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Sin principio ni fin I por Adagio X

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Notas del fanfic:

Hago acopio al informar que dichos personajes en este fic no corresponden a mi persona.

Notas del capitulo:

Cuestión de amarte,

Es sufrir en la margen,

del látigo empuñado

por el verdugo del

desdén...

Sin Principio ni fin I

 

–…Adagio…  

 

–El silencio de la mansión era interrumpida por la tonada de Chopin titulada Nocturne. Los sirvientes no se atrevían a pasar cerca de ese hombre, solo prestaban atención por momentos aquella sonata que este solía interpretar con magistral destreza al acariciar el teclado del piano con firmeza, sensualidad y nostalgia.

El vino era su única compañía, así como la tenue luz que cubría la ya sombría estancia. ¿Quién era? La pregunta de aquellos que rodaban en su camino, preguntas que dejaban una vacía respuesta para aquel que le amaba sin importar el dolor que podía recibir de su parte.

 

Tras terminar la sinfonía de Chopin, se levantó rumbo a su habitación con su paso cauteloso cruzaba el enorme salón cual decoración estaba remontaba en la época del viejo mundo, así como su vestimenta. Sus cabellos rubios de corte bajo pero rebelde formaban un espléndido contraste con su pálida piel.

Se notaba el cansancio de los eternos años de vida en su ambarina mirada, cual reflejaba tantos secretos y misterios que ni siquiera el mismo se atrevía contar por aquellos intensos temores de las sombras de la noche.

 

Abrió la puerta de su aposento visualizando aquel su amante de turno que yacía dormido semidesnudo bajo las satinadas sábanas blancas. Observó un momento ese joven escuchando afondo su lento respirar, mientras que el incienso impregnaba sus fosas nasales al inhalar tan relajante aroma.

 

– ¡Levántate! –Ordenó con aquella voz firme que hacía juego con la expresión de su rostro serio y lejano a cualquier rastro de una vaga sonrisa. – ¡Vete! Tú sola presencia me repugna. –Con agilidad separó el las sabanas del cuerpo de su amante cual despertó confundido ante aquellas palabras que le hacían a su corazón sangrar, ya que era a ese hombre al que le había entregado su alma, que ahora ya estaba maldita como él.

 

– No me rechaces. ¡Oh mi señor! Mira a este tú siervo que busca en ti saciar su sed así como lo haces tú de mí… –Sonrió ante absurdas palabras cubiertas de un miedo intenso que podía percibir por encima del incienso. Con cándido paso se acercó hasta su amante elevando ligeramente su mentón para que este le observara su despiadado destello emanando de sus orbes. –Desgarra mi cuerpo con azotes, si así lo deseas mi señor, pero no me alejes de tu lado, no me obligues a irme, no en esta noche de temible soledad.

 

Soltó su mentón dejando en el joven una fría sensación de angustia mezclada con la desesperante esperanza de que su señor le dejara a su lado y perdonará su osadía al mediar sus palabras. El sonido estridente del látigo al cortar el aire hizo que un mohín cruel de dibujara en la fina línea de sus labios mostrando así su imponencia.

Con aquel frío gesto doblegó a su amante a caer de rodillas pidiendo una clemencia que no obtendría de el, mientras que con su mano libre servía una copa de vino tinto tan seco como lo estaba su ser.

 

–De pie mirando a la pared. –No dio oportunidad aquel que temeroso hacía en silencio lo que este ordenaba a decir palabra. –Haz pedido que te azote y lo he de cumplir, pero no para dejarte a mi lado, si no por desobedecerme. –Concluyó con su sentencia disminuyendo el frágil cuerpo con certeros azotes en sus muslos, pantorrillas, espalda. El repicar de aquella arma de castigo lograba dejar en cada impacto una franja sangrante y un dolor intenso. Sus aterradores gritos que impartía con suplicas llenaban la alcoba hasta que al ver como este sucumbía al llanto pero sin moverse, recibiendo con orgullo aquel castigo cual si fuera un soldado guiando a su pelotón a campo abierto en una batalla sin importar si vivirán o no.

El aroma de la sangre llenó sus sentidos divisando su cordura de que ya era el momento de parar, con un solo movimiento giró sobre sus talones para beber de su vino tinto y caminar con sigilo hasta el ventanal descubriendo un poco esta observando como la nieve caía sin piedad cubriendo el pasto de su jardín.

 

– Cuestión de amarte,

   es sufrir en la margen,

   del látigo empuñado

   por el verdugo del

   desdén.

 

  He dejado morir

  cruel el alma, en

  tus ojos malignos

  en perversa sonrisa,

 

  Bebe de mi agonía,

  la candidez, de besos

  con que agudizas la

  destreza de que no

  soy nada.

 

Escuchaba atento las palabras citadas por su amante de turno, pero no dijo nada ya que su ser era carente de algún sentir. De nuevo se alzaba la tonada de Chopin en el estéreo calmando su agitado ser tras la música que se imponía en su oído no sin antes calibrar las palabras de ese joven antes de marcharse de su lado. –Te amo Adagio. –Bebió de golpe su vino sin dejar de admirar el suave caer de la nieve que bajaba con sincronización del oscuro firmamento.           

      

Notas finales:

Espero que disfruten del intento de una nueva propuesta en este fic, cual contiene un amor atormentado y secretos.


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