Nada!, Nada! Era lo que allí había, la nada misma.
La tristeza lo invadió, un vació ingreso en su ser, ilusiones que caían hechas trizas, se demoró unos segundos en asimilarlo, entender lo sucedido. Lástima era lo que sentía hacia sí mismo, se creía bastante feo como para que un chico tan lindo como ese se fijara en él, aún así no perdía las esperanzas..
Entonces se aprestó a seguir su camino, obviamente sin ganas de seguir, dio unos cuantos pasos de espaldas hasta que se giro para volver a su senda solitaria, mirando al piso, desesperanzado. Se detuvo nuevamente, no quería asimilar lo que estaba sucediendo, miro fijo hacia atrás, esta vez sin girar por completo su cuerpo, Nada, no había nada ni nadie, nuevamente tristeza.
Entonces su rostro bajó hasta mirar únicamente el suelo, totalmente decaído, listo para olvidar, cuando por extrañas coincidencias su cuerpo choco con el de alguien más, levantó su mirada, quedó totalmente asombrado, era él, era él y estaba parado en frente.
Luciano lo miro sorprendido, se devolvió unos cuantos pasos, con la boca abierta por el shock, mil sentimientos pasaron por su mente, y otros mil más por su corazón. Los nervios le ganaron, no pudo decir nada, ni hacer nada, tan solo una sonrisa enorme asomó en su rostro.
Luciano no lo podía creer, Martin estaba frente a él, sin más se quito su gorro y dejo ver su hermoso cabello oscuro, su masculino cuerpo podría hacer derretir a cualquier mujer, en cambio estaba frente a él.
El alto tomo la iniciativa y se acerco al pequeño Luciano, metió la mano en la chaqueta de cuero que traía puesta y saco un objeto. Era la cámara fotográfica que el pequeño había perdido aquella vez.
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El rollo de Luciano calló desde su mano, con miedo se acercó al grupo de tipos raros agrupados allá abajo, con el único fin de poder recogerlo, pero para su desgracia los tipos se levantaron y lo acorralaron.
Ellos agarraron al pequeño, lo arremetieron contra la pared, le dieron varios golpes hasta dejarlo adolorido, lagrimas caían de sus ojos, no era capaz de comprender el por qué le hacían todo esto, le quitaron sus cosas, su preciada cámara, le pegaron patadas, le dejaron allí acurrucado en el sueño, moreteado, sangrando un poco, pero incluso en ese estado logró dar con una oportunidad de escapar de allí y aprovechando que los delincuentes revisaban su bolso, uso las fuerzas que le quedaban para salir corriendo dejando todo atrás, esperando poder salir de su alcance. Martin recogió la cámara sin que los demás se dieran cuenta, luego siguió a su grupo de amigos, los cuales perseguían a Luciano, después de correr por callejones y pasajes se dio cuenta de que el pequeño había logrado salvarse, todo gracias a que había llegado a una calle principal repleta de personas, se quedo estático por un momento, y cuando le vio se quedó aún más paralizado, él no le hizo nada al pequeño, algo en su interior le hacía sentir horriblemente mal al verlo en el suelo, pero si les detenía, seguro le golpearían.
Había logrado escapar de ellos, llegar a la avenida, se quedo mirándolos, observando al que tenía su cámara, quien miraba con vergüenza, ya no la volvería a usar sintió pena, pero al menos estaba a salvo.
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Acercándose lentamente y con temor le devolvió su cámara, sintió nuevamente su piel, nuevamente mil sensaciones lo recorrieron, cosas extrañas y difíciles de explicar. Martin lo miro con una sonrisa en su rostro, al parecer estaba feliz. Esperaba una reacción del menor, el cual nada hizo, entonces con la resignación a cuestas él sigue su camino caminando de espaldas, no esperando nada a cambio y nunca lo esperó. Se detuvo a mirar nuevamente, pero nada, por lo tanto se giró completamente y comenzó a caminar para alejarse definitivamente de allí.