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Undecided. por HarukaChiba

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Notas del capitulo:

Vengo con un nuevo capítulo de este fic que, aún habiendo recibido un review en él (¡muchas gracias Luuv!), me ha apetecido actualizar antes de lo previsto, además.

Tengo que admitir que se me hace muy raro escribir con esta pareja Kai-Aoi, pero bueno, es mi fic. Y es mi obsesión extraña (?)

Nada más que añadir. A leer se ha dicho :3

Los calientes rayos de sol que entraban por la ventana aquella mañana encontraron los dos cuerpos desnudos abrazados, tapados a penas por las finas sábanas de la cama, los recorrieron calentándolos levemente, como si de un suave roce de un amante se tratasen.

Aoi abrió sus ojos dejando que la luz de aquel cuerpo caliente los penetrase y le hiciese achicarlos, haciéndolos más rasgados aún. Poco a poco, con cuidado, observó el rostro que se encontraba a su lado, tan cerca de él, la respiración del menor chocaba con su cara. Pudo darse cuenta de lo hermoso que Kai se veía cuando dormía, ajeno a lo que estaba ocurriendo a solo unos centímetros, ignorando la dulce mirada del mayor recorriendo su tranquilo semblante. El batería no llevaba el maquillaje del concierto de la noche anterior y Aoi admiró la belleza natural de su amigo, aunque no distaba mucho de cómo solía verse con la cara y los ojos pintados, pues no solía usar demasiado maquillaje. El mechón de pelo negro que le caía desde el nacimiento del cabello por la frente, los ojos cerrados suavemente mostrando sus pestañas, los labios medio abiertos medio cerrados, el de abajo leventemente más grueso que el de arriba, su respiración era tranquila, y su rostro en general atrayente, casi hipnótico.

El guitarrista notó un irrefrenable deseo de volver a besar esos labios, sentirlos una vez más sobre los suyos, ya fuese en un beso dulce o en uno desesperado, le daba igual. Solo deseaba tenerlos para él por tercera vez.

¿Porque le había besado una segunda vez, verdad?

De repente, un doloroso pinchazo le recorrió la cabeza efecto de la resaca que tenía por culpa del alcohol que había ingerido la noche anterior. Imágenes de lo ocurrido con el batería, antes de quedarse dormidos uno encima del otro, le inundaron el cerebro con insistencia. No recordaba haber salido del bar después de decidir no seguir bebiendo. Tampoco conseguía visualizar el momento en el que había llegado a la habitación que compartía con Kai. Y mucho menos de cómo había acabado subido encima del batería, ni de cómo le había terminado de convencer para que le follase. Pero lo que sí que su mente le hizo rememorar fue el momento en el que el miembro de su amigo le había penetrado, aceptando la invitación a hacerlo del propio Aoi, consiguiendo que éste se volviese loco de placer y deseo, así como también recordó cómo Kai le había masturbado y cómo ambos había llegado al orgasmo, aunque no al mismo tiempo.

-¡Mierda, mierda, mierda! –exclamó saltando de la cama al recordar eso último, sin importarle el hecho de que su amigo estaba durmiendo en el mismo lugar que él, al verse presa de una de las erecciones más dolorosas de su vida.

Kai abrió los ojos rápidamente, despertado por los gritos de su acompañante, observando sin poder evitarlo la situación en la que se encontraba Aoi aquella mañana, empalmado delante suyo. No pudo reprimir las ganas de reír que se le estaban acumulando en el pecho y acabó por explotar entre carcajadas y llanto. El delgado guitarrista se quedó sorprendido, y en cierto modo humillado, por la reacción del mayor ante todo aquello. Se estaba riendo de él. Ya lo que le faltaba para sentirse peor de lo que ya estaba. ¿Por qué le ocurría todo a él, así, de repente, sin avisar y, encima, a la vez?

El batería se levantó de la cama una vez se había recuperado del ataque de risa, sin molestarse en colocarse nada alrededor de su desnudez y se acercó al traumatizado Aoi que lo miraba sin poder pestañear.

-Ven, vamos. Te voy a ayudar a bajarte eso, que parece que va a explotar –dijo Kai intentando calmarle pero solo consiguiendo que el otro se traumatizase aún más.

-No me toques –se movió impidiendo que su amigo le alcanzase con la mano que sostenía enfrente suya, pensando que tal vez a éste le diera por masturbarle como aquel día.

Aoi no iba a permitírselo. Con una sola vez ya había tenido suficiente por un año, tal vez para siempre. Pero medio sabiendo que aquello no iba a ocurrir, que al final acabaría pidiéndole al batería que le liberase, podía ser que ahora no lo desease, mas lo terminaría haciendo.

Kai, ignorando la negativa del guitarrista, le agarró de la mano y se lo llevó al cuarto de baño de la habitación. Aún sin soltarle encendió el grifo con la extremidad que le quedaba libre y le obligó a meterse debajo del chorro de agua fría de la ducha.

Al notar la frescura de aquel líquido transparente recorrerle la piel, llegando a su pene, Aoi se relajó dejando así, poco a poco, de estar empalmado. Su risueño amigo no le quitaba el ojo de encima, aunque intentaba disimular sin conseguirlo demasiado.

-Ya pensabas que te iba a aliviar de otro modo, ¿eh, pervertido? ¿Qué tal, mejor?

El mayor asintió, sin poder articular palabra, y Kai sonrió ante aquello, le dio un pequeño beso en la mejilla a su amigo y se dispuso a salir del cuarto de baño para dejarle a Aoi en la intimidad. Sin embargo, Aoi no le dejó, le agarró de la mano y lo metió debajo del chorro de agua junto a él para sorpresa de ambos.

-¡Ah, Shiroyama, está congelada! –se quejó el menor olvidando su asombro mientras notaba cómo se mojaba.

-Eres tú el que la ha puesto así, te recuerdo.

-Cierto, cierto. Pero… de este modo… Aaaaah, mucho mejor –decía a la vez que movía un poco la manilla que activaba el agua caliente dejando que ésta casi ardiese quemándoles levemente la piel.

Se quedaron un poco más debajo de la ducha, haciendo que los restos del sudor y del sexo de la noche anterior que aún permanecían en sus cuerpos desapareciesen, y una vez hubieron acabado salieron del lugar para colocarse a continuación cada uno una toalla alrededor de sus cinturas.

Kai comenzó a secarse el pelo con rapidez, casi violencia, mientras notaba los ojos de Aoi clavados en su espalda. El mayor estaba buscando ropa para ponerse sobre su piel desnuda sin poder apartar la mirada de la musculada espalda del batería.

-¿Ocurre algo, Aoi? –quiso saber sin Uke volverse tan siquiera para enfrentar la mirada de su amigo.

-Lo-lo de anoche… -comenzó el otro a intentar explicarse, pero las palabras no le salían, pues no sabía cómo decir aquello sin hacerle daño. Porque él no quería hacerle daño.

-… fue un error –terminó la frase por él ahora sí dándose la vuelta al notar como Aoi se queda en silencio-. Eso me ibas a decir, ¿verdad?

Asintió levemente. ¿Para qué negarlo?

Ahora fue el batería quien se sumó al silencio del mayor, creando así una cargada atmosfera llena de incomodidad. El del pelo más corto dejó de secarse el pelo y, después de buscar ropa limpia que ponerse, comenzó a vestirse con rapidez notando como a cada movimiento que daba se le rompía el corazón en mil pedazos.

Aoi hizo como si la mueca de dolor que se dibujaba en el hermoso del más joven no le afectara lo más mínimo, como si segundos antes no hubiera tratado cuidar sus palabras para no dañar al otro, como si exactamente fuera ese su motivo: el hacerle daño.

No intentó ir detrás de Kai cuando este desapareció de la habitación cerrando la puerta con tanta fuerza que dio un portazo. Se tenía merecido el trato del otro. Se lo merecía por haber sido tan egoísta la noche anterior al haberle medio obligado a tener relaciones sexuales con él sin pedir nada a cambio más que placer, olvidando los posibles sentimientos del hermoso batería. Había actuado como un estúpido delante de Kai, llevado por su propio deseo y satisfacción física.

Se vistió a duras penas, pues lo único que le apetecía en ese momento era dejarse caer en su aún hecha cama y dormir hasta que hubiera pasado un año o dos, y salió de la habitación hacia el restaurante del hotel para desayunar. Siguiendo los pasos que antes recorriera el batería haciendo exactamente lo mismo, incluso con el mismo gesto en la cara.

Cuando llegó a su destino alguien levantó su diminuta mano derecha al fondo del lugar llamándolo para que se acercara y se sentara a su lado. Era Ruki, el único que parecía estar contento aquella mañana. Aoi llegó a la mesa e hizo lo propio saludando a Reita y Uruha, ignorando al moreno batería. Los aludidos simplemente movieron la cabeza y volvieron a sumirse en sus propios y oscuros pensamientos. Suspiró, lo único que se le ocurría en ese momento era esperar a que las cosas, fuera lo que fuera que les pasase a esos dos, se pusieran alegres por sí solas.

Desayunó charlando animadamente con el pequeño vocalista, forzando un poco su falsa alegría, intentando olvidar lo que momentos antes habían ocurrido en aquella espaciosa habitación de hotel con Kai. Se quedó sin temas de conversación rápidamente y al final optó por callarse como los demás hacían.

 

Uruha no pudo aguantar mucho más aquella situación, notando a su compañero de cuerdas a su lado, sintiendo como sus pensamientos y sentimientos encontrados se mezclaban en su cerebro, y se levantó de la silla para salir de aquel lugar que tan nervioso le estaba poniendo despidiéndose únicamente de Reita en un murmuro y de Ruki con una reverencia. Pasó del otro guitarrista, sentado a su lado, y del batería, como si no existieran.

Cuando llegó al recibidor del hotel se quedó parado sin saber qué hacer a continuación. Malditos Kai y Aoi, ¿acaso no podían disimular mejor lo que sea que esté pasando? ¿Por qué se tienen que poner de ese modo cuando estamos todos juntos? ¿Por qué mierda tengo que estar enamorado de ese imbécil de Aoi? ¿Por qué no ve lo que me está ocurriendo? Joder, ¿por qué no se puede dar cuenta de que lo quiero más que a nada en el mundo? Los pensamientos se agolpaban en su cabeza sin descanso, sucediéndose unos a otros, sin dar tiempo a acabar al anterior, superponiéndose, y causándole un gran dolor no solo físico sino también psíquico. ¿Qué se suponía que le estaba ocurriendo?

Y es que cuando había llegado Kai a la mesa en la que estaban desayunando Ruki, Reita y él no había podido evitar sentirse mal, sentirse dolido. Y cuando había llegado el otro moreno sin corazón había comenzado a latir con fuerza en su pecho, pero al ver cómo pasaba de Kai, como si hubieran discutido o a saber qué, ese mismo corazón que antes parecía querer escaparse de su pecho se había roto, parándose en seco. Estaba más que claro que aquello que había observado hacía unos días era más que real o, sino, ¿a qué venían esas caras de muertos vivientes? Sin embargo, al recordar los gemidos, los gritos y la forma en la que Kai sujetaba el miembro de Aoi mientras se besaban con desesperación, no pudo evitar volver a ponerse caliente y celoso a la vez. ¿Qué le estaba ocurriendo?

Sus pensamientos pararon de repente al notar cómo alguien colocaba una mano en su hombro y al oír la voz de Aoi muy cerca de su oído. Un escalofrío le recorrió la espalda.

Se volvió lentamente para observar los ojos marrones del más bajo posados en los suyos, tragando saliva y dándose ánimos mentalmente para poder enfrentar su mirada.

-¿Qué ocurre, Shima?

¿Por qué de repente esa preocupación?

-Nada. ¿Por qué debería ocurrir algo? –cuestionó simulando estar igual que siempre.

Aoi lo miró desilusionado. ¿O acaso era Uruha el que esperaba ver desilusión en su mirada?

-¿Y a ti, Shiroyama? ¿Es que hay problemas en tu paraíso con Kai? –preguntó ahora él burlón, sin ganas de saber la respuesta.

-¿Por qué lo dices? –dijo un asombrado Aoi por la pregunta.

-Os pillé. Sí, exacto, os pillé en plena acción en el camerino. Parecía que os lo estabais pasando más que bien.

-E-eso fue un error.

Uruha rio aunque no sentía ninguna alegría cuando lo hizo. Era una risa amarga.

-Ya, voy yo y me lo creo –fue lo último que dijo antes de marcharse por la puerta giratoria del hotel dejando a Aoi solo observándolo marchar.

¿Qué acababa de ocurrir? Se preguntaba el guitarrista de pelo negro algo sorprendido por la actuación del más joven.

 

Y a unos pocos pasos de él, un molesto batería había observado toda la escena. Oír a Aoi diciéndole a otra persona que lo que había tenido con él había sido un error le dolió más aún que cuando el guitarrista se lo había confesado en la habitación. Su pecho comenzó a doler y su corazón se paró cuando Aoi se dio la vuelta y le miró a los ojos.

El mayor iba a pronunciar algo pero no le dio tiempo pues Kai ya se había puesto a correr en dirección a su habitación, o a saber hacia dónde. Y, siguiendo un impulso, corrió detrás de él.

 

Notas finales:

¿Y bien?

Es algo corto, pues lo he escrito en una sola tarde y además al no haber lemon de por medio pues se queda un poco vacío, pero para mi entender crítico conmigo misma me gusta :3

Y en el siguiente creo que habrá AoixKai, pero ¿quién sabe?

Dejad reviews, me encanta leer lo que otras personas tengan que decirme, para ver o para mal.

Muchas gracias como siempre por leer, y comentar ^^


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