Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Obsesión? por Smile Gazerock

[Reviews - 60]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Una nueva historia de mi pequeña mente -.-, no estaba segura de subirlo pero ya lo hice (?) y no hay vuelta atrás, si es que encuentran interesante la idea planeo continuarlo si no igual pienso continuarlo :D, solo que en este último caso tendrá un final prontamente.

Notas del capitulo:

No tengo nada que decir salvo que disfruten de la lectura y bueno no l@s molesto más a leer!! ^^

Ahora precisamente en este instante por qué mi mente solo recurre a él, a como se encuentra, a todas las noches que pasamos juntos, a todos los días en que veía en aquellas orbes una tristeza inmensa, si es que se encontrará observando a otro como lo hacía conmigo, si es que me extraña y dedica algunos pensamientos a mi persona, ¿por qué solo puedo pensar aquello? cuando mi mente se debería hallar llena de interrogantes y pensamientos sobre mi familia a la que al fin vería luego de tanto tiempo, porque el mismo que ha estado ocupando mis pensamientos fue quien me arrebató del lado de mi familia, del lado de mis padres, del lado de mi hermano, donde pertenecía. Aunque al parecer mi mente ha cambiado completamente su lealtad.


 


 


Allí estaba yo como siempre jugando en aquel parque mientras que mi madre estaba a una distancia prudente, mi padrastro, a quien veo y me dirijo hacia él como mi padre, se encontraba en el médico junto a Takanori, mi pequeño hermanito de tres años ya que se encontraba enfermo. Cuando era pequeño solía ser así, me aislaba de las personas, de los niños, prefería encontrarme jugando solo, el por qué aún no me lo explico.


 


 


Era un día normal en mi rutina, en la rutina de un niño de seis años, jugando con mi inseparable balón de fútbol que me había regalado mi padre hace dos años, cuando, por una mala maniobra mía, mi preciado juguete salió a una velocidad enorme hacia la calle. Mi primer pensamiento como infante fue perseguirlo, y así lo hice, observé como el balón se dirigía a un automóvil bastante lujoso, el miedo de que el balón siguiera su trayectoria y el peso del vehículo al avanzar lo rompiera, caló hondo en mi mente infantil, el miedo al ver la decepción en los ojos de mi padre era algo verdaderamente horrendo para mis cortos seis años, por esta razón apresuré mi carrera, pero lamentablemente tropecé y caí de bruces en el pavimento, no había espacio para el dolor solo el miedo de ver mi balón hecho pedazos, mas cuando estuve a punto de resignarme del cruel destino del artículo, me percaté que la puerta trasera era abierta y de esta salió una pierna que detuvo el balón en el momento preciso, pareciéndome que había esperado pacientemente para realizar aquella acción.


 


 


Finalmente del auto salió un chico que, se notaba, era más grande que yo tanto como en la edad como en el tamaño. El chico agarró el balón en sus manos y me lo extendió, yo en movimientos torpes me acerqué a él y acepté el balón entre mis manos. Lo observé por largos minutos, se veía bastante elegante a pesar de ser joven, miré cada detalle de él y me sorprendí cuando hallé al chico haciendo exactamente lo mismo que yo, su mirada era penetrante y lograba ponerme nervioso, pero esta no llegaba a incomodarme.


 


 


-deberías tener más cuidado para la próxima- yo solo asentí asombrado frente a lo grave y potente de su voz -mi nombre es Akira- y me extendió su mano.


 


 


La observé por largos segundos y lo volví a observar a él con una mirada pensativa, él seguía observándome con una sonrisa pintada en sus labios. No me encontraba seguro si aceptar su mano y menos de presentarme ante él, mi madre siempre me había advertido que no hablará con desconocidos, pero había algo en él que me llenaba de curiosidad, tal vez era aquella aura misteriosa que le rodeaba, o que se encontraba vestido demasiado elegante para su edad, porque de algo si estoy seguro, aquella bandita que se encontraba sobre su nariz y tapaba parte de su rostro no me causaba una mayor curiosidad, la veía como una extensión de aquel chico, nada por qué preocuparse, pero aún así hablé. La idea de saber que ocurriría después me había orillado a aquella situación, una bastante extraña.


 


 


-Uke Yutaka- y apreté su mano, solo me percaté como ensanchaba su sonrisa para luego soltar mi mano.


 


 


-será mejor que vayas con tu madre- dio una breve pausa y continuó -nos veremos después Yuta-chan- finalizó subiéndose al vehículo y dejándome perplejo en medio de la calle luego de que el automóvil se fuera.


 


 


-¡Uke!- el grito de mi madre me trajo a la realidad de aquel, poco frecuente, encuentro.


 


 


-mamá, me duele- comenté con un puchero cuando el dolor tuvo cabida de nuevo en mi interior haciéndome recordar que me había caído minutos antes.


 


 


-pequeño, debes tener más cuidado y no andar corriendo como loco, además sabes que no tienes que estar en la calle porque es peligroso-  me regañó -ahora vamos a curarte aquella herida ¿sí?- preguntó con un tono suave a lo que solo asentí mientras limpiaba algunas lágrimas que mis ojos habían liberado.


 


 


A pesar de lo extraño del suceso decidí ocultárselo a mi madre, no por temor a que me regañara, ya me encontraba acostumbrado a eso último, era solo que algo en mi interior me impedía decírselo, como una especie de sexto sentido, logrando callar mi conciencia que gritaba fuertemente que debía decirle a mi madre, mas, como ya dije anteriormente, no lo suficiente para acallar a aquel, por decirlo de algún modo, instinto.


 


 


Mi hermanito llegó aquel día, era un simple resfriado, y yo me alegré de que no fuera algo más grave, ya que a pesar de tener padres distintos yo lo quería, y protegía demasiado. Esa noche decidieron que era mejor que Takanori durmiera junto a mis padres, y por lo anterior en la noche se me dificultó algo el dormir, ya que siempre me quedaba dormido profundamente mientras velaba el sueño de mi hermanito, y como consecuencia de aquella dificultad para dormir, sin darme cuenta, pensé en aquel chico que había visto en la calle junto al parque. Aquel extraño día me quedé dormido pensando en Akira en aquel extraño chico.


 


 


Tras pasar una semana, mi hermanito ya se había recuperado. En toda aquella semana me rehusé a ir al parque, porque prefería hallarme en casa cuidando a Takanori, cumpliéndole sus caprichos, haciéndole compañía, ya que odiaba estar solo, y durante aquella semana mantuve una latente curiosidad hacia aquel chico.


 


 


-¿qué sucede Taka-chan?- pregunté con dulzura al percatarme de que mi hermanito quería llamar mi atención halando mi camiseta.


 


 


La garganta de Takanori se había visto seriamente afectada por el resfriado, así que le teníamos prohibido emitir un solo sonido, por lo que se expresaba señalando cosas con sus manos o dibujando. Fue por eso que cuando le presté atención señaló el patio de nuestra casa, pero yo conocía lo suficiente a mi hermanito como para saber que aquella acción significaba que quería ir al parque.


 


 


-mamá- la llamé para que me prestara atención ya que se encontraba dándome la espalda dentro de la cocina.


 


 


-¿qué sucede Uke-chan?- me preguntó en ese tono maternal al tiempo que se volteaba para observarme con una linda sonrisa en su rostro.


 


 


-Taka quiere ir al parque- anuncié con la mirada baja, ya que sabía perfectamente que no debía molestarla cuando se encontraba cocinando.


 


 


-está bien, termino aquí y vamos- yo me limité a asentir con una enorme sonrisa en mi rostro, había logrado cumplirle otro capricho a mi hermanito -Uke, ¿podrías vestir a Takanori?-


 


 


-sí- respondí entusiasta y salí corriendo a buscar a mi hermanito, sin duda cumplirle los caprichos a Takanori era, es, y será lo que más me fascinaba hacer.


 


 


Llegué junto a mi hermanito que se encontraba sentado en su cama y le comenté todo lo anterior e inmediatamente una brillante sonrisa se posó en sus labios. Para mis seis años era un niño bastante independiente por eso mi madre me había pedido que le cambiara la ropa a Taka-chan, lo sé demasiado sobreprotector para mi corta edad, pero a pesar de ser pequeño, yo comprendía todo, y sabía que Takanori había tenido problemas al nacer y era algo débil, por eso me comportaba así, además de que quería ser el mejor hermano mayor del mundo.


 


 


Unos cuantos minutos después nos encontrábamos los dos jugando frente a la atenta mirada de nuestra madre. Taka tenía su nave espacial de juguete y yo un automóvil junto a un diminuto astronauta. Mientras jugábamos tenía la sensación de que alguien nos miraba, y me dio miedo, temí que quisieran dañar a mi hermanito, fue entonces que Taka aventó su juguete y yo me ofrecí a ir a buscarlo. Cuando me alejé de él me di cuenta que aquella sensación de que me miraban continuaba por lo que me relaje un poco al saber que mi hermanito se encontraba fuera de peligro, aunque aquello no impidiera que yo me encontrara aterrado, mas el miedo se evaporó cuando me percaté que la sensación provenía de un automóvil estacionado en la calle y que, aquel chico, Akira era quien me miraba, había bajado algo la ventana y me sonrió, no sabía qué hacer, luego me saludó con su mano y yo no pude evitar devolver el saludo, y en aquel instante escuché el llanto de mi hermanito, seguramente quería de vuelta su juguete así que fui de nueva cuenta a donde se hallaba sin saber que sucedió con Akira, y para mi sorpresa, Takanori corrió a abrazarme a mí, no quería el juguete, me quería a mí a su lado, y tras eso fui capaz de oír como el automóvil se iba.


 


 


Desde aquel día mi hermano se comportaba algo extraño, no se separaba de mí, estaba todo el día a mi lado, no quería ir al parque y ya que se hallaba todo el día junto a mí se me era imposible ir solo. Mis padres también se percataron de ello pero decidieron no darle mayor importancia, después de todo siempre habíamos sido muy unidos.


 


 


Las vacaciones se fueron rápidamente y había llegado la hora de ir a la escuela. En esta me iba bien, no obtenía las notas perfectas, pero tampoco tenía notas deficientes. Se me daba bien entender lo que explicaban los maestros, mas la escuela me aburría por lo que solía quedarme dormido, y de este modo me perdía algunas clases.


 


 


Como ya dije yo no contaba con amigos, y cuando era hora del receso solía ir a la biblioteca a leer algún libro. Amaba leer con todo mi corazón y siempre le leía un cuento a Takanori antes de que se quedara dormido, por lo que creo que logré que él también gustara de leer libros.


 


 


Los años pasaron sin mayor novedad, ahora Takanori tenía seis años y yo contaba con nueve años. En aquellos tres años veía a Akira esporádicamente, ya no iba a aquel parque por petición de Taka, me hizo jurar que no iría a aquel parque solo o sin su compañía, y yo acepté. Aquella vez sentí que algo estaba mal, que un niño de cuatro años te pidiera eso con una seriedad que no acostumbra usar era algo verdaderamente extraño, pero lo ignoré luego de que mi hermanito me sonriera enormemente.


 


 


Takanori, a diferencia mía, amaba la escuela, le prestaba atención al maestro y le encantaba aprender, era sin duda un genio, por lo mismo a sus seis años fue aceptado en una prestigiosa escuela con una beca. Supongo que los dos tuvimos el mismo problema para acercarnos a los otros niños, fue un día de vuelta a casa, luego de haber ido a su escuela a buscarlo, que le hice una pregunta relacionada con lo anterior.


 


 


-Taka- dije para llamar su atención, la que estaba puesta sobre una hermosa mariposa.


 


 


-es Ruki- me recalcó algo fastidiado.


 


 


Hace algunos días Takanori había leído un nuevo libro donde los personajes principales tenían apodos y se llamaban por estos. La idea le fascinó por completo a mi hermanito y en cuanto estuvimos en nuestra habitación, se hizo llamar Ruki y a mí me llamó Kai.


 


 


-¿qué sucede Kai-chan?- preguntó ensanchando su sonrisa en cuanto pronunció mi apodo.


 


 


-¿tienes amigos?- su expresión cambio por un instante en una pensativa y luego respondió.


 


 


-no- pensé que eso era lo único que diría pero continuó hablando con una enorme sonrisa -no necesito de amigos mientras que Kai-chan este junto a mí-


 


 


Y lo observé sorprendido, que mi hermanito de seis años me estimara de aquella manera era muy emocionante para mí, me sentía verdaderamente feliz y aquello me hacía pensar que era un buen hermano mayor, por lo que con una enorme sonrisa me dispuse a desordenarle los cabellos a Taka-chan.


 


 


-de igual manera yo necesito solo de Ruki-chan- le llamé por su apodo para verlo feliz, y funcionó a la perfección


 


 


Nos dirigimos a nuestra casa hablando de otras cosas y con unas enormes sonrisas en nuestros rostros cuando al cruzar el parque me percaté de que el automóvil donde siempre se hallaba Akira estaba estacionado en el mismo lugar que siempre, di una pequeña mirada y lo vi sonriéndome, pero entonces Taka me abrazó protectoramente escondiendo su cabeza en mi estómago, por lo que rápidamente mi atención se vio ocupada en mi pequeño hermanito.


 


 


-¿qué ocurre Taka-chan?- pregunté con algo de temor al sentir como intensificaba su agarre.


 


 


-vamos rápido a casa por favor- me pidió en un pequeño susurro.


 


 


Me asusté demasiado, algo andaba mal con Takanori ya que no me había reclamado por no haberle llamado por su apodo. Le acaricie la espalda y luego dirigí mi vista  al automóvil donde, antes de que este se fuera, pude ver una extraña mueca en el rostro de aquel chico, una mueca que hacía parecer que se encontraba fastidiado.


 


 


Camine rápidamente hacia casa tomando fuertemente la mano de Takanori, quien se hallaba increíblemente tenso, definitivamente algo andaba mal. Cuando fuimos capaces de vislumbrar nuestra casa, Takanori fue quien sostuvo mi mano fuertemente y comenzó a correr deprisa a nuestro hogar, yo algo sorprendido le seguí el paso y en cuanto nos encontramos dentro de nuestra casa mi hermanito dio un suspiro y se relajó completamente.


 


 


-Taka-chan dime la verdad, ¿te encuentras bien?-


 


 


-Kai debes decirme Ruki- comentó con un falso tono de enfado ante lo que yo forme una pequeña sonrisa, por lo menos se encontraba mejor -estoy bien, no tienes que preocuparte por nada-


 


 


Aquella afirmación no me sorprendió en lo absoluto Takanori me conocía perfectamente y yo también lo conocía perfectamente, por lo que sabía que me estaba mintiendo. Frente a mis ojos Taka era un libro abierto, tal y como yo lo era para él, después de todo siempre nos encontrábamos junto al otro. Decidimos dejar el tema para otro día supongo que ambos teníamos muchas cosas en que pensar, no sabía en que estaba pensando mi hermano, y era esto lo que tenía ocupada mi cabeza, quería saber que le ocurría, quería que confiara en mi como antes, quería que confiara en su  hermano mayor, pero al parecer Takanori no tenía intención alguna de decirme que le sucedía o a que se debía su anterior comportamiento.


 


 


El día siguiente fue como si nada, volvía a ser todo igual que siempre. No toqué el tema, no quería presionar a mi hermanito, si él tenía la intención de contarme algo lo haría por su propia voluntad, y si yo lo presionaba lo único que lograría sería que se alejara de mí, y eso era sin duda lo último que quería. Aquel día tampoco fui capaz de ver a Akira, cuando estuvimos cerca del parque creí ver su automóvil a unas cuantas calles y me pareció ver que movía su mano en una clara señal para que me acercara, mas decidí ignorarlo porque me encontraba junto a Takanori. En la noche antes de quedarme dormido se me fue inevitable pensar qué hubiera sucedido si no se hallara mi hermanito a mi lado, ¿me habría acercado a su automóvil?, ¿habría huido a mi casa?, pero no era capaz de hallar una respuesta concreta.


 


 


Aquel año transcurrió con normalidad luego de todos los eventos que ya habían ocurrido y junto a Takanori nos encontrábamos en las ansiadas vacaciones, a pesar de que mi hermanito adorara la escuela, prefería pasar tiempo a mi lado y al lado de nuestros padres, en especial al lado de mamá que lo consentía al igual que yo.


 


 


Las vacaciones la pasamos igual que todos los años, durmiendo prácticamente todo el día, jugando hasta el cansancio, sin preocupaciones y felices. No estábamos acostumbrados a ir a otros lugares durante nuestras vacaciones, simplemente nos quedábamos en la comodidad de nuestra casa, no necesitábamos más que eso.


 


 


De esa manera transcurrían todos los años, y así transcurrieron los siguientes tres años, solo que estos presentaron una pequeña diferencia y aquella era Akira. Aquel extraño chico que siempre veía en ese automóvil de la nada desapareció, parecía como si nunca hubiese estado, como si su existencia hubiera sido  producto de mi imaginación, pero yo sabía que no era así, yo tenía claro que Akira era real que existía. Parecía una costumbre en él el que tras transcurrir tres años volviese a aparecer en mi vida y tuviera algún impacto en esta.


 


 


Nuevamente nos encontrábamos en vacaciones, disfrutando de la compañía de nuestros padres, divirtiéndonos, riéndonos, disfrutando al máximo. Nuestra atmosfera perfecta, y tras tantos años de ruegos por parte de Takanori cedí ante la loca idea de decirle Ruki, nuevamente me hallaba cumpliendo un capricho de mi hermano.


 


 


-¿A dónde vas Kai?- me preguntó Ruki, quien se encontraba recostado en su cama mirando el techo de la habitación como si fuera lo más interesante del mundo.


 


 


-iré a ayudar a mamá a cocinar ¿quieres venir?- pregunté con una sonrisa juguetona en mi rostro.


 


 


-sabes perfectamente que no sé cocinar- me recordó algo enojado.


 


 


-vamos ahora puedes aprender- le comenté con una enorme sonrisa intentando que mi entusiasmo lo hiciera cambiar de parecer.


 


 


-está bien, pero a la primera burla que salga de tus labios me largó- me amenazó con el ceño fruncido a lo que yo accedí.


 


 


En cuanto llegamos nuestra madre nos estaba esperando con una enorme sonrisa, y se sorprendió mucho al saber que Takanori quería cocinar, así que rápidamente fue a buscar otro delantal para que mi hermanito se lo pusiera. Finalmente estábamos los tres con delantales y una enorme sonrisa, mi mamá empezó a enseñarle como preparar arroz y mi hermanito con  una enorme sonrisa hacía paso a paso lo que nuestra madre le indicaba y yo no por mi parte le enseñé a preparar un pastel de chocolate, por lo cual los tres terminamos con chocolate por todos lados cuando sin querer ensuciamos a nuestra madre, somos muy infantiles.


 


 


Cuando llego papá la comida estaba lista, mamá preparó el pescado mientras que Ruki y yo nos aseábamos, ya que habíamos resultado con chocolate en nuestro cabello. Mientras comíamos los halagos para Takanori no se hicieron esperar, y es  que verdaderamente el arroz y el pastel le quedaron exquisitos, también mantuvimos una pequeña conversación sobre las vacaciones.


 


 


-chicos tengo algo que decirles- comentó papá con un rostro completamente serio.


 


 


-¿qué sucede?- fue la pregunta que hicimos a la vez mi hermano y yo.


 


 


-querías decirles que tenemos planeado salir estas vacaciones-


 


 


-¿a dónde?-


 


 


-a  una cabaña que queda situada en el bosque y está cerca de un pequeño pueblo y de una playa- habló orgulloso nuestro padre.


 


 


-¡eso es fantástico!- dijo Ruki entusiasmado con la idea, adoraba la naturaleza.


 


 


-me encanta- expresé yo con una menor efusividad, no es que no me gustara la idea, pero es que para mí era suficiente con encontrarnos juntos en familia.


 


 


Nuestro padre nos contó que en dos días  nos iríamos a aquella cabaña. En cuanto llegamos a nuestra habitación Takanori no dejaba de hablar de lo genial que serían nuestras vacaciones, y para mí se me era inevitable encontrarme feliz por él. Ese mismo día ordenamos nuestras maleta, no me tarde demasiado, en cambio mi hermanito era un pequeño tornado, iba de un lugar a otro desordenando la ropa y buscando quien sabe, pero eso me divertía, Takanori era algo vanidoso. Cuando finalmente ordenó su equipaje me contó que en realidad ya había practicado un par de veces como hacer arroz pero que había sido todo un desastre y yo no pude evitar soltar una enorme carcajada.


 


 


Finalmente el día tan ansiado por toda mi familia llegó, habíamos llegado a la cabaña, la cual era muy bonita y acogedora por lo que me encantó, junto a Ruki recorrimos toda la casa la cocina, las habitaciones, los baños, el patio, mas hubo un lugar al cual no fuimos capaces de entrar y este fue el ático de la casa, nos percatamos cuando nos encontrábamos en el patio observando la piscina y fue entonces que al mirar la casa vimos una ventana que se encontraba en una especie de tercer piso, lo sé, junto a mi hermano somos algo despistados, pero cuando le dijimos a nuestro padre el nos dijo que no tenía la llave para abrir la puerta que nos llevaría al ático, pero nos estaba mintiendo se notaba a kilómetros.


 


 


La curiosidad me atacó y unas enormes ganas de saber que se hallaba allá arriba se apoderaron de mi cuerpo pero al ver la cara de seriedad de mi padre al querer impedir que subiéramos y la de mi hermano al enterarse de esto hizo que desistiera de la idea rápidamente, si mi hermano que era menor que yo era capaz de ver el tema con seriedad yo también lo debía hacer.


 


 


Esa tarde ordenamos nuestras pertenencias, limpiamos algo la cabaña, ya que se encontraba con algo de polvo y nos fuimos a dormir temprano, después de todo teníamos tres semanas para disfrutar de la playa, el bosque y de la piscina que tanto había llamado la atención de Takanori, y por supuesto la mía.


 


 


El día siguiente llegó y decidimos ir a la playa, en cuanto llegamos Ruki y yo quedamos encantados con el mar y corrimos hacia él, jugamos un poco en la orilla de este y luego decidimos construir castillos de arena, los que, para nuestra mala suerte, quedaron horrendos y nuestros padres no perdieron oportunidad para restregarnos en la cara lo malos que éramos. Llegamos a la cabaña completamente agotados dispuestos a descansar.


 


 


Los tres siguientes días fuimos a la playa y junto a Takanori mejoramos haciendo los castillos de arena, y bastante, el cambio fue radical e increíble, pasamos de hacer algo que se asemejaba a una montaña a un verdadero castillo que se podía mantener en pie por mucho tiempo.


 


 


Ocupamos cinco días en recorrer el pueblo que no era tan pequeño como papá lo había mencionado, por eso tuvo que recibir los reclamos de parte de mi mamá, de Ruki y de mí. El pueblo al igual que la cabaña era un lugar verdaderamente acogedor, las personas eran amables y se veía un lugar llenó de vida. Compramos varias cosas y unos pasteles que eran muy deliciosos, los que devoramos en seguida en cuanto llegamos a la cabaña.


 


 


Sin duda donde ocupamos la mayor parte de nuestro tiempo fue en el bosque, explorándolo, admirándolo y relajándonos como una familia, estuvimos ocho días haciendo todo lo anterior. De esta manera nos quedaron escasos tres días para ocupar la enorme piscina con la que habíamos quedado encantados Ruki y yo, pero de igual manera disfrutamos cada instante en esta. Fue el tercer día cuando percibí el flash de una cámara, Taka-chan se encontraba buscando un anillo de nuestra madre en el fondo de la piscina, por eso fui solo yo quien se percató de aquella luz que provenía de el ático, y en cuanto dirigí mi vista a este me encontré con la cara sonriente de Akira, lo que claramente me asustó.


 


 


-¿qué ocurre Kai-chan?- me preguntó mi hermanito cuando volvió a la superficie junto al anillo de nuestra madre.


 


 


-nada Ruki, no sucede nada- le respondí con mi mejor sonrisa, pero el pareció no creerme.


 


 


Mi curiosidad claramente aumentó, y junto con esta mi miedo, ¿era posible que Akira se encontrara en el ático de la cabaña o era tan solo mi imaginación?, sin duda aquel hecho me llenaba de intriga, sin duda tenía que hallar la respuesta por lo que tenía que pensar en algo y lo hice, realice un plan simple pero efectivo.


 


 


Al día siguiente iríamos a visitar por última vez el pueblo por lo que actué como enfermo para que me dejaran solo en la cabaña, pero fue algo muy difícil. Nadie me quería dejar solo, Taka insistía una y otra vez en quedarse, y luego de unos extensos minutos en que tuve que convencer a mi familia de que me encontraba lo suficientemente bien para cuidarme solo, pero lo suficientemente mal para no poder acompañarlos, finalmente, a regañadientes aceptaron dejarme solo en la cabaña.


 


 


En el instante que se fueron corrí veloz a la habitación de mis padres y busque en todas partes hasta dar con las llaves, inmediatamente después subí al segundo piso y me dirigí a la puerta que daba al ático la abrí y me encontré con unas escaleras que se encontraban muy limpias en comparación  como deberían de estar si, supuestamente, nadie había ido a aquel lugar. Subí las escaleras con paso temeroso hasta que me encontré con otra puerta que se encontraba entreabierta  y con una inesperada valentía me adentré en el ático, pero este se encontraba vació no había ni una sola persona. Di un suspiro y continué avanzando hasta la ventana que daba al patio y en esta encontré un telescopio que se encontraba señalando la piscina, lo cual me sorprendió. Al no encontrar nada más decidí irme pero me di cuenta que había una fotografía debajo de mi pie así que la tome entre mis manos.


 


 


-¿qué es esto?- me pregunté al ver la fotografía.


 


 


En la imagen estaba yo nadando en la piscina, lo cual me asustó demasiado, me quede bastantes minutos en la misma posición tratando de asimilar lo que aquello significaba cuando recordé que mis padres junto a mi hermanito no se tardarían en regresar así que con la fotografía en la mano me fui del ático. Cerré la puerta, dejé las llaves donde las había encontrado, y en ese instante escuché las voces de mis padres por lo que me fui rápidamente a mi habitación, guarde la fotografía y me recosté en la cama.


 


 


-¡Kai-chan!- gritó Taka al momento que se lanzaba a mi dándome un fuerte abrazo –siento haberte dejado solo tanto tiempo- me comentó mientras intensificaba el agarre lo que me brindó la seguridad que necesitaba.


 


 


Taka me habló sobre todo lo que hicieron, me contó sobre un circo que había ido a mostrar su show pero que a él no le había agradado mucho, también me dijo que nuestra madre quería, prácticamente, llevarse todos los pasteles de aquella tienda, me contó que papá se desapareció por unos minutos y luego llego cargado de regalos, y muchas otras cosas, en conclusión mi familia completa es consumista.


 


 


Luego de revisarme las suficientes veces como para que perdiese la cuenta, mi madre me permitió dormir, no pude conciliar el sueño inmediatamente primero, porque no tenía ninguna intensión de hacerlo, y segundo, se me era imposible con las cientos de preguntas sobre cómo me sentía de mi hermanito, hasta que finalmente se quedo profundamente dormido, y fue entonces cuando saque nuevamente la fotografía. La observé por largos minutos mientras cientos de interrogantes y miedos se implantaban en mi cabeza, hasta que la fotografía se resbaló de mis manos y cayó dada vuelta sobre mí, fue entonces que me percaté que tenía algo escrito por la parte que se suponía debía ser blanca.


 


 


“no pienses que porque no me has visto me he olvidado de ti, mi pequeño Yuta-chan, siempre estoy allí, sabiendo todo lo que sucede, no es necesario que me veas. Solo quería aclararte este pequeño hecho.


Nunca te dejaré.


Se despide Akira”


 


 


La sangre que en aquel instante recorría mis venas se congeló y el miedo se apoderó de todo mi cuerpo, comencé a temblar por inercia y abrace mis piernas fuertemente pegando mis rodillas a mi pecho. Como se supone que debía tomar aquellas oraciones, quería huir, no quería seguir más ni en aquella cabaña o en cualquier otro lugar, quería desaparecer. Me encontraba con mis pensamientos hechos un lio al igual que mis emociones cuando Takanori comenzó a removerse en su cama, y aquello fue suficiente para traerme a la realidad. Debía pensar con la cabeza fría y evitar sacar las peores historias que solían salir en las películas de misterio que tanto atraían a mi padre, y busqué una solución lógica, así que me quedé dormido con la idea de que aquello había sido una broma, una cruel y macabra broma.

Notas finales:

Esperó que el capítulo fuese de su agrado :), considero mala mi ortografía así que si encuentran algún error por ahí me lo hacen saber -.-, si gustan pueden dejarme un comentario *---*, para decirme que estuvo bien, que estuvo mal, que debo mejorar en algo, todo me sirve ^^ pueden decirme si merece una mejor continuación tengo pensado en poner Aoiha en un futuro (?), aunque no me encuentro muy segura.


 


Quiero agradecerles por supuesto por darse la molestia de leer, besos.


 


Bye <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).