Esto sucedió antes de Aomine fuera un completo desgraciado, en los días de Teikou:
“No soy una de esas bellezas que te gustan tanto… vamos, ni siquiera soy mujer pero eso no me impide que me gustes ¿lo entiendes?”
Aomine recibió esta nota un día como hoy. De inmediato supo quién era. Se dirigió al gimnasio corriendo, ansioso por verle y darle una respuesta, después de todo era correspondido. No tuvo que buscarlo mucho, se encontraba detrás de él, asustándolo como siempre por su inesperada aparición.
-¡Tetsu! Yo… Al fin lo entiendo.
-¿Qué pasa Aomine-kun?
-No esperaba que hicieras esto, pudiste ser más directo, como siempre.
-No entiendo que quieres decir.
En lo que el moreno trataba de explicarse, Akashi los miraba de forma escrupulosa. No parecía estar cómodo con la situación.
-Kise, si no regresas al entrenamiento lo harás hasta que termines desmayado.
El rubio hizo caso omiso, era imposible despegar la mirada.
Aomine besaba apasionadamente a Kuroko.
Y fue desde entonces que empezaron a salir.
Sin saber que el remitente de la nota era Kise.
Ellos terminaron. Eventualmente tenían que hacerlo. Aomine nunca mencionó la nota.
Terminaron sus años en Teikou.
Todos empezaron desde cero. Nuevas metas en sus respectivas escuelas. Nuevos amigos. El básquet siempre estuvo de por medio, era el lazo que los unía.
Por eso Kise y Aomine tenían que encontrarse en algún momento.
Kaijou se enfrentó en la Inter-High con Tōō: la oportunidad perfecta. Todo su esfuerzo y pasión estaban puestos en el juego, como equipo no podían estar más unidos.
Ryota estaba de cierta forma agradecido por encontrarse con él. No por nada estaba ahí gracias a Aomine. El partido no fue como lo esperó, había querido que Aomine reconociera su habilidad, que le tratara como a un igual, que le admirara como él lo hacía… eso no sucedió. La brecha entre ellos dos se hizo más grande, jamás podría alcanzarlo.
Kise Ryouta no tenía ese talento.
Quien más sufrió fue su capitán. Su ineptitud fue evidente ¿Cómo podría su equipo confiar en él? Los decepcionó.
El rubio también estaba afectado, creyendo estar al mismo nivel que su ex compañero se enfrentó y cayó aparatosamente, intentó animarlo ¿pero cómo? Él no estaba mejor.
No deberían lamentarse ni lamerse las heridas mutuamente, tenían que trabajar más duro, mejorar, esforzarse al máximo. Compadecerse sólo era un obstáculo.
Ahora por algún motivo Kise y Kuroko estaba sentados frente a frente en el Maji Burger.
-Tengo que confesar algo…
Kuroko le miraba solemnemente mientras tomaba su batido.
-Yo… estoy enamorado de un chico.
El pequeño de Seirin levantó una ceja. Así que Kise tenía esos gustos.
-Y no eres tú Kurokocchii, lo siento.
Vaya, una verdadera lástima. Kise continuó con el soliloquio.
-Tiene una mirada tan profunda, su cabello tan obscuro y sus sonrisa… aunque él no me trata bien jejeje pero…
-Eres M, Kise-kun.
-Quizás. Kurokocchi, tú conoces a esa persona, la has visto a mi lado varias veces ¿cómo le digo que me gusta?
-No soy el indicado para decírtelo, pero tienes mi apoyo.
Con cierta duda y nervios Kise le preguntó al más bajito:
-¿Sabes de quien estoy hablando verdad?
-Me puedo dar una idea.-esbozó una ligera sonrisa- Y creo que hacen buena pareja.
Estaba más tranquilo, Kuroko le daba ánimo para confesarse, la emoción se apoderó de él y sin despedirse decidió que el mejor día para declarar su amor era ese.
El rubio salió del establecimiento distraídamente, su mente flotaba fuera de todo lo que le rodeaba por eso no notó la presencia de Aomine y Kagami que se daban paso para entrar. Usualmente se detendría a saludarlos animosamente con esa voz tan desesperante, los abrazaría hasta dejarlos sin respiración… nada de eso ocurrió. Eso sorprendió bastante a ambos.
Visualizaron a Kuroko en una de las mesas y en lo que Kagami pedía la orden de los dos, Aomine se acercó a tomar asiento.
-Yoh! Tetsu-saludó Aomine- ¿Estabas con Kise?
-Buenas tardes Aomine-kun. Sí, quedé de verme con Kise-kun hace unos momentos quería hablar de algo importante.
-¿No estará tomando drogas verdad?- dijo Kagami acercándose con dos bandejas con hamburguesas apiladas- Se le veía algo perdido.
-No parece tan grave. Está enamorado.