Desde hacía un año, el grupo de amigos de Kyungsoo se había incrementado.
Siempre había sido un grupo compuesto por tres personas pero, desde hace un par de meses había sufrido una pequeña modificación. Un día, uno de sus mejores amigos le presentó a un chico nuevo, llamado Kim Jommyun que con el tiempo se acabó convirtiendo en Suho.
Con el paso de los días, la personalidad de Suho creaba en el interior de Kyungsoo un tipo de sentimiento extraño. Suho era una persona tímida, tranquila, apenas hablaba; pero aún así, estando callado ante los ojos de Kyungsoo seguía siendo una persona interesante. Hiciera lo que hiciera creaba una serie de sensaciones en el cuerpo de Kyungsoo que no eran normales.
Con el tiempo, ambos empezaron a quedar juntos. A veces todos juntos pero otras veces, se quedaban ellos solos.
Se quedaban a dormir juntos, hacían planes para salir... y esas cosas pero, lo importante, era que poco a poco Kyungsoo sin darse cuenta se fue enamorando de Suho. Al principio, cuando se dio cuenta, se asustó. No sabía qué hacer,aquello era nuevo para él y después de pensarlo determinadamente decidió contárselo a Yixing, alias, Lay. Su mejor amigo.
La expresión que mostró Lay tras la confesión que Kyungsoo le había hecho no era buena, Prácticamente, no sabía qué responderle. Estuvo un rato pensativo, por no decir callado y después del duro silencio, empezó a hablar.
Kyungsoo se sorprendió al escuchar las palabras que su mejor amigo le proporcionó.
En ningún momento lo criticó y eso, para Kyungsoo fue lo más importante y, después de una corta conversación concluyó diciendo que él no era la persona indicada para dar consejos, que no sabía cómo ayudarlo.
Ese sentimiento que albergaba Kyungsoo en su interior iba creciendo cada vez más y más. Los días seguían pasando y las ganas de sacarse esa carga que llevaba desde hacía tanto tiempo le iba pesando con el transcurso de los días, no lo abandonaba en ningún momento.
No sabía cómo hacerlo ni por donde empezar, qué decirle, como llamar su atención…y, esas eran las pequeñas cosas que lo inquietaban por las noches, las que no le dejaban dormir.
Después de hacer toda la tarea que tenía para ese día, Kyungsoo tenía ganas de salir a la calle. Había perdido la cuenta de cuantas veces había llamado a Lay al teléfono. Le parecía raro que su amigo no contestara por el simple hecho de que siempre estaba con él en la mano.
Al ver como Lay parecía estar ausente probó a llamar a su segunda opción, Suho, pero al igual que Lay,éste tampoco contestó. Resignado, salió a dar un paseo él solo. Era deprimente caminar solo pero no tenía otra opción. Sin darse cuenta, sus pies lo llevaron hasta la casa de Suho. Él mismo sabía que a esa hora, sus padres no se encontraban en casa. Había pasado tano tiempo junto a él, que incluso conocía los horarios de sus padres.
Ya que estaba ahí, parado en frente de su casa. Quiso darle una sorpresa.
Entró sigilosamente, rodeó la casa hasta llegar al salón y nada más llegar, lo que observó a través del cristal no le gustó nada.
En menos de un segundo le habían destruido todo lo que le llevo tanto tiempo construir.
Corrió. Corrió todo lo que sus piernas pudieron; no podía creerlo. Su subconsciente no era capaz de asimilar lo que acababa de ver hacía tan solo unos segundos. Después de correr tanto, se paró en seco, en medio de una calle semidesierta.
Lo habían destrozado.
No podía contener las lágrimas que se formaban en sus ojos y que se deslizaban una tras otra por sus mejillas. Su corazón latía muy deprisa, su respiración era agitada y las lágrimas eran abundantes. El puño de su jersey se encontraba mojado por culpa del grosor y la cantidad de sus lágrimas y, de un momento a otro, sus piernas le dejaron de responder, por el cansancio, cayéndose al suelo.
Después de todo esto, Kyungsoo no sabría explicar cómo sucedió, pero se encontraba agarrado a la mano de un chico. No sabía de dónde había salido. Solo sabía que le había ayudado a levantarse del suelo, que le había secado las lágrimas con sus pulgares y que se había dejado guiar. Se había dejado llevar por el atractivo físico de aquel chico. Alto, de tez morena con el cabello algo largo. Aunque tampoco le había dado tiempo a contemplarlo determinadamente. Todo había sucedido muy deprisa.
En todo el camino no se hablaron. Simplemente estuvieron caminando hasta llegar a una cafetería. Aun estando en aquel lugar no compartieron ninguna palabra. El chico no hacía otra cosa que sonreírle. Tenía una sonrisa bonita y Kyungsoo lo sabía, pero aquella situación le daba vergüenza. No le gustaba llorar delante de ninguna persona y menos, ante una persona tan apuesto como lo era aquel chico. Kyungsoo consiguió tranquilizarse después de todo lo que había sucedido.
Poco a poco se hacía de noche, y las tiendas empezaban a cerrar sus puertas. El chico se ofreció a acompañarlo hasta su casa. Al llegar, se despidió de Kyungsoo besándole los labios.
Consiguiendo que Kyungsoo quedara sorprendido. No le había dado tiempo a reaccionar y lo único que se le ocurrió, fue huir. Adentrándose en su casa. Una vez dentro, observó por la pequeña cristalera que poseía sus paredes cómo el chico estaba ahí parado, frente de su casa, sonriendo. Con aquella sonrisa.