Ese día fui a una función de circo… No era nada especial, he ido a decenas a lo largo de mi vida, y me era menos agradable aun, porque esta vez era una obligación escolar. Cuando llegue me gusto la decoración, aunque no era nada del otro mundo, lo que si me sorprendió era el exagerado precio del boleto de entrada. Aun así no rechiste, ese boleto me aseguraba una calificación de 10 en todo el semestre de Orientación Vocacional.
Iba tarde por lo que el espectáculo ya había comenzado, tome mi asiento y me dedique a observar. Pasaron uno a uno los diversos actos, me gusto en especial el acto de malabarismo. Cerca del final anunciaron un acto, al parecer era gimnasia o algo así. No le estaba prestando mucha atención… Hasta que el apareció.
No era muy alto, pero sobresalía gracias a sus gráciles movimientos y su dulce mirada; demostraba que realmente disfrutaba de hacer su trabajo. Su cuerpo se movía armoniosamente al compás de la música. Simplemente me cautivo.
La función acabo y no podía sacarme a aquel chico de mi mente y cual fue mi sorpresa al encontrármelo, despidiendo amablemente al público.
* Muchas gracias por visitarnos- me dijo cuando me acerque a el.
De cerca era mucho mas bello de cómo lo vi en el escenario, sus ojos, los cuales me cautivaron, resplandecían hermosamente, su piel clara se veía tan suave y su cabello lacio se movía con la leve brisa. Debía admitirlo, me había enamorado.
* ¿Se siente bien señor?- me preguntó al verme embobado con su rostro.
* ¡Ah, si! Disculpa, es… Es solo que el acto en que participaste fue hermoso, por no decir nada de ti, me encanto como te desplazabas a lo largo del escenario.
El se sonrojo levemente y solo acertó a balbucear un débil gracias.
Era completamente irrazonable, pero no lo pude evitar, así que le pregunte si podía verlo después de la última función. Tímidamente acepto mi propuesta y espere cerca del circo hasta la hora acordada.
Al fin esta llego, y lo encontré cerca de las vallas que cercaban el circo. El las salto y fuimos a caminar a un parque cercano. Nos sentamos en los columpios y empecé a narrarle el torrente de emociones que causo en mí. El solo escucho, diciéndome que el no se consideraba tan importante.
* ¡Es en serio! Tú eras el que más brillaba, por eso me cautivaste-.
Continuamos hablando y logre concretar una cita para la noche siguiente.
Y así continuo mi semana, asistiendo cada noche a verlo actuar y a hablar con el algunas horas. Finalmente la temporada del circo en la ciudad llegaba a su fin, el tiempo había pasado demasiado rápido y no podía aceptar la idea de que el se iría.
El penúltimo día de actuación lo lleve una vez más al parque y al fin decidí declararle todo lo que pensaba.
* No puedes irte.-
* ¿Eh? ¿Cómo dices? Je, no puedo quedarme aquí y lo sabes, soy parte del espectáculo.-
* No, no y no. ¡No puedes irte!-
* ¿Pero porque no?-.
* ¡Porque yo te amo!-
Al fin se lo había dicho. Sus mejillas se tornaron de un rojo intenso, capturándome aun más. Su cara de sorpresa era hermosa. Después de un silencio, al fin contesto.
* ¿Es en serio lo que dices?-.
* ¡Claro que es en serio! A pesar de que es muy poco tiempo me conoces muy bien-. Me acerque lentamente y acaricie su mejilla.- Yo también te conozco muy bien, por eso me enamore de ti, me atrapaste totalmente. Te has convertido en el todo para mí-.
El se sonrojo aun mas y me abrazo tiernamente y con mucha decisión a la vez. Levante su rostro y me miro con sus hermosos ojos brillantes. Nunca había experimentado esto, jamás pensé amar a un hombre. Pero ahora estaba aquí, prendado de este hermoso ser.
Lentamente acerque mi rostro al suyo y roce sus labios con los míos. El gimió levemente y lo bese tiernamente. Sus dulces labios eran muy suaves y se movían con una torpeza inocente. Introduje mi lengua en su boca y despacio continuamos besándonos, bajo un cielo estrellado. Todo era perfecto, ambos nos amábamos e íbamos a ser felices juntos. El había prometido salirse del circo y vivir conmigo.
Llegue a mi casa con una sonrisa boba y me acosté en mi cama. Al día siguiente seria su última función. Me dormí y desperté al otro día. Iría a clases y luego vería su acto. Después hablaría con sus jefes y si nos daban una negativa huiría con el.
Estaba demasiado emocionado, me puse mi ropa y al tomar mi abrigo una hoja doblada cayo de el. Era una carta, en ella, el me decía que me amaba, pero que no podía irse conmigo. El estaba pagando una deuda de sus padres y no podía huir. Cada noche después de las funciones lo encerraban en una jaula y el director lo trataba como su mascota. Me amaba, pues yo realmente pude reconocer su acto como algo bellamente artístico y no solo como una manera de ganar dinero. Me amaba, porque yo lo había tratado como nadie, le había dado cariño, a el, que solo era tratado como objeto.
Termine de leer la carta y furioso me dirigí al circo. Nada iba a impedirme que estuviéramos juntos. No me dejaron pasar así que espere pacientemente a la última función.
Si, la ultima, si no hacia algo, el se iría y tal vez nunca lo volvería a ver. Eso me dolía demasiado.
Al fin el momento llego y el salió al escenario. Vi su rostro y me di cuenta de que había llorado. En su cuerpo había algunas marcas rojas, signo de que lo habían maltratado.
El se percato de mi presencia y sus ojos se entristecieron aun más.
El acto comenzaba, pero no era el suyo. Algo había sucedido con un trapecista, así que el lo sustituyo. El acto comenzó y una vez más pude admirar su grácil cuerpo y lo imagine así, contorsionándose entre mis brazos. El final llegaba, el se soltó de las manos de un trapecista, para dirigirse al otro. Durante unos instantes nuestros ojos se cruzaron, transmitiendo todo nuestro amor. El cerró los ojos.
Y cayó.
Los gritos se hicieron presentes y algunas personas comenzaron a salir. Yo no me di cuenta pues inmediatamente salí corriendo hacia el. Su delicado cuerpo yacía en el suelo, rodeado de sangre. Lo tome entre mis brazos y salí corriendo, llamando a una ambulancia. Esta llego y rápidamente subimos hacia el hospital.
* ¡¿Por qué hiciste eso?!- gritaba yo sin parar- ¡Tienes que sobrevivir! ¡No me dejes solo!
El despertó y lentamente me dijo:
* Lo… lamento mucho… No sabia que hacer… Aun ahora… y a pesar de todo… quiero estar junto a ti… Te amo… Te amo… Mí amado…-
Lo abrace y entre mas susurros de amor mutuo, el falleció entre mis brazos…
No pude aguantar ese dolor, lo sepulte y lo llore. Aun ahora le lloro.
Pero también estoy feliz. Aquí en lo alto de este edificio siento que puedo alcanzarlo. Y eso hare. Dejo estas palabras y me lanzo al vacio, al abrazo de la muerte, en donde estaremos juntos y nadie nos separara…