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Juego por MoonDrop

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Notas del capitulo:

Lo hice muy a lo loco, disculpen si hay errores~

Ah, y esto es JongHo, porque el JongHo es riquísimo.

-¿Están preparados para perder? -preguntó Minho, derrochando arrogancia en cada sílaba.

 

-Nunca caeríamos a sus pies, jirafa -respondió de inmediato Jonghyun, atacando de frente al menor.

 

-Siempre terminas cayendo ante mí, hyung -contraatacó, reduciendo definitivamente a sólo a ellos dos esa discusión de aires divertidos.

 

 

Jonghyun sólo le miró esa cara de ganador que se gastaba, guardándose en la garganta miles de cosas que quería sacarle en frente, reservándoselas por el hecho de que estaban rodeados de personas que no debían por qué enterarse sobre ciertos puntos. Era el tipo de reservación que le había nacido por primera vez en la vida, porque, de todos sus años anteriores, no recordaba ninguna ocasión en que hubiera cerrado los labios como un cofre secreto para callar asuntos ajenos. Pero ésta vez, esos asuntos de Minho eran también sus asuntos.

 

Hace un mes que ambos llevaban una relación diferente, más íntima, más secreta. Comenzó un sábado, cuando el grupo de amigos se juntara en la casa del mayor y comenzaran a ver videos de una actriz porno japonesa luego de que uno de ellos los hubiera robado desde debajo del colchón de su hermano mayor con una sonrisa en extremo morbosa invadiendo su rostro. La iniciativa del chico había sido bastante inconsecuente, rayando en lo estúpido, pues el día terminó con una montonera de púberes con las hormonas terriblemente alteradas y el hambre sexual tan grande como los senos de la dichosa actriz. Aquella noche cada joven se marchó a sus casas, unos a plantarse bajo la ducha, otros a buscar a sus novias, algunos a buscar a quién se les cruzara por delante, pero entonces Minho permaneció en la habitación del mayor, y lo demás era inevitable.

 

Lo suyo comenzó como un algo tabú que les picoteaba de adrenalina cada vez que se rozaban las manos; era un juego adolescente en donde no había reglas ni barreras ni menos un lazo que los uniera más allá del acto sexual. Pero con los días, entre los roces y los suspiros, fue floreciendo aquella semilla que se había implantado entre ellos dos hacía mucho tiempo. Minho no se había quedado en la casa del mayor aquel sábado por casualidad, y Jonghyun no le había penetrado hondo con tanta emoción por nada. Pero aquella relación amorfa había sido el nutriente necesario que permitió a ambos darse cuenta de algo que había estado frente a ellos desde mucho, gracias a ello advirtieron el árbol inmenso cargado de anhelos, pasiones y sentimientos que había germinado del simiente tímido de cuando se conocieron por primera vez.

 

Pero aquello era un secreto, no lo sabían ni sus amigos ni su familia. Y es que estaban dándole tiempo porque primero debían estar ellos preparados, ellos conscientes del gran paso que era el establecer relación con tu amigo.

 

 

-¡Choi Min-ho!  ¡Choi Min-ho!

 

 

Y aquel día Jonghyun había amanecido algo más emocionado que de costumbre, y en cada pequeño movimiento que veía en el menor, los vellos de la nuca se le crispaban, e incómodamente, algo le punzaba en la entrepierna. Quizás fuera cosa del día, cosa del aire, cosa de lo que comió al desayuno, no lo sabía, pero estaba siendo terriblemente acorralado entre el impulso y el control.

 

 

-¡Minho-oppa!

 

 

Y ahora estaban en medio de la cancha del colegio en una partida de fútbol que ya era tradición en sus viernes, pero aunque estuvieran fuera de la jornada, aún había chiquillas de cursos menores admirando el juego escandalosamente desde las galerías, incluso una de ellas llevaba una cinta negra con el nombre y apellido de Minho en un amarillo fluorescente y la agitaba inestablemente en sus manos escondiéndose tras ella, mientras el metro ochenta con su playera gris y los pantalones cortos gracias al cielo no tan ajustados corría entusiasmadamente equilibrándose con sus brazos de músculos duros y divinamente contorneados.

 

Jonghyun corrió fuerte hacia Choi, en busca de la pelota que dominaba entre las converse negras. Se acercó con energía, energía proveniente de la cierta rabia que le sobrevenía al ver a las pendejas baboseando por el alto. Por su alto. Energía porque ése día, la manera en que pestañaba el menor le encendía de manera alarmante. Quedaron frente a frente, pero Minho piernas habilidosas hizo un movimiento rápido volteando el cuerpo, chocando bruscamente con Jonghyun por detrás; golpeando con toda su parte trasera al cuerpo pequeño. Se deshizo fácilmente del mayor y lo ignoró olímpicamente mientras avanzaba corriendo al arco enemigo.

 

 

-¡Tú puedes Minho-oppa!

 

 

La pelota golpeó tan fuerte la red como lo hizo intencionalmente el trasero de Minho en la entrepierna de Kim segundos atrás.

 

Cuando Minho les tiró un beso volador a las jovencitas de la galería, moviendo sus elegantes índice y cordial desde su boca en dirección a ellas, el ruido agudo de los gritillos de las niñas no hizo sino medrar aquel fuego interno que tenía como autor único al alto.

 

Otro leño bien seco fue echado al fuego cuando el menor le miró fijamente a distancia, con esa mirada que le mataba, esa que era sólo para él y no para menorcitas. De pronto Minho mordió su labio inferior y resbaló la diestra polera abajo lentamente, aún con el contacto visual intacto. Una punzada fuerte llegó a los pantalones del mayor. Se mordió el interior del labio también, intentando controlarse. Choi jugueteó con sus dedos camino abajo, hasta que llegaron al borde de la polera gris con el ‘1st’ estampado, y luego se agitaron arriba y abajo para darse aire en ese ambiente que comenzaba a hacer calor, mucho calor. El desgraciado le estaba provocando de la peor manera, y Jonghyun estaba cayendo en su cruel trampa, incapaz de retirar los ojos de ese abdomen marcado tras la tela húmeda.

 

Afortunadamente para el mayor el juego no se extendió por mucho tiempo más; pues los adolescentes comenzaron a pelearse el balón entre todos creando un torbellino confuso que terminó en risas y montoncitos de jóvenes unos encima de otros apresando contra el suelo a aquel que cayera primero. Luego de que el juego terminara completamente marcharon a las duchas del establecimiento lanzando las prendas sudadas al aire, y entonces Jonghyun no se creyó tan afortunado.

 

El aire comenzó a llenarse de vapor, del sonido del agua cayendo, de bromas estúpidas y risas estentóreas. Jonghyun en un minuto creyó estar oscilando entre lo místico y lo mundano, haciendo un trabajo de respiración para intentar adoptar un estado más tranquilo y menos tenso como lo estaba en el momento. Pero su precario intento de relajación se fue al trasto del basurero del baño, justamente cuando apareció Minho en su campo visual; Minho caminando hacia él; Minho caminando hacia él con sólo una toalla cayendo desde sus caderas hasta sus rodillas huesudas.

 

Leyó un ‘Hey Hyung’ en sus labios que no logró escuchar, quizás por la calentura que le tapaba los oídos o quizás porque el objetivo de Minho no era necesariamente la comunicación verbal. El menor entró en el bloque de duchas en donde Jonghyun se encontraba solo, y a un metro del mayor de pronto bajó las manos, agarró uno de los extremos de la toalla con la mirada expectante del otro que no se perdía ningún movimiento, y entonces comenzó a abrir, lenta, lentamente el pedazo de tela. Jonghyun tragó duro, odiando con todas sus células al menor en el interior. Estaba seguro que si no fuera por el traje de baño que llevaba, un poco más y el miembro lo tendría pegado al abdomen.

 

 

-¡¿Quedan duchas ahí, Jonghyun?!

 

-S-sí, eh, hay, sí.

 

 

Minho huyó del momento airadamente, sin preocuparse de la situación peligrosa. Pero Jonghyun sufrió las consecuencias, las dolorosas consecuencias. No había pasado desapercibido el bulto tras la toalla del menor, y aquella imagen de sombras y relieves le estaba carcomiendo de a poco el control, la mente, la respiración, su todo él.

 

Apenas se supo vestido luego del chorro de agua helada que no le ayudó demasiado, fue en busca del pendejo que se atrevió a provocarle en unas duchas públicas. Lo encontró en una banca cerca de la salida de los baños, agachado amarrándose las converse con total calma, como si nunca hubiese jugado casi de exhibicionista en medio de sus compañeros. Se acercó con rapidez, le agarró del brazo y luego desaparecieron juntos, puertas afueras.

 

El mayor los llevaba a su propia casa; cosa de distancias desde el colegio. En ese instante no le importaba nada, ni las preguntas del pendejo ése, ni las gotas de agua que resbalaban cuerpo abajo desde su cabello oscuro, ni las personas alrededor que sospesaban la posibilidad de secuestro o bullying. Absolutamente nada.

 

Luego de minutos de casi correr por la vereda llegaron a su casa, y entonces sólo fue cosa de subir las escaleras a trompicones, sacando la playera en el camino, encargándose de tirarla en el piso una vez que llegasen a su habitación.

 

 

-Jjong, espera...

 

 

Pero Jonghyun no iba a esperar más, había sido suficiente con todo el juego sucio del día, del, justamente, peor día en el que podría haberle provocado. Lo arrastró pronto hacia su cama, lanzándose sobre su cuerpo, abriendo con ímpetu el cierre de sus jeans.

 

 

-Hyung, puede haber alguien...

 

 

¿Importaba acaso? ¿Lo hacía? Minho estaba intentando aplazar el contacto por puro capricho, era como la guinda de la torta de toda esa tarde de enloquecer al mayor. Aunque también era el que estaba más consciente de los dos, y el detalle de su acotación era completamente asertivo. Por lo menos quería cerrar la puerta con seguro.

 

 

- Jonghyun...

 

 

Pero el mayor no tenía oídos, y al parecer tenía aún más deseo guardado en las venas. No paraba de besarle los labios, el cuello, el pecho, dejando una huella húmeda y sensible. Minho quiso resistirse, no suspirar de inmediato, pero Jonghyun y su entusiasmo estaba ocasionando graves estragos en su anatomía.

 

 

-¿No querías jugar, Hoho?

 

 

El mayor le sonrió ladinamente, bajó por su rostro chocando su nariz en la barbilla y comenzó a jugar con la manzana de adán doble, mientras ejercía un movimiento ondulado sobre el sexo del menor. Minho botó el aire que tenía retenido, lanzando un pequeño gemido que hizo reír suave al otro. Se estaba encendiendo como nunca, todo por ese enano que sabía cómo hacerlo despertar.

 

Jonghyun se alzó por un segundo para deshacerse de su camisa lo más rápido posible, y Minho fijó la mirada en su pecho, en su abdomen, en su glorioso cuerpo, en el cabello húmedo cayendo salvaje. Kim abrió grande la boca y pasó la lengua lentamente por el pezón del corazón del menor, provocando que arqueara la columna en desesperación, que rasguñara las sábanas húmedas. Minho agarró el cuello del mayor y recorrió con sus dedos temblorosos el cabello oscuro y húmedo de la nuca, acariciando suave a cambio del maravilloso trabajo húmedo que estaba haciendo en su pecho agitado.

 

El mayor se arrodilló un momento para tirar fuerte la ropa que aún quedaba apresando el cuerpo largo. Pantalones y ropa interior hicieron un baile sutil antes de caer al suelo de la habitación. Jonghyun se encargó mirarlo harto, sin rozar demasiado. Se posicionó nuevamente encima del menor y su mano resbaló por el costado del alto; ambos estaban sudando nuevamente, el aire se estaba tornando sofocante, y las respiraciones eran cada vez más desacompasadas. Dejó un beso en la tetilla oscura, erecta, y subió a su rostro con la sonrisa ladina y los ojos destellantes de placer. En el momento en que Minho alargó el cuello para alcanzar sus labios, fue necesario morder con fuerza su labio inferior para reprimir penosamente el gemido que venía carcomiendo su garganta; el mayor había agarrado de improvisto su pene palpitante y entonces le estaba tocando de a poco, jugando con su cordura. Jonghyun estaba disfrutando de maravillas lo que en su cabeza sonaba como venganza, dulce venganza. Minho contraía las facciones cuando sentía los dedos de su hyung presionar la extensión, mientras mantenía una dura lucha de miradas con él, en un claro juego de 'gime y pierdes'.

 

El pulgar del mayor presionó el orificio sensible del miembro, y entonces Minho le arañó los hombros sin medir fuerza, y dejó escapar aquel gemido ronco que venía reprimiendo. Fue como una liberación. Cerró los ojos y se dejó hacer, mientras Jonghyun reía suave, besando su cuello.

 

 

-Perdiste, Hoho. Esta vez es mi turno.

 

-Como sea, sólo apúrate.

 

-¿Desesperado? -el otro pulgar hundiendo fuerte el pezón derecho. El menor gruñó ronco.

 

 

Se deseaban. Se deseaban tanto que era palpable.

 

Y Jonghyun iba a aprovechar aquel desespero que corría rápido por las venas del menor. Claro que le haría pagar.

 

Tomó una mano del menor y la llevó a su boca, lamiendo cada extensión con devoción, adorando el sabor salado de cada rincón de ellos, nunca rompiendo la batalla visual que mantenía con el alto.

 

Minho jadeó suave, endureciéndose un poco más, la expresión del mayor era condenadamente provocativa, sus ojos entreabiertos y esa boca que abarcaba todos sus dedos rezaban en cada vértice de sus facciones sexo, sexo.

 

Jonghyun llevó los dedos a la boca de su dueño, y éste los aceptó con gratitud, completamente complacido, especialmente porque Jonghyun comenzó a trabajar en su lóbulo. Pero Minho se alteró intensamente cuando vio que se alejaba cuerpo abajo, deshaciendo el contacto, sentándose en sus rodillas a los pies de la cama mientras él quedaba tirado ahí, sudando entero y con la erección alzándose firme.

 

Le miró desentendido, y el mayor se limitó a mover la cabeza en señal de 'continúa', dándole la luz verde para que él siguiera en lo suyo.

 

Jonghyun iba a ser todo un espectador de un Minho necesitado, preparándose a sí mismo. El sólo pensamiento le provocaba ganas de correrse ahí mismo.

 

El menor, rindiéndose a ese juego impuesto por el otro, y quizás sintiéndose merecedor de aquello, alzó las rodillas posicionando los pies en las sábanas desordenadas cerca del cuerpo, abriendo al mismo tiempo las piernas largas; abriéndose para el mayor que lo miraba expectante. Alargó la diestra cuerpo abajo, y con los dedos temblorosos y húmedos comenzó a tantear su entrada palpitante, dando toques aleatorios preparándola para la intromisión.

 

Al primer dedo gimieron ambos. Minho por el dolor agudo, Jonghyun por la hermosa imagen que le estaban regalando.

 

Hizo círculos amorfos intentando expandir su cavidad mientras le dedicaban un jadeante 'Eso bebé, continúa'.

 

No sabía bien qué estaba haciendo, era la primera vez que hacía aquello, pero era casi una necesidad el tocarse porque Jonghyun le había dejado con la temperatura bastante alta, y ya no tenía fuerza de voluntad como para dejar el asunto ahí, o para alargar más la espera rogándole al mayor que le toque.

 

Para la segunda extensión Minho empezaba a perder la poca cordura, y los movía sin escrúpulos encorvando la postura para autopenetrarse tan profundo como pudiera. Entre los suspiros defectuosos subió la mirada hasta ver a su hyung masturbándose lento mientras le miraba fijamente, seductoramente, ya sin rastros de ropa en su cuerpo. Retiró la vista y los dedos de inmediato, para evitar derramarse sin control ahí mismo.

 

Jonghyun se le encaramó apresuradamente en esa misma posición vulnerable que tenía, y sin previo aviso chocó la punta húmeda en su entrada, presionando fuerte hasta abrirse paso. Algo como un gruñido emergió de sus gargantas, y lo próximo fue rápido y explosivo. El vaivén comenzó veloz, desesperado, errático, entre todo el fuego interno que incineraba a ambos. Descendió a sus labios temblorosos, e introdujo de lleno su lengua mientras se adentraba hasta el fondo. Sintió a Minho retorcerse gravemente bajo suyo, haciéndole sentir gratificado por tenerlo a su merced, por moverse un centímetro y hacerlo jadear. Los contactos no duraban más de unos segundos, pues debían necesariamente separarse para satisfacer los pulmones agitados.

 

El mayor se alzó un tanto sobre las rodillas, con las palmas en el colchón a los costados del cuerpo, mirándole desde arriba con arrogancia, sabiendo al menor completamente suyo, completamente a su merced, a su ritmo lento y al ágil que removía a Minho de arriba abajo. Éste le miró con los ojos apenas abiertos y la boca húmeda abierta.

 

El rostro de Jonghyun cayó hasta el hombro derecho, en un lugar perfecto en donde escuchaba claramente los jadeos hermosos de su Hoho, y amaba escucharlos, eran cortos y agitados, a veces roncos y otras con voz de infante que le hacían recordar lo niño que aún era.

 

Minho rasguñaba sin piedad la piel tostada de la espalda cuando le penetraban hondo, y lo hizo aún más cuando Jonghyun alcanzó su próstata. Apretó todos los músculos, subió las piernas a la cintura delgada, justo cuando el mayor salía de él y lo embestía con fuerza, llegando al mismo punto.

 

El grito desgarrador de ambos se entremezcló en un delicioso cántico de placer.

 

Jonghyun se derrumbó sobre el cuerpo largo, resoplando fuerte contra el cuello del menor del cual resbalaban dos gotas de sudor. Tuvo la intención de lamerlas pero justo en ese momento Choi comenzó a moverse.

 

 

-¿A dónde vas? -le cuestionó, completamente decepcionado una vez que tuvo lejos el calor de su cuerpo.

 

-A cerrar con seguro -su voz salió suave, entre suspiros. Jonghyun se extrañó.

 

-¿Ahora?

 

-Hyung -llegó a la cama y se subió gateando, ascendiendo sobre el cuerpo más pequeño- ¿Crees que esto ha terminado?

 

Le sonrió de lado, mostrando en sus ojos una intensa lujuria, como una llama inextinguible. Jonghyun chistó rodando los ojos, un nuevo espasmo en sus entrañas le había retorcido. Alzó el rostro hasta morderle el labio inferior. La respuesta era clara, y él no tenía problemas eso.

Notas finales:

Ahá, riquísimo.


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