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(TRAD/EXO FANFIC) Nostalgia need not linger por aeipathy

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Nostalgia need not linger - Taoris

Pasa una vez cada año.

Suena un golpeteo en la puerta. Solo dos, knock knock. No knock. Knock. O knockknock. Es knock knock, casi una sola palabra pero no completamente. Yifan camina hacia la puerta, abriéndola sin pénsarlo dos veces, porque sabe quién está al otro lado.

“Llegas tarde,” dice apenas sus ojos se encuentran.

“Siempre lo estoy,” el chico de ojos oscuros  - porque siempre será solo un chico para Yifan, sin importar cuantos años pasen, la experiencia haciéndolos envejecer cada vez más rápido – responde con una sonrisa torcida muy propia de sí. Yifan suspira y se mueve a un lado para dejarlo pasar.

Zitao entra como si fuese su propia casa, dirigiéndose directamente a la cocina. Tira su mochila junto a la puerta sin dudarlo. Yifan rueda los ojos mientras lo mira, pateándola antes de seguirlo.

“Las decoraciones no han cambiado,” Zitao comenta, su mirada deslizándose sobre la foto colgada en el refrigerador. Yifan finge no haberlo notado.

“Sí, nunca me ha importado mucho el diseño interior.”

Zitao voltea a mirarlo. “Lo sé.” Por supuesto que lo sabe. Zitao sabe todo sobre Yifan, incluso las pequeñas cosas que Yifan no sabe sobre sí mismo. Da miedo, pero así es el amor.

“¿Cómo es California en esta época del año?” le pregunta, esperando cambiar el tema. Funciona  - Zitao deja de mirar las fotos para tomar asiento frente a Yifan. Golpetea sus dedos en la madera, pensando por un breve momento. Yifan se toma unos segundos para mirar las facciones de Zitao. Nunca parece envejecer exteriormente, pero mentalmente, parece moverse diez veces más rápido que cualquier otra persona.

“Es agradable,” Zitao responde finalmente. “Traté surfear el mes pasado.”

“¿Y cómo fue?” ¿Conociste a alguien nuevo?

“Divertido.” Sí.

Yifan le ofrece una pequeña sonrisa, la que Zitao pretende no ver mientras juega con sus dedos. “Me encontré con Jongdae el otro día,” Yifan dice. “Fue un poco extraño, ¿pero sabías  que ahora está comprometido? Están esperando un bebé,” Yifan comenta. Espera por la reacción y sonríe cuando lo ve. Los ojos de Zitao se abren como platos, se sienta más derecho y se inclina, sus ojos encontrándose.

“¿Todavía te dice Kris, él también?” Zitao pregunta, y Kris se carcajea. No esperaba eso.

“Sí.” Zitao sonríe.

“Sabes, ge, a veces me pregunto–“

“Zitao,” Yifan le advierte suavemente, sabiendo inmediatamente las palabras que Zitao quiere decir. Son las mismas que siempre están presentes en la mente de Yifan cada vez que se encuentran. Pero así no es como esto funciona.

Pero Zitao sigue sonriendo mientras continua. “Me pregunto qué hubiese sucedido si EXO hubiese durado un poco más. ¿Las cosas serían diferentes para todos nosotros? ¿O yo seguiría en California, y tú–“

“Zitao,” Yifan explota finalmente, y sus ojos se encuentran, miradas tensas. Ninguno de los dos baja los ojos. “Detente. No podemos cambiar nada de esto, así que tan solo– detente. Debes continuar con tu vida.”

“Lo sé,” Zitao responde calmadamente, como si estuviesen hablando del clima y no sus vidas, alguna vez tan esperanzadoras y llenas de sueños, ahora destruidas por la realidad y llenas de polvo por innumerables decepciones y promesas rotas. “Solo me lo pregunto, ¿sabes? Los extraño mucho. Baekhyun… Baekhyun ni siquiera responde mis llamadas de teléfono ahora.” Su mirada baja, una sonrisa triste pintada en sus labios mientras traza patrones sin sentido en la mesa.

“Está ocupado,” Yifan dice, moviendo su mano sobre la mesa y deteniéndose justo antes, cuando las yemas de sus dedos casi, pero no tanto, se tocan. La comisura de los labios de Zitao tiembla, pero se mantiene cabizbajo. “Y sabes lo costosas que las llamadas internacionales pueden ser.”

Zitao ríe, y es tan amargo que Yifan puede sentirlo en sus labios. “¿No odias cuando las personas dicen que el dinero no puede comprarte todo? Digo, al menos te compra algo. Llamadas por teléfono, boletos de avión, una casa–“

“Detente,” Yifan suspira. “Por favor, solo– para.” No se supone que sus conversaciones deberían ir así. Zitao debe bromear sobre como California tiene solo dos estaciones, y como la gente no te mira si te tomas de la mano con otro hombre. Debería pedirle a Yifan que vaya a visitarlo pronto, y Yifan aceptaría aunque ambos sabrían la verdad. Pero estaba bien, porque ese día era de ellos y solo de ellos – ni siquiera la realidad se lo podía arrebatar.

“Lo siento,” Zitao susurra, controlándose. Yifan ve sus ojos humedeciéndose, y se inclina hacia atrás en signo de derrota. El chico que nunca escondía sus emociones se convirtió en el chico que no mostraba ninguna, y Yifan extraña las lágrimas, las risas, los roces mucho más de lo que admitiría algún día en voz alta.

“Estaba pensando en visitarte pronto. Tal vez en las vacaciones de verano,” Yifan empieza porque sabe que es la mentira favorita de Zitao, incluso mejor que la primera en este momento.

Zitao sonríe ante eso. “Eso sería bueno. Nunca hace mucho frío en California, incluso en el invierno. Pero deberías traer un abrigo, porque sé que eres sensible al frío. O podría prestarte uno mío.”

“Lo tendré en cuenta,” Yifan dice, devolviéndole la sonrisa. Luego es silencioso nuevamente, el sonido del grifo goteando y el zumbido del refrigerador en el fondo. Yifan observa el modo en el que la mirada de Zitao deambula por la cocina, notando los platos apilados en el fregadero, la lista de las compras pegada en el gabinete, y por supuesto, deteniéndose en las fotos pegadas en el refrigerador. Yifan contempla levantarse y arrancarlas solo para que Zitao lo mire a él.

“Te extraño,” Zitao dice de pronto, sus ojos encontrándose con los de Yifan. Yifan está demasiado sorprendido como para detenerlo antes de que las palabras salgan de sus labios. “Te extraño todo el tiempo, pero es peor en el otoño. No sé por qué, pero siempre es peor durante el otoño. Creo que es porque recuerdo cuando solíamos salir con nuestros suéteres y tomar café afuera de esa tienda. Siempre me gustó el café que hacían allí. No encuentro ningún lugar así en California.” No encuentro a nadie comoen California.

“Zitao…” No sabe qué debería decir.  ¿Debería decir, podemos ir nuevamente este año? ¿Debería decir,  han cerrado esa tienda? ¿Debería decir, yo también te extraño? ¿Debería mentir, una y otra vez?

“Disculpa,” Zitao suspira, bajando la cabeza. “Es solo que – las cosas van a cambiar.”

Las cosas han cambiado. “¿De qué modo?”

“Me voy a mudar.”

Hay una pausa incómoda mientras Yifan trata de mover sus labios y preguntar, “¿por qué?”

Zitao solo sonríe. “Esto es algo bueno, ¿no lo es? Podemos vernos más a menudo ahora. Podríamos ver películas juntos, o ir a ese bar  – sabes, tengo que tratar de beber nuevamente. Quería esperar hasta que pudiese ir con alguien. Pero si regreso, tal vez tenga las agallas para hacerlo.  Si vas conmigo, es decir.”

Yifan no sabe qué decir. Sabe que hay más, que hay algo que Zitao está escondiendo detrás de sus balbuceos, y sabe que no debe pregunta porque no le gustará la respuesta. “Claro,” es todo lo que llega a decir. “¿Cuándo te mudas?”

“El próximo mes,” Zitao responde, palabras contundentes. Ellas rebotan en Yifan, él nunca capta las sutilezas estos días de todos modos.

“¿Ya has encontrado un lugar?” Yifan pregunta lentamente, y quiere tragarse sus palabras apenas salen de su boca porque la mirada en el rostro del Zitao es suficiente como para romper su corazón completo nuevamente.

Zitao lo mira directamente en los ojos cuando le responde, “Sí, me estoy mudando con alguien.” Alguien quien no es tú.

Yifan quiere reír y llorar al mismo tiempo porque ha esperado esto por tanto tiempo y que pase frente a sus ojos es algo completamente diferente. Se pregunta si fue así como Zitao se sintió el día en el que encontró a su futura esposa – como si el tiempo se detuviese, diciéndole que vaya más lento  porque aún no has sentido suficiente amor como ese y todavía quieres un momento más, un año más para saborearlo. Y no es justo como la vida te arrebata ese tiempo de tus manos.

Todo va suavemente después de eso. Zitao regresa a ver las fotos, y Yifan regresa a mirar a Zitao. El reloj encima del cabinete cruje, como diciéndoles que casi es tiempo de dejar de fingir, Aunque, ahora mismo, no se siente como si estuviesen fingiendo en absoluto; algo ha cambiado.

Zitao es el primero en hacer un movimiento. Sujeta la mano de Yifan, todavía sin míralo, y solo la sostiene. Yifan cierra los ojos, trata de recordar la última vez que se encontraron y Zitao sostuvo su mano, trata de recordar que tan secas sus manos estuvieron y cómo Zitao trató de culpar el clima californiano, trata de recordar besando las marcas en las manos y en el corazón de Zitao.

Yifan inhala justo cuando Zitao empieza a trazar caracteres sobre la mano de Yifan. No puede sentir las palabras, pero las conoce de todos modos, justo como conoce a Zitao.

No se siente como si hubiese sido hace mucho tiempo la primera vez que Zitao se escabulló en la cama con Yifan, murmurando un soñoliento “te amo.” El ayer todavía suena a “estaremos juntos por siempre,” una promesa entre compañeros de banda y alguna vez amantes.

Las promesas siempre son rotas, de todos modos.  Todo lo que Yifan y Zitao son ahora son piezas rotas del mismo corazón, de la misma promesa.

Esta es la última vez que pasa. Zitao lo sabe, es obvio con el modo en que sus miradas se detienen y sus palabras salen sin pensarlo, como si estuviese tratando de decirlo todo antes de que fuese demasiado tarde, antes de que cerrasen la puerta de la manera que SM hizo con EXO años atrás- Yifan lo sabe, leyendo a Zitao como si fuese su libro favorito en su mesa de noche, pero sabe que no puede y no lo hará.

Están parados en el umbral de la puerta. Es hora.  La mochila de Zitao está en sus hombros, la puerta está abierta y todo está a tan solo un paso de distancia.

“Me voy a casar.” Zitao habla lentamente, dejando que el aire invada sus palabras mientras voltea para que sus ojos se encuentren con los de Yifan por última vez.

Yifan inhala sostenidamente, asintiendo una vez. “¿Estoy invitado?”

“Por supuesto,” Zitao responde como si fuese obvio, y lo es, pero Yifan solo quiere asegurarse por una vez.

“¿Cuándo es la boda?”

“Pronto. Ella quiere que sea una boda de otoño.” Yifan muerde sus labios para no sonreír por la ironía; duele, física y emocionalmente. Otoño, otoño, otoño. Siempre es otoño cuando las personas caen.

“Suena bien.” Una mentira más no puede lastimar.

“Sí.” Zitao está buscando algo más, pero Yifan no tiene nada más que darle. Es tiempo de detenerse. Cuando Zitao mira a otro lado, Yifan finge que no duele, finge que está bien.

“Te veré ahí entonces,” Yifan dice primero. Tal vez es tiempo de dejarlo ir.

Los labios de Zitao se curvan, pero no es una sonrisa. Es un adiós, un “te extrañaré”, un último “te amo”. “Sí. Te veré ahí” Sus palabras permanecen en el aire por un momento, pero desaparecen el momento en el que Zitao pone un pie fuera de la puerta.

Mientras la puerta se cierra, Yifan exhala. Esta vez, realmente ha terminado.

(fin.)

Notas finales:

Solo conozco a una persona a quien le gusta el angst y esa no soy yo. Pero el mundo (yo) necesita más taoris, angst o no.


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