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— Y se supone que es mío ¿No?—. Le pregunto sarcásticamente, lo último que le faltaba que la zorra de Natsuki le quisiera enjaretar un bebé que estaba cien por ciento seguro que no tenía nada que ver con él, a saber cuántas parejas tenía la peli roja. Cansado tomo una cerveza del refrigerador, le daría tiempo a Shuichi para que se tranquilizara e iría a buscarlo, como siempre.
— No se supone, querido. Sé que es tuyo… Yo en comparación a tuya, no me voy acostándome con cualquiera.
— Claro… Y por eso te acostaste conmigo recién conociéndome y teniendo pareja los dos… Ve con esta pantomima a alguien más y déjame tranquilo, suficiente me has jodido el día de hoy.
— Jodido ¿Yo? Te recuerdo que has sido tú el que me citó aquí, sabiendo perfectamente que mi departamento está vacío siempre y dispuesto para ti, ¡Admítelo querías que tu adorado Shuichi se diera cuenta de la clase de persona que eres!
— ¡Es suficiente! ¡Lárgate! ¡Fuera de aquí! No quiero volverte a ver—. La tomo del brazo jalando de ella sin consideración hasta la puerta.
— ¡Esto no se quedara así! Volverás a saber de mí, lo juro Eiri—. El escritor no sabía con quien se había metido, haría de su vida un infierno hasta que consiguiera lo que quería y él era precisamente su objetivo.
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— Por fin se lo comió todo—. Dijo contenta la madre de Shuichi dejando los platos sucios sobre el lavabo.
El día en que su hijo llego llorando supo que algo tenía que ver su escritor favorito, pero por más que intento no le pudo sacar nada. ¡Cuánto le gustaría que las cosas se arreglaran pronto entre ellos! Y que su nietecito pudiera tener a ambos a su lado, porque si, lo primero que había hecho Shuichi al llegar a casa fue comunicarles que iban a ser abuelos… Y tía, claro, porqué su hermana vivía aun con sus padres, la familia recibió la noticia con alegría y la futura abuela se auto encomendó la tarea de cuidar a su hijo y que comenzara a comer mejor.
— ¡Qué bueno! No es bueno para el bebé que haga esos ayunos.
Maiko sentía por lo que estaba pasando su hermano, no sabía que era lo que había ocurrido entre la pareja, ella suponía que tal vez el escritor no se había tomado muy bien la noticia del futuro bebé. Era muy triste ver a Shu llorar encerrado, su hermano siempre feliz y lleno de energía no merecía sufrir como lo estaba haciendo y menos con su sobrino en camino. Una idea loca le pasó por la cabeza, iría a visitar a su cuñado, tal vez podría ayudarle en algo a su querido hermano.
— Me alegra que haya venido a casa, usualmente se refugiaría con Hiroshi, nadie como la familia para curar un corazón roto—. Mamoru Shindou siempre trataba de ver el lado bueno de todo y amaba a su familia, Yuki Eiri nunca fue santo de su devoción—. Deberíamos dar un paseo, ir a la playa de vacaciones, podríamos irnos unos días toda la familia, tiene tanto tiempo que no salimos a ningún lado que ya no recuerdo lo que se siente.
— Buena idea cariño, unas vacaciones le harán bien a nuestro bebé, le subirá los ánimos.
— Estoy de acuerdo, podemos ir a Sesoku, ¡Será divertido! Justo lo que necesita Shuichi…
— Conseguiré los boletos de avión, hare reservaciones en ese lindo hites que vimos en la revista de turismo, querida tu encárgate de las maletas.
— Hare una lista de las cosas que nos harán falta y después iré de compras—. Y a visitar a cierto rubio que tenía que responderle un par de preguntas…
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— Tenemos que trabajar, sé que Shindou está mal pero no es momento para estas cosas. Hay un disco que estrenar en menos de un mes.
— Los primeros meses serán difíciles para él, entiende Suguru es su salud y la del bebé, además las canciones ya están terminadas, estoy seguro que si hay algún cambio que hacer vendrá de inmediato, podemos dar una pequeña gira antes de que se note el embarazo, no creo que sea muy cómodo para él dar un espectáculo con una barriga prominente.
— You have to visit to our little pink hair boy Hiroshi! Tiene desde el lunes que no sabemos nada de él.
— Esta con sus padres, voy a ir hoy—. Después de la visita sorpresa de Yuki Eiri se dio a la tarea de localizar a su amigo, no había sido difícil, era obvio que iría a casa.
— Nos tomaremos esta semana de descanso y después regresarnos al trabajo de promoción, conversare con Tohma y le explicare la situación, do you understand guys?
- Hai…
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— ¿Estas comido bien?—Le preguntó Hiroshi, el aspecto de su amigo era enfermizo, en dos días había decaído mucho. El peli rosa asintió con la cabeza—. Eiri fue a verme.
— No quiero volver a saber nada de él, Hiro.
— Shu… Sabes que Yuki Eiri no es por mucho mi persona favorita en este mundo pero es el padre de tu hijo, no puedes olvidarte de él así como así. Lo que hizo es imperdonable, lo sé, pero el nene merece un padre, no tiene la culpa de lo que pase entre ustedes.
— ¡Me engaño Hiro! ¡Tienes idea de lo mucho que demuele eso! ¡Lo odio! ¿Cuánto tiempo tenia engañándome? ¡Le llamaba Eiri! ¡Eiri! A mí nunca me ha dejado llamarlo por su nombre.
— Shu—. Al ver que su amigo comenzaba a llorar lo abrazo—. Calma, pequeño, todo va estar bien.
— Además que clase de padre sería, no sabe expresar lo que siente, es un desorden, no cuida ni siquiera de sí mismo, Hiro. Dejar a Yuki Eiri es lo mejor, para mí y para el bebé… Nunca podre perdonarle lo que hizo.
— Tomate estas vacaciones para meditar lo que harás, descansa y aclara tus ideas, sabes que yo estaré a tu lado decidas lo que decidas… Además eres mi padrino y te necesito con ánimos para mi boda.
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Yuki Eiri estaba en un proceso de auto destrucción, cuando fue a buscar a su pareja a casa del guitarrista de Bad Luck y no le encontró se había preocupado mucho, gracias a Kami-sama recibió una llamada de la hermana de Shuichi diciéndole que su hermano estaba en casa, el habría querido salir a buscarlo inmediatamente pero Maiko le dijo que no era buen momento, que su hermano estaba mal y no quería ver a nadie, lo que le hizo sentirse más mierda aun de lo que de por si se sentía. No podía comía toda clase de olores le daban nauseas por las mañanas, no podía dormir. No soportaba entrar a su habitación, siempre evocaba a Shuichi y su mirada de decepción así que utilizaba su despacho como dormitorio provisional hasta que cambiara los muebles, o mejor aún de departamento. Pero primero tenía que asegurarse que su pequeño regresara a su lado.
Se había dado cuenta de lo importante que era para su existencia la presencia del peli rosa en su vida. La casa se sentía vacía y fría sin él, ya no había nadie que estuviera preocupándose porque comiera bien o que comenzara el día con un café o un desayuno normal en lugar de una cerveza, nadie que se pegara a él en las noches en busca de calor. Le extrañaba y lo quería de vuelta, haría lo que fuera para recuperarlo.
Lo último que necesitaban eran visitas.
— Pensaba que mi hermano era el único que estaría mal, pero me alegro mucho que estés igual de mal que él—. Le dijo entrando al departamento con un par de bolsas en las manos, como si de su casa se tratara las puso sobre la mesa—. Te traje comida, asumo que no has comido muy bien estos días.
— ¿Te mando Shuichi?
— No, él no sabe que estoy aquí—. Maiko metió en el microondas un plato y los restantes los puso dentro del refrigerador, tomo un par de jugos de las bolsas y le sirvió uno en un vaso. Eiri resignado se sentó en uno de los bancos de la lujosa barra de su cocina y espero a que su cuñada terminara de servirle—. Come.
— ¿Cómo esta Shuichi?—. Preguntó comenzando a comer lo que seguramente había preparado su suegra.
— Mal, ¿Cómo querías que estuviera? No ha querido comer muy bien, no para de llorar, no ha salido para nada de su habitación, papá decidió que tomáramos unas vacaciones, que creo que es lo mejor para él, no es bueno tanto estrés para el bebé.
— ¿Bebé? ¿De qué bebé estás hablando?—. La cuchara se le cayó de las manos.
— Ahm… Creo que mejor me voy… Solo quería asegurarme que estuvieras bien—. La había cagado y bien hecho, Yuki no sabía del bebé, su hermano nunca le perdonaría su indiscreción. ¿Pero entonces porque había botado a Shuichi del departamento?
— No vas a ninguna parte mocosa—. Le dijo impidiendo que pudiera seguir recogiendo los refractarios de su madre tomándola de la muñeca—. ¿Qué bebé?
— Ahm… Pensé que habías echado a mi hermano porque…
— Yo no eche a Shu… él me dejó…
— ¡Ahhhh no puede ser! Pero… ¿Por qué? Mi hermano te adora…
— Me descubrió con mi amante.
— ¡Cerdo!—. Le grito dándole un puñetazo directo a la mandíbula, tenía que reconocer que era fuerte para ser mujer, le pego con tan duro que le hizo retroceder para evitar caer al piso—. ¡Y yo que venía a tratar de ayudarte! ¡No te los mereces, bruto!—Le grito, tomo los refractarios que le faltaban y se fue por donde llego, antes de salir del departamento fue detenida de nuevo por el escritor.
— ¿Shuichi está esperando un hijo mío? ¿Es eso verdad? ¡Por favor Maiko, responde!—. Le suplico, parecía arrepentido y acongojado… Era una bocazas.
— Si *suspiro* pensé que le habías corrido de casa por eso… Mi intención era venir a hacerte abrir los ojos pero…
Un bebé… Shuichi estaba esperando un hijo suyo y no le había dicho nada… ¿Desde hace cuánto lo sabía? Sabiendo esto en definitiva no podía perderlo… No con su bebé en camino…
— Maiko tengo que ver a Shuichi…
— Dudo mucho que él quiera verte, saldremos hoy mismo y no quiero que te le acerques ¿Entiendes?
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Shuichi se había quedado dormido sobre la tumbona, su familia descansaba igualmente y tomaban unos tragos, todo era tranquilidad. El mar estaba muy quieto esa mañana, la noche anterior cuando llegaron había olas altas y no habían podido salir a la playa, Shuichi amaba los paseos nocturnos en la costa.
Pero ese día era perfecto, hacía calor pero no sofocaba y la arena estaba tibia, habían más familias pero no estaba abarrotado, lo bueno del centro vacacional que había escogió su padre era que hacían pocas reservaciones y era un lugar grande, era costoso pero tenía tiempo ahorrando para llevar a su familia de viaje, Shuichi había querido pagarlo pero su padre no se lo permitió. El peli rosa dejo el reproductor de música con su toalla y se levantó, caminaría un poco.
— ¿Todo bien cariño? — Le pregunto Kotoko mientras estudiaba el siguiente movimiento en tablero de damas chinas.
— Si, iré a dar un recorrido por aquí.
— Ve con cuidado hijo.
Nada mejor que un buen paseo con la mente despejada para tomar decisiones, necesitaba un cambio, un niño no podía hacerse cargo de un bebé y mucho menos siendo padre soltero, habia llegado el momento de madurar, amaba a su hijo y le quería dar todo lo mejor, una infancia llena de amor para que cuando crecería fuera un hombre de bien o una mujer…
Lo primero que haría iba a ser buscarse un nuevo departamento, independizarse. Recordaba uno cerca de NG a un precio bastante asequible cuando estaba ayudando a Hiro a buscar casas donde vivir con Ayaka, el lunes ya de regreso en Tokio pediría informes pero antes hablaría con Seguchi para que pudieran controlar las fechas, quería trabajar hasta que comenzara a notársele y después se tomaría un año sabático que le dedicaría su hijo por completo, no regresaría con Yuki…
No volvería a caer, lo amaba y dudaba mucho que pudiera dejar de hacerlo algún día pero no soportaría que volviera a traicionar su amor. No más.