Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Comidas Familiares I por MyFirstKissFanFic

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Llaman a la puerta por quinta vez y sigo sin moverme de la cama.


- Jonghyun, como no bajes inmediatamente, nos iremos sin ti.


“Perfecto. Eso es exactamente lo que quiero”.


- Y nos llevaremos el router.- Añade mi padre.


“Mierda”.


- Y tu teléfono.


- ¡Vale, vale, ya voooooy!


Me doy una ducha rápida y me planto delante del armario para elegir la ropa. Hace 4 años que no vemos a la familia de Daegu; más concretamente, hace 4 años que no logran arrastrarme a ese pueblo de mala muerte, porque ellos viajan allá por lo menos 3 veces al año para visitar a la hermana de mi madre. La tía Gwibon siempre ha sido divertida y encantadora (y cocina mucho mejor que mi madre) pero mi tío es bastante serio y aburrido, por no hablar del engendro que ambos tienen como hijo. La razón fundamental de que yo no quiera ir a visitarlos nunca es porque no soporto tener que relacionarme con ese niño mimado y caprichoso.


- No me lo puedo creer.- Exagera mi madre, llevándose las manos a la cabeza-. ¡Te has puesto un traje!


- No juegues con tu suerte y vámonos ya.


- Sí, venga, vamos.- Mi padre abre la puerta.


- ¿Dónde está noona?


- No puede venir, tiene una comida familiar en casa de su novio.


Nunca he entendido por qué hay que hacer tantas reuniones familiares pre-navideñas si luego en Navidad nos vamos a reunir de nuevo. Es tan innecesario y agotador…


- ¿Y yo no puedo huir como ha hecho ella?


Mi padre me empuja dentro del coche y decido callarme. Sé de sobras que es una batalla perdida.


- ¿A qué hora sale el avión?


- Dentro de una hora y media.


- Vamos demasiado justos. Como el niño nos haga perder el avión, te juro que conduce él hasta Daegu.


- Totalmente de acuerdo.


- ¿Podríais no hablar de mi como si no estuviera delante? – Me quejo-. Ten padres para esto.


- ¿¡No te dije que pusieras el despertador para las 8!? – Me recrimina mi madre, girándose en su asiento.


- Es que tenía sueño.


- ¡No haber salido anoche hasta las tantas, sabiendo que hoy tenías que viajar!


- ¡Yo no quería ni siquiera venir a este viaje!


- ¡Pues ahora ya tenemos los billetes!


- ¡Los compraste hace un mes, y ya entonces te dije que no quería venir!


- ¡Por Dios, Jonghyun! ¿tanto te cuesta ir a ver a tu familia? Hace años que no te ven y empiezan a pensar que les ocultamos que te has metido en las drogas.


- ¿Que qué?


Típico de mi tía. Es un “upgrade nivel 100” de mi madre. Razón por la cual puedo albergar un pequeñísimo sentimiento de compasión hacia mi primo.


- Ya basta los dos.- Interviene mi padre-. Vamos bien de tiempo y cogeremos el maldito avión a su hora.- Me mira por el retrovisor-. Y siéntate bien o terminarás arrugando la chaqueta.


Cuando mi padre habla de ese modo tan serio, no queda otro remedio que hacerle caso. La cosa se estaba poniendo demasiado intensa.


Llegamos al aeropuerto justo cuando abren la puerta de embarque, de modo que me escabullo para evitar la mirada de odio de mi madre y busco mi asiento como un loco, aprovechando para saludar a las guapas azafatas del avión. Subo mi mochila al compartimento superior y saco mi libro de inglés. El lunes tengo un examen importante y con todo este maldito viaje me voy a perder horas y horas de estudio (aunque en realidad sólo pensaba estudiar un rato).


- Espero que seas amable con tu primo. Y que no se te ocurra insultarle ni agarrarte a puñetazos con él como la última vez.- Advierte mi madre, ya en el taxi, de camino a casa de mis tíos.


- Joder, mamá, éramos unos críos. Ya no voy por la vida pegando a nadie.


- Sólo por si acaso. Él no es como tú, un troglodita sin educación ni respeto. Es un chico dulce y sensible, o sea que ten cuidado con cómo lo tratas.


- Si tanto te gusta mi primo, adóptale y cámbiale por mi. Me encantaría comer a diario las cosas que prepara mi tía.


- Kim Jonghyun, no hagas que me arrepienta de haberte traído.


- Ya me arrepiento yo por los dos.


- Hemos llegado.- Anuncia el taxista, con un cierto tono de alivio, lo cual no me extraña en absoluto.


- Perfecto.- Gruño, saliendo del taxi con mi mochila al hombro.


Todo sigue exactamente igual que la última vez que estuve aquí. El jardín cuidado lleno de flores de colores. Ese perro blanco enorme que no se levanta de su siesta ni para saludar (mucho menos para vigilar la casa) y la sonrisa enorme de mi tía saludando desde la puerta de la entrada.


- ¡No puedo creer que hayáis conseguido traer al pequeño Dinosaurio!


Oh Dios, he ahí uno de los cientos de motivos por los que no quería venir aquí : los motes que mi tía siempre tiene que ponerle a todo el mundo.


- Ya no debes de acordarte ni de su cara.- Ríe mi madre, algo avergonzada.


- ¡Está igualito! – Se acerca a mi y me toma el rostro con las manos, mirándome con detenimiento.- ¿Tenías doble párpado?


- No tengo doble párpado.


- ¿Seguro? – Se acerca más, escrutando mis ojos tan de cerca que me hace pestañear nervioso.


- ¡No tengo doble párpado! – Me separo-. Sólo es un pliegue que se forma naturalmente encima de mis ojos.


Mi tía mira a mi madre y ésta en seguida responde :


- Se lo hizo el año pasado.


Malditas. Bufo exageradamente y con eso logro terminar el primer acto del comité de bienvenida. Mi tío pregunta de pasada algo sobre mis estudios (que en realidad se nota que no le interesa lo más mínimo) y todos van a la cocina a ayudar con la comida.


- Ve arriba y dile a tu primo que baje a preparar el fondant.- Me pide mi tía-. Él ha preparado el postre.


- ¿En serio? – Mi madre parece impresionada-. En cambio a mi me tuvo que tocar el hijo inútil que apenas sabe hacerse la cama.


- Eso, no esperes ni a que salga de la habitación…


Bufo de nuevo y subo las escaleras para llegar al cuarto de mi primo. A pesar de que la casa tiene un terreno bastante considerable, el interior no es demasiado espacioso. Sólo el salón  y la cocina abajo, con un pequeño lavabo, y dos habitaciones, un pequeño estudio y un cuarto de baño más amplio en la parte superior. Justo al final del pequeño distribuidor está la habitación de Kibum. De ella sale un sutil aroma a lavanda y una para nada sutil canción rock a todo volumen. ¿Kibum escucha ese tipo de música?


Entro sin llamar porque la puerta está abierta y él no está ahí. Echo un vistazo rápido a la decoración, notando lo diferente que está todo. “Normal, ya no tiene sentido tener las paredes llenas de posters de Rapunzel”. Ahora están llenas de cantantes medio desnudos y símbolos extraños que no tengo ni la menor idea de qué significan.


Escucho un sonido extraño proviniente de la mesa del escritorio y veo que ahí está su móvil, y que se ilumina advirtiendo el mensaje que acaba de recibir. Con toda la naturalidad del mundo cojo el teléfono y miro el mensaje parpadeante. Lo abro sin dudar.


“Mi gatita hermosa, ¿sigues en la ducha? ¿necesitas ayuda?”


“¿Pero qué coño….?” No puedo evitar poner una mueca de asco absoluto al leerlo. Pero la mueca desaparece rápidamente cuando mis ojos detectan algo todavía más increíble que ese mensaje pervertido de cualquier salido antisocial. La foto de perfil que tiene Kibum es… de una chica. Una chica con un fuerte maquillaje en los ojos y los labios pintados de un rosa fucsia intenso. Una chica que se parece demasiado a…


- ¿Algo interesante? – El móvil se cae de mis manos al suelo por la interrupción y me giro para ver a entrar a mi primo, secándose el pelo con una toalla y con solamente unos pantalones ceñidos.- Si lo has roto, espero que tengas dinero suficiente para comprarme uno nuevo.- Camina hacia mi-. Es el más caro de la marca.


“Por supuesto”.


- Tu madre…. la tía quiere que bajes a….- Ni puta idea de lo que quería.


- El chocolate.- Dice naturalmente mientras cubre su parcial desnudez con una camiseta enorme-. Tiene que fundirse en el pastel y necesita un poco de tiempo para eso.- Coge una regaliz de un bote que tiene en la mesa (haciéndome apartar de allí), muerde un trozo y me señala con el trozo restante-. No has crecido mucho en 4 años.


“¿Peeeerdón?”


- Hola primo.- Intento sonreir, pero apenas lo consigo al ver cómo observa detalladamente cada milímetro de mi cuerpo.


- Pero vas al gimnasio para desarrollar tus músculos. Bien por ti.- Sonríe-. Supongo que seguirás pegándole a los pobres niños indefensos.


- Supongo que tú seguirás siendo una puta niña llorica de mierda.


BINGO. Acabo de romper mi propio récord de quema de promesas filiales.


Sin embargo y contra todo pronóstico, no se enfada, sólo muestra una sonrisa cínica y añade :


- Yo sólo desarrollo un músculo.- Desliza su mano, regaliz incluida, desde su pecho hasta la bragueta de su pantalón, para luego subirla y señalar su sien con un dedo-. El cerebro.


- ¡Niñoooooos! ¿¡bajáis ya!?


- ¡Ya vaaamoooooos! – Grito, caminando hasta la puerta.- ¿Estás listo?


Se agacha a coger su teléfono móvil, lo analiza para comprobar que está en perfecto estado y consulta sus notificaciones. Sonríe como un imbécil al (supongo) leer el mensaje depravado de su amiguito, y se lo guarda en el bolsillo.


- Vamos.


- ¿Ese tío sabe que no eres una chica?


- No es asunto tuyo.


Pasa por delante de mi y llega al pasillo antes que yo.


- Siempre has sido un maldito chupapollas-. Susurro. Aunque parece que no muy bajo, porque él se detiene y me mira, sonriente aún.


- Sólo que ahora las chupo de verdad.


Él ya está en el piso inferior mientras yo trato de asimilar toda esa información que NO ERA NECESARIA.


Durante toda la comida apenas puedo probar bocado. Tengo sueño y lo que me dijo Kibum antes me ha quitado el apetito. En cambio él no hace más que tragar y tragar mientras mi madre no para de adularle. En realidad le quiere más que a mi, siempre ha sido de ese modo.


- ¿Entonces estudiarás Ciencias Políticas?


- Es mi idea.- Dice tapándose la boca, porque continúa comiendo sin fin.


- Ahhh, qué bien. Nuestro Jonghyun estudia literatura, aunque no creo que eso le sirva de mucho.


- ¡Mamá!


- Yo creo que tiene que ser una carrera muy bonita.- Ayuda mi tía, la única que siempre parece estar de mi parte.


- Gracias, tía, lo es.


- De pequeño solías decir que querías ser escritor.- Kibum interviene, llenando mi vaso-. Recuerdo que escribías aquellos poemas… Eran rematadamente cursis, pero tenías talento.- Se ríe, llevando su vaso a su boca y moviendo ligeramente la cabeza a ambos lados.


- Ni que hubieras leído nada de eso. Siempre estabas poniéndote la ropa de tu madre mientras yo jugaba con los Action Man.


- ¡Jonghyun! – Primer aviso.


- ¿Qué? Es verdad.


- Lo es.- Ayuda Kibum. “Menos mal”.- Al menos así aprendí a vestir con estilo, no como otros…


Todos ríen por su apreciación y yo sólo le dedico una mueca sarcástica. ¿Todo tiene que decirlo siempre de ese modo?


Todos siguen comiendo, pero de verdad que se me ha quitado el apetito. Los adultos han bebido más de la cuenta y mi primo me observa como a la espera de que diga o haga algo para lanzarse a mi yugular. Hasta hoy pensaba que era yo quien le odiaba a él, pero estoy encontrándome de frente con la cruda realidad.


Me he fijado en que Kibum bebe con mucha naturalidad delante de sus padres. Creo que le he visto beber varios vasos de cerveza y algún chupito de soju. Mi padre me mataría si simplemente me viera mirando la botella.


- ¿No es maravilloso?


Mi madre saca su móvil para (torpemente) sacar una foto del pastel que ha hecho Kibum. Debo reconocer que la presentación es asombrosa.


- ¿Qué es todo eso blanco? – Pregunto.


- Chocolate blanco fondant.- Explica mi tía-. Lo hizo Kibum, dice que es más dulce y ligero que el chocolate negro.


- ¿Qué creías que era? – Kibum me mira apoyando su mejilla en su mano.


- ¡Chocolate!


“Maldito cerdo de mierda”.


- Acerca los platos, tesoro.


El “tesoro” sirve el pastel como si se tratara de un ritual sagrado. En un principio no iba a probarlo, había conseguido que me diera asco, pero tenía una pinta demasiado apetecible. Y la verdad es que el sabor es increíble.


- ¿Te gusta? – Lo señala con su cuchara para después chuparla ligeramente.


Asiento en un gesto rápido y me enfoco en el pastel.


- Es bueno que Kibum sea tan autosuficiente.- Mi madre no se calla y lo peor es que empieza a estar borracha-. Así no necesitará una esposa que cocine para él. Jonghyun en cambio no tiene más remedio que casarse : es un inútil.


Empiezo a toser y reparto trozos de pastel por toda la mesa.


- ¡Omma!


- ¿¡Qué!? No estoy mintiendo. No sabes hacer ninguna tarea de la casa.


- No es que no sepa, es que no quiero hacerlas.


- ¡Eso es peor!


- Ya, ya, haya paz.- Mi padre sirve más licor (no sé de qué) y me alarga un pequeño vaso-. Toma, anda.


Le miro, estupefacto.


- ¿Puedo beber?


- Como si no lo hicieras cuando sales con tus amigos. O me vas a decir que anoche sólo bebiste refrescos.


Para evitar responder a esa pregunta, me bebo el contenido del vaso de un sólo trago.


- Ar…de…


Se ríen de mi expresión, incluso mi primo, que me empuja suavemente con el codo y susurra :


- Estás hecho todo un hombre, ¿eh?


No entiendo cómo él puede beber con esa tranquilidad. Yo soy mayor que él y apenas soy capaz de digerir un trago, mientras él no para de servirse alcohol una y otra vez.


- Y tú te lo tragas todo, ¿eh?


Estalla en una carcajada y nuestros padres nos miran con incomprensión, aunque medio contagiados por su risa. Deben de creer que empezamos a llevarnos bien.


- Ahhhhh, estoy cansado.- Kibum se estira como un pequeño gatito y pone los brazos sobre la mesa, para a continuación apoyar su cabeza encima.


Le imito, y como estoy a su lado, nos quedamos viéndonos de frente.


- Yo también tengo sueño. Mi madre me sacó de la cama muy temprano hoy.


- ¿Qué pasa? ¿Anoche volviste muy tarde? – Sonríe y sus ojos ligeramente enrojecidos se estrechan.


- Salí con mis amigos. Bebimos. Tengo resaca.


- Por eso apenas has comido.


- Exacto. – Hago un puchero.- Daría lo que fuera por…


- ¡Omma! – Se levanta, haciendo que le siga con la mirada-. Jonghyun está cansado del viaje y yo creo que… he bebido demasiado soju.- Finge una sonrisa ruborizada pero yo soy el único que nota que ha fingido.- Vamos a mi habitación a descansar, ¿ok?


- Ok, usa el futón de encima del armario, es el más cómodo.


- Espero que hayas traído el pijama-. Mi madre es incapaz de ser amable conmigo. Es innato. Creo que piensa de verdad que soy un inútil.


Lo peor es que tiene razón : no hay ningún pijama en mi mochila. Y creo que todos lo descubren al ver mi reacción.


- Tranquila, tía, yo le presto uno.


Me empuja hacia las escaleras, aunque veo que se tambalea un poco.


- Veo que tú también estás hecho un hombre.


Me mira con arrogancia y me agarra del cuello de la camisa.


- ¿Es que quieres que te lo demuestre?


- No hace falta-. Me separo rápidamente y subo las escaleras, esperando impacientemente a que me siga, pero tarda una eternidad. Cuando por fin llega a la habitación, tiene que sujetarse del marco de la puerta para entrar, como si el agujero de la puerta no fuera lo suficientemente grande para una persona.- El pijama…


- Yo no uso pijama. O sea que tú tampoco.


Dicho eso, empieza a quitarse la enorme camiseta y los pantalones.


- ¡Eh, eh, eh! ¿Qué es eso de que no usas pijama?


- Mi habitación : mis normas.


Se sienta en la cama, provocando que yo me levante inmediatamente.


- El futón…


- Colócalo tú mismo.


Se acuesta sobre la colcha y se abraza a la almohada, dejándome una maravillosa vista de su trasero. Espera, ¿qué coño estoy diciendo?


Busco con la mirada pero encima del armario no veo nada.


- Eres un anfitrión de mierda. – Escucho su risa ahogada por la almohada-. ¡Y tengo mucho sueño! ¡De verdad quiero dormir!


- Pues acuéstate aquí.- Murmura.


- ¿Qué?


- Si no te da pánico dormir al lado de un odioso marica en celo.- Vuelve a reirse.


- Eres muy gracioso. Mucho.


- Venga, no seas idiota, la cama es grande.- Se incorpora, secándose las lágrimas, provocadas por su risa.- No te tocaré, tranquilo.- Se tumba dándome la espalda.


¡Dios! Si no estuviera tan cansado, habría salido huyendo de aquí y me habría acostado en la bañera si hubiese sido necesario… Pero de verdad quiero dormir.


- Ah… maldito chupapollas.


Se ríe ante el insulto y yo dejo escapar una risita también, contagiado. Es realmente fácil contagiarse por su risa.


- Prometo que la tuya no la chuparé.- Sigue riéndose.


- Gracias por la información.- Me tumbo a su lado, espalda contra espalda, aunque ni nos rozamos porque su cama efectivamente es grande.- Buenas noches.- Bostezo.


- Pero si sólo son las 4 de la tarde.


- Pues eso : buenas noches.


Cierro los ojos y suspiro. Por fin algo de paz.


- ¿No vas a quitarte la ropa?


- Estoy bien.


- Se arrugará.


- Me da igual.


- Ah… de verdad tiene razón tu madre y eres un inútil.


- Déjame dormir.


- Vaaaaaaleeeeee. – Se ríe de nuevo. Lo pienso un par de segundos y opto por al menos quitarme la camisa. Mamá se enfadaría si me viera una sola arruga en ella después de todo lo que sufrí para que me compraran algo tan caro.- Oye Jjong…


“No me lo puedo creer”.


- ¡Qué!


- ¿Por qué te has hecho eso en los ojos?


- ¿De qué hablas?


Se gira para mirarme, pues yo estoy ya boca arriba.


- Ya sabes, la cirugía.- Noto su dedo sobre uno de mis párpados y abro los ojos, encontrándole justo delante de mi cara.- Se ve raro.


- Ah… todo el mundo lo hace, no tiene nada de raro.


- Ahora tienes más aspecto de cachorrito que antes.- Sonríe.- Te queda bien.


- Pensaba que lo odiabas.


- Odio que la gente se opere, pero hay cirujanos que hacen milagros como conseguir que gente fea parezca guapa. Tiene mucho mérito.


Ahora sí que me estoy ofendiendo.


- ¿Puedes apartarte? Quiero dormir.


- Oh… perdona….


Se remueve en el colchón e imagino que vuelve a su posición.


- Es peor hacerse pasar por alguien que no eres, como hacen otros…


- Ya te dije que eso no es asunto tuyo.


- Y tienes razón. Pero me da pena el pobre bastardo que está siendo engañado vilmente.


- ¡Tú qué sabrás!


La verdad es que no sé nada. Ni me interesa averiguarlo.


- ¿Sabes? – No sé por qué continúo hablando, ¡quiero dormir! – Ese tipo de mentiras no pueden mantenerse durante mucho tiempo. Acabará enterándose de la peor de las formas y se acabará.


- No te preocupes tanto por mis relaciones. No pensaba casarme con él ni nada de eso.- ¿Por qué se sigue riendo?


- ¿No te importa haberle mentido? – Ahora soy yo quien se gira y le observo, con la cabeza apoyada en la palma de mi mano.


- A veces no podemos evitar mentir cuando queremos algo.


- Eso es horrible.


- ¿Tú nunca has mentido para conseguir un polvo? – Se gira e imita mi postura.


De repente me encuentro mirando esos profundos ojos rasgados con un brillo permanente causado por el exceso de alcohol.


- No una mentira como esa. Me parece excesivo y cruel. Terminará odiándote.


- Uh… debes de ser un experto en relaciones amorosas… – Me empuja con la palma de su mano, haciendo que caiga de espaldas en el colchón.


- ¡Eh! – me quejo-. Estábamos hablando.


- Pensé que querías dormir. – Se ríe otra vez.


- Idiota.


- Dilo.


- ¿Eing?


- Dime “Chupapollas” otra vez. Empieza a gustarme.


“¿Me estás vacilando?”


- No pienso hacerlo.


- Aguafiestas.


Se tumba a mi lado, también boca arriba.


- Pensaba que sería peor volver a verte.- No sé por qué lo digo-. En realidad es…


- Extraño.- Suspira-. Como si acabáramos de conocernos.


- ¿Por qué de pequeños nos llevábamos tan mal?


- Porque a mi me gustaba el rosa y eso te irritaba.- Suelta otra risita y el recuerdo de sus disfraces de hada de Halloween me hace sonreir levemente-. Tenías miedo de que intentara volverte “rarito”.


- Eso es cierto.- Bostezo.


- No creo que hayas salido tan mal, después de todo. Apuesto a que las mujeres pelean por ti.


- En realidad sí.- Admito, arrogante-. Aunque no creas que no he tenido mis experiencias.


- ¡Omo! ¡Kim Jonghyun! No me digas que has tenido alguna aventurilla políticamente incorrecta…


- ¿Recuerdas a Taeminie? – Le miro, y asiente con un gesto divertido-. Hace dos años fuimos a una fiesta, bebimos demasiado y terminamos enrollándonos.- Abre los ojos, sin dar crédito a lo que estoy soltando (y ni siquiera yo sé por qué lo hago)-. No fue casi nada, pero fue algo.


- Algo…- Repite, más que emocionado-. ¿Y luego qué pasó?


Me giro, dándole la espalda.


- Me dormí, porque estaba realmente cansado.


Cierro los ojos y me dispongo a dormir. El problema es que después de esa confesión no sé cómo voy a conseguirlo. Noto que Kibum se mueve sobre el colchón y se acerca a mi espalda. Puedo sentir su respiración muy cerca.


- Justo ahora parece que te acabo de conocer.- Pasa su mano sobre mi cintura y hunde su cara en mi nuca-. Ha sido divertido.- Le oigo bostezar-. Oh, dios, he bebido tanto… – Se acomoda en mi espalda.- Vas mucho al gimnasio, ¿no? – Me acaricia un brazo lentamente-. Estás muy fuerte-. ¿Qué demonios está haciendo? – Antes eras muy delgado.- A mi mente vienen imágenes de Kibum haciendo pucheros con sus mofletitos porque le había quitado la cabeza a su Barbie.- Ahora yo estoy delgado y tú pareces “el increíble Hulk”.- Ambos reimos.


- Apuesto a que no haces ejercicio desde que terminaste el colegio.


- Efectivamente.


- Tan vago…


- He encontrado una forma más divertida para estar en forma.


- No quiero detalles, gracias.- En seguida le corto.- De tus aventuras con tus ligues a los que haces creer que eres una chica.


- Ese chico no es una aventura, sólo es diversión. Los chicos reales son más aburridos. Aunque hacen buenas mamadas.


Me retuerzo hasta deshacerme de su brazo, aunque casi me caigo de la cama. No quiero detalles, en serio que no.


- Intento dormir, ¿sabes?


- ¿Entonces por qué estamos hablando de mamadas?


Me incorporo, furioso.


- ¡Tú eres el que está hablando de mamadas! ¡Yo no quiero hablar de mamadas! ¡No me interesa saber a quién se la has chupado ni quién te la ha chupado, sólo quiero dormir!


- Creí que estabas imaginando cómo sería que te la chupara tu primo pequeño.


“¿Estás enfermo o qué coño te pasa?”


- Esto es increíble.- Bufo, molesto, cruzando los brazos-. No todos tenemos problemas mentales como tú.


- Perdooooooooooona.- Se arrastra hacia mi y me tira del brazo hasta devolverme a mi sitio en la cama-. Es por el alcohol, lo juro. Hablo sin pensar.


- Ya lo veo.


- Pero que sepas que él está de acuerdo conmigo.


- ¿Quién? – Me señala la cintura y SÓLO EN ESE MOMENTO me doy cuenta de que Kibum no habla sin pensar : el bulto en mis pantalones ha tomado el control de la situación. – ¡Joder! – Me tapo con las manos y le miro, mientras trata de seguir mirándome el paquete.- ¿Puedes dejar de mirarme?


- Es….grande…


- ¡Claro que es grande!


- No lo recordaba así de cuando nos bañábamos juntos.


- ¿Que tú y yo… qué…?


- Es… grande…- Se acerca a mi despacio, apartándome las manos en un gesto tan delicado que no soy capaz de resistirme. Lo mira de cerca y me sonríe-. Apetecible.- Saca la lengua para rozar el pantalón, pero le separo.


- Quieto ahí.


- ¿Por qué? -Parece fastidiado.


- No vas a chupármela.


- ¿Por qué no?


- ¡Joder, porque somos primos!


“Y hombres”.


- Menuda tontería. Ni que nos viésemos cada día. Ni siquiera coincidimos en las cenas navideñas. No siento como si de verdad fueras mi primo.


- Eso es porque nos hemos pasado más años peleando que llevándonos bien.


- ¿Ves? Me das la razón.


Hace un nuevo intento de acercarse y le separo poniendo una mano sobre su cabeza.


- Eso no es un argumento suficiente para dejar que lo hagas.


- ¡Vamos! Si lo estás deseando…


- ¿Estás loco?


Ahora pongo las dos manos en su cabeza porque está poniendo más resistencia.


- Mi querido Jjong siempre tan tímido… – Remueve su cabeza, mientras le sigo alejando.


- ¿Qué hacéis?


Una voz en la puerta nos congela. Nos giramos y vemos a mi tía mirándonos completamente alucinada. No es para menos : yo de rodillas en la cama con las manos en la cabeza de Kibum, a cuatro patas frente a mi. Le suelto de golpe y él cae entre mis piernas abiertas.


Trago saliva rápidamente.


- Peleábamos. Como siempre.


La tía sonríe y niega con la cabeza.


- Siempre igual.- Kibum sigue con su risita ahogada medio tapada con la colcha-. Bajad para cenar.


- ¿Qué? ¿Ya es hora de cenar? – Consulto mi reloj. “Mierda, al final no he dormido nada”.


- Kibum, ayúdame a poner la mesa.


- ¡Voy!


Se pone en pie de un salto y sale de la habitación.


Genial. Y ahora, ¿cómo coño voy a reunirme con mi familia con este pedazo de problema en mis pantalones? Respiro hondo y me siento en la cama. “Piensa en cosas horribles”, “gatitos muertos”… Ok, hecho. Menos mal que de vez en cuando recuerdo los consejos de mi amigo Ren.


Durante la cena ya soy capaz de comer un poco. El estómago está más asentado y yo me he colocado bastante lejos de Kibum, no quiero que me amargue también este momento. Aún así no puedo esquivar todas sus miradas traviesas desde el otro lado de la mesa, jugando con sus palillos a modo de bigote sobre la parte superior de sus labios.


- Deja de jugar y come.- Su madre le da una colleja y no puedo evitar que se me escape la risa, haciendo que todos me miren.


- Tú también.- Mi madre imita el gesto y me sorprendo viendo cómo mi primo y yo nos sobamos nuestras cabezas para apaciguar el dolor del golpe-. Sois más tontos…


La cena transcurre de un modo ruidoso y extraño. Los adultos creo que siguen borrachos desde la comida y Kibum y yo hace rato que hemos dejado de reírnos con sus chistes. Sólo nos miramos de vez en cuando, quejándonos telepáticamente por tener que escuchar las mismas historias de siempre, ahora en versión etílica, oferta especial pre-navideña.


- ¿Recuerdas aquella ocasión en Jeju? – Mi tía sirve una nueva ronda de makeoli-. No teníamos dinero y tuvimos que dormir en aquel parque.


- ¡Y vino la policía! .- Agrega mi madre.- Y creyeron que ellos estaban abusando de nosotras-. Señaló a nuestros padres, que reían sin control.- Hasta tuvieron que llamar a mi madre para que testificara a su favor.


- ¡Qué frío hacía!


- Unos -4ºC… – Decimos desganados Kibum y yo, haciendo que los cuatro nos miren.


- ¿Hemos contado tantas veces esta historia? – Lo que no puedo creer es que mi padre esté tan sorprendido por ello.


- Sólo un millón de veces.- Protesto.


Pero a ellos parece no importarles y siguen relatando toda la noche.


Dos horas más tarde, y después de llevar un buen rato dormitando sobre la mesa, abro los ojos y veo a Kibum mirándome.  Su expresión de aburrimiento sólo es superada por la mía.


- ¿Nos vamos? – Apenas muevo los labios para evitar que mi madre piense que me burlo de él.


Asiente y suspira.


- Vamos a dormir. Estamos cansados.- Se levanta de la mesa y le imito.


- Esta juventud  no aguanta nada… -Ríe mi tío, revelando una vez más que el alcohol tiene el poder de hacer divertida incluso a la persona más seria y aburrida del mundo.


- ¡Ponle el futón a tu primo! – Grita mi tía mientras subimos las escaleras.


Kibum se gira para comprobar que le sigo y me sonríe de un modo travieso.


- ¿De verdad prefieres el futón  a mi cama?


- ¡Por supuesto! – Respondo inmediatamente y él canturrea por toda la planta superior buscando colchas y mantas.


Mientras va en busca de su arsenal curioseo su escritorio de nuevo, viendo que su móvil se mueve nerviosamente debido a los mensajes que no para de recibir. “Debe de ser muy popular”. Paseo mis dedos por la estantería llena de manghwas de colores llamativos, ningún título conocido.


- Todo eso es yaoi.- Pego un salto mientras él tira desordenadamente las mantas en el suelo-. No creo que sea de tu interés en absoluto.- Camina hacia mi y busca algo entre los libros de texto.- Aquí está.- Me da una revista-. Si lo que quieres es esto, todo tuyo. A mi no me gusta.- Sale de la habitación-. Me voy a lavar los dientes.


Miro la revista y la impresión hace que se me caiga de las manos. ¡Mi primo gay acaba de darme una revista llena de tías desnudas! ¿Pero qué….?


Vuelvo a esconderla entre los libros de texto y empiezo a acomodar el futón. Es grueso y se ve más cómodo de lo que pensaba, y con el sueño que tengo acumulado, caeré rendido como una roca.


Rebusco en mi mochila mi cepillo de dientes y me cruzo con mi primo en el pasillo. Me indica con la cabeza que el baño está libre y entro. Me lavo los dientes mirándome hipnotizado al espejo. No consigo entender en qué momento Kibum ha dejado de ser una “niña cursi y mojigata” y se ha convertido es este “Casanova descarado”. ¿Qué ha pasado en estos 4 años?


Me lavo la cara para evadir más pensamientos sobre su vida y vuelvo a la habitación, encontrándole sentado en la cama, leyendo divertido los mensajes de su móvil.


- ¿Vas a estar con eso hasta muy tarde? – Pregunto, aunque casi fuerzo la respuesta.


- No, sólo un rato.


- Ok, porque me muero de sueño.


- Puedes apagar la luz, si quieres.


- Perfecto.


Apago la luz y entro en mi “cama”, tapándome hasta las orejas para evitar escuchar el tecleo constante de Kibum. La verdad es que funciona realmente bien porque noto que voy cayendo dormido.


- Jonghyun-ah.


Me destapo para chillarle y le encuentro mirándome fijamente desde el borde de su cama.


- ¿¡Es que nunca vas a llamarme “hyung!?


Hace una mueca de extrañeza y rápidamente contesta :


- Nunca lo he hecho.


- ¡Por eso!


- Olvídalo.- Sobresale más su cuerpo del colchón y se acerca a mi-. El chico del chat es bastante malvado.


- Eso te pasa por mentir a desconocidos.- Cierro los ojos para intentar dormirme, después de tan indeseada interrupción.- Seguro que es un viejo casado y con hijos al que le gusta meneársela chateando con jovencitos.


En cuanto lo digo, me arrepiento de mencionar ESO delante de mi primo.


Pero el muy maldito se está riendo.


- No malvado en ese sentido. Y no es ningún viejo, hemos tenido algunas videoconferencias, ¡es realmente guapo y joven! ¡y está bueno!  - Me pega con su almohada.


- Psss… lo que sea… Si fuera tan guapo no usaría Internet para ligar…


Se acomoda en su almohada, a los pies de su cama, para continuar hablando, cosa que en absoluto quiero.


- Le encanta mandarme fotos pervertidas para ponerme cachondo.


- Demasiada información. Basta.- Trato de frenar su relato.


- Y lo peor es que lo consigue. Y ahora me muero de ganas de que me la chupen y eso no va a pasar porque el muy cabrón está demasiado lejos y mis padres no me dejarán salir a  buscar nada contigo aquí. A menos que…


- No voy a salir de fiesta contigo, quiero dormir.- He leído su mente demasiado rápido.- Y me encanta tu sentido de la fidelidad.


- Yo no soy fiel a nadie. Follo con quien quiero y cuando quiero. De eso se trata, ¿no?


- ¿El qué? – Abro los ojos, quedando un poco absorto por su expresión seria.


- La vida. De vivirla a tope. No renunciar nunca a lo que quieres hacer.


- Exacto. Y yo ahora quiero dormir.- Me giro en el futón-. Deja de molestar y duerme tú también.


- ¡Pero estoy cachondo!


- ¡Ese no es mi maldito problema! – Me siento en el futón, cabreado.


- Aigoo… – mi tía entra en la habitación sin llamar, como siempre-… si pudiérais dejar de pelear sólo durante un día….


- Somos totalmente incompatibles.- Sonríe Kibum, sin moverse de su postura, lo cual es mejor para todos.


- Nos vamos a ir a un norebang, a tu tío le han entrado ganas de cantar trot.- Se ríe escandalosamente.- Dios, estamos todos muy borrachos.


- Pasadlo bien, omma.


- Aún queda comida para una semana allá abajo, por si tenéis hambre.- Asentimos.- ¿Por qué no jugáis a algún videojuego, o veis una película o alguna de esas cosas que hacen los primos?


- Lo haremos, omma, tranquila.


- Bien, buenas noches, bebé.- Le da un beso en el pelo y se tambalea un poco hasta llegar a mi-. Buenas noches, Dino.- Y me planta un beso en la mejilla antes de irse.


Kibum ríe por el apodo y yo sólo me trago la protesta. Mi tía es demasiado dulce conmigo.


- Mi madre siempre te ha querido mucho.- Explica Kibum, acomodándose boca arriba, dejando en evidencia mi suposición acerca de su “estado”.- Supongo que eres el hijo que siempre quiso tener, en cambio tuvo que cargar conmigo.- Coloca sus brazos detrás de la cabeza y mira al techo.


- ¿Qué dices? Son mis padres los que siempre te nombran como ejemplo de todo. TÚ eres el hijo perfecto que todos quieren.


- Ah… nadie está conforme con lo que tiene…


Un breve silencio.


- ¿No… piensas…. hacer…. algo con eso?


Señalo sus boxer, y me mira, con gesto de incomprensión.


- ¿Debería?


- Hombre… es bastante evidente…


- Ok.- Mete su mano dentro de los boxer, haciendo que me levante del suelo completamente.- ¡Pero no aquí, cerdo! ¡Vete al baño o a donde cojones quieras!


- No quiero ir a ningún sitio. Además, este es mi cuarto.


- ¡Pero estoy yo!


- Pues vete.


- ¡Hay que joderse, yo quiero dormir!


- Pues duerme.


Me quedo sin argumentos y veo que no saca su mano de su ropa interior, de modo que dejo de mirarle y vuelvo a acostarme. O empiezo a ignorarle o va a acabar volviéndome loco.


Cierro los ojos, apretándolos con fuerza para evadirme de este momento, pero puedo escuchar perfectamente cómo Kibum se sigue tocando, y por lo que puedo escuchar, la cosa ha subido de intensidad.


- No me lo puedo creer.- Susurro, más para mi que para él-. ¿Te la estás cascando?


- Cállate, me desconcentras.


¿¡PERDONA!?


- Esto es el colmo.- Me vuelvo a incorporar y le veo completamente desnudo y con las piernas totalmente abiertas, acariciándose.- ¿Estás…. estás enfermo o qué te pasa?


- ¿Por qué no me ayudas?


Me quedo inmóvil, mirándole.


- Estás…. de coña…


- Jonghyun, desde que te vi entrar por esa puerta quiero que me folles, es algo que tarde o temprano acabará pasando, o sea que no encuentro el sentido de alargarlo más.


Esto me supera.


- Olvídalo. Me voy a dormir al salón.


Cojo las mantas y me dispongo a salir del dormitorio cuando él se interpone en mi camino, bloqueando la puerta.


- Si no lo estuvieras deseando… ¡o por lo menos pensando! No estarías así.


Suelto las mantas de golpe al notar su mano agarrando mi miembro, no demasiado dormido, en un gesto seguro.


- Su…éltame…


- Vamos, Jjong…. – Me rodea el cuello con un brazo-… dame un poco de diversión. Te prometo que después te dejaré dormir…


- No puedo creer lo que estás diciendo. Estás realmente enfermo. ¡No, enfermo no, estás loco!


Aparto sus manos de mi pero ha cerrado la puerta y está apoyado contra ella.


- No te irás de aquí sin chupármela.


- ¿Qué diablos estás diciendo?


- Y sin que yo te la chupe.


Con una fuerza magistral (nunca antes vista en él) y aprovechando mi incredulidad, me empuja hasta su cama y trata de subirse sobre mi cintura, pero reacciono y le giro en el colchón, haciendo que quede boca abajo.


- Crees que tienes el control de la situación, pero no es así, pequeño.


- Venga ya, Jjong. Justo ahora estoy sintiendo tu polla dura en mi culo, ¿vas a decirme que no me quieres follar?


Le giro de un empujón y le sujeto ambos brazos con mis manos.


- Escúchame bien, pedazo de marica depravado.


- Dime.- Se relame, coqueto.


- Ash….


Justo en este momento hace algo que no me espero : alza su cabeza y estrella sus labios contra los míos. Es apenas un roce pero me deja en shock.


- Mmmmm, me gusta.- Como no hay ninguna reacción por mi parte e incluso el agarre de mis manos se ha vuelto débil, alza de nuevo la cabeza, soltándose para rodear mi cuello con sus brazos y me besa de nuevo, pero esta vez de una forma tan intensa y demandante que hace que mi boca se abra involuntariamente, dando paso a su lengua en su interior.


- Kibum….mmmm…. basta….- Apenas consigo que suene como un balbuceo.


- No finjas que…mmmmmm…. que no quieres más….


Me atrae hacia sí con más fuerza, haciendo que mi cuerpo quede completamente sobre el suyo, provocando un roce desesperado de nuestras erecciones. Porque sí, ya no tiene sentido  negar que la tengo todavía más dura que él.


- Esto….mm…esto…ah….Kibum…. esto no está bien…


Aún conservo un ápice de cordura, pero no la suficiente como para despegarme de sus labios, incluso me sorprendo tomando la iniciativa en el beso.


- Pues yo creo…mmmm…. que está muy bien….- Descaradamente baja el pantalón de mi chándal, llevándose con él también mis slips, y se ríe.- ¿Tu madre sigue comprándote la ropa interior?


- Calla, imbécil. -Me lo quito todo y observo sus ojos demandantes, hambrientos.- ¿Qué es lo que quieres? – Me expongo de un modo descarado, de rodillas frente a él.


Se incorpora suavemente y me guía hasta dejarme tumbado de lado, me da un beso ligero en la mejilla (lo cual me hace recordar a mi tía en un MUY MAL MOMENTO) y se coloca en la misma postura que yo, pero invertida, haciendo que nuestros rostros tengan un magnífico primer plano del pene del otro.


- No tienes por qué hacerlo si no quieres… Pero yo… de verdad quiero probar esto…


Agarra mi miembro con una mano y le da una rápida lamida, haciendo que me estremezca.


- Nadie ha dicho que no quiera hacerlo.


Sin pensarlo demasiado, le imito y saboreo ligeramente su piel dura y suave.


- Jonghyun, vas a matarme si lo haces despacio.


Noto un nuevo lametón, esta vez más largo, y sus labios besando toda la extensión.


- Está bien…- Me acerco más-. Marca tú el ritmo.


En cuanto siento su boca y su lengua jugar intensamente con mi miembro, no me queda más remedio que hacer lo mismo con el suyo, provocando que se retuerza mientras el suyo entra y sale de mi boca.


- Jjong… eres….ahhh…- La frase muere cuando embisto su boca para que acelere sus movimientos y ambos nos encontramos de repente en una batalla por el orgasmo.


Desesperado, me gira hasta colocarse sobre mi y continuar chupándomela desde encima, moviendo sus caderas rítmicamente para que no me detenga. Pero la visión de su precioso trasero tan cerca me hace desear estar dentro de él, no puedo evitar pensar en ello mientras se convulsiona anunciando el clímax.


- Todavía no, todavía no….- Le hago girar esta vez hasta tenerle frente a mi de rodillas, y desciendo lentamente, haciendo que mi cabeza quede entre sus piernas. Se la agarro y la introduzco en mi boca mientras con mis manos en sus nalgas le indico que empiece a moverse. No tarda en hacerlo y en mover sus caderas con decisión sobre mi.


Escucho sus gemidos incontrolados, su ritmo torpe y errado que demuestra que la situación le está sobrepasando, casi tanto como a mi.


- Jjong…


Sé que está a punto, y yo también lo estoy sin ni siquiera tocarme, pero entonces Kibum se encarga del tema y siento que estoy a punto de rozar el paraíso. Noto un espasmo intenso sobre mí y la boca ligeramente humedecida, pero eso no me detiene. Jugueteo con mi lengua por su glande y termina corriéndose en mi boca, lo cual no me importa en absoluto porque sentir esas pequeñas palpitaciones en mi paladar es delicioso. Mientras lo saboreo lentamente, puedo notar cómo su mano relaja sus movimientos y se acerca un par de dedos a su boca, lamiéndolos.


- Eres tan obsceno…- Digo, limpiándome la comisura de los labios.


- Habló el que se lo acaba de tragar todo.


Me da un toque en la nariz y se levanta de la cama.


- Voy a ducharme.- Le miro, y sólo entonces caigo en que parte de su costado está manchado con mi semen.- ¿Vienes?


Asiento rápido y nos metemos en la ducha para eliminar los restos de fluidos. Ver cómo el agua acaricia la pálida y suave piel de Kibum es como estar en un sueño rodado a cámara lenta.


- ¿En qué momento te volviste tan sexy? – Le abrazo por la espalda, haciéndole soltar una risita-. ¿Qué me perdí en estos 4 años?


- Creo que mi adolescencia.


- Estaba tan empeñado en odiarte…- Le beso un hombro-… que no me tomé la molestia de conocerte.


- Me pasó lo mismo. Había asumido que mi primo homofóbico no quería tener nada que ver conmigo y que se avergonzaba de llevar mi misma sangre.


- No soy homofóbico.


- Yo lo creía así.


- Olvida eso. No pienses más esas cosas absurdas.


Se vuelve hacia a mi y nos besamos con delicadeza mientras terminamos de enjuagarnos. Nos secamos, pasando las toallas delicadamente por el cuerpo ajeno, y volvemos a la cama, ambos desnudos. A SU perfecta y enorme cama.


- Jjong…- Kibum apoya su cabeza en mi pecho, estoy seguro de que puede oir perfectamente los latidos nerviosos de mi corazón-… ese chico del chat…


- Taemin y yo somos novios.


- El chico del chat, Minho es mi novio por internet.


- ¿Y él cree en serio que eres una chica?


- En realidad no, pero le gusta que me vista así. Es muy pervertido.- Se ríe, moviéndonos a ambos por la postura en la que nos encontramos.


- Maldito caliente…


- ¿Y cómo es eso de que estás saliendo con Taeminie? – Me pega en el hombro-. Él es tan tierno…


- Ha cambiado mucho en estos años. CRÉEME.


- ¡OMO!, ¿¡te lo has follado!?


Me río de lo incrédulo que parece ante la idea.


- Su culo es delicioso.


- ¡No quiero saberlo! – Me pega de nuevo y se acurruca en mi pecho.- En mi mente sigue siendo aquel niño tímido adicto a los dulces.


- Sigue siendo adicto a los dulces.- Bromeo.


- Ya… cállate…- Ríe, divertido.


Bostezo y le beso la coronilla.


- ¿Vendréis a Seúl por Navidad?


Bosteza, contagiado.


- Espero que sí.


Cierro los ojos.


- Creo que tenías un poco de razón.


- Yo siempre tengo razón.


- Todos… solemos mentir para conseguir un polvo. Aunque sea a tu propio primo.


- Te lo dije. – Escucho su voz cansada, señal inequívoca de que está a punto de quedarse dormido.- Las mentiras familiares son comunes también.


Demasiado comunes.


By Carolunnie


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).