El cáncer es un asesino despiadado.
Kyuhyun lo sabe. Más que cualquier otra persona, lo sabe.
Cuando apenas tenia 10 años su abuela, una de las pocas mujeres de su familia que admiraba y amaba cayo enferma de una forma tan violenta que Kyuhyun nunca podría olvidar.
La frágil figura recortada bajo la luz matutina, apenas sosteniéndose entre los brazos de su padre, mientras a sus espaldas su madre intentaba contener el llanto esta grabado a fuego en sus recuerdos. Y duele, por supuesto que duele evocarla.
El cáncer parecía haberse ido, año en que la armonía poco a poco se reestableció, en que las sonrisas volvieron a lo labios de su madre, su hermana, su padre y por sobretodo a su abuela.
Pero aquella enfermedad es cruel, despiadada, engañosa.
Luego de un verano inolvidable, cuando cada gota d sufrimiento parecía lavada con la brisa calida y sofocante del sol, comenzó a incubar sus raíces nuevamente en el frágil cuerpo de esa mujer de años avanzados y sonrisas acumuladas.
Una agonía terrible. El llanto de su madre, de su hermana reverberaba en sus oídos como una triste sinfonía sin final.
Y con una promesa incumplida, la mujer de mirada suave, temple inquebrantable y gestos reconfortantes les abandono. El cáncer había vuelto y esta vez nadie pudo detenerlo.
Ni una lagrima escapo de sus ojos hasta dos semanas después, cuando las emociones desbordaron en la soledad de su habitación. Sin consuelo, sin testigos.
Y cuando su alma intentaba ahogar en los matices tristes de sus lágrimas las últimas heridas de la pérdida, apareció él. Kim Jongwoon. Como un bálsamo que cubrió su corazón, con solo una sonrisa, un abrazo y más tarde palabras de amor.
Una amistad que comenzó a regañadientes, que evoluciono cada día, cada choque, cada saludo y cada abrazo forzado que poco a poco le fueron necesarios. Su mejor amigo, su amor discreto y silencioso.
¿Quien podría anticipar que más tarde la terrible enfermedad le arrebataría nuevamente la felicidad?
Jongwoon fue un devenir de felicidad que más tarde se fue apagando con el paso intempestivo del tiempo. Kyuhyun jamás espero que perdería el contacto con el, y sin embargo lo hizo. Solo para volverlo a encontrar, consumido por el cáncer.
Su corazón remendado a fuerza, una vez más recibía la estocada fría y letal de tan terrible enfermedad. Y aun así, Jongwoon enfrento su dolor por los dos, sonrió, lucho y nuevamente le dio la esperanza de sobrepasar el incontrolable destino que pendía sobre su vida.
“Quiero que volvamos a estar juntos, quiero dejar de sobrevivir y empezar a vivir. Quiero ser el profesor Kim, pero por sobretodo quiero tenerte en mi vida nuevamente.”
Más promesa rotas, más palabras que jamás le abandonarían.
En medio de la algarabía por una salud recuperada sucedió. Un llamado de teléfono le comunico la triste realidad. Su alma ya no estaría a su lado con forma corpórea y Kyuhyun jamás tuvo la oportunidad de decir adiós o de confesar cuan importante fue Yesung para su vida.
Ni siquiera tuvo el valor de ir al funeral. Un interminable duelo que estaba seguro no podría superar.
Y sus lágrimas no cayeron, se consumieron en sus ojos, desbordaron en su corazón, anestesiándolo contra el dolor.
Siwon le dijo que jamás le abandonaría. Desde la tarde en que se encontraron a un lado del puente favorito de Jongwoon. Él llorando desconsoladamente y Siwon intentando consolarlo a pesar de que no lo conocía.
No tenía explicación para lo que sucedió después. Un torbellino de sensaciones que lo abrumaron en intensidad y suavidad de hechos. De alguna forma esa sonrisa sincera, esa mirada profunda y aquella voz cargada de sentimiento le sacaron un poco de el profundo pozo de sufrimiento en el que se había encallado.
Pero tendría que haber previsto que aquellas historias que muchas tardes le arruinaron serian por algo. Que todas esas personas que lo rodeaban no enfermaban de la misma terrible enfermedad por coincidencia. Todo indicaba una advertencia que un día cualquiera paso de ser indefensa a letal.
Y es que ahora, en el ocaso de su propia vida, bajo el mismo flagelo al cual temió toda su vida. Bajo ese mismo dolor que vio en otros, ahora se reproducía con creces en su propio cuerpo.
Le deja como ultimo nefasto regalo sus propios miedos a quien le había sanado el corazón de su sufrimiento.
Siwon le mira con los ojos bañados en lágrimas, esas mismas que él no quiere dejar como último recuerdo de su existencia. Sonríe, con ese tipo de sonrisa que no llega a sus castaños ojos y se fuerza a no dejar como legado una promesa que no podrá cumplir. En cambio deja a su débil corazón hablar.
- Lo siento….ya no puedo más…
- Kyuhyun…
- Entendí que por más fuerte que te abrazara no podía atarte a mí, Siwon. Y ahora me voy…por que mi corazón es un idiota que no puede con esto y las fuerzas ya no me acompañan. Pero entérate de que me has hecho feliz, que has sanado mis heridas y que jamás me perdonare hacerte sufrir lo que yo sufrí también.
Y con un te amo a medio susurrar, la vida se le escapo en su ultimo aliento.
- Nos vemos en otra vida Kyuhyun. En esta o en otra, soy capaz de recorrer cien vidas más con tal de encontrarte. Descansa en paz.
Cruel asesino que roba vidas sin aviso alguno.