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Incondicionalmente por mOny-san

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Notas del fanfic:

ONESHOT de DIR EN GREY [DIExSHINYA]

Ninguno aqui me pertenece y bla~

Notas del capitulo:

Esto es porque supongo lo "debia" -nada de eso-

Katyha y Yuuko, espero les guste porque esto va por ustedes que siempre me joden y asi~

¡Todas quien lo lean, espero lo disfruten!

 

Nos vemos abajo y no me maten si es que me quedo feo ;;

Capitulo Unico "Incondicionalmente"

 

ODIOSA SENSACIÓN

Ver a las personas por lo lejos, a escondidas, era algo realmente enfermizo, aunque aún no se daba cuenta de ello…

 

Su cabello castaño claro, ondulado, revoloteando a cada movimiento, provocaba que su mirada se perdiera en él. Y que a pesar de su edad, le hiciera parecer el típico estudiante que observaba a la niña que le gustaba por la ventana de su casa o por la lejanía del patio de la escuela. Daba risa el simple hecho de verse a sí mismo suspirar sabiendo que no había dudas de que el otro no correspondiera. Aun asi, nadie le quitaba estar completamente perdido en esos sentimientos tontos.

 

- Hoy abra una reunión en casa de Makoto - comento sentándose a un lado - ¿Quieres acompañarme? -

 

- Supongo no queda de otra.

 

No se lo diría, pero el dejarle ir solo no era una buena idea mucho menos sabiendo que esas persona que decían ser amigos del castaño fueran tan malditos como para hacerle cosas disfrazadas en bromas. Desde lejos observaba cada una de las reacciones y comportamientos, como era que sus sonrisas dirigidas a alguien más le fueran tan fastidiosas, horrendas, sinceramente odiosas. No era la típica persona que le permitiera a su pareja coquetear con alguien más que no fueran las cámaras de la sesión fotográfica o con sus tres otros amigos. Le enfurecía de sobremanera incluso el ver que despedía a los demás con un abrazo.

 

Aunque solo fueran amigos…

 

Ahora se odiaba de sobremanera por no haber dicho desde el momento en que se dio por vencido y acepto cuan tonto le tenía, decirle que deseaba que su relación fuera seria, y no haber dejado todo como cuando había contestado con un “intentémoslo”.

 

Las cosas entre ambos no habían cambiado para nada desde aquella vez, incluso, se podía notar más acercamiento entre ellos, más platicas, sorprendentemente más sonrisas sinceras hacia ellos mismos. No iba a negar que poco a poco comenzaba a sentir algo más, que incluso los celos que sin darse cuenta el castaño le provocaba aumentaban. Y ahora que se deba cuenta, estaba presenciando algo que no le gusto desde el momento en que vio cómo se acercaban. Las manos de aquel “amigo” se posicionaban en su delgada cintura, que sus jugueteos tontos terminaran por cargarle para hacer una estúpida fotografía. Estaba harto de todo eso.

 

- ¡Shinya…!

 

- Dime. – se acercó despacio aun con una sonrisa en sus labios por las tonterías que sus amigos decían.

 

Pero como decirle ahora que dejara de hacerlo. Que no podía soportar un segundo más el ver como otro si se atrevía a hacer para poder llamar su atención o incluso para hacerle ameno el tiempo libre que tenían después del trabajo. Realmente no sabía cómo decirle un: “Estoy celoso y no quiero que ninguno de esos malditos te toquen”. Eso era demasiado vergonzoso, y más si Shinya lo miraba sin comprender nada. Hizo una mueca de disgusto.

 

- Supongo ya no estoy hecho para esto. – Mintió – No se incluso porque decidí venir contigo. –

 

- ¿Quieres ir a casa ya? – el pelirrojo asintió.

 

¿Irse? ¡Por favor! Él  hubiese querido contestar algo más furioso, controlador y egoísta. Pero asentir fue lo único que pudo hacer. Aun no se sentía con la confianza de decirle al castaño todo lo que quisiese que supiera. Se estaba hartando de todo esto. Y Shinya se daba cuenta que Die no lo soportaba más, que se estaba esforzando para poder llevar esa “relación” a algo que nunca iba a suceder o pasar más de lo que ahora se encontraba. Por qué el “estar juntos” ahora mismo era imposible, parecía más la relación de unos buenos amigos, sin caricias, sin palabras con doble sentido o sin tener otras intenciones, incluso sin un beso que durara más de dos segundos.

 

Pero el castaño no era de las personas que se diera por vencido con facilidad, asi le costara semanas o años lograría su cometido principal. Perseguirlo fue lo único que pudo hacer al ver la mueca de disgusto en el más alto. Solo se dispuso a despedirse de los demás una vez que Die lo hacía con un apretón de manos, mirándole serio a cada movimiento que hiciera.

 

- Pero, ¿Porque se van? – bromeo rodeando en un abrazo los hombros del castaño. – Si Die san quiere irse, sería mejor que Shin chan se quedara aquí con nosotros ¿No es asi muchachos? – el bullicio de los demás retumbo en los oídos de ambos, un “si” se escuchaba en coro.

 

- Tenemos trabajo mañana y ya es tarde. – contesto el pelirrojo cortante.

 

- ¿Y tienes que llevarte a Shin? – El pelinegro se alzó de hombros – Lo llevaremos a casa más tarde. –

 

- No.

 

Los presentes miraron confusos al guitarrista. Su comportamiento era como el de un hermano mayor, tan protector que solo logro que los demás aun con los ojos abiertos comenzaran a burlarse por lo bajo.

 

- Suenas a como si Shin fuera tu hermanito. – Rieron – o como si fuera tu amada novia. –

 

Los ojos de Shinya inmediatamente buscaron los del más alto, topándose con ellos al instante. Pudo notar su molestia e incluso pudo escuchar como chasqueaba los dientes. Era odioso lo que sentía cada que Die se comportaba de esa manera, siempre, siempre era lo mismo cuando alguien hacia una broma como aquella, incluso con sus propios amigos y compañeros de banda.

 

- Tienen razón, él solo es mi amigo. – contesto el guitarrista – Que haga lo que quiera. – y sin siquiera despedirse una vez más, ni mucho menos decirlo a Shinya, salió del lugar con rapidez no importándole si el castaño baterista le llamaba para que esperara. Odiaba esto, odiaba ocultar todo esto si sabía que sería más fácil decir la verdad y apoderarse por completo de aquella persona que con cansancio simplemente al él alejarse, bajaba la cabeza y derrotado entraba una vez más a aquella casa con esas odiosas personas. – Maldita sea. – solo le quedo golpear el volante mientras se alejaba.

 

 

FRIA ESCARCHA

El frio que desprendía aquel nevado diciembre era insoportable. La calefacción era perfecta, los ánimos no bajaban en ninguno de los cinco presentes. El ensayo era perfecto e incluso estaban un poco agradecidos que por la temperatura baja la voz de su vocalista no tuviera ningún cambio, pero el cuerpo delgado de su “pareja” si resentía el viento que entraba cuando las puertas de la sala se abrían, temblaba lento e incluso frotaba sus manos. La delgada sudadera no servía de nada, solo a él se le ocurría dejar aquella chamarra dentro de su coche.

 

- Será todo por hoy – dijo el líder – Tengo una entrevista y Kyo una sesión de fotos, los demás vayan a descansar y nos vemos mañana para programar el Tour.

 

Todos asintieron y lentamente se fueron alistando para salir. Tenía días, nueve para ser exactos que simplemente no le dirigía la palabra desde el día que había salido huyendo, pero eso no quería decir que no pudiera preocuparse por el otro, o que incluso no pudiera “vigilarle” para que no hiciera algo estúpido.

 

- Tie…

 

- Shinya, debiste traer un cambio extra – interrumpió el bajista sin querer – morirás de frio. – regaño.

 

Chasqueo los dientes. Justo cuando había dejado de lado el orgullo, el otro maldito venia y se ponía en medio de los dos y acaparaba la atención del baterista. Solo observo como Kyo salía rápidamente y como después el líder quien contestaba una llamada hacia lo mismo segundos después. Lentamente se acercó al castaño, y no importándole nada, quitaba aquella sudadera que Toshiya había lanzado al batero y arrojándola a un lado quitaba la suya y la ponía sobre la cabeza del otro.

 

- Cúbrete, hace frio.

 

- Si…

 

Los labios de Shinya se curvearon en una ligera sonrisa abrazándose al haberse puesto por completo aquella prenda. Inhalar el olor del perfume impregnado le embriago. Sus mejillas se coloraron, lo único que pudo hacer fue suspirar. Die le observaba.

 

- Nos vemos mañana. – dijo el bajista.

 

- Cuídate.

 

¿Qué podían decir ahora? La visión que Die tenía al frente era sumamente cautivadora, provocativa. La manera en que Shinya se cubría, en la que sin pensarlo olía cada parte del cuello de aquella sudadera. Y si, estaba provocando, estaba pidiendo por lo menos un poco de atención de su parte, que le mirara, que le regañara porque aún no entendía que debía de cuidar su salud. ¿Qué tenía que hacer para que Die le observara más?

 

- Lo siento… - dijo despacio.

 

- Idiota. – y por un segundo Die sintió como el alma, literalmente, le volvía al cuerpo. – Yo soy el que se debía de disculpar Shinya. No debí de dejarte ahí. –

 

- Yo, la próxima vez les diré que no hagan ese tipo de bromas. – se enderezo un poco en su asiento – Yo sé que esto no te gusta y que tú estás haciendo todo lo posible para poderme dejar estar a tu lado y… -

 

- No me gusta que hables tan rápido. – interrumpió.

 

- Lo siento.

 

Tuvo que ocultar su sonrisa para que el castaño no lo notara. Esta era una de las cosas que Die había aprendido a amar después de tanto tiempo de ser compañeros de banda y amigos, que sus pláticas se extendieran porque Shinya asi lo quisiese. No negaría que amaba escucharle y que por ende no le frustraba como todos los demás lo hacían. Aunque su silencio también era una de las cosas que le encantaban.

 

- Es hora de irnos, ¿quieres que te lleve a casa?

 

- Da-Daisuke ¿Podemos hablar? – comento el castaño despacio.

 

- Si es por lo de la ve…

 

- No, bueno. – Interrumpió inmediatamente – estuve pensándolo estos días… -

 

Algo le decía al guitarrista que esto no estaba bien, que aquella voz baja y ligera del batero se escuchaba más que triste y que incluso el no mirarle a los ojos como siempre lo hacía, era una señal de que tenía que prepararse para lo que estaba a punto de venir.

 

- Sé que yo fui el que pidió que saliéramos sin ser consciente de que tú, - se detuvo sonriendo de lado – de que yo no era de tu gusto. Aún sigo sin entender porque aceptaste… -

 

- Porque eres mi amigo.

 

Su sonrisa ladina se desvaneció poco a poco agachando la cabeza. El “eres mi amigo” era una palabra que Shinya escuchaba a cada momento y por obvias razones era la que menos necesitaba que se le dijera. Era demasiado duro que Die no tardara en contestarle y que incluso no pensara más de un segundo su respuesta, no había dudas y era demasiado directo, tanto que dolía.

 

- Supongo que tienes razón, es mejor asi. – Trago saliva – seamos amigos una vez más. -

               

- ¿A qué te refieres con eso Shinya?

 

- Terminemos con esto de una vez por todas Daisuke, olvida lo que te dije, que alguna vez tuvimos algo que ver. – Enfatizo sus últimas palabras con desesperación – Seamos de nuevo amigos ¿sí? –

 

No creía lo que pasaba, era imposible que el mismo baterista estuviera pidiéndole algo como eso, ¿dejarle? Por supuesto que no estaba en sus planes hacerlo ahora que había aprendido a darse por vencido, ahora que estaba dispuesto poco a poco demostrarle cuanto es que le quería. Abrazarle, besarle con desespero, dormir junto a él. Todo eso ¿Ahora se había ido a la basura? Esto no podía estarle pasando.

 

 

||FLASH BACK||

Suspirar, achicar la mirada solo por tener sus ojos bien puestos en su cuerpo, rostro y cabello. ¿Qué tenía el para decirse un “me tienes completamente loco”? tal vez su comportamiento gentil, esa manera de hablar tan prudente y calmada. La atención que ponía a todos los demás o su manera de tocar.  No, pensándolo bien, amaba más que nada esa perfecta sonrisa que tenía.

 

- ¿Qué pasa? – Rio - ¿A caso es tan vergonzoso para no decirlo de una vez? –

 

- ¡Lo es! – Grito el castaño una vez estar solos tomando un descanso – es realmente vergonzoso. –

 

- Si no me lo dices ahora, me iré de aquí.

 

- Supongamos que tú eres otra persona – sus suposiciones tontas, el guitarrista asintió – Asi que si yo te dijera que me gustas y que me gustaría salir contigo, ¿Tu que responderías? –

 

- Si eres tú, creo que no le pensaría.

 

- Te quiero.

 

- No es nada. – contesto no tomándole importancia.

 

No sabía cómo decirle que estaba hablando en serio. Que la persona por la cual estaba perdidamente era nada más y nada menos que el, que sus dolores de cabeza eran gracias a que no sabía cómo decirle de una vez por toda la verdad, de confesarse como era debido aunque eso tuviera como consecuencia el rechazo seguro, pero que más daba.

 

- Daisuke, me gustas. – Suspiro despacio – desde hace tiempo que quería decírtelo, pero no sabía cómo, yo de verdad es que, tú me gustas mucho. –

 

- ¿Eh?

 

- Yo, yo solo quería decírtelo, no tienes por qué contestar nada. – Movió sus manos negando – solo quería sacarlo y no guardármelo. –

 

- Tú no me eres indiferente, pero… - pensándolo mejor, esto no era algo que Die se esperara aunque tampoco era sorpresa para él. Relaciones como estas, o por lo menos el tipo de sentimientos alguna vez las había experimentado en el pasado. – Intentémoslo. – sin siquiera darse cuanta, había aceptado algo que le terminaría haciendo su vida a partir de este momento, muy diferente a la de antes. Ver la sorpresa y felicidad en los ojos del castaño fue algo que no quiso borrar a partir de ese momento.

 

||END FLASH BACK||

 

 

No podía creer que estuvieran terminando y que Shinya le hubiese dejado solo dentro de la sala.

 

¿Por qué pasaba todo esto? No se había imaginado que pasaría, incluso nunca se puso a pensar cuales eran los verdaderos sentimientos del castaño cuando le rechazaba. Había sido un tonto, una verdadera bestia por su comportamiento. Dolía tanto que ahora pensaba que esto era un buen castigo por no corresponder rápidamente a Shinya. El frio que experimento al salir de la compañía, solo, le congelo el alma por completo.

 

 

QUIEREME

 

Por supuesto que todo era tan raro. Se sentía tan solo, necesitaba de las pláticas y los pequeños acercamientos. El calor de su compañía o incluso sus miradas. Tenía que soportar todo lo que después de meses “ser amigos una vez más” le tenía como consecuencias la perdida de sentido en las pláticas, pues por más obvio que sonara, el tema de conversación era siempre el trabajo. Que si Shinya había salido con sus amigos, que si había tenido una junta con sus quien sabe quién o que si estaba en una fiesta con sus conocidos. El pelirrojo pudo notar su mirada cansada y la sonrisa disfrazada en satisfacción.

 

No estaba ahora como para regañarle o para decirle que dejara de ir con esos malditos estúpido sin que él se viera como uno. Ahora no podía incluso hablarle como antes sin ser rechazada su conversación. Las circunstancias eran horrendas.

 

- ¿Estás diciendo que la fiesta es en tu casa? – Pregunto sorprendido – Me lo imaginaria de Toshiya, pero Shinya tu… - el líder le miro interrogante solo recibiendo un levantamiento de hombros por parte de su baterista.

 

- No tiene nada de malo ¿o sí?

 

- Por supuesto que no Shinya. – Interrumpió el vocal – pero es, raro. –

 

¡Y lo era! Era sumamente imposible que Shinya permitiera una fiesta en su casa. Odiaba que la gente dejara sucia los espacios donde estaban bebiendo o incluso que el humo del cigarro recorriera libre parte de su comedor y sala. Die estaba intentando entrar en la conversación, pero era tan ignorado que no sabía cómo diablos adentrarse a la plática.

 

Shinya no soportaba la mirada insistente. Era obvio que no dejaría de querer a la persona que le provocaba suspirar de buenas a primeras. Aunque necesitaba una distracción como la de todos los días para que se olvidara más rápidamente o por lo menos unas horas. Había estado evitando un solo contacto con el más alto, y más, un momento a solas, pero sabía que eso no se podría en algún momento, solo necesitaba tiempo. Más de esos dos meses que llevaba prácticamente solo.

 

- Realmente quiero que vayan. – Dijo el batero – Esto no sucede todos los días. – rio despacio.

 

- Tienes razón, - comento Toshiya -  así que cuenta conmigo. –

 

- A mí me hace falta tomar una copa en tranquilidad – hablo el vocal – pero si todo se torna aburrido ten por seguro que me iré de tu maldita casa. – Shinya asintió.

 

- Supongo no hay nada que hacer…

 

- Kaoru siempre tan serio. – rio escandalosamente el bajo - ¿Qué hay de ti Daisuke? – la mirada del nombrado con la del castaño se conectaron por unos segundos. Esta era su oportunidad.

 

- Bien.

 

Su nerviosismo se notó y la sonrisa del otro le hizo temblar aún más. Todos salieron a los minutos de la sala.

 

Tenía una hora impuesta por el vocal para quedarse de ver en casa del castaño “todos tienen que estar ahí o no se los perdonare”, recordaba las palabras del más bajo. Y muy aparte de todo, realmente sería divertido ver como Shinya la haría de anfitrión si nadie le escuchaba al momento de beber.

 

Las mejores ropas, su pelo corto rojizo lo bastante lacio para que tuviera movimiento en cada caminada y por supuesto, ese perfume que sabía encantaba al castaño. Llego justamente a la hora acordada encontrándose puntual con el líder, como siempre. La mirada de Shinya estaba escondida una vez que le recibió, directa hacia un punto exacto del suelo.

 

- Pasa… - su voz fue ligera.

 

Para Shinya fue extraño que el más alto no le contestara, pero bueno, era de suponerse si el había estado haciendo todo lo posible para ignorarle. El olor no pasó desapercibido, o incluso esa ropa casual que le hacía ver bastante guapo. Realmente aun le tenía loco.

 

Los minutos pasaron y los demás restante llegaron.

 

Las copas no eran algo que le detuviera. El no había llegado para comenzar a beber como los demás. Kyo platicando con alguien as e incluso el propio Kaoru con Toshiya. Como siempre, le encantaba verlo desde lejos, observar cada su movimiento. Su cansancio era notorio y como todos lo sabían Shinya no era de las personas que tomara alcohol tan descontroladamente incluso era tan extraño verle con una lata de cerveza en mano.

 

Sus mejillas coloradas, o sus largos suspiros cuando daba un sorbo a la helada lata.

 

- ¿Te encuentras bien? – Escucho a la lejanía – Desde hace días que te veo asi. –

 

- Estoy bien. – contesto

 

Las personas se vieron preocupadas cuando le miraron. Era notoria la falta de interés en todo esto. No espero más a darse ánimos, incluso ya venía lo bastante preocupado por ello. Se acercó lento siendo rechazado una vez más viendo como el otro se alejaba inmediatamente. Esto era frustrante. ¿Qué tenía que hacer? Sabía que la culpa era suya y que Shinya estaba haciendo todo lo posible de olvidarse de todo, pero no lo permitiría.

 

Shinya camino despacio con una gran sonrisa al acercarse con los demás, la mirada penetrante perforaba su espalda.

 

- Shin vamos, bebé un poco más. – Las risas retumbaron – es tan raro ver que lo aproveches. –

 

- No, ya tuve suficiente.

 

- Oh vamos~

 

- De verdad, ya fue su…

 

- Shinya no puede beber más de dos latas. – sus mirada provoco sorpresa en los demás.

 

- Dai…

 

- Necesito hablar contigo. – aclaro el mencionado.

 

Fue arrastrado por el más alto a un lugar que nunca pensó visitar por un buen rato, su habitación. Escucho como les decía a los demás y como estos decían un “tárdense lo que quieran” junto a risa estúpidas.  El clic que daba la cerradura de su cuarto retumbo en sus oídos, Die se había encerrado con el mientras le daba la espalda.

 

- ¿Qué es lo que…?

 

- ¡Ya no lo aguanto más! – grito.

 

Shinya tuvo que acercarse a la orilla de la cama para dejarse caer de un sentón y cerrar los ojos. El grito de Die había sido fuerte, claro, con frustración y rabia. Agradecía que el grito no se escuchara fuera, pues la música seguía sonando. Por fin a los segundos el otro se giró mirándole enojado, con los ojos tan rojos e irritados. Era tan horrendo lo que sentía.

 

- No, no quería gritarte. - se acercó al notarlo – Discúlpame, yo… -

 

- No te comprendo para nada. – Susurro – Estas tan enojado, me gritas de esa manera ¿Qué diablos te hice? – pregunto frustrado.

 

- Me dejaste.

 

- ¡Por favor! – Elevo la voz sarcástico al levantarse de golpe - ¿Qué querías que hiciera, que siguiera contigo y tú no me correspondieras? Por si tú no te das cuenta, eres tan estúpido, siempre te dije lo que sentía ¿y tú qué hacías? ¡Me decías que también me querías y al final agregabas un “como amigo”!

 

- Tú no comprendes nada.

 

- ¡No! ¡Tú eres el que no lo compre…!

 

Sus palabras se silenciaron instantáneamente. La sensación, los movimientos, las intromisiones que sentía le ponían más tonto de lo que pensó. Die le había callado con un beso rudo, con su respiración tan agitada por la fuerza, con sus manos sobre sus mejillas para que no escapara. Sus ojos cerrados no hacían caso, quería abrirlos, quería ver la expresión en el castaño.

 

- Cállate… - susurro sobre sus labios el pelirrojo – es insoportable que no quiero escuchar tus reclamos. -

 

Los besos cortos entre cada palabra, la manera de susurrar, sus manos bajaron y le aprisionaron por las caderas. Sintió como el otro comenzaba a hacerle caminar a ciegas, como sin apagar la luz de la recamara le iba recostando sobre el colchón. Esto tenía que ser un sueño…

 

 

AMAME MÁS

 

Sus manos delinearon cada parte de sus brazos, bajaban y subían moviéndose lentamente aun sobre la ropa. Die no dejaba de besarle, no dejaba incluso que aspirara aire o fuerzas para alejarle. Todo esto iba en contra a sus planes, las sensaciones, el estrujamiento en su estómago o la rudeza que el pelirrojo hacía para que no pudiera levantarse.

 

- Detente… - susurro sonrojado, Die besaba sus mejillas delicadamente – Dai… -

 

- Ámame. – Suplico sobre su oído – déjame darte todo lo que tengo. –

 

- No sigas. – Pidió triste – No soportare las consecuencias... –

 

Sus manos se adentraron bajo las ropas del castaño, tocando la firmeza de su abdomen, sintiendo los espasmos que provocaban al otro temblar. Nunca se hubiese imaginado que dejara de pensar con claridad al besarle, que le deseara tanto como ahora lo hacía. O que incluso esos suspiros y gemidos bajos le provocaran de sobremanera. ¿Qué era Shinya para él? ¿Por qué no podía dejar de sentirse celoso por todos?

 

Eso era, le amaba tanto que era la primera persona por la cual moría de celos.

 

Sus manos bajaron despacio una vez más desabrochando la cremallera de su pantalón, adentrando su mano para comenzar a masajear. Los ojos de Shinya se abrieron intensamente actuando y deteniendo la al otro. Die le miro con tristeza. El castaño negó.

 

- Tú no quieres esto.

 

- Lo quiero Shin.

 

- ¡Arrepiéntete de una buena vez y vete! – grito

 

- ¡¿Que parte de estoy enamorado y no quiero perderte, no comprendes?! – Shinya se quedó en completo silencio – Perdóname por todo, te quiero pero no sabía cómo decírtelo, no sabía incluso que lo que sentía era, esto… -

 

Aprovecho el shock momentáneo para besar su cuello y apoderarse una vez más de la situación aunque Shinya había caído derrotado por completo segundos antes. Bajo su mirada se enderezo un poco quitado su propia chaqueta y camisa, desabrochando su pantalón sonrojándole inmensamente. Susurro un “Tócame” que despertó al baterista, escucho ahogadamente como el más bajo le llamaba.

 

Se deshicieron de ambos pantalones y ropa restante. Juntos se tocaron de la manera más desesperada. Shinya no sabía lo que después de esto sucedería, pero si era por solo una vez aprovecharía al máximo.

 

- Tranquilízate… - hablo despacio el pelirrojo – si gimes fuerte nos escucharan. –

 

¡Se había olvidado por completo de las visitas! Tanta fue la preocupación que no aguanto gritar placenteramente cuando la lengua del otro envolvía por completo su sexo. Cubrió con sus manos avergonzadas la boca mirando de momentos a la puerta. Se escuchaba el bullicio mas no alguna queja de su tardada “conversación”. Una lágrima se escapó de sus ojos.

 

Die estaba siendo lo más cuidadoso posible, no quería que todo esto fuera una experiencia mala para ambos, estaba tratándole con cariño, le besaba con sencillez logrando enamorarle más, pero eso cambio cuando su mirada se levantó chocando con la del otro, cuando Shinya sin pensarlo se recargaba sobre la palma de sus manos saboreando el momento. Die dejo su juego de lado levantándose inmediatamente mientras el otro le miraba sin comprender, una vez más se subió sobre su cuerpo, delineando con dos de sus dedos sus mejillas, pecho,  abdomen, bajando hasta llegar a la entra del otro.

 

- Eres tan sexy. - obtuvo un gemido ronco sobre su oído.

 

- N-No los muevas…

 

- No estoy para complacerte si sigues haciendo esa expresión.

 

Movió sus dedos rudamente provocando que el otro chocara su pecho contra el suyo, que se quejara tan maravillosamente logrando que su hombría punzara. No aguanto más. Le importo una reverenda mierda si el más bajo aún no estaba cien por ciento preparado o si le lastimaría, y sin pensarlo dos veces, de una sola envestida entraba por completo.

 

- De, despacio, más despacio, - Suplicaba – Ngh… -

 

- No me puedo detener. – envistió con rudeza provocando ruidos sordos en la habitación – te deseo tanto que no me… no me cansare hasta partirte en pedazos… -

 

El aroma que desprendían ambos era embriagador. Sus miembros se ponían cada vez más duros cuando trataban de silenciarse entre ellos. Sus besos torpes, sus lenguas fuera chocando con la barbilla del otro. Se sentía tan maravilloso, que Die se moviera de esa manera provocaba que su pelvis experimentara sensaciones más que extrañas, excitantes. Que la manera de morder su oído no le ensordeciera del truene en la base de la cama. O que cada estocada se escuchara tan vulgar.

 

Die no podía con la flexibilidad que Shinya logaba tener, que sus piernas se encontraran tan a su disposición abriéndose cuanto lo quisiese. Los arañazos en su espalda y hombros incluso las marcas que dejaba sobre el pecho y cuello. 

 

-Dai, no aguanto… - suspiro – Ahh, juro que no aguanto más… -

 

La sonrisa de Die se ensancho cuando el otro suplicaba, cuando enterraba sus uñas y jalaba su corto cabello. Shinya había terminado aún sin dejar de mover circularmente las caderas. Unas estocadas más rudas y rápidas mientras el castaño apretaba su entrada lograron que Die callera rendido sobre el cuerpo desnudo del otro, con sus respiraciones totalmente agitadas impidiendo el habla. Tocando sus piernas descaradamente.

 

- ¿D-Daisuke?

 

- Te amo Shin. Deja de pensar estupideces.

 

Sus labios se encontraron una vez más acomodándose Die bajo el castaño, Shinya sobre su cuerpo sentado. La música había cesado un poco más sin en cambio las pláticas se escuchaban amenas. El castaño tenía tantas preguntas que cuestionar. “¿Por qué?” Era la pregunta más importante. Miro al otro con el ceño fruncido, triste.

 

- ¿Qué pasa? – rio despacio – ¿Aun no queda nada claro? Acaso quieres que te lo demuestre otra ve… -

 

- No es eso Dai… - le detuvo al ver las intenciones - ¿Por qué el cambio? –

 

- Por estúpido. – Shinya le miro sin comprender – Siempre estuve celoso de tus amigos, de tu cercanía con otros. Pero yo sabía que la culpa era mía. – Bajó la voz – Todo era tan claro pero no me daba cuenta de ello. –

 

- ¿Realmente me quieres? – Die asintió rápidamente.

 

Le encantaba lo directo que podía llegar a ser. La sonrisa boba no se desapareció incluso cuando el último beso del momento se desvanecía. Entre pláticas que “aclararon la situación” ambos acomodaron sus ropas y cabello saliendo inmediatamente del cuarto, con una sonrisa, reconciliados Die beso su cabello bajo la mirada de todos.

 

 

SOLO TÚ

 

Su mirada era sorpresiva, sin ninguna expresión.

 

Por supuesto que lo había hecho al propósito, sin que Shinya se diese cuenta no se había puesto la chaqueta y había desabrochado su camisa a la mitad, e incluso no había acomodado su cuello. Saco un cigarrillo. La sonrisa ladina de sus amigos provoco que bufara con gracia a lo bajo. Shinya estaba más que intimidado por todos.

 

- Tú y Die… - Kyo hizo un movimiento con las manos, haciendo una mueca al no ser lo bastante directo.

 

- ¿Algún problema? – Die elevo una ceja con enojo.

 

- No, claro que no, si Shinya lo acepta por mi está bien. – dijo sin importancia.

 

- ¿Alguien tiene algún problema con ello? – volvió a preguntar el guitarrista con los ojos entrecerrados, Shinya simplemente no sabía dónde esconderse por la vergüenza provocada, nunca se hubiese imaginado a Die hablar tan controladoramente. Todos los presentes negaron de inmediato.

 

Sintió como el otro con ternura le giraba para que le mirara y lo hizo. Escucho las simples palabras que a su oído le decía y con una simple sonrisa asintió.  Una seña que los demás vieron más sin en cambio no se atrevieron a hablar de ellos. Shinya simplemente con una sonrisa se despidió.

 

- Se quedan en su casa.

 

Y sin alguna respuesta atendió a aquel “vamos” que el pelirrojo pronunciaba, saliendo de la casa en esa fría noche. Un abrazo que nunca pensó llegaría, le envolvió con fuerza. Una sonrisa sincera fue la que se estampo lentamente en sus labios. El aire fresco del jardín frontal de la casa les despejo un poco más sin en cambio la oscuridad de la noche les cegó un poco.

 

- ¿A qué te referías con nadie? – Río – Son mis amigos. –

 

- Y ya los odio. – bromeo.

 

- Eres un imbécil.

 

El silencio les opaco un poco la atmosfera dejándoles una sonrisa satisfecha en sus rostros. “No dejes que se te acerque nadie más” recordó como si hubiese sido susurrada una vez ms sobre sus tímpanos. A veces la manipulación de Die giraba alrededor de todos en la banda, mas sin en cambio esta vez no era como siempre, ahora ya no eran amigos.

 

- Shinya.

 

- ¿Humm?

 

- Siempre he sido yo, ¿verdad? – ahí estaba el Die egoísta.

 

- Incondicionalmente tú, Daisuke.

 

Alimentar sus sentimientos era a lo que se dedicaría de ahora en adelante, decirle un “solo tú” seria la tarea de todas y cada una de las mañanas. Verle ahí, tan guapo como siempre aun fumando un nuevo cigarrillo era hipnotizaste. Como no hacerlo si se trataba de la persona que odiosamente ahora había aprendido a amarle justo como lo había deseado. Lo único que tenía que hacer era enamorarlo cada vez más, día a día, a cada hora o segundo si fuera posible, asi fuera con la ayuda de sus “odiados” amigos.

 

Un te quiero solo a ti se escuchó a partir de ese momento.

 

F I N

Notas finales:

Por segunda vez intente con la pareja, de verdad juro que di mi mayor esfuerzo para escribir, solo que nunca se me ha dado con los DIRU. Por favor si esta mal, ¡Diganlo! y no vuelvo a escribir de ello~  (?)

Espero que por lo menos unas partes les haya gustado y asi.

Quiero vernos en otra ocacion, asi que dejen sus comentarios ya sean buenos o malos~ 

Katyha, Yuuko... ¡Amenme malditas! (?)

 

Bye´~ 


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