido meses.

Terminó velozmente con sus alimentos, colocándose la armadura y estirándose un poco antes de decidirse a salir. El calor seguía de los mil demonios, pero sentía como si la gravedad hubiese disminuido considerablemente. Sonrió al ser consciente de que era gracias a la recuperación saiyajin, considerándose después de un colapso, alguien más fuerte.

Inició su entrenamiento, primero suavemente, pero cuando su cuerpo se sintió excitado suficiente, el ritmo de sus movimientos aumentó, y podía sentir el peso de sus golpes en el aire, la fluidez con la que se movían alrededor le dejaba claro que los seis meses hasta ahora habían valido bien la pena. Su mente se concentró, perdida en técnicas y movimientos rudos durante horas. Tiempo que no notó hasta que el aire terminó por escaparle de la boca y su estómago reclamaba de nuevo alimentación.

Comenzó su regreso a la habitación, sorprendiéndose al llegar encontrar a Vegeta sentando y comiendo tranquilamente en un lugar en la mesa, llevando apenas sus ojos en su dirección para observarlo. –Has mejorado…- confirmó, regresando desinteresadamente su vista a su plato.

-Sí, hoy volví a mi entrenamiento…- comentó, sintiéndose algo torpe al no recibir señas de ser escuchado. Avanzó dubitativamente hasta posicionarse en otro de los lugares, quedándose inmóvil y mirado a su padre con una mirada extraña.

-Hay más comida en el almacén, no me molestes…- espetó mal interpretando y captando la mirada como deseos de tomar su comida, pero ni con la incomodad dejó de tragar a la misma velocidad.

-Lo sé, no… no es eso…- respondió apartando los ojos de su persona, viajando sus orbes azules por el lugar. -¿Quería saber cómo estás?- susurró, apretando los labios cuando escuchó lo que esperaba. La risa ahogada y burlona de Vegeta, quién casi se ahoga con semejante cuestión.

-Mejor que tú, por supuesto…- se burló, metiéndose un pedazo de algo y tragando rudamente de nuevo. -¿Acaso no me estás viendo?- preguntó arrogante y sin prestar mucha atención.

- Eso lo sé. Lo que quiero decir es, ¿No te has sentido… extraño?- preguntó de nuevo, en un tono más serio que el inicial, logrando despertar la intriga del otro hombre.

-¿A que “extraño” te refieres?- soltó sus cubiertos y se cruzó de brazos, mirando con el ceño fruncido al muchacho.

-Bueno, a la clase de extraño en donde pareces perdido en un punto entre la realidad y tus sueños…- Vegeta meditó las palabras unos segundos antes de soltar una risilla baja y negar brevemente con la cabeza.

-¿Te estas volviendo loco, Trunks?- cuestionó, y el chico habría contestado de inmediato si no se hubiera perdido en la mención de su padre, pues eran pocas las veces que lo llamaba por su nombre.

-No… ¡Claro que no!- exclamó de repente, centrando su mirada en la de su padre. –Es solo que, a veces tengo sueños muy reales… me da la impresión de que las cosas están ocurriendo de verdad… o que ocurrieron de verdad…- explicó, bajando la mirada y masajeando levemente su frente, soltando un suspiro sin saber cómo tomaría su padre su situación.

-Bueno, para alguien como tu es algo norma…- habló, y Trunks estaba a punto de protestar ofendido por la insinuación, pero Vegeta prosiguió de inmediato. –En el futuro, y en donde sea, estás acostumbrado siempre a estar con alguien, a hablar, a interactuar, a ser llamado y a mirar paisajes más allá de este blanco a tu alrededor…- expuso, y el menor pensó calmadamente en la realidad de la declaración. –Tu mente te está jugando, eso es todo, son solo sueños, todo lo que veas son imágenes que tú mismo proyectas… solo no pienses mucho y concéntrate en tu entrenamiento…- aconsejó volviendo a su plato, a gusto con el silencio creado por lo que creyó sería más tiempo.

-¿Y tú, papá?- la pregunta sacó un gruñido hastiado del príncipe, suspirando y mirando al chico con interrogante. -¿Por qué a ti no te pasa lo mismo?- inquirió, deseoso de poder saber cómo luchaba contra eso.

-Años de ser el esclavo de Freezer, sus múltiples encierros rindieron frutos. Comparado con esto, diría que es todo un paraíso…- sonrió divertido ante el recuerdo, arruinándose una vez que recordó quien lo mató.

-Es difícil saber cuándo las cosas son reales y cuando no…- Vegeta salió de sus pensamientos, prestando de nuevo atención a las palabras.

-Solo evítalas, no te exaltes ni pienses mucho. Esas alucinaciones se crean por tus temores, deseos o recuerdos… para evitarlos solo debes mantenerte tranquilo…- rectificó, levantándose y avanzando al fregadero, donde colocó sus recipientes y abrió la llave con suavidad. –Ver morir personas todo el tiempo no es sano para tu mente…- murmuró recordando todavía los calabozos.

-Aunque he visto a Gohan y a mi madre morir en mis sueños durante la última semana, ha habido otro escenario que viene a mi cuando estoy despierto… como si lo hubiera vivido de verdad…- Vegeta asintió ante sus segundos de silencio, como si esperara que continuara, escuchando a Trunks tomar aire pesadamente mientras abría la boca nervioso. –Veo como tú llegas y… como… veo como me besas…- eso último lo dijo en voz muy baja, esperando en el fondo que no lo escuchara, pero para su suerte, Vegeta percibió con claridad cada palabra.

Se quedó frío, y Trunks pudo notar como su espalda se endurecía completamente tensa. Vegeta parpadeó varias veces y quiso desear haber oído mal, pero la vocecita del muchacho seguía repitiéndolo con la misma claridad en su mente. Entró en pánico unos momentos, pensando en si debía salir volando en ese momento y no volver hasta cumplido el año, o negar todo y declararlo loco de remate, y entre esas dos se enfocó en la última, relajándose un poco al considerarlo mejor. Trunks dijo que era casi como un recuerdo, que lo veía más bien como una alucinación loca, no como algo que de verdad hubiese pasado. Aunque así hubiese sido.

Trunks se impacientó con su alargado silencio, pero Vegeta sonrió y cerro la corriente de agua mirándolo por sobre el hombro. –Estas grave, muchacho, lo que has dicho es lo más enfermo que hubiese escuchado. Prefiero que me veas morir antes que eso…- se burló, pero para sorpresa del más joven, no comenzó a reír descolocadamente ni soltó más comentarios ofensivos. Solo se quedó inmóvil observando sus platos enjabonados en el fregadero. -¿Acaso tú puedes ver eso?-

La pregunta tomó por sorpresa al otro, quien había agachado la cabeza levemente, completamente avergonzado. Dudo en responder o no, pero la mirada perdida y seria del príncipe le indicó que era lo más apropiado. –No… bueno, solo te veo a ti a mi lado con vista nublosa, sentado en la cama, pero luego cierro los ojos y… luego siento… siento que me besan…- volvió a murmurar, sintiendo sus mejillas arder ante su aceptación, pero se armó de fuerza para seguir. –Y algo me dice que eres tú… porque no había nadie más y… porque te siento…-

Vegeta quiso optar por la opción de salir volando y desaparecer hasta que se cumpliera el año, pero fue resistente y mordiendo su labio inferior se recriminó a él mismo haber cometido semejante estupidez. Seguramente el muchacho había cobrado la conciencia unos momentos aquel día y por eso podía recordar lo que paso. Por que como lo decía, fue exactamente como él lo recordaba.

-Fue solo un sueño…- declaró, intentando en el camino convencerse a sí mismo de eso. –Solo trata de no pensar mucho en ello…- dijo, pero Trunks lo encontró más como una advertencia que como una recomendación.

Se quedó atento al hombre mayor, quién seguía con la mirada perdida y mordiendo su labio inferior con tal fuerza que seguramente ya se había hecho un verdadero daño, sin mover un musculo a pesar de que supuestamente debía estar fregando sus platos. El corazón de Trunks latió fuertemente, asustado por algo que no sabía con exactitud que era, solo no podía entender por qué su papá se había puesto tan tenso y tan pensativo con lo que dijo, esperaba insultos y burlas, no eso. Definitivamente algo no iba bien.

-¿Pasa algo, papá?- Vegeta volvió a salirse de su nube ante el llamado, mirando a Trunks de reojo antes de negar con la cabeza, pero ese gesto obviamente no convenció al chico. -¿Acaso no fue un sueño?- Lo dijo solo por decir, sin saber que estaba dando justo en el blanco.

-¿Qué tonterías estas diciendo, mocoso?- gruñó ofendido, dándose la vuelta y comenzando a abandonar el lugar. -¿Por qué demonios yo haría algo tan bizarro como eso?- soltó ofensivamente, pero antes de que pudiera huir, una mano lo detuvo del brazo.

-¿Entonces dime que ocurre? ¿Por te pones así?- Trunks, parado a su lado, se aferró aún más, un poco impresionado al no obtener resistencia.

-Lo que ocurre es que el muchacho con quien vivo está loco de remate, por eso me pongo “así”- se soltó con brusquedad, deseando huir antes de que unas palabras volvieran a retenerlo.

-¡Entonces no te vayas!- Vegeta le miró desde el rabillo de su ojo, alzando una ceja sin comprender. –Tú mismo has dicho que la soledad y falta de interacción me pone así… por eso quédate conmigo… ¡Entrenemos juntos! ¡Comamos y durmamos juntos!- eso ultimo lo dijo sin intención, y sin pensar claramente en realidad, pero la proposición llegó modificada a oídos de Vegeta.

-¿Estás loco, niño?- un tic en su ojo lo asaltó, girándose para mirarlo de frente. –Mi presencia solo empeoraría las cosas, solo concéntrate en tu entrenamiento y déjate de absurdeces…- no pudo escapar de nuevo, Trunks se lanzó sobre él, envolviéndolo en un abrazo forzado, uno que hubiera matado a cualquiera por la potencia utilizada, pero a él solo lo descolocó.

-No papá… no me dejes solo…- susurró, y sorprendentemente Vegeta se vio incapaz de soltarse, sus manos se encontraban petrificadas a sus lados, al igual que el resto de su cuerpo, que era incapaz de moverse.

Trunks recargó su mejilla contra la de su padre, apreciando el calor que la piel que uno emanaba sobre la del otro, rodeando con menos fuerza pero más profundamente sus brazos en la ancha espalda de Vegeta. Y fue sencillamente reconfortante para el chico, había querido ese momento desde que había llegado al pasado, pero ahora, después de esos meses, era lo único que quería en toda la vida.

Parecieron horas enteras hasta que el cuerpo de Vegeta reaccionó, y para sorpresa de ambos, movió sus manos en un desliz hasta posicionarlas cerca de la nuca del menor, quién se estremeció al sentir tal contacto. El mayor no supo porque lo hizo, y seguramente si estuviera pensando racionalmente se habría alejado de eso y repudiado él mismo. Pero solo sintió un calor inundar su pecho, respirando el aroma de su piel mientras dejaba caer el propio peso de su cabeza sobre la del otro.

Por alguna razón unas lágrimas descendieron de los ojos apretados de Trunks, mojando en su trayecto la mejilla de Vegeta y la suya propia. Parecía un sueño, el más anhelado por muchas partes, desde el pequeño niño ilusionado con conocer a su padre, hasta el hombre que deseaba acercamiento con el ser más increíble que conociera.

Vegeta, agobiado por la situación y con demasiadas cosas sobre su mente no era capaz de hacer nada, salvo apretar más su agarre y tratar de mantener su mente en blanco, concentrándose en esa calidez poco experimentada. Y le agradaba bastante a decir verdad. –Papá…- la titubeante voz del muchacho adornó el momento, no rompiéndolo, si no llevándolo a un punto donde se creía perdido. –Volver por ti es lo único que vale la pena para mí…-

 Y quiso morirse en ese momento, no sintiéndose capaz de enfrentar unas palabras a las que no sabía cómo contestar. Ese muchacho simplemente era muy sentimental, y hablaba demasiado, pero para su desgracia, esas palabras lo habían tocado en lo más preciado para él. Su orgullo. Exactamente eso era lo que sus oídos habían querido escuchar desde el principio, había querido oír que su hijo había vuelto para mantenerlo con vida a él, y no al estúpido de Kakarotto. Habría querido articular algún comentario arrogante o satisfactorio, pero recordó de golpe que duramente lograba respirar en el punto donde estaba.

Y se recordó a si mismo que ese muchacho estaba rogándole por su compañía, a él, sintiéndose agraciado por más de una razón. Sintió a Trunks moverse levemente, solo para restregar sus rostros con suavidad, sintiendo de nuevo más de esas cristalinas gotas injustificadas mojar su piel.

Deslizó sus manos y tomó los hombros de Trunks, separándolo levemente sin resistencia alguna hasta tenerlo de frente, mirándose unos momentos hasta que una mano de Vegeta se posicionó en su mejilla, rozando sus dedos enguantados con suavidad para remover una de esas muestras de debilidad. –Se un hombre…- susurró con la misma severidad de siempre, recibiendo un asentimiento apenas perceptible, pero de inmediato, el muchacho frenó sus lágrimas.

Vegeta trató de sonreír, pero no hubo oportunidad, sin soltar el rostro de Trunks de la mejilla, se inclinó al frente al mismo tiempo que el otro, juntando sus bocas en un contacto completamente seco y algo abrupto, quedándose ahí por lo que pareció una eternidad. Trunks no podía creer lo que estaba ocurriendo, considerando la posibilidad de que este pudiera ser otro de esos sueños y que podría terminarse en cualquier momento, pero no fue así.

El príncipe comenzó a mover sus labios con suavidad sobre los del otro, quién con la misma dedicación correspondió con leves mordidas labiales, atrapando entre sus labios la carnosa piel de su padre, para luego dejarse atrapar también, comenzando un ritmo lleno de emoción. Un escalofrío y una especie de electricidad atacaron su espalda, recorriéndola por toda la espina dorsal hasta acabar en su nuca, no podía ser una alucinación, se sentía increíblemente real.

La mano fuerte y firme del mayor se presionó sobre el rostro del chico, rodeando su barbilla y generando que su quijada se separara, pero al notar sus intenciones, Trunks la abrió voluntariamente. Sintió la intrusión de aquella húmeda, cálida y dulce lengua recorrer su boca, ahogándose en nada más que placer, moviéndose él mismo para buscar llegar hasta la cavidad de su padre.

Vegeta quiso ahogarse en ese momento, sintiendo un vaivén entre sus lenguas, rozándose y trasladándose de uno al otro, definitivamente se sentía mejor que aquella vez que lo beso cuando estaba inconsciente. Ese recuerdo lo aplastó con una fuerza abismal, siendo arrastrado de vuela al infierno de un tirón, donde se vio a si mismo parado y besando a un chico, el cual era hijo de su alter ego en el futuro, cuando él mismo ya había tenido al mismo muchacho en el presente, el cual esperaba afuera con la mujer que amaba…

Se despegó entonces, girando sus ojos a otro lado que no fuera Trunks, frunciendo el ceño y actuando con la misma severidad que de costumbre. –Deberíamos estar entrenando, solo faltan seis meses y no hemos tenido grandes avances…- declaró con diplomacia, ignorando la mirada desconcertada que le daba su hijo en ese momento.

-¿No había sido un sueño, verdad?- reiteró su pregunta de largo tiempo atrás, mirando el rostro del otro hombre intentando encontrar su mirada.

-Lo mejor es que olvides eso, y esto también… no tenemos tiempo para cosas así…- evitó responder, pero con eso Trunks tenía muy en claro que aquello que “alucinaba” no era más que un recuerdo distorsionado.

-Me niego, no voy a olvidar nada…- dijo, empuñando sus manos y dando un paso al frente, el mismo que Vegeta dio en retroceso.

-No te estoy preguntando, es una orden…- gruñó, sintiéndose tembloroso, nervioso, frustrado y ajeno a toda esa situación.

-No papá, no es justo y no tiene sentido… ¿ahora ves a lo que me refiero cuando digo que saltas abruptamente de una situación a otra? ¡No puedes besarme y fingir que nada pasó!- exclamó, mirando como Vegeta retrocedía otro poco.

-¡Claro que puedo! Y créeme que lo haré…- sentenció, girando sobre sus talones y dándose la vuelta. –Y tú vas a hacer lo mismo te guste o no…- siseó con la quijada apretada, deseando escapar de una buena vez.

-¡No lo haré jamás!- se movió levemente, deseando el valor y las fuerzas para moverlo a él y volver a compactarlo contra él. -¡¿No comprendes?! ¡No puedo! ¡No quiero, tú me gust…!-  y hasta ahí llegó su discurso, pues Vegeta se movió sobre su eje, plantándole un golpe en la cara que lo tomó completamente desprevenido, mandándolo a volar sobre la plataforma blanca.

-¡No lo digas! ¡NUNCA LO DIGAS!- rugió con todas sus fuerzas, mirando el rostro descolocado de Trunks, quién se sostenía el rostro con una mano justo en el lugar donde lo había golpeado, parpadeando un par de veces y retomando el llanto sobre su rostro.

No se permitió flaquear ante esa escena, por más que sus deseos fueran muchos y sus músculos temblaran de ganas por ir en su auxilio. Solo lo ignoró, apretando sus manos hasta que sus nudillos se pintaron blancos y su rostro se frunció en una molesta mueca, volteándose a un lado y abandonando el lugar a toda prisa, incluso se convirtió en súper saiyajin para poder avanzar más rápido, dejando tras él solo un rastro dorado entre aquel blanco.

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Corrió por el enorme callejón, paseando su mirada de un lado a otro escudriñando entre la oscuridad, sin distinguir nada más allá de basura y pedazos de edificios. A lo lejos, después del enorme pasillo, había una luz, parecía como el reflejo del fuego, como si algo se estuviese quemando a la salida. Retomó su marcha, esta vez más rápidamente, centrándose en aquél espacio, distinguiendo cada vez que se acercaba más, una silueta situada en la pared de un lado.

El humo era cada vez más denso, sintiéndose un poco asfixiado al respirar, unido al calor del fuego hacían que se agitara demasiado, obstruyéndole la vista e impidiéndole concretar quien era aquel que esperaba en la esquina. Frenó su velocidad cuando estuvo a solo unos pocos metros, dando cuidadosos pasos hasta ver quién era, y para su desgracia, lo que vio no le gustó.

Se arrodilló al lado de la persona, sintiéndose morir y deseándolo con todas sus fuerzas, levantando sus manos hasta rodear el rostro pasivo. -¿Mamá?- preguntó, esperando una respuesta la cual temía, no habría. Sacudió un poco su cuerpo, dificultándosele la visión cuando sus ojos comenzaron a derramar muchas lágrimas. -¡Mamá despierta!- exclamó, clavado en su expresión vacía y sus ojos cerrados. -¡Mamá!-

-Déjala de una vez, ¿Qué no entiendes que está muerta?- una voz tronó tras él, una que conocía perfectamente. Soltó con suavidad el cuerpo de su madre, levantándose y sintiendo la rabia correr dentro de él, clavando sus fieros ojos sobre aquellos azules pálidos.

-¡¿Tú fuiste maldito?!- rugió, presionando los puños y mirando como el otro se reía. -¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Eres un desgraciado! ¡Me la pagarás!- gritó, cerrando su puño y enterrándolo en la cara de A-17, pero para su desgracia, este no se movió ni un centímetro.

-¿Te atreves a enfrentarte a mí con semejante nivel de pelea? Qué vergüenza…- se burló, tomando la muñeca del chico y retorciéndola hasta sacarle un grito de dolor, arrojándolo al suelo un momento después.

-¡Ya verás!- se levantó con intenciones de volver a atacar, pero se encontró con que estaba completamente solo, incluso el cuerpo de su madre había desaparecido. -¿Ma…?- llamó, escuchando a lo lejos un leve ajetreo, seguido por una sombra a través de la luz roja del fuego.

Anduvo de inmediato, atravesando la calle repleta de autos destrozados y ruinas, apreciando una silueta entrar a otro callejón próximo. Sus pies se movieron velozmente, escuchando un grito y una explosión acompañada por una luminosidad antes de girar finalmente en la esquina. Había alguien tendido en el suelo, y no fue necesario avanzar más para saber quién era. -¡Gohan! ¡Maldición!- se derrumbó a un lado, golpeando el suelo y alzando la mirada cuando unos delicados pasos llegaron hasta él.

-Ese torpe era muy débil, no merecía morir…- la voz femenina surcó el lugar, levantándose para preciar su figura atravesando la gruesa nube de humo. –Fue fácil matarlo, el imbécil ni siquiera pudo tocarme…- se burló, colocando una mano en su cintura y ondeando su cabello rubio a un lado.

Trunks se lanzó, pero de nuevo sus golpes no tuvieron ningún efecto, sintiendo en cambio un increíble dolor en su brazo por el impacto. -¡Maldita!- gritó con todas sus fuerzas, intentando convertirse en súper saiyajin, sin éxito.

Para su suerte A-18 desapareció, igual que el cuerpo de Gohan a sus pies, quedando solo en la calle, rodeado por humo bajo un cielo rojo y oscurecido. Solo pasaron un par de momentos antes de que una risa atormentara sus oídos, corriendo de nuevo por la ciudad, distinguiendo sus figuras entrando en una puerta. La ira lo invadió y presionando sus puños echó a correr, pateando la madera y tumbando la puerta, corriendo al interior del cuarto de inmediato.

Sus ojos se expandieron en Shock, encontrándose a sí mismo dentro de la habitación del tiempo, parpadeando un par de veces antes de girar su mirada atrás, encontrando la puerta cerrada e intacta. Avanzó despacio por la concia, percatándose en uno de los reflejos que ahora llevaba su armadura y lucia el cabello largo, a diferencia de hace tan solo unos segundos. Siguió su camino, percatándose entonces de los estragos en el lugar, parecía como si hubiese pasado un tornado, todo estaba desordenado y roto por el suelo…

El suelo, siempre pulcro y brillante lo encontró ultrajado, manchado de una sustancia a la que pronto reconoció como sangre. Se pasmó, siguiendo con la mirada el camino carmesí, el cual daba para el exterior. Avanzó con miedo, pero sus pasos se aceleraron cuando escuchó la risa de esos demonios.

Salió alterado, agitando la cabeza bruscamente de un lado a otro para encontrar al culpable, los cuales yacían parados de espaldas a él, con los brazos cruzados y mirando al suelo. Más específicamente, a Vegeta tirado y sangrando en el suelo. -¡Papá!- gritó mientras corría histéricamente en esa dirección, aun atormentado por las risas.

Lanzó una patada directo al cuello de A-18, mandándola a volar lejos, agachándose un segundo después para tratar de ayudar a su padre, quien permanecía inconsciente sobre el piso. -¡Imbécil!- ladró A-17, pateando de igual manera a Trunks y arrastrándolo lejos.

-¡No! ¡Papá!- gritó de nuevo, tratando de evitar al tipo y pasarlo de largo para llegar a Vegeta, pero el pelinegro se lanzó sobre él, presionando su garganta con brutalidad.

-¿Sabes una cosa, Trunks? Él era el más débil de todos…- se bufó, apretando más su agarre.

-Eso… no es cierto…- dijo entre jadeos forzados, clavando sus uñas en la mano de A-17 tratando de aflojar su agarre, sin éxito, pues unas manos pasaron hasta sus muñecas, sosteniéndolo con fuerza desde atrás.

-Es cierto, él era un imbécil…- concordó A-18, susurrando en el oído de Trunks desde su lugar tras su espalda.

-Claro que no… mi papá no es débil… no es un imbécil…- murmuró, sintiendo sus ojos cerrarse por la falta de aire. –Papá…- jadeó clavando sus ojos en el cuerpo inmóvil. -¡Papá!- gritó, sintiendo su aura brillar color dorado y su fuerza aumentarse increíblemente.

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-¡Papá!- gritó, convirtiéndose en súper saiyajin, temblando y haciendo crujir el suelo a su alrededor. Por un momento sus pupilas desaparecieron mientras sus músculos se hinchaban exuberantemente. Pero la sensación del aire volviendo a sus pulmones lo tranquilizó de inmediato.

Parpadeó un par de veces antes de ubicarse, girando los ojos de un lado a otro para determinar lo que había pasado. Esta tirado sobre el suelo blanco, en el mismo lugar donde lo tenían aprisionado los androides, pero no había rastro de ellos. Sus ojos se fueron a donde debía estar su padre, pero el suelo estaba vacío. Tuvo una leve sensación de estar siendo asfixiado, pensado en llevar su mano a su cuello, y descubriendo que ya estaba ahí, apretando en realidad.

La retiró asustado, cayendo en cuenta de que él mismo se había ahorcado, su mente lo había manipulado para casi matarse él mismo. Revisó su muñeca, presa de un ardor, mirando la huella de lo que seguramente habían sido sus propios dedos apretando duro. La cosa ya estaba muy mal dentro de su mente, estaba a casi nada de volverse completamente loco.

Se puso de pie, volviendo al cuarto que estaba relativamente cerca, asegurándose de revisar apropiadamente el piso, donde había un rastro de sangre y ahora naturalmente estaba igual de reluciente que siempre, al igual que la casa, donde cada objeto estaba acomodado perfectamente. Bufó cansado, sacándose la armadura y tumbándose en la cama, se estaba cansado de estar ahí.

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Vegeta, observador desde las alturas donde al muchacho no se la había ocurrido siquiera mirar, soltó un suspiro de alivio. Había llegado a ahí nada más sintió su Ki fluctuar sin sentido, apreciando como caminaba sin rumbo, corriendo y llamando a su madre y mentor, golpeando el aire y golpeándose a sí mismo en repetidas ocasiones, para terminar de llamarlo a él al final. Pensó en interrumpir, pero solo intervendría si era verdaderamente necesario.

Se dio la vuelta, aliviado de no tener que intervenir, después de todo llevaba tres semanas sin hablar o dejarse ver por el muchacho, no desde su “accidente” después de su abrazo. No quería caer en tentaciones de las que no se podía liberar. Trunks era fuerte, sabría cómo enfrentar solo las alucinaciones, él mismo las había enfrentado de niño, cuando veía a su padre, imperio y planeta morir una y otra vez incansables veces. Era algo normal que eventualmente debía confrontar por sí solo.

Llegó a su punto de entrenamiento, bajando y estirándose un poco, riendo burlonamente un par de veces. “Que absurdo, no puedo creer que Trunks sea tan débil como para no saber controlar su mente y su soledad…” pensó, sintiéndose agraciado por haber afrontado eso. –Las alucinaciones se alimentan de tus miedos…-

-O de tus deseos…- tronó una voz tras él, haciendo que Vegeta se tensara de sobremanera, irguiendo la espalda y sintiendo su corazón acelerarse sin control. Quiso pensar que estaba imaginando cosas y que eso se arreglaría con ignorarlo. –Me sorprendió el poder que Trunks expulsó al final, parece que ha descubierto la misma transformación que nosotros… aunque en realidad no funciona de mucho…- comentó, y Vegeta suspiró profundo deseando que eso no fuera lo que creía que era. –Lo ha hecho bien, ¿Por qué no entrenamos con él, Vegeta?- agregó con una leve risita.

No contestó, solo se giró, temiendo y deseando no encontrarse a nadie a sus espaldas, pero de nuevo volvió a fallar, ahí estaba, frente a él, respirando y completamente sólido. –Tu no existes…- siseó, esperando a que fuera a desaparecer en cualquier momento.

-¿a no?- preguntó el otro, formando una sonrisa de lado y colocándose en posición de pelea. –Pruébame…- retó, moviendo dos dedos al frente incitándolo a una riña.

Vegeta no pudo si no responder a sus insinuaciones, sintiéndose completamente extraño. Ahí estaba, mirando a su propio él en carne viva, como si de su cuerpo se hubiera desprendido uno igual. Sabía que debía estar volviéndose loco de nuevo, pero no importó para que se mostrara los dientes a sí mismo. Esa sería una difícil e interesante batalla.

 

Continuará…

Notas finales:

Ha, ese Vegeta y ese Trunks están bien locos… bueno, en el siguiente veremos a Vegeta pelear contra Vegeta, y el por qué específicamente mencionó ser la alucinación de sus deseos. Ya van dos lindos besos, a ver si se animan a algo más, eso lo veremos la siguiente vez! Saludos!


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