Era el final de la Winter Cup para ellos. Habían perdido contra Rakuzan devastadoramente, dejando un enorme hueco en sus corazones. Y aunque vencieron a Kaijo, obteniendo así el tercer lugar en el campeonato, el dolor de haber sido aplastados tan cruelmente no cesaba. Tenían el corazón roto.
Finalizado su último encuentro, el único que quedaba era el partido final entre Rakuzan y Seirin. Pero en esos momentos, lo último que querían era ser espectadores de un partido entre los únicos equipos que habían logrado sobrepasarlos. De este modo, el equipo de la preparatoria Shutoku volvió a los vestidores a esperar el momento de la premiación final, donde se reconocería a los primeros tres equipos. Aunque, claramente, hubiesen preferido retirarse de allí en ese mismo momento.
¿Por qué hemos fallado? ¿Cómo es que lograron sobrepasarnos sin siquiera mosquearse? ¿Acaso todo el esfuerzo que hicimos no ha servido para nada? Aquellas y muchas otras preguntas eran las que rondaban por la cabeza de la actual estrella del equipo de Shutoku y ex miembro de la "Kiseki No Sedai" de Teiko, Shintaro Midorima.
Tan sumido estaba en sus pensamientos, que olvidó por completo a sus compañeros de equipo que se desplazaban de un lado a otro en el vestidor. Y de esa manera hubiese seguido de no ser por la voz de su entrenador, quién hablaba al equipo:
- Queda por lo menos una hora antes de la ceremonia de premiación. Sé que después de lo sucedido no es fácil llevar esta situación para ustedes, ya que se trata de un momento sumamente delicado. Pero en ese intervalo de tiempo que tenemos, pueden salir a las instalaciones, recorrer el lugar, o simplemente descansar para despejar su mente.
Esas fueron las palabras del entrenador, las cuales los miembros del equipo aceptaron aún si la idea no les entusiasmara del todo.
Durante el tiempo que pasaron en los vestidores, Shintaro no articuló una sola palabra. Si bien estaban compungidos por el resultado, su reacción era algo drástica. Ésta situación preocupaba más que nada a su compañero de equipo y amigo, el novato Kazunari Takao, quien a pesar de sentirse frustrado por la derrota, nunca dejaba de prestarle atención a las emociones de su camarada.
A pesar de que era consciente de que cualquier palabra que pudiera decir en ese momento no curaría las heridas de éste, se lanzó al intento, colgándose de su hombro con la sonrisa que lo caracterizaba.
- Ne, Shin-chan no te deprimas. Ya tendremos nuestra venganza el próximo año. –Lo que recibió por respuesta no fue algo exactamente inesperado.
- Cierra la boca, Takao. No tengo tiempo para escuchar tus molestas palabras. Claramente nos vengaremos el próximo año, sin embargo, para poder lograrlo debo volverme más fuerte de lo que soy actualmente.
- Shin-chan, no pienses en eso ahora. – Dijo Takao mientras le estiraba el brazo. – ¿Por qué mejor no vamos a comer con los Senpai?
- Ve tú si quieres. –Dijo Shintaro soltando un suspiro. – Realmente no tengo ánimos para salir de paseo.
- De todos modos, es mejor que permanezcas aquí. Con tu malhumor amargarás más el ámbiente. –Resignado al no poder convencer a su amigo, cerró tras de sí la puerta, dejando al último solo en los vestidores.
A pesar de haber sido él quien pronunció esas palabras, Takao no se sentía para nada contento con lo dicho a Midorima. No podía negar que lo más gratificante para él en esos momentos hubiera sido poder confortar a su amigo, y al no poder hacerlo se sintió aún más decaído ese día... a pesar de su carácter Tsundere, sabía en su interior que se sentía sólo sin su compañía.
Al haber pasado ya una hora, el equipo se reunió nuevamente en la cancha principal del Estadio, donde unas horas antes habían jugado su último partido.
Se realizó la ceremonia de premiación donde se presentaban aquellos equipos que ocuparon el primer, segundo y tercer puesto en el campeonato. El partido final fue muy reñido, al punto que no había forma de saber cómo terminaría sino hasta el final, donde milagrosamente una jugada en conjunto de las estrellas de Seirin, Kagami y Kuroko, provocó que el marcador se pusiera a favor suyo en los segundos finales. Situación que ni siquiera los mismos jugadores se esperaban. Con este milagro de último minuto, Seirin se ubicó en el primer lugar de la Winter Cup.
Habiendo finalizado la ceremonia, todos los equipos de preparatoria, vencedores y vencidos, regresaron a sus respectivos colegios. El equipo de Shutoku tomó el autobús. Shintaro, sentado contra la ventana, colocó entre sus piernas el Lucky Item que le habia tocado ese día, mientras que Takao se acomodó a su lado.
Ninguno pronunció una sóla palabra durante el viaje. Takao sentía que luego de esa dolorosa derrota una nueva capa se comenzaba a formar alrededor del escudo impenetrable de Midorima. Alrededor de ese escudo que tanto trabajo le había costado quebrar.
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