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Fuego redentor (Kaisoo) por KaisooShipperXo

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Notas del fanfic:

Adaptación de la novela "Fuego redentor" de Grey Andrew. 

Traducción: "Libros Secretos"

Notas del capitulo:

Ayer leí esta novela y fue imposible para mi no adaptarla a Kaisoo :3 

Espero que la disfruten tanto cómo yo n.n 

Kyungsoo se acerco a la habitación en la cual un bebe lloraba tan fuerte que podía oírlo desde el otro lado de la puerta, incluso mas allá del rugir del fuego. Se precipito al interior, cerrando la abertura a sus espaldas y pasando por alto los gritos. Envolviendo al bebe en una manta anti-fuego, lo tomo en sus brazos preparándose para enfrentar el fuego que estaba devorando aquella casa situada en Myeogdong, Seoul.

 

Hubiera preferido ciertamente, escapar por la ventana de la habitación, pero esta se hallaba en el segundo piso y esa parte de la casa no era accesible desde el exterior ya que los edificios estaban demasiado juntos. Se pregunto por qué habrían elegido como dormitorio infantil, una habitación cuya única ventana daba a una pared de ladrillos, pero no tenía tiempo para detenerse en esa reflexión. De un empujón, abrió la puerta. Las llamas que a su llegada lamian el pasillo, ahora ya casi habían alcanzado la puerta de la habitación y el calor era insoportable a pesar de la protección del uniforme contra incendios. Tenía que descender a la planta inferior y alcanzar la puerta principal, era su única oportunidad.

 

A juzgar por el bramar del incendio, Kyungsoo comprendió que solo a duras penas lograría salir del edificio y no perdió más tiempo; percibía el eco de su respiración retumbándole en la cabeza. El bebe había dejado de llorar y Kyungsoo esperaba que solo fuese porque estaba exhausto por el ajetreo, ya que no tenía tiempo de verificarlo. Cada neurona en su cabeza le gritaba que se diera prisa y saliera de esa trampa mortal, y lo hiciera lo antes posible; el sudor le resbalaba por la cara y empapaba su ropa. Finalmente, alcanzo el rellano, las paredes se quemaban hasta el pie de las escaleras y el bramido del fuego se estaba haciendo cada vez más intenso. Apenas podía oír sus pensamientos mientras bajaba, aun así intento preparase mentalmente para saber que hacer una vez que llegara al final.

 

Bajo sus pies, un escalón cedió pero Kyungsoo fue capaz de evitar la caída y llego a la planta baja. Movió un pie y desde algún lugar de la casa le llego el estrepito de un derrumbe mientras el fuego continuaba aumentando en intensidad, rugiendo como el motor de un avión supersónico.

 

A su alrededor no veía otra las cosa más que llamas y negro humo. Sabía que tenía una sola oportunidad. Recordó haber visto el salón comedor al entrar y se dirigió a la carrera en esa dirección esquivando los muebles incinerados. Lo habría casi logrado si parte del suelo no hubiera cedido bajo sus pies. Alcanzo a ver el chorro del hidrante que entraba en la casa a través de la puerta principal, y pudo escuchar el silbido del agua que goteaba desde el techo, pero el fuego era demasiado intenso por lo que, en los segundos inmediatamente sucesivos, ya no serviría para nada.

A sus espaldas continuaban los derrumbes, el mobiliario se quebrantaba y las vigas comenzaron a ceder; la casa entera se estremecía emitiendo un profundo gemido y el fuego había convertido todo en un horno abrasador. El edificio se caía, pedazo por pedazo, a su alrededor; Kyungsoo sabia esto y sabia que no le quedaban más que unos pocos segundos. Dio otro paso y cuando había casi alcanzado la puerta, el suelo se hundió bajo sus pies. Dio un salto hacia el frente. Casi lo logra, pero se dio cuenta de que se resbalaba hacia adelante. Se giro de espaldas para no aplastar al niño debajo de sí y no tener que lanzarlo a través de la puerta de ingreso abierta. Pero desapareció de sus brazos y la última cosa de la que fue consciente era que estaba cayendo en un abismo de fuego.

 

 

 

                                                    ***

 

 

 

 

Kyungsoo creyó estar muerto. Había pasado días y días deambulando entre niebla y humo en busca de Dios pero solo había encontrado más de esas espirales grises y negras. Tal vez era el infierno. No era una gran sorpresa para él: se figuro que era lo que se merecía, siempre y cuando su padre tuviera la razón. Por fin, todo quedo a oscuras y Kyungsoo comprendió que era el final. Abrió los ojos con la sensación de tener guijarros debajo de los parpados y vio un techo de azulejos. Le tomo algunos segundos darse cuenta de que estaba en una cama. Entonces el dolor lo golpeo. Sentía quemarse los pulmones en el pecho como si el fuego siguiera vivo dentro de él, le dolía el brazo y las piernas le palpitaban. Trato de mover un pie y a pesar del dolor se dio cuenta de que, afortunadamente, al menos podía hacerlo, así que trato con el otro. Hizo lo mismo con un dedo de la mano y dejo escapar un suspiro de alivio ante la noción de estar todavía en una pieza.

 

Pero recién cuando intento respirar profundamente fue cuando el verdadero dolor lo golpeo; Kyungsoo cerró los ojos, tratando de no llorar mientras sus pulmones protestaban.

 

-Se despertó- dijo una voz alegre.

 

-Joder... si... agua.- Necesitaba algo que extinguiese el fuego que

tenía en su pecho, cada vez que respiraba era como morir. Sintió que la enfermera se movía por la habitación pero cuando algo frio le rozo los labios, la sorpresa lo sobresalto y el aire que entro en sus pulmones súbitamente lo golpeo como un rayo. Casi muerde a la enfermera; la mujer escapo corriendo de la habitación, gritando. El hielo se soltó y percibir el frio en la boca y la garganta fue una bella sensación. Kyungsoo se relajo y cerró los ojos nuevamente.

 

 Debió de haberse dormido, o al menos eso creyó, era difícil de decir porque cuando reabrió los ojos aun estaba solo en la habitación y no parecía que nada hubiese cambiado, a excepción de un nuevo recipiente con hielo junto a su cama. Moverse aun le causaba dolor, pero junto a su mano encontró el botón de llamadas y lo oprimió. Apareció la misma enfermera de antes quien lo fulmino con la mirada.

 

-Agua- dijo Kyungsoo sin aliento.

 

-Solo no me muerda otra vez- respondió la mujer y le metió en la boca las virutas de hielo. Kyungsoo se sintió un poco mejor, pero su brazo y sus pulmones todavía lo estaban matando de dolor.

 

-El médico debería estar aquí dentro de un momento- dijo la enfermera, mientras le tomaba la temperatura y la presión para luego ingresar los datos en una computadora.

 

-Me duele el pecho- dijo Kyungsoo lentamente.

 

-Se ha quemado una parte de los pulmones-explicó la mujer mientras daba golpecitos al teclado. Kyungsoo ya había descubierto eso por sí mismo. La enfermera continuaba hablando mientras trabajaba en la computadora y Kyungsoo trato de ignorarla, el dolor era todo lo que podía escuchar. Cuando la mujer se fue de allí, el cerro los ojos.

 

 

 

 

                                           ***

 

 

 

 

Después de un día, Kyungsoo comenzó a sentirse mejor. A pesar de que siguieron suministrándole oxigeno, respiraba con más facilidad. Cuando se despertó, se encontró con una nota de su padre y otra del capitán de la estación pero, aparte de eso, no había mas señales de que hubiera recibido más visitas. Pensó que todos estarían esperando a que su situación fuese menos crítica.

 

Estaba equivocado. La única persona que vio, además de los médicos y las enfermeras, era a su padre y sus visitas nunca eran placenteras.

 

-Por lo tanto, ¿Te decidiste a dejar este trabajo y encontrarte uno de verdad? Tienes un titulo, puedo conseguir que entres en mi equipo de intermediarios-dijo su padre con su típico tono de "yosé lo que es mejor para ti"-. Puedo hacer que tengas las prácticas listas para cuando salgas de aquí.

 

-No...- comenzó Kyungsoo, pero empezó a toser mas y mas fuerte, hasta que una enfermera le dio algo para calmar los espasmos y pudo relajarse de nuevo. El brazo herido le punzaba y el dolor en el pecho era insoportable.

 

-¿Podemos hablar con calma?- preguntó Kyungsoo y su padre lo miro como si le hubiera pedido la luna.

 

-Tengo que estar en la oficina en una media hora- respondió el hombre y Kyungsoo asintió.

 

Después de que su padre se fue, no recibió mas visitas. Ya habían pasado tres jornadas desde que se había despertado y casi una semana después del incidente.

 

A medida que pasaban los días, Kyungsoo se ponía cada vez más irritante con cualquiera que entrase a la habitación. Una vez había escuchado a las enfermeras quejándose de él en el pasillo, pero no le importaba.

 

Paso la mayor parte de su tiempo mirando la televisión, ya que no podía salir de la cama excepto para ir al baño, y además, porque solo el respirar le dolía como el demonio. No la estaba pasando nada bien. Después de mandar al diablo a la enésima enfermera, Kyungsoo se encontró con Brunilda, la enfermera sádica infernal, y esto ciertamente no contribuyo a mejorar su humor o a hacer que se sintiese menos miserable. La mujer parecía tener como misión punzarlo con agujas; sus baños de esponja habrían hecho confesara cualquier prisionero en dos minutos. "Debería trabajar para la CIA", le dijo Kyungsoo mientras ella lo desollaba con fuerza, pero la mujer se limito a gruñir y no le presto atención.

 

Cuando ese suplicio termino, Kyungsoo se tumbó a ver la televisión invadido por la autocompasión. Sus pulmones todavía dolían, pero solo cuando tomaba respiraciones profundas. El médico le había dicho que las esperanzas de una recuperación total eran altas y el dolor era una señal de que los pulmones estaban sanando.

 

-Hay que darles tiempo- le había dicho antes de dejarlo solo.

 

Por el rabillo del ojo Kyungsoo noto movimiento fuera de la puerta de la habitación y se preparo mentalmente para otra visita de Brunilda. En su lugar, sin embargo, Kyungsoo vio la sombra de algo muy parecido a un muro de ladrillos llevando un casco de bombero de plástico con flores dentro en la mano.

 

-¿Eres Do Kyungsoo?- preguntó el hombre entrando en la habitación. Se lo veía nervioso mientras apoyaba la maceta sobre una pequeña mesa.

 

-Soy yo- contestó Kyungsoor -¿Quién diablos eres tú?- El chico era mucho más alto que Kyungsoo, pero tenía cara de niño y parecía muy joven.

 

-Kim Jongin. Soy el novato del tercer turno; los chicos me han pedido que te trajera algunas flores r13;explico el joven con tono cordial mientras cambiaba su peso de un pie al otro pensando en que mas decir -. Los demás estaban muy ocupados.

 

-Lo imagino.- Kyungsoo cambio de posición mirando al joven gigante... -. ¿O sea que tú perdiste en piedra, papel o tijera por eso estás aquí?-Kyungsoo no se dejó conmover ni un poco por una planta en una maceta de dos centavos que sus compañeros, sin duda, habían obligado a que el muchacho comprara, ni de su compasión -. Eres el primero que se deja ver de todo el escuadrón. Ahora que hiciste lo que tenias que hacer, tú también te puedes ir.-Kyungsoo le dio la espalda y espero oír al joven saliendo de la habitación.

 

-De verdad que eres un gran imbécil- La voz del chico se había hecho más profunda y cuando Kyungsoo se giró para mirarlo, vio ira en sus ojos…

 

-Cuando me dijeron el tipo de bastardo que eras, yo no les creí, pero diablos que me equivoqué. He estado aquí dos minutos y ya te las arreglaste para quedar como un perfecto hijo de puta. Debes haber batido algún record. Ahora se explica porque ninguno de los chicos quería venir aquí.- Jongin se acerco a la cabecera de la cama por lo que Kyungsoo pudo verlo mejor. La camiseta era demasiado ajustada y cuando el chico movía los brazos parecía que se estuviese por romper en cualquier momento.

 

-Que se jodan todos ellos- dijo Kyungsoo. Hubiera querido levantar la voz, pero cuando tomo una respiración profunda, el dolor que le atravesó el pecho le recordó en qué estado estaban sus pulmones. Si esos cabrones no querían verlo, entonces tampoco el quería verlos. El muchacho no dijo nada, se limito a mirarlo como si fuera una criatura

Alienígena y cuando su mirada se volvió de pronto más penetrante, Kyungsoo

Se puso incomodo, y comprobó que estuviese bien cubierto con la sábana.

 

-¿Pero qué te pasa? ¿Eres un maricón o algo así? —El brazo herido le estaba latiendo y los pulmones le dolían por estar hablando, además no estaba de humor para tonterías. Esperaba que el chico asumiese algo parecido a una actitud compasiva, pero no fue así.

 

Por lo general, después de una pregunta como esa, la gente tiende a retroceder, sin embargo, el muchacho dio un paso adelante hacia la cama con una expresión indescifrable en el rostro.

 

—Al parecer me has confundido con un felpudo. Vine aquí porque ninguno de los otros tenía intenciones de venir a ver a un perdedor como tú, y así me lo agradeces. ¿Cómo te atreves a insultar a la gente? —Jongin dio otro paso hacia adelante sin dejar de mirar fijamente a los ojos de Kyungsoo, poniéndolo sumamente incomodo, especialmente teniendo en cuenta la talla imponente del muchacho.

 

— ¿No conoces el dicho, no se debe despertar a una fiera que

duerme? —La voz de Jongin era muy similar al gruñido de un perro—. Porque lo acabas de hacer. —Jongin se acercó tanto a la cama que su figura se cernía amenazante sobre Kyungsoo—. ¿Por qué estas actuando como un cretino? ¿Sabes que creo? —Se inclinó sobre la cama de Kyungsoo, un poco demasiado cerca para su gusto—. Creo que tú eres gay y lo mantienes bien escondido. He conocido a un montón de tipos como tú por ahí. Eres infeliz y te la agarras con los demás a tu alrededor. Pero vi como me mirabas, como si yo fuera tu cena y estuvieses a punto de devorarme. Y no creas ni siquiera por un momento que eso es posible. Seré de los que reciben por el culo, pero no lo hago con cretinos como tú que no tienen el coraje de aceptar lo que son.

 

—Pero qué carajo... —alcanzo a decir Kyungsoo mientras trataba de alejar a Jongin con su mano buena.

 

—Eres como un libro abierto para mí, es inútil fingir, reconozco a los que son como tú a un kilómetro de distancia y me di cuenta que eras gay después  de dos segundos. He visto como se han iluminado tus ojos tan pronto como entre, estabas babeando por la boca.

 

— ¿Estás demasiado seguro de ti mismo, eh? —Kyungsoo trató de alejarlo empujándolo, pero se encontró en el camino con una abundancia de músculos pectorales—. Así que, vete a la mierda, tú no sabes un carajo de nada. —Kyungsoo se sentía importunado, pues las palabras de Jongin habían dado justo en el blanco.

 

—Con que no, ¿eh? Solo pensando en mi casi te has puesto duro. Sabes, estas sabanas son realmente tan finas que no logran esconder nada. Así que puedes dejar de decir tonterías y de actuar como un idiota. Ya hice lo que se me pidió, te traje las malditas flores. Tu estarás aquí todavía por un tiempo y cuando salgas, tendrás que permanecer en casa aun un poco más, por lo que te sugiero que hagas un buen uso de todo ese lapso y reflexiones sobre por qué estas aquí tan solo y porque nadie se ha molestado en venir a verte. —Jongin se aparto de la cama y miro hacia la puerta. Cuando se volvió de nuevo hacia él, Kyungsoo noto en la expresión de los ojos del chico algo que no logro descifrar—. Nos vemos, miedoso.

 

¡No es cierto!—grito Kyungsoo y se lamentó inmediatamente después cuando sus pulmones protestaron enérgicamente.

 

Jongin se volvió hacia él y Kyungsoo pensó que se iría de allí; sin embargo, el joven esperó a que el otro dejara de toser para acercarse nuevamente a la cama. Kyungsoo se preparo para otro sermón pero el chico solo se inclino sobre él y le dio un beso en los labios. No era delicado como cuando se besa a una mujer: era impetuoso y áspero. Jongin tomó posesión de su boca como si se hubieran besado una y mil veces en el pasado. Al diablo los pulmones, el dolor en el brazo y todo lo demás, Kyungsoo se dio cuenta de que se había puesto duro al instante; todo su cuerpo reaccionaba al toque de Jongin. El joven movía la lengua contra la suya en una batalla por el dominio que Kyungsoo perdió sin apelación, por lo que Jongin pudo tomar todo lo que quiso sin pedirlo. Para Kyungsoo fue una sensación asombrosa, su cuerpo sabía lo que quería por lo que hizo caso omiso de los mensajes que enviaba su cerebro.

 

De repente y sin previo aviso, Jongin se separó de él y se alejó de la cama.

 

—Embustero —fue lo que dijo mientras se dirigía hacia la puerta sin mirar atrás.


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