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Dos cuerpos, una habitación por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Hops, tardé mucho pero ahora sí, volví para quedarme! Espero les guste!

-Gohan…- susurró con miedo, atravesando la calle oscura de aquel lugar. –Gohan… ¿eres tú?- preguntó a la figura inerte a pocos metros de él, avanzando por sobre los charcos de la reciente lluvia.

-…Trunks…- escuchó un jadeo, una voz gruesa y rasposa de alguien herido necesitando su ayuda, corriendo en dirección a donde la silueta se marcaba en el piso, se puso de rodillas.

-¡Gohan! ¿Qué te pasó?- exclamó asustado, mirando únicamente la espalda del chico en ese Gi naranja, hundido en un charco carmesí. -¡Responde!- jadeó entre lágrimas involuntarias, llevando sus temblorosas manos a la espalda del muchacho y girándolo lentamente.

Su corazón saltó asustado, sosteniendo en su regazo el cuerpo. -¿Papá?- preguntó incrédulo, sabiendo que apenas unos momentos a quien tenía enfrente era Gohan y no Vegeta. -¿Papá? ¡¿Papá?! ¡No!- gritó entrando en histeria, notando un gran agujero en el abdomen del mayor, donde la sangre no paraba de empapar sus manos. -¡Papá, despierta! ¡PAPÁ!-

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-¡Cálmate de una vez muchacho!- abrió los ojos abruptamente cuando unas manos sostuvieron sus hombros sacudiéndolo, vislumbrando el rostro borroso de la persona frente a él.

-¡¿Papá?!- gritó esta vez consiente, sin poder evitar su impulso extendió los brazos y rodeó el cuello de Vegeta aferrándose a él.

-¡Suéltame! ¿Qué te sucede?- demando, separándose y bajándose de la cama, pues se mantenía en la orilla del colchón.

Trunks bajó la mirada, algo avergonzado por su actitud. –Lo siento, yo… tenía una pesadilla…- susurró, tallándose los ojos para evitar derramar lágrimas.

-Ya viene siendo hora que superes la muerte del hijo de Kakarotto, estoy harto de oírte gritar cuando duermes…- se quejó, mirando de reojo desde su posición.

-No, esta vez no era él a quien vi…- susurró, más para él que para su padre, tratando de digerir aun la realidad del sueño.

-No me digas, ¿ahora tú retorcida mente me mata a mí?- preguntó mostrando una sonrisa, andando hasta los pies de su cama y comenzando a colocarse la ropa.

-¿Cómo… cómo lo sabes?- por alguna razón sintió algo de culpa ante el comentario, no era como si él disfrutara ver morir a su mejor amigo o a su padre durante las noches.

-No parabas de gritar, ¡Papá! ¡Papá!, y a menos que tengas otro que conozcas, soy yo a ese que llamabas tan frenéticamente- respondió, y Trunks dejó ir un suspiro, clavando su mirada en el mayor antes de girarse a la orilla y comenzar a levantar su ropa.

-Fue… muy real…- susurró, siseando y colocando sus pantalones en su lugar.

-Bueno… como sea, prefiero que me sueñes muerto a que me sueñes en otra clase de…- Vegeta se paró, mirando por sobre su hombro a Trunks, quien se petrificó al notar una media sonrisa endemoniada. -… circunstancias- completó, mirando al frente y colocándose su último guante.

-¿Circunstancias?- repitió, parpadeando en varias ocasiones para tratar de aclarar su mente y las ideas que transitaban por ella.

-¿Te vas a quedar ahí todo el día, o vamos a entrenar de una buena vez?- inquirió, haciendo que su hijo terminara de ponerse la ropa a una velocidad mayor.

Trunks avanzó hasta la parte blanca del lugar, mirando de un lado a otro como si fuese a notar algo nuevo sobre ese ambiente, el cual, después de ya cinco meses, comenzaba a cansarle. Vegeta inició unas flexiones rápidas, mientras él miraba con atención, repitiendo en su mente la imagen de su cuerpo sin vida, y la sonrisa de hace unos momentos, ambas cosas lo hacían sentirse perdido en algún punto en su cabeza donde no hallaba salida.

Giró su cabeza, contemplando los relojes colgantes de las paredes, tratando de hacer cálculos de cuánto tiempo llevaban ahí para el mundo real, las horas en las cuales los androides o Cell debían estarse aprovechando seguramente. Gruñó frustrado, no por la impotencia o el corto avance en su fuerza, se sentía irritado con él mismo, preocupado por la idea de ser tan indiferente a las situaciones externas cuando estaba ahí. Parecía que el mundo y el universo no valían lo mismo estando ahí adentro.

El tiempo volaba, de una manera casi literal, y no había podido ver más allá de la caratula fría y desinteresada de Vegeta en ese tiempo, solo veía una persona cada vez más cerca al monstruo descrito por todos. A ese desalmado sin corazón que no merecía un viaje en el tiempo para ser salvado.

Miró al mayor, quien parecía no perder el tiempo y comenzaba a sudar tras varias flexiones en el suelo, actividad que padre e hijo habían acostumbrado hacer antes de cada desayuno, Vegeta decía que era bueno despertar y comenzar, no le gustaba perder el tiempo en tonterías. Trunks, guiado por el ejemplo, comenzó su propio calentamiento, estirando su cuerpo para luego dar breves patadas y golpes por el lugar, sintiendo la sangre y el calor comenzar a transitar por su piel.

Mientras su cuerpo subía y bajaba, no pudo evitar en las pocas veces que su madre decía algo bueno de Vegeta, esas veces en donde ella creía que él se había marchado y hablaba para sí misma. “Es un animal, pero cuando se le sabe tratar, existe una hermosa persona dentro…” decía ella, terminando por llorar locamente un momento después, retrasándose en su investigación a esperar que su dolor se calmara nuevamente.

“Una hermosa persona dentro…” repitió Trunks en su mente, dejando a sus ojos viajar hasta esa persona. “Pues parece ocultarse muy bien…” rió por lo difícil que había sido para él tener el más mínimo acercamiento, recordando el brillo en los ojos de su madre cuando se hundía en el suelo para recordar al hombre. Un hombre que también quería conocer, que debía conocer.

-¿Estás listo, mocoso?- una voz irrumpió en su mente, levantando de nuevo la vista del brillante suelo blanco, para sumergirse en la profunda oscuridad de los ojos de Vegeta.

-Sí, andando…- aceptó, poniéndose de pie y comenzando a concentrar su energía, mientras su padre tomaba la distancia necesaria.

Pelearon por unos momentos tranquilamente, hasta que de nuevo, la adrenalina y la energía fluyendo los llevaba a un reto mucho más entretenido. Trunks se vio atrapado en una ráfaga de puños, esquivando la mayoría de ellos, pero uno de tantos le dio justo en el estómago, haciendo que soltara el aire y se inclinara al frente, mirando por unos momentos el rostro de su padre.

Y como en los días anteriores, su concentración se fue por donde vino. Aterrizó bruscamente en el piso, levantando montañas de piedra blanca a sus alrededores. La batalla continuó, pero ahora él solo estaba fijo en lo mismo, esos ojos, parecían brillar diferente siempre que peleaban, como si estuvieran llenos de vida. No de rabia o descontrol como en los primeros entrenamientos, en donde podía jurar que Vegeta estaba tirando a matar. No, ahora en esos orbes negras brillaba otra cosa.

Se puso de pie después de un segundo impacto, tratando de reponer su compostura y olvidar esas cosas, o al menos no prestarles atención por el momento. Lanzó un par de puñetazos, tratando de igualar la batalla al nivel de su padre, sin éxito, pues de nuevo esa sonrisa retorcida en ese rostro siempre duro lo hizo fallar en esquivar un movimiento.

-¡Deja de bromear! ¡Pelea bien!- exigió, mirando a su hijo en el suelo, rodándolo levemente en una pose superior.

Trunks escupió un poco de sangre, restándole importancia y colocándose de pie nuevamente, algo dentro de él se revolvió, sintiendo un leve mareo y un dolor en su cuerpo, llevando una mano a su abdomen como si fuese a mitigar el dolor. –¿Tan rápido ya te he dejado así?- preguntó Vegeta, levantando una ceja y bajando los brazos demostrando confianza, como si no estuviera a mitad de una batalla.

Trunks negó con la cabeza, tambaleándose un poco más antes de ponerse firme de nuevo. –No, estoy bien, apenas hemos comenzado…- soltó, tratando de sonar igual de confiado que su padre.

-Bueno, como digas… solo espero que no seas igual de rápido para todo…- su sonrisa malévola volvió a adornar su rostro.

Trunks solo tuvo la oportunidad de abrir los ojos en incomprensión antes de que su rostro fuera impactado por un golpe, enviándolo muchos metros lejos de ahí. –Espera… ¿Qué?- preguntó poniéndose de pie, pero no hubo respuesta, más que una lluvia de golpes dirigida a su persona.

“Otra vez…” pensó, respirando profundo para regularizar sus movimientos. Había una razón por la cual no le importaba lo que ocurriera fuera de la habitación, había una razón por la cual se perdía durante los entrenamientos, una por la cual había perdido el orden de sus prioridades y terminado por querer conocer a esa persona verdadera que era su padre.

La razón era que, o lo estaba mal interpretando, o su padre lo estaba seduciendo. Él quería inclinarse por la primera opción, deseaba pensar que era su mente la que le jugaba mal y lo hacía entender mal los diálogos de su padre. Pero cada día se veía más convencido a la otra. Sí, los primeros comentarios respecto a su persona pudieron ser tomados mal por él, ¿pero un mes después? ¿Uno en donde todo se trataba sobre temas sexuales? Dónde todo lo que soltaba Vegeta se relacionaba a ellos y el sexo ya no parecía una cruda coincidencia o cuestión  de mala interpretación.

Parecía más bien unas bien intencionadas propuestas del mayor, originadas en un escenario, en el que por ´coincidencia´, se encontraban. Y Trunks se debatía día a día como sobrellevar algo como eso, jamás en su vida le dijeron como actuar cuando tu padre intenta llevarte a la cama un día de estos.

La piel de su espalda se erizó con el simple pensamiento, haciéndolo recordar lo que él mismo pensaba cuando entraron ahí, cuando en lugar de ver a su padre vio a un hombre atractivo y fuerte, donde mirarlo bajo la extraña luz del lugar se volvía una necesidad y vivir con él se ponía incómodamente tentador. ¿Acaso Vegeta se había dado cuenta de sus pensamientos irracionales y ahora trataba de jugar con él?
No lo sabía, con su padre todo era una telaraña de incertidumbre y apariencias.

Recibió otro golpe de lleno, regresándolo a la realidad al azotar su cuello contra la dura superficie. Se levantó con una pirueta, sintiendo su respiración agitada y su corazón bombeando casi de manera mortal. Vegeta afiló la mirada al fruncir el ceño, moviéndose velozmente casi en un parpadeo.

Trunks cruzó los brazos sobre su rostro sintiendo el choque del puño del otro, quien se lanzó hacía atrás en una pirueta, momento que el menor aprovechó para avanzar velozmente y colocarse en el punto en donde aterrizaría. Vegeta fue recibido por una patada, la cual lo envió poco lejos de ahí, aterrizando de pie y girándose de nuevo para partir el aire con su velocidad.

Los golpes se desataron, chocando sus cuerpos y haciendo vibrar sus músculos hinchados por el movimiento, Trunks, con los ojos fieros y la defensa al máximo, comenzó a tomar posesión de la pelea, elevando sus movimientos e incrementando el ritmo de sus puños, logrando que Vegeta fuese retrocediendo poco a poco. Y una curvatura brilló en los labios del peli-lila al sentirse dominando, hasta que un brusco movimiento irrumpió en su concentración.

Vegeta se deslizó por el suelo, pasando entre las piernas de Trunks y colocándose justo tras él, pero en lugar de golpear, una de sus manos se enroscó en la cintura del chico, y la otra manoseó cínicamente la entrepierna del menor. Trunks saltó asustadamente a un lado, fallando en su aterrizaje y cayendo de sentón al suelo.

-¡¿Qué te sucede?!- gritó exaltado, sintiendo aun la extraña caricia palpitar sobre su piel.

-A mi nada, solo me hartaron tus niñerías…- respondió indiferentemente el otro.

-¡¿Nada?! ¡¿Y por nada tenías que tocarme… ahí?!- gritó sin comprender.

-¡Por favor, muchacho, sentiste que tenías el control! Si lo tuvieras yo no hubiera sido capaz de hacer algo como eso…- defendió su punto, cruzándose de brazos y mirando el panorama desinteresadamente.

-¡Pero no tenías que tocarme de esa forma!- volvió a reiterar.

-Deja de llorar, vamos a comer algo, el tiempo se nos acaba y no has hecho nada en estos meses más que quejarte de todo… andando…- su voz regreso al tono frío en conjunto con su actitud fiera y sus ojos serios.

Trunks gruñó, sintiéndose incapaz de ganar una pelea con ese hombre, su puso de pie, sintiendo un leve temblor y mareo al hacerlo, pero se obligó a sí mismo a caminar de manera normal al interior de su, temporalmente, casa.

Vegeta se dejó caer en la silla con un leve quejido gutural, moviéndose sobre su lugar para colocar el recipiente sobre la mesa, justo en el momento en el que Trunks entraba en la habitación. Ambos se sentaron, comenzando a comer rápidamente de las dos charolas que el príncipe había acarreado con anterioridad.

-¿Qué te sucede?- preguntó Vegeta después de un momento, mirando que l muchacho había comido únicamente la mitad de lo que normalmente lo hacía.

-No tengo hambre…- contestó el otro, colocando una mano en su frente para masajearla levemente.

-Si no te alimentas bien terminarás por agotarte rápidamente, y necesito que te mantengas, no quiero que signifiques un estorbo…- declaró, haciendo que los azules ojos de su hijo se fueran contra él de manera peligrosa.

-¿Por qué eres así?- Vegeta levantó una ceja ante la incógnita.

-No sé cuántas veces me has preguntado lo mismo, y cuantas veces he tenido que dar la misma respuesta… ¡Yo no soy un humano sensible como tú! ¡Estoy harto de decírtelo!- gritó molesto.

-¡Eso lo sé! ¡Lo que no entiendo es por qué demonios tienes que ser tan volátil conmigo! ¡Un momento actúas extraño y al otro me tratas miserablemente otra vez!- exclamó Trunks, levantándose y golpeando la mesa fuertemente.

-¡¿Extraño?! ¡Este lugar debe estarte enloqueciendo! ¡Jamás te he tratado diferente a lo que eres, un estúpido niño hibrido, débil y mimado!- estalló, lanzando a un lado el jarrón de comida, haciendo que se estrellara a un lado.

-¡sabes perfectamente a lo que me refiero! ¡Sabes que habló de las cosas raras que comienzas a decir de nosotros y…!-

-¡¿De nosotros has dicho?!- interrumpió el príncipe. –No existe un “nosotros” no hay relación que nos huna muchacho, ni yo soy tu padre, ni tú eres mi hijo… eres solo un mocoso estúpido el cual tengo que soportar aquí adentro…- Trunks dedicó otro golpe a la madera ante las duras palabras.

-¡¿Tienes que soportarme?! ¡Nadie te ha pedido que te quedes! ¡Si no me soportas puedes irte cuando quieras!- estalló, sintiendo su respiración agitarse duramente.

-¿Nadie me ha pedido que me quede? Recuerdo que estabas muy emocionado con  la idea cuando empezamos…- se burló, retomando su altanería, cosa que logró hacer chocar la quijada del menor.

-¡Eso era antes de que supiera como eres!- la frente de Vegeta se tensó, y Trunks presionó los labios al sentir la posible gravedad de sus palabras.

-¿Y cómo soy, he? Dime, muchacho, ¿Cómo esperabas que fuera? ¿Qué te abrazara y cocinara todos los días? ¿Qué te contara cuentos y te tratara con delicadeza?- preguntó en un tono sarcástico. –Pues te equivocaste, pedazo de imbécil, no sé con qué sandeces te haya mimado tu madre, o en que concepto me puso, pero créeme cuando te digo, que cada cosa “esperanzada” que te haya dicho sobre mí, es una vil mentira…-

-¡Claro que no esperaba nada de eso! Y mi madre tampoco creo un concepto erróneo de ti, cada vez te pareces más a ese infeliz del que tanto me hablaba…- Las palabras salieron intencionalmente lastimosas, como si esperara que la idea de su madre despreciándolo en el futuro fuera a lastimarlo de alguna manera. Pero supo que había errado cuando una sonrisa se formó el mayor.

-¿Te ha dicho eso, ha? Pues déjame decirte que hizo muy bien…- su sonrisa se agrandó, y Trunks supo que se arrepentiría de haber dicho lo que dijo. –Y si sabías eso, ¿Entonces por qué esperabas que fuera diferente?- preguntó con marcada malicia.

-Yo no esperaba que fueras dife…-

-¿ha, no? Pues recuerdo oírte llamarme padre, rogar por mi atención y suplicarme con los ojos un poco de cariño… ya sabías que era un infeliz, ¿Entonces por qué lo hiciste?- Los ojos del muchacho se cerraron levemente, abriéndolos un momento después para enfrentar en escudriño del mayor.

-Creí que podrías no serlo…- susurró temeroso.

Vegeta estalló en una carcajada, sacudiendo su cabeza un momento después. –Debes estar bromeando, ¿Por qué mierda pensaste eso?- Trunks siseó hecho una furia, clavado en el rostro divertido del otro.

-¡Porque pensé que mi mamá y Gohan se equivocaban!- exclamó, llevando el ambiente de nuevo a la seriedad. –Porque pensé que podrías no ser ese monstruo, ese sujeto anónimo del que solo se hablaba para reprochar…- pausó, tomando fuerza mientras cerraba las manos forzándose a detener sus temblores. –Creí que valía la pena volver al pasado para mantenerte con vida…- susurró. –Pero tal vez me equivoque…-

-No creas cosas de las que no estás seguro…- masculló el mayor unos breves minutos después, avanzando a la salida y pasando a Trunks con indiferencia. –Debiste hacerle caso a tu madre…- agregó, tomando aire y mirando la lejanía del frente. –Iré a entrenar, y pase lo que pase, no quiero que me sigas…- no esperó respuesta, despegando en su aura azul un momento después.

Trunks apretó más los puños y endureció el rostro, sí, los comentarios y la discusión lo habían herido de sobremanera, pero el hecho de que su padre moviera el tema y de alguna manera evadiera su pregunta inicial, lo frustró. No era como si ahora pudiera volverle a cuestionar su ´extraña´ actitud para con él en las peleas, y mirando la situación como iba, tampoco creía que volviera a ocurrir.

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Una ventisca y un fuerte siseó lo despertó, mirando con ojos nublados a la entrada del lugar, encontrándola vacía, pero sintiendo el Ki de Vegeta alejándose lentamente. Se recostó, dejando caer su cabeza duramente contra la almohada, sintiendo de inmediato el profundo dolor que lo aquejaba desde el día anterior. Sentía que la cabeza le estallaría en cualquier momento. Rodó en el colchón, sentándose débilmente en lao orilla, solo para sentir el dolor muscular azotar su cuerpo agresivamente, iniciado en sus pies y terminando por recorrer el resto de su ser. Nuevamente su cuerpo parecía deshacerse.

Se levantó con dificultad, tambaleándose antes de sostenerse en los barrotes de la cama, el mundo le giraba y unas incontenibles ganas de vomitar lo agobiaron presionando en su garganta. Su vista viajó a los relojes, observando que solo había dormido seis horas, y aun así no había alcanzado a ver a Vegeta. Desde su discusión del día de ayer que no lo veía, pasándose toda la tarde entrenando solo en las cercanías del lugar.

Esperó unos pocos momentos antes de sentirse más calmado y colocarse la ropa, andando lentamente a los contenedores de comida, pero solo al llegar, la sensación de volver aplastó su estómago, de nuevo el hambre estaba ausente, cosa extraña en él, pero decidió pasarla desapercibida.

Salió al exterior, procurando mantenerse estable ante el aumento de gravedad, se sentía cansado y adolorido por los enfrentamientos de los últimos meses, pero debía entrenar, desde que se supo solo nuevamente, el exterior y los androides volvieron a acaparar su objetivo inicial. No había tiempo para pensar en descansar, debía entrenar, y aunque su mente se cuestionó si sería buena idea, se convenció a si mismo que un poco de ejercicio ayudaría en su estado. Se recordó a si mismo pelear lejos de la habitación, pues el día anterior, tratando de liberar tensión entrenando, uno de sus ataques casi da en la casa, y sabía lo peligroso que sería si se quedaban sin salida.

Usó su fuerza en volar lejos, distinguiendo a penas un escaso punto negro en la lejanía de su vista, el único rastro que necesitaba para volver. Su entrenamiento comenzó igual que siempre, leves flexiones antes de irse a los puños y patadas rápidas en el aire.
Un fuerte mareo lo llevó al suelo, metiendo las manos antes de que su rostro se estampara contra el piso.

Se incorporó, atacado de nuevo por el escalofrío y el dolor de cabeza, siendo obligado a caer sobre sus rodillas duramente. Tragó saliva al tratar de aliviar la sensación reseca y pesada en su garganta, pero la sensación en su boca era pastosa y débil. Y fue que se dio cuenta que verdaderamente algo estaba mal, no era el dolor y las sensaciones ordinarias, algo en él estaba realmente mal.

Usando la fuerza restante inició el vuelo, deteniéndose solo cunando se dio cuenta de que había perdido el punto de referencia, no sabía a qué dirección estaba el regreso. Trato de buscarlo con la vista, pero sus ojos comenzaban a darle una imagen abstracta de la situación, dando imágenes borrosas y confusas. Parpadeó pesadamente, percatándose de que estaba acostado en el suelo y ni siquiera había sido consciente de ello. El dolor incrementó, y la desesperación inundó su pecho, deseando gritar y escuchando solo un leve quejido emerger de su garganta. Necesitaba ayuda, y solo su padre podía dársela. Pero su energía estaba tan lejos que a penas y la pudo distinguir. Cerró los ojos atacado por los escalofríos, para luego, caer definitivamente en la inconciencia.

Continuará…

Notas finales:

Los capítulos están muy cortos para mi consideración, pero como la tengo planeada es hacer pausa en los momentos clave, si no todo estaría apretado y en dos capítulos se contaría todo, y no habría ese no sé qué, de terminar en donde pasa algo significativo. Pasaría demasiado en uno solo.

En fin, entre más cortos más rápido actualizo. En el siguiente indagaremos en la cabeza de Vegeta y el porqué de su actitud y sus acciones, además del ¿Qué le pasa a Trunks?
Bueno, un saludo! Hasta la próxima!


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