Capítulo 2 ~Este otro día~
5:43 am... El timbre del teléfono se hacía escuchar insistentemente... Jean se animo a contestar, dejando de lado su tostada en el plato de porcelana roja que estaba junto al periódico en la mesa, se levanto todavía con su taza, también roja, en la mano izquierda y tomo el auricular.
—¿Alo?— Pregunto —¡Monsieur Lemardeley!— Aunque su voz sonaba alegre, y denotaba el cariño al hombre del otro lado y sus labios de verdad intentaron formar una sonrisa, sólo obtuvieron una mueca —¡Oh~ Oui! Usted nunca molesta, ¡Dígame!—
Verán... A veces las personas terminan contestando llamadas que... Bueno, simplemente no son buenas; a veces por las circunstancias que las producen, los momentos en los que llegan, los recuerdos que generan o por las personas implicadas... No son buenas y ya. Esta, era justamente una de esas, de las peores y el dolor que generaba era completo, no había nada más que malos recuerdos, en el momento más inadecuado, con el hecho más triste de su vida, y las personas involucradas eran las que más amó, definitivamente la peor.
La mueca en el rostro de Jean se convirtió a medida que escuchaba atento al teléfono, podría decirse que la tristeza se apodero de él y sus labios formaron una insípida línea al apretarlos, aunque hubo un par de momentos en que era claro que un deje de enojo, o más bien furia, paso por sus ojos; pero el sentimiento de tristeza reinaba en ese rostro.
—No, de hecho todo sigue en pie— Dijo retomando su jovial actitud —Jusqu'à que jour, monsieur Lemardeley— Colgó.
¡Eso!, eso no era usual en él... Él podía hablar y hablar durante horas con ese hombre con una sonrisa tan grande, que siempre le sorprendió no sentir ni un cosquilleo de adormecimiento en los músculos de su boca; tampoco era usual que dejara su desayuno a medio comer, así como salir de su departamento a esa hora y con esa prisa, porque una cosa era salir temprano llegando antes que todos a la oficina, y otra llegar "Estupendamente" con dos horas de anticipación... Este día apenas empezaba y ya era inusual...
La noche era clara y nada serena... Eso era debido a que estaban justo en la zona "Cool", llena de restaurantes y bares... Justo de uno salían dos personas, un par de hombres, uno rubio, alto y fuerte, iba haciendo el penoso trabajo de mantener en pie al más bajo, no es que el moreno fuera enano, era alto, pero el rubio fácilmente tenía 10 centímetros más, y con el otro colgándole de los hombros no ayudaba a destacar su 1.78 de altura.
El día seguía colmado de inusualidades, al llegar demasiado temprano y darse cuenta que no había nadie empezó a trabajar en todo lo que tenía atrasado, no era extraño que de vez en cuando ayudara a sus colegas, pero ese día incluso concluyó algunas ventas y postergados de todos en su departamento y les dio oportunidad de salir temprano, no es que fuera un ogro como la mayoría de los jefes, pero esto era inusual... Más inusual era que sus subalternos se sintieran agradecidos de forma desmesurada... Bueno eso no era inusual, cualquier asalariado se sentiría gratamente agradecido sí su jefe hiciera el trabajo atrasado de 3 meses de todo el equipo; lo realmente inusual era que literalmente le habían hecho fiesta, lo invitaron a beber un rato aprovechando su salida temprana.
Así es como término en un bar, y con varios tragos encima; un largo rato después, Arthur asegurando nefastos efectos se encamino junto a Jean a la salida, estaba tambaleando y hablaba mucho, pero seguía consiente, era por esto que Arthur quería sacarlo de ahí, antes de que perdiera el juicio y sus nefastas visiones se volvieran realidad.
Alguien, alguno de los chicos del ballet, trajo el auto de Jean desde el estacionamiento, un hermoso y sobrio Audi azul marino que era convertible, Arthur hizo el intentó de tumbar a Jean en el asiento del conductor ignorando al joven que salía del auto.
Jean se puso rígido y evito esto.
—Juro que estoy bien, puedo llegar solito a casa, aunque prefiero que nos vayamos juntos— Dijo Jean con un puchero, Arthur bufo.
—Mira amigo, sí yo pudiera iría contigo pero tengo que entregar borrachos, borrachos inconscientes, y eso es gracias a ti— Le empujo con la mano hasta sentarlo.
—Arthur, ¿Que pasa sí llamó a Amada? o ¿A alguien? ¿Y me dejó en ridículo a mi mismo? Es deber tuyo como mi valiente amigo hacerme compañía en un día de borrachera— Dijo intentado pasarse al asiento conjunto.
—Ya estas grandecito para lidiar contigo mismo, tú quisiste beber, aunque te pedí que no lo hicieras; tú sólo buscabas a alguien para que te hiciera compañía hoy, y por eso hay tres personas ahogadas en vodka allá adentro; tú estás, en comparación a ellos, de maravilla, ¡Ve a casa toma una ducha y duérmete!— Azotó la puerta del auto y le arrancó de las manos las llaves al chico del ballet —Sí quieres compañía pídesela a otro— Y le arrojó las llaves en la cara.
Sin más remedio Jean se acomodó en su asiento y encendió el auto, Arthur se volteó encaminándose para volver al bar.
—¡Hey! Jean, olvida lo de pedirle compañía a alguien más, sé que por desgracia soy tú único amigo responsable, y los demás "Amigos" que tienes, bueno ahora su mejor amistad es el vodka ó el escusado, no tú— Dijo señalando hacia el bar.
Jean medito lo dicho por Arthur, era verdad, no había muchas personas a quién considerara amigos, y menos pensar en alguno que lo aguantara sí decidía beber más. Sin duda la pasaría mal, él lo sabía bien, su estómago era reacio a alcohol, y bien podía en listar al menos 10 veces en las que Arthur lo salvo de morir ahogado en su propio vómito... No podía beber si no había nadie ahí para ayudarlo, y a la gente no le gustaba cuidar borrachos ni por un pago en efectivo, bueno tal vez algunas personas estaban dispuestas, pero serían más caras que una prostituta...
Y entonces algo en él se iluminó.
—Descuida, sé muy bien quién puede hacerme compañía hoy, sólo espero encontrarlo a tiempo antes de su turno nocturno— Y pisó el acelerador con fuerza.
Arthur se volteó rápidamente para ver a Jean y se quedó con la duda... ¿Quién sería tan buen amigo para soportar a Jean vomitando toda la noche?... Algún idiota, ¡Claro!... ¡Oh bueno!... Eso lo dejaba a él cómo idiota, así que apartó su duda y la botó en ese lugar de su cabeza donde todas las tonterías de Jean se volvían humo y se preparó mentalmente para enfrentar a sus compañeros, rogando a todos los santos habidos y por haber que las bajas siguieran siendo sólo 3 pobres almas.
Mucha gente, demasiada en verdad, tanta que lo hacían dudar, con tanta gente podría haber pasado junto al muchacho y no haberlo notado, ó algún cliente ya se lo había llevado...
Adiós a su noche de borrachera, no es que de verdad le gustara beber, pero sentía que lo necesitaba, sólo así lograba ser sincero y sacar todo de golpe, eso de ir cantando verdades no se le daba, costumbre tal vez, al único al que podría hablarle de verdad sin tapujos era a su padre, por eso era insufrible, sacaba todo borracho, incluidos mal humor, odio y traumas.
Habían pasado tantas cosas que ya necesitaba vaciar todo, pero justo ahora Arthur no podía cuidarle, por eso pensó en contratar al jovencito de [ese día], aquel que se le había ofrecido, él mismo había dicho "Compañía" y eso sabía que sólo era un término lindo que usaban para evitar incomodar o asustar a los transeúntes, pero sí el servicio lo ofrecían de esa manera pues podría solamente quedar en eso, ¿No?
¡Y ahí estaba! El jovencito que andaba buscando estaba ahora junto a un hombre, de momento le pareció que se veía algo nervioso y tocaba constantemente su bolsillo, tal vez asegurándose sí su billetera seguía segura ahí ó sí era suficientemente gruesa para comprar al jovencito.
Sí le llegaban al precio tal vez no lo volvería a encontrar nunca... Nuevamente se planteo reconsiderar su paranoia, pero la ciudad ¡Estaba loca! ¡Uno se podía perder y ya! Le repetía con reproche su propia mente.
Con paso firme... Tan firme como 5 tragos secos de tequila le permitían, llegó junto al chico.
—¡Hola!— Saludo, no sabía como "Llegarle" para contratarlo, así que optó por ser natural, el chico volteó y el hombre con el que había estado hablando los miro.
Tal vez la apariencia de Jean lo intimido, por apreciarse como mejor comprador, mejor vestido, más joven y más atractivo. ¡Ah saber! El punto es que el hombre salió corriendo, el chico rubio lo miro perderse entre la gente y suspiro; Jean sintió culpa.
—Disculpa sí interrumpí, ¿Era un cliente?— Pregunto, se podía apreciar sincero de verdad lamentaba quitarle un cliente, pero no dejaría que se fuera con otro.
—Tal vez lo hubiera sido— Murmuró el chico, y miro a Jean —¿Busca otra dirección?— Metió su manos en las bolsas del pantalón de mezclilla negra que llevaba.
—¡Ah! ¡Qué bueno que me recuerdas!— Sonrió ampliamente.
—Como olvidarlo, generalmente sé cuando alguien viene en calidad de cliente, pero me fallo el instinto con usted— ¡Ah! El chico le hablaba como a un viejo —Bueno, dígame ¿Para donde va? Que tengo que estar sólo para que se me acerque alguien— Saco sus manos de los Jeans y se cruzó de brazos.
—Ammm bueno, hoy sí vengo como cliente— Jean se sonrojó.
—¡Ah! ¿En serio? No lo creo, ¡Me volví a equivocar!— Dejó salir una risilla.
—Sí, bueno, am mmm… Ayúdame con esto, nunca lo había hecho, ¿Que debo decir, como pago y todo eso?— Dijo más nervioso y sonrojado.
—Eso depende de que quiera— Se río nuevamente.
—Bueno, ammm ¿Podrías hacerme compañía está noche?— Miro el suelo como si fuese lo más interesante del lugar.
—¡Claro! Estoy disponible, podemos ir a un hotel y tú pagas la habitación...—
—¿Es forzoso el hotel?— ¡Oh! No, ¡Hoteles no! Los hoteles de paso eran un asco, y más importante carecían del mini bar.
—Sí eres rápido y tienes auto también se puede ahí— El muchacho metió las manos de vuelta a los bolsillos.
—Ammm, esperaba que pudiéramos ir a mi casa y podrías pasar ahí la noche...— Sería mejor aclararle el trabajo —No quiero sexo sólo que me acompañes durante la noche, pase un mal día y quiero beber pero soy malo con el alcohol, y término vomitando hasta lo que no comí, no quiero morir en mi propio vómito, así que pensé en contratarte como cuidador nocturno— Jean por fin se liberó de la vergüenza, ah~ había entrado en pánico y eso lo hizo rodear el tema sin necesidad.
—Mmm ¿Toda la noche?— Jean le asintió con la cabeza —Te costara— El chico dudo un poco, al parecer no se creía la parte de "Sólo compañía"
—El dinero no es problema— Sonrió —Y sí gustas puedes comer algo mientras vómito en el baño, sólo cerciórate de que no me duerma boca abajo o que mi cabeza termine en el escusado; también odiaría morirme ahogado en el baño— Jean tuvo un escalofrió al imaginar eso y su epitafio... ¡No!, definitivamente no era lindo, completamente humillante —Sera un trabajo sencillo, solo vigilar a un viejo borracho; además, no soy gay— Lo miro con ojos suplicantes, como un niño chantajeando a sus padres.
—Mmm ¡Ok! Pero yo no limpio nada— Por alguna razón el hombre sonrió como bobo —Soy Jean— Y le extendió la mano con una sonrisa amplia.
—Adam— Soltó el chico castaño sin mucho ánimo pero sonrió con naturalidad.
¡Lo sabía! En el mundo aún quedaban buenas personas y ahí estaba él, Jean era el afortunado de conocer a algunas de ellas y este jovenzuelo ¡Seguro era parte de ellas!
* Monsieur Lemardeley - Señor Lemardeley
* Oh~ Oui - Oh~ Si
* Jusqu'à que jour, monsieur Lemardeley - Hasta ese día, señor Lemardeley