-No quiero ir a NightDancing de nuevo- dijo Dereck, mi mejor amigo desde que tengo memoria. Mi secreto más profundo era él, si…por que le amaba, desde siempre, no recuerdo haber amado a otra persona que no fuera él. La mayoría, podría pensar que tal vez su físico me llamaba la atención, con su metro ochenta y tantos, su piel de trigueña levemente tostada, sus enormes ojos verdes que penetraban hasta el mas insípido y sobrio hombre. Sus labios, tan deseables, excitantes, eran increíbles. Todo…su barba de unos días, y su hermoso cabello castaño oscuro, pero no, no lo era todo, más bien, era su forma de ser conmigo, sus caricias cuando estábamos solos, su linda sonrisa, claro, pero solo como amigos. El estaba y siempre estaría enamorado de Violetta Valenzuela, mi amiga Latina proveniente de Chile, un país que según describía ella estaba en procesos de desarrollo para convertirse en una mini potencia al igual que Brasil, nunca había ido a ese país, y ella menos, y que es Chile, ¿un pais tercer mundista en desarrollo*? , simplemente escuchaba a su padre hablar de ello, ya que a una edad muy temprana se vino con su familia para una mejor oportunidad, y claro, lo hizo, lo consiguió. Ahora estaba toda una norteamericana tal cual como son todas las sosas chicas de acá. No media más de metro sesenta, pero su blanca piel, cuidada para que el mínimo rayo de sol no la atravesara, daba algo de miedo, quizás a mi me producía esa sensación.
-anda Derek… por mi ¿si?-dijo sensualmente la chica- ¿Robert que dices tu?
-opino que si, si quieres… siempre nos mandas-dijo un chico de estatura normal, pelirrojo, ojos cafés, que siempre llevaba su tablet a su lado. Era mi amigo desde hace un año, desde que entre a estudiar Ingeniería Nuclear en la prestigiosa (y aburrida) Oregon state UNiversity, en cambio Dereck estudiaba Medicina, al igual que Violeta
-me gusta Mucho!-dijo Peace McGregor, una niña carismática que también la conocí este año en la universidad, era increíblemente amorosa, la amaba, si la gente nos viera, diría que somos amigos desde hace años, era muy fantástico como congeniábamos, es más, fue tan así, que me intereso en cierto momento, pero todo eso se vino abajo, cuando me contó que era lesbiana… agradecí tanto la confianza puesta en mi, que me dieron ganas de decirle que también me atraían los chicos, pero no pude, no creo que pueda nunca…
Lo siento, Soy Nathaniel Xeraffi (Se pronuncia Sherafhi), Un americano de origen judío. Todos creen que al ser semita debería estar bañado en oro, pero se equivocan, nuevamente caímos en el juego de estereotipar, no soy rico, no tengo un banco, ni mucho menos controlo a un presidente, simplemente soy un humano, que vive con sus padres y dos hermanos hombres más, en una casa que caemos todos bien, no soy pobre, soy de clase media, con su auto, su buena universidad y por sobre todo, su buena carrera. Conocí a Dereck Husak (se pronuncia JIUSACK) desde hace mucho tiempo, cuando asistíamos a una sinagoga acá, en este estado, a decir verdad, no me gustaba mucho la religión y todo sus mandamientos exacerbados, por eso, luego ya cuando era más grande no me importo hacer Bar Mitzvá, de hecho, a mis padres que ya eran más americanos tampoco les importó y es así como congelamos nuestra religión del judaísmo, no volvimos a asistir nunca más, pero lo que no dejé de lado, fue mi amistad por Dereck, mi mejor amigo. Luego entramos a la universidad, él a estudiar lo que siempre soñó, y yo, bueno, lo mío eran los números, pero también las letras, en mis tiempos libres escribía muchos libros, que nunca quise publicar, y en efecto, hice hasta hace poco, pero cuando Derek fue a mi casa, leyó uno por casualidad, le encantó tanto y me rogó que los publicara, le dije que no podía, porque son míos, nadie ajeno a mi puede leerlos… claro excepto tu, afirmé tratando de hacerme el lindo en cierta manera, pero no lo logré. Menos mal, que no encontró las historias homosexuales que escribía, sino, no hubiese pensado lo que sucedería, en fin, a los 15 años gané un campeonato, uno y otro por la escritura, nunca pensé que fuera algo tan satisfactorio ganar un premio por algo que tu le pones tanto empeño. Mi familia apenas me felicitaba, la verdad no me importaba que nadie le gustara las letras excepto a mí, mas que mal, lo único que me realmente me importaba era que a él le gustara y me adulara.
-Nath!...Nath!-me golpeo el hombro Violetta, aquella chica tan…describirlo en una palabra no ofensiva seria…Histriónica
-auuch!-dije-¿Qué sucede?
-te dije si ¿está bien ir a Nigh?-retocando sus labios con el rush.
-está bien, ustedes digan.
-entonces, hoy a las 10 en la plaza. Chao chicos-abandonó la sala de estar de la cafeta al son de su cabello ondulado mientras acaparaba todas las miradas de los babosos.
-que mujer más loca-dijo Peace.
-igual te gusta-dijo Robert quien no despegaba su rostro de su computador.
-idiota-dijo y se marchó junto al chico-Nath, nos vemos en clase mañana, adiós.
-chao…y tu, ¿te quedas?-dije parándome. El estaba ahí, recostado en un sillón, su mentón era tan sexi, me daban ganas de tomarle su rostro, acercarlo a mí y besarlo…pero no podía, me daba vergüenza y hasta rabia no poder hacerlo.
-Peque, ¿te vas a tu casa?
-¡que no soy peque!
-sí, lo eres…bastante para mi gusto.
-es porque tú eres el jodidamente grande!
-mentira-me dijo mirando su cuaderno, mientras dibujaba un encéfalo o algo parecido a eso.
-mido 5.823 pies!! (1.75 m) eso no es ser chico, además tu mismo dijiste que para tus estándares de gigantón soy chico, fui enano, pero por suerte…hace un par de años pegué mi estirón.
-¿te hacía falta no crees? Eras el más chico de todos-
-¡era!-dije enojado-
-cálmate, te lo digo de cariño…tu sabes que te estimo mucho, te quiero amigo.
-… está bien…vámonos-que estúpido fui, en vez de decirle, a mí también me gustas..Claro, digo si, está bien. ¿Qué me pasa?
-te llevo, sube a mi auto-me estire en el asiento de copiloto, y en su auto Camaro rojo nos fuimos-Nath… te quería preguntar algo-al escuchar estas palabras, me puse totalmente rojo, no era momento…no lo era para ponerme nervioso, en respuesta afirmé con la cabeza y agarré con fuerza mi bolso-es que te quería pedir un consejo…-
-pregúntame-dije dije mojando suavemente mis labios sin que lo notara.
-es que…-manejando algo rápido, más de lo permitido-¿cómo sabes que estás enamorado? Sé que es tonta la pregunta, pero como eres mi amigo, me gustaría preguntártelo.
-estar enamorado… es un sentimiento lindo, nosé, es despertarte pensando en la persona, dormirte y pensar en ella, es estar todo el día pensando en que si está bien, si necesita algo…estar enamorado hace que tus días se iluminen con tan solo verle, y con una sonrisa te conquiste nuevamente, te dan ganas de tomarle, darle besos…hacer el amor donde sea…
-wow! Nath! Por Dios que estas enamorado!
-cállate estúpido-dije molesto, pero por un momento me sentí esperanzado, quizás este sea el día, en que me le dé un beso.
-lo siento… es que…creo que estoy enamorado- era obvio, Violetta, siempre tuve una muy buena habilidad para saber e introducirme en la mente de las personas, no era magia ni nada, solo un buen observador, además podía saber si mentían o decían la verdad. No le quise preguntar quien era, a pensar de que el 99% de mi, sabía que era ella, quizás el otro podría ser yo… no está mal soñar.
-que bien… es lindo estar así.
-pero el problema es que antes me gustaba a alguien, pero ahora es otra persona, no creo que se fije en mi… tiene distintos gustos, somos incompatibles o creo que lo seriamos en el tema de pareja…-¿okey? ¿Eso me estaba pasando a mí? Tal vez podía ser yo… si… quedaba más o menos poco para llegar a mi casa, una confesión, podía ocurrir en cualquier momento, solo era cosa de dejarse llevar. Pero en el momento menos oportuno mi madre llamó.
-dame un segundo, es mamá-me sonrió y afirmó sus manos en el volante-si, que quieres mamá-pregunté algo molesto.
-ve a buscar a tu hermano por favor-me dijo sin más.
-no es buen momento, además él es grande ya, no hace falta tener que ir a buscarlo.
-te obligo que vayas a su colegio, recuerda que el director ha dicho que se junta con esos niños…bla bla bla bla…además esa chica no me gusta para nada…bla bla bla-dejaba hablándola sola por que habían momentos en que realmente me aburrían en mi familia, era el colmo tener que ahora ser el papel de un espía o un guarda espalda.
-está bien má! Pero no me molestes mas-colgué.
-que sucede…- me dijo sin mirarme a los ojos.
-solo tengo que ir en busca de mi hermano al colegio-dije molesto mientras me arreglaba mi ondulado pelo.
-¿Phillip?
-el mismo…
-¿pero no está un poco grande… 15 años?
-según mi madre está en malos pasos…creo que tendré que ir o si no, me castigara de por vida.
-vamos-me dijo doblando de calle.
-no te molestes…-le dije mirándolo a los ojos, ambos nos quedamos así, leyendo nuestra mirada como que algo estuviera a punto de ocurrir entre los dos. –¡Cuidado!- atiné a gritar mientras atravesaba un perrito callejero. Derek apretó el freno de inmediato logrando no haber acabado con la vida del animalito.
-los siento…-me dijo. Luego dio marcha al colegio sin hablar ni decir una palabra. Ya cuando llegamos, baje del auto, y espere a mi hermano chico que saliera, el era un adolecente de 15 años, piel blanca, contextura normal, un poco (casi nada) más bajo que yo, tenía el pelo ondulado igual que el mío, lo único en que nos parecíamos. Yo me considero como la oveja negra a decir verdad, no era feo ni horrible, simplote no concordaba en esa familia, partiendo por mi color de piel, era trigueña, algo tostada, tal vez un poco más claro que Dereck. Mis hermanos eran blancos totalmente al igual que mi madre, pero mi padre era moreno, la sangre judía se marcaba mas en él, lo de tener el pelo ondulado es de todos nosotros, pero yo fui el único que saque unos ojos grises, celestes, azules… no, eran solo grises que cambiaban con la intensidad del sol, mis padres me dijeron que esos ojos eran de mi abuela por parte materna, ella los tenia así, como los míos, y que tuve algo de suerte salir así. Claro, lo único en que me hacía sentir no feo, mis ojos.
-¡Phillip! –el me miro con desprecio y algo avergonzado se acerco a nuestro auto.
-que quieres-me dijo enojado, ni siquiera saludo a Derek, o al menos de la forma convencional, solo movió la cabeza en dirección de él.
-mamá me ordeno a que te vinieran conmigo.
-no quiero.-dijo alejándose de mi.
-pues, tampoco quiero, pero te vienes porque no quiero tener problemas con ella.
-¡tú no eres nadie para mandarme!-me acerque a él, toque su hombro con fuerza debilitándolo al acto-duele!...duele!!-
-ahora te entras al auto si no quieres que te de un golpe ahora mismo-hizo lo que le dije y al cabo de un rato llegamos a mi casa-gracias Dereck… nos vemos mas rato-hoy era el día en que le diría todo a él…si, le diría que le amo, más de lo que pueda imaginar.