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La manera más efectiva de despertarte. por Delphy

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Notas del capitulo:

Los personajes aquí utilizados no me pertenecen, son enteramente de Tadatoshi Fujimaki. si fueran mios les haria hacer yaoi mientras grabo pero como no lo son, me conformo con escribir mis fantasias.

 

Soy nueva por estos lares asi que, os rogaría que no seaís muy malos conmigo. Este es mi primer fanfic relacionado con esta serie y espero que os guste y sino, pues se aceptan críticas. 

Era una tarde como cualquier otra en el instituto Teiko y, como era normal para cualquier estudiante, después de clases cada uno tenían prácticas diferentes como teatro, tenis, baloncesto…

Cierto chico peli celeste salía de su práctica de baloncesto y se dirigía a la puerta del instituto tranquilamente cuando alguien se le tiró encima.

-          ¡¡¡KUROKOCHIIIIIIIIIIIIIII!!!! ¿A dónde vas solito? Déjame acompañarte- decía un rubio abrazando, por no decir espachurrando, al pequeño Kuroko.

-          Kise-kun pesas, ¿podrías quitarte de encima mía?- le decía algo molesto mientras intentaba zafarse de su agarre.

-          ¡¡Ki-chan!! Suelta a Tetsu-kun, mooh. Yo también quiero abrazarle- decía una chica peli rosa mientras tiraba del cuello de la camisa de Kise y hacía pucheros.

-          Momochii, suéltame. ¡¡No pienso dejar ir a Kurokochiii!!

-          Será mejor que os calléis, sois realmente ruidosos, nanodayo- apareció un chico peli verde con anteojos y con una maceta de cactus en la mano-  Y tu Kise, suelta a Kuroko, ¿no ves que le estás agobiando?

-          Midorimachii, eso que has dicho es muy cruel. Yo no soy ruidoso, solo tengo un tono de voz algo más alto que los demás- le dejo con un tono de voz algo orgulloso, cuando de repente ve como unas manos grandes cogían al pequeño Kuroko y lo elevaba en el aire obligándole así a soltarse del agarre- Moooh, Murasakibarachii devuélveme a Kurokochii.

-          No quiero, el pobre Kuro-chin se veía agobiado y yo quería comer dulces con él- decía un peli morado  de más de 2 metros de altura en tono infantil mientras dejaba al peli celeste en el suelo y le daba alguna que otra golosina. Por la espalda de este apareció un chico de la misma estatura que Kuroko, con el pelo rojo y heterocromia.

-          Ryota, tienes muchas agallas para hablarle así a Atsushi- le dijo con unas tijeras en la mano y una sonrisa amenazante.

-          Akashichii, no era mi intención hablarle así pero es que me quito a mi Kurokochii. Eso no es justo.

Mientras el pequeño grupo discutía acaloradamente y alguna que otra tijera salía volando de vez en cuando, Kuroko buscó con la mirada al chico que faltaba. Sabía que no se había pasado por el entrenamiento, como ya era costumbre, pero siempre estaba en la puerta a la salida esperándole para acompañarle y que esa tarde no estuviera le preocupo un poco.

Se sacudió un poco y se colocó bien su chaqueta y mochila para dirigirse a la única chica que había en el grupo.

-          Momoi-san.

-          ¡WAAAHH! Tetsu-kun, no me asustes así, por favor.

-          Lo siento, no era mi intención. ¿Has visto a Aomine-kun?

-          ¿Dai-chan? La última vez que le vi fue antes de la práctica y, por lo que se, se dirigía a la azotea. Moohh, si se va a quedar durmiendo preferiría que fuese a entrenar con ustedes.

Kuroko le miró con su inexpresiva cara de siempre, le dio las gracias a Momoi y se dirigió hacía donde le había indicado. Si estaba allí lo más seguro es que se hubiera quedado durmiendo, así que lo mejor sería ir a despertarle.

Recorrió los pasillos del casi desierto instituto para dirigirse a la azotea mientras por su cabeza pasaban todo tipo de pensamientos. Era cierto que, desde que jugaron aquel partido, Aomine Daiki había cambiado. Faltaba con mucha frecuencia, por no decir siempre, a los entrenamientos y cada vez que jugaban siempre repetía esa frase suya “El único que puede vencerme soy yo”. Se paró de golpe y apretó sus puños, ¿y si también cambiaba su relación? ¿Y si, de repente, dejaban de hablarse? Sacudió la cabeza y siguió su camino, no era momento de pensar en cosas tan deprimentes.

Cuando llegó a la azotea, abrió la puerta y subió las pequeñas escaleras para ir a la parte más elevada, donde el moreno dormía normalmente. Y, efectivamente, allí estaba Aomine tumbado bocarriba y con las manos detrás de su cabeza. Kuroko se acercó despacio hasta llegar a su altura, se arrodilló y comenzó a golpearle los mofletes mientras le llamaba para que se despertase pero el moreno ni se inmutaba. Lo intento de mil maneras diferentes pero ninguna funcionaba, como mucho le sacaba algún que otro gruñido pero no más de eso. Finalmente suspiró derrotado y se sentó a su lado observando como dormía, su cara era realmente adorable aunque a él nunca le gustase que se lo dijese. Mientras le miraba se le pasó por la cabeza otra manera para poder despertarlo, era un poco loca pero estaba lo suficientemente desesperado como para recurrir a cualquier técnica, por muy vergonzosa que fuese. Se sentó sobre su pelvis y, apoyando su cuerpo en su pecho, le besó. No tardó mucho en sentir los brazos del mayor rodearle la cintura atrayéndole más a él y como su lengua se introducía en su pequeña cavidad.

Se separaron por falta de aire, y cuando el pequeño abrió sus ojos se encontró con la mirada azulina de Aomine mirándole entre divertido y excitado. Kuroko se sonrojó al darse cuanta de las intenciones del mayor pero cuando quiso quitarse de encima suya él, que era más rápido, se volteó cambiando las posiciones dejando a Kuroko debajo y a él encima.

-          Que malo eres Tetsu, primero me despiertas y ¿ahora pretendías irte sin más?- le preguntó comenzando a besar, lamer y mordisquear su blanquecino cuello dejando alguna que otra marca.

-          A-ao-mine-kun, y-yo solo vi-ne a avisa-arte, ah umm- le intentaba decir entre gemidos.

Aomine por su parte se entretenía no solo con su cuello, sino también con su miembro, que lo acariciaba por encima de la tela del pantalón mientras le quitaba la chaqueta, la corbata y le desabrochaba la camisa del uniforme. Cuando vio que su cuello ya estaba lo suficientemente marcado, comenzó a bajar por su clavícula y pecho hasta llegar a los pezones, donde se entretuvo en lamerlos y mordisquearlos como si de una golosina se tratase. 

Mientras tanto Kuroko intentaba por todos los medios que Aomine parase. Era cierto que estaba disfrutando de las caricias que le hacía pero ese no era el lugar adecuado para hacerlo cuando, de repente, sintió las manos del moreno desabrocharle el pantalón y quitándoselo dejando a la vista su ya despertado miembro lo que hizo que el mayor parase y le mirase con una sonrisa traviesa. Se sonrojó  notariamente y se tapó como pudo con sus manos.

-          Aomine-kun, por favor para ya. Esto es muy vergonzoso. ¿Qué pasaría si viene alguien?- le preguntó con una cara tan adorable que a Daiki se le escapó una pequeña risita.

-          ¿Quién va a venir a estas horas, Tetsu? Deberías de tranquilizarte, además no es la primera vez que lo hacemos, ¿verdad?- le dio un beso en la frente mientras le apartaba las manos del rostro, notando como el más pequeño se destensaba- Ahora solo relájate y disfruta.

Dicho esto se acomodó entre sus piernas y le quitó esos molestos boxes, cogió sus piernas y las colocó a la altura de sus caderas dejando a la vista su entrada, donde dirigió sus dedos lubricados anteriormente con su propia saliva.

Cuando metió el primer dedo, pudo notar como el cuerpo de Kuroko se tensaba y sus ojos se volvían algo vidriosos. Le dio otro beso en la frente para tranquilizarlo y comenzó a moverlo en círculos hasta que vio que ya se acostumbró y metió un segundo para después hacerlo con un tercero.  Cuando estuvo bien preparado saco sus dedos y acercó su miembro a la entrada del pequeño y se fue metiendo poco a poco dentro de él.  Mientras lo hacía fue mirando cada una de las acciones o expresiones que hacía o ponía Kuroko. Eso le encantaba. Normalmente siempre estaba con ese rostro tan inexpresivo suyo y pocas veces lo veía sonreía, casi nunca lo hacía, pero con él era diferente. Todo era diferente cuando se trataba de él, incluso en el baloncesto.

Kuroko, al ver que Aomine solo le observaba y no se movía, se alzó sobre sí mismo sentándose sobre la cadera del mayor y le besó, notando al momento sus brazos rodearle la cintura para que no se cayera. Se besaron durante un rato, hasta que notó como Aomine le envestía a un ritmo despacio, quizás demasiado, pero sabía que temía hacerle daño por lo que se abrazó a su cuello notando como subía el ritmo de las envestidas al igual que lo hacían sus gemidos.

-          Eres tan adorable Tetsu- le lamió las lágrimas que habían en sus mejillas y empezó a masturbarle, notando como se agarraba a su camisa y enterraba la cara en su hombro. Sonrió para sus adentros y se acercó a su oído- Tú eres mío Tetsu, no voy a dejar que te alejes de mi lado- le lamió y mordisqueó la oreja.

Kuroko se quedó sorprendido cuando escucho lo que Aomine le dijo. Él pensaba que ya no le importaba, que le abandonaría tarde o temprano pero vio que tan equivocado estaba. Apretó el agarre en la camisa y aumentó el ritmo de las embestidas, cosa que el moreno no tardo en imitar, y ambos llegaron juntos al climax. Aomine en el interior de Kuroko y este en la mano del moreno.

-          Aomine-kun, yo…- intentó estabilizar su respiración antes de seguir hablando- yo no me iré de tu lado nunca- le pesaban mucho los ojos, estaba muy cansado- Te amo Aomine-kun- finalmente apoyó la cabeza en el hombro del moreno y se quedó dormido. Aomine por su parte se quedó mirando al pequeño. Sonrió.

-          Yo también te amo Tetsuya- dicho eso le dio un beso en la cabeza y miró hacia el cielo. Realmente era muy tarde, debían darse prisa si querían llegar a la cena.

Kuroko se despertó algo sobresaltado y miró alrededor. Estaba en la calle, con sus ropas bien puestas y, lo que era más raro, se estaba moviendo. Cuando se despertó del todo, se dio cuenta que estaba siendo cargado por Aomine lo que hizo que se ruborizara un poco. Daiki se dio cuenta de que Tetsuya se despertó, por lo que se giró para mirarle.

-          Yo Tetsu, buenos días. ¿Cómo ha dormido mi pequeña princesa?

-          Aomine-kun, por favor no digas cosas tan vergonzosas en la calle y bajame, puedo caminar- hizo un gesto de querer bajarse pero Aomine apretó el agarre impidiéndole así bajar.

-          No quiero soltarte, además de que lo más seguro es que no puedas caminar. Creo que esta vez me excedí un poco pero, ¿sabes una cosa? Me puse muy feliz cuando fuiste a buscarme- sonrió muy felizmente.

-          Si que fuiste un poco bruto pero… no estuvo mal- se sonrojó hasta las orejas, hacía tiempo que no veía esa sonrisa.

-          Jajajaja, entonces la próxima vez también me quedaré durmiendo, así tendrás que volver a venir a despertarme, ¿no?

-          Que remedio pero para la próxima encontraré un método más efectivo para despertarte.

-          JAJAJAJA, lo estoy deseando ver.

Y, después de una tarde muy ajetreada, los chicos se dirigían a sus casas felizmente, compartiendo alguna que otra mirada o sonrisa cargada del más puro amor.

Mientras tanto, en Teiko…

-          ¡KUROKOCHIIII! ¿DÓNDE ESTÁS? No me abandones a la intemperie Kurokochii~~ 

Notas finales:

Uff, espero qu os haga gustado leerlo tanto como a mí escribirlo. La verdad es que la inspiración para este relato lo saqué de mi curso de Infomática y de algunas historias de Shiga-sama (*se escucha d fondo* Te queremos Shiga-sama *3*/)

Lo de las clases es cierto, me reía mucho mientras escribia y el maestro me miraba en plan de "¿Que le pasa a esta niña? ¿Ya se le ha ido la olla?"

En fin, no os entretengo más, espero vuestros reviews, lechugazos o tomatazos de vuestra parte.

Sin más, me despido.


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