Capitulo 1.- Situaciones conocidas
El día ya había llegado mostrando a su acompañante el bello sol, seguido de una suave brisa fresca al igual que con esto un nuevo día comenzaba con tranquilidad en los hogares de las personas, a menos claro que despiertes abrazado fuertemente a un pelinegro ojicafe.
- Takano-san! Por favor ya suéltame- pidió un sonrojado ojiverde al saberse desnudo
- Tan temprano y ya estás haciendo jaleo, guarda silencio Ritsu- pidió con serenidad el editor a cargo de esmerald a la vez que se recostaba nuevamente en la cama
- …- estas acciones hicieron enfurecer al heredero de editoriales Onodera por lo que rojo de la furia grito- TAKANO-SAN YA LEVANTATE DE MI CAMA Y VETE A TU APARTAMENTO!
- Pero si anoche me pediste que me quedara, incluso me pedias más- dijo con burla el pelinegro mientras se sentaba en la cama y al ver como el castaño se tornaba rojo de la vergüenza el mayor opto por colocarse frente a él y encerrarlo en un abrazo- Hey Ritsu cuando admitirás que me amas?- pregunto en un susurro el mayor, en su voz se podía distinguir anhelo y nostalgia pues aunque pareciera fuerte el no escuchar las palabras de boca de su amor le dolía
- Takano-san por favor suélteme y váyase de mi apartamento- pidió con dolor el menor.
Takano suspiro con cansancio, sabía que no se lo diría o no por el momento, resignado se vistió y salió de la habitación no sin antes decir- Ritsu te amo y en verdad deseo escuchar esas palabras de tu boca- una vez dicho esto salió, el ojiverde se quedó un poco sonrojado y triste, como podría decirle algo a lo que aun temía, y si nuevamente lo volvía a lastimar?
- Takano-san no quiero que me lastimes, solo dame tiempo- dijo para sí mismo el menor con una clara tristeza en sus palabras
Con estos sentimientos en su interior se dirigió al baño para darse una ducha y vestirse, era hora de ir a trabajar y tenía mucho por hacer.
Sin tan solo Ritsu supiera que la gente se cansa de esperar…
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En la parte superior de un edificio, para ser exactos en la casa de cierto mangaka la situación era un poco, pero solo un poco, diferente…
- Chiaki la fecha límite está por llegar- recordó el castaño ojigris mientras ajustaba su corbata- agradecería esta vez tuvieras el manuscrito a tiempo
- No te preocupes Tori, llame a Yuu anoche y el vendrá a ayudarme- dijo con una enorme sonrisa el ojiazul
- Cuando tengas el manuscrito lo envías por fax- dijo con seriedad el mayor mientras salía de la habitación
- Tori!?- llamo el mangaka extrañado por el comportamiento del editor- Tori!- volvió a gritar el menor mientras salía a la estancia del hogar
- Tienes alguna duda con el trabajo?- pregunto con indiferencia el ojigris
- Tori?, estas molesto?- pregunto con inocencia el menor
- Para nada, solo asegúrate de entregar el manuscrito a tiempo- respondió fríamente el castaño, Chiaki aún no entendía el porqué de la actitud de su pareja y eso le molestó decidió hablar, que mal… no dijo las palabras correctas…
- BIEN LARGATE, CUANDO YUU Y YO TERMINEMOS EL MANUSCRITO TE LO ENVIARE ASI NO TENDRAS PROBLEMAS!- grito más que molesto el ojiazul
- Eso espero- Tori se sentía dolido pero no podía dejar que sus emociones lo dominaran y una vez dicho esto tomo su portafolio y abrigo para salir del apartamento
Genial una pelea más en su lista de cosas por remediar ese día, pero se encontraba molesto y la furia no es sabia consejera ya que sin dudarlo tomo su móvil y remarco un numero ya conocido para el- Yuu… si… vendrás hoy?... de acuerdo aquí te espero- dicho esto finalizo la llamada y se dirigió a su habitación para cambiarse la pijama.
Chiaki, Chiaki, Chiaki tienes mucho que aprender.
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La mañana también ya había saludado a una pareja más, Kisa y Yukina estaban sentados frente a la mesa degustando el delicioso desayuno preparado por el menor, Yukina entrego su plato al pelinegro mientras le daba un suave beso en los labios…
- Kisa-san que te parece si salimos hoy por la noche, abrieron un nuevo café y me gustaría ir- sugirió el castaño con una enorme sonrisa
- Lo siento pero tengo una reunión y trabajo por terminar, podemos hacerlo otro día?- pregunto el pelinegro mientras bebía un poco de café
- Está bien, si Kisa-san tiene deberes es mejor que se ocupe de ellos- respondió un sonriente Yukina, mas sin embargo por dentro se sentía decepcionado
Dicho esto ambos siguieron con una delicioso desayuno preparado por el menor, Kisa se sentía mal pues su lindo príncipe no le había insistido con la salida, era cierto que tenía mucho trabajo por hacer pero no habría problema en aplazarlo un poco, se sentía mal por la, según él, poca atención de su pareja, se encontraba tan sumido en sus pensamientos hasta que escucho la voz de su novio
- Si está bien… no, no te preocupes… si claro… entonces será el día de hoy- Yukina finalizo la llamada y con una enorme sonrisa se dirigió al más bajo- Kisa-san el día de mañana te preparare un nuevo platillo, espero te guste- dijo con una enorme sonrisa el menor
- Nuevo platillo?- pregunto extrañado el pelinegro
- Sip, hoy me enseñaran la preparación y mañana yo lo hare para ti- respondió con alegría el castaño
- Eso quiere decir que te verás con tu amiga de nuevo?- pregunto con temor el editor
- Sí, me dijo que hoy por la noche estará libre- dijo con serenidad el menor
- Ah- dijo con desinterés y dolor el mayor- ya es tarde me debo ir- dijo Kisa para después tomar sus cosas y salir corriendo de su apartamento
Yukina se quedó sin habla parado a mitad de la estancia, solo pudo procesar el hecho de que su pareja había salido corriendo sin decirle siquiera un adiós ni que esperar de un beso.
Nuevamente el tiempo y seguridad arremetía contra su relación.
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La tarde seguía avanzando tranquilamente, a pesar del trabajo y las presiones los trabajadores de Marukawa disfrutaban de si día o bueno casi todos, pues si una foto tuya donde vistes un delantal rosa mientras adornas un pastel no hubiera sido visto por todos en la oficina seguro tu día habría sido fenomenal, sin embargo…
- Kirishima-san se puede saber porque ha mostrado esa fotografía a todos en la editorial?- gruño más que molesto el oso de Marukawa
- Te veías tan lindo que me fue imposible no compartirla- respondió con una enorme sonrisa el editor de Japun
- Tu… maldito, deja de tomarme fotografías vergonzosas!- exclamo rojo de la furia el peliazul
- Ya Takafumi deja de armar tanto jaleo en la oficina- reprendió con gracia el mayo- además te recuerdo que quien tomo esa fotografía no fui yo- recordó con una tranquilidad el castaño
- …- en ese momento el oso cayó en cuenta que quien había tomado esa fotografía había sido Hiyo, por lo cual muy a su pesar solo agacho la mirada y se dirigió a la puerta para salir de la oficina- olvídalo, mejor me voy- dijo antes de salir
- Te espero en la entrada, no escapes- una vez escucho esto salir de los labios de su pareja se dirigió al departamento de ventas pues aún tenía trabajo por hacer
La tarde siguió con tranquilidad mientras le daba la bienvenida a la noche quien con una enorme luna llena y estrellas brillantes saludaba a todos los ciudadanos de Japón, Yokozawa se dirigía la salida de Marukawa cuando se topó con alguien conocido.
- Masamune- llamo extrañado el peliazul
- Yokozawa has terminado?- pregunto el pelinegro
- Si
- Por cierto linda fotografía- dijo con burla el ojicafe
- Deja de burlarte!- exclamo avergonzado el peliazul mas cuando se disponía a contraatacar una voz lo saco de su furia
- Con permiso- dijo Zen quien al llegar a la entrada y verlos hablar tan tranquilamente solo optó por pasar de largo
- Masamune me tengo que ir, hablamos después- no le dio tiempo a su amigo de responder pues ya había salido detrás del padre de familia, el sabía que verlos hablar así lo había molestado.
Los celos no son buenos amigos, pero a veces te traen buenos momentos.
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Después de ver a su amigo partir con prisa y sin explicación alguna suspiro con cansancio, había tenido un día muy largo y por concerniente no pudo pasar su preciado tiempo detrás de su editor preferido.
Siguió su camino y entro en la estación del metro su suerte no era buena pues el tren acababa de partir, parecía que suerte cambiaba pues ahí estaba su primer amor, Ritsu estaba ahí sentado en una banca mientras miraba hacia ambos lados.
- El tren acaba de partir y tú no has subido, acaso esperabas a alguien?- pregunto con voz serena el mayor
- Takano-san!- exclamo con sorpresa el ojiverde- no… eso solo que yo… el tren… y…- el rostro sonrojado y sus palabras sin sentido eran toda una seducción para el editor quien agotado de su trabajo ahora lo tenía frente a él como si quisiera ser la solución a sus malos días
- Gracias- susurro un sonriente Masamune mientras besaba suavemente los labios del menor- esta noche duerme en mi apartamento- pidió con voz cargada de súplica el mayor.
…….EN EL APARTAMENTO DE TAKANO……
- Takano-san denten ahh te por ahh favor- pedía un jadeante Onodera al sentir como los labios de su jefe se posaban sobre su cuello.
Una vez habían llegado al edificio Onodera había tratado de entrar a su apartamento mas sin embargo el mayor fue más astuto pues antes de que se diera cuenta ya había sido arrastrado al interior del apartamento vecino, y eso nos lleva a esta situación.
- Por favor … detente- pidió el ojiverde al sentir como su pecho era tocado por las habilidosas manos del mayor
- Ritsu tócame también- pidió el mayor mientras tomaba la mano del castaño y la dirigía a su entrepierna.
Takano habilidosamente retiro la ropa del castaño y lo cargo en brazos hasta el sofá, una vez lo tuvo recostado comenzó con una nueva sesión de besos, su lengua jugaba con maestría en la boca del ojiverde mientras que sus manos se dedicaban a acariciar el pecho y muslos del menor.
Ahh taka…- Ritsu fue callado por los labios de su jefe, se sentía morir de tanto placer, el sabía que eso no era correcto pero esa lengua jugueteando con uno de sus pezones mientras que sentía como su propia mano se encontraba tocando por encima del pantalón de su jefe, sintió como el mayor tomaba su miembro y comenzaba a masajearlo con su mano e inconscientemente el también comenzó a mover su mano
Te amo Ritsu- declaro el mayor para después deshacerse de su ropa y dejar ver su perfecto pecho y brazos bien formados, tener al ser que amaba debajo de él lo enloquecía y agradecía que hace algunas horas había hecho suyo una vez más al ojiverde pues eso ahora le ahorraría la preparación y sin avisar se introdujo de una solo estocada dentro del menor.
Las embestidas comenzaron lentas y tortuosas pero tanto placer y deseo los invadió moviendo sus caderas al compás de las otras en un excitante vaivén que los destrozaba por dentro, sentirlo entrar y salir era su perdición pues con tan solo sus caricias y esas manos pasar juguetonas por su cuerpo lo hacían arder, la estrechez y calidez que rodeaba su miembro le hacía enloquecer paseaba sus manos por el cuerpo que tanto amaba.