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Andar con niños causa problemas por Etiel

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Notas del fanfic:

Este fanfic, como sabran, es de Kuu-neko 18, mi mejor amiga y casi hermana. Con su permiso y autorisación, por supuesto, re escribí esta historia que siempre me gustó mucho y quise verla terminada. Hay varias cosas que he cambiado, pero la trama original se mantendra y intentaré ser lo más constante posible con las actualizaciones, aunque no prometo nada.

 

 

1

Se sobresaltó al escuchar el ruido de la alarma resonar por toda la habitación. Extendió su mano hasta la cómoda, tomó su celular y lo apagó a tientas. Resoplando de mal humor y con un dolor de cabeza que le perforaba el cerebro; se levantó a regañadientes de la cama. Se talló el rostro, poniéndose de pie y dirigiéndose al baño aún adormilado. Se sentía tan cansado y molido, que realmente le costó mucho caminar hasta la regadera y abrir la perilla de agua fría. Eso, por lo menos lo terminó por despertar, pero no le quitó la horrible jaqueca matutina.

Últimamente sus periodos de insomnio eran más largos. No importaba que tan cansado estuviera ni cuanto deseara descantar, no podía. Había ido con el doctor y éste le había recomendado unos somníferos, pero principalmente que intentara relajarse. Lo que tenía, según el doctor, era un estrés muy fuerte, sino lograba llevarla tranquilo, las consecuencias podrían ser desde migraña, hasta diabetes.

Sin embargo lo que el doctor no sabía, es que el importante arquitecto Uchiha Sasuke, no le importaba estar al borde del colapso mental. Si su jefe le decía que tenía que terminar los planos para mañana, él los entregaba; si le decían que preparara una presentación o que estaba encargado de un proyecto, él sólo sonreía y corría a su oficina para apartar todo lo que tuviera que hacer para concentrarse en su nueva enmienda. Todo para cumplir su sueño de convertirse el socio de su Jefe, después de eso, no tendría que volver a preocuparse por nada. Ese era su más ambicioso objetivo.

Sólo un poco más…

Un poco más y podría alcanzar el éxito. Casi podía sentirlo hasta en la punta de sus dedos.

Siempre se decía eso, cuando sentía que ya no podía más y se encontraba a punto de renunciar, pero ahora no le preocupaba nada más que el cansancio de su cuerpo, el dolor de cabeza y la irritación de escuchar a su estúpida novia gritar por todo el apartamento sobre si deseaba desayunar. Él le había dejado muy en claro que nunca comía nada por las mañanas, pero día tras día, ella insistía con lo mismo. ¡Lo tenía harto! ¡Ya! ¡Basta!

Salió de la regadera, mojado y desnudo, con el jabón aún en el cuerpo. Se dirigió hasta la cocina y con una mirada asesina, le plantó cara a su novia de una vez por todas. Él sabía, mejor que nadie, que esa relación no iba a funcionar, sin embargo por que el sexo era bueno y podía tenerlo cada vez que él quisiera, fue que mantuvo la paciencia hasta este punto, pero ya no. No señor. Esto se iba a acabar ahora mismo.

-          Rin- la llamó, pues esta se encontraba haciendo su desastre en la cocina.

-          Amor, vaya sorpresita me has dado tan temprano- sonrió coqueta- pensé que tenías una junta muy importante a primera hora, por eso pusiste la alarma del celular más temprano de lo usual.

-          Se acabó- soltó, con los labios apretados y el rostro rojo de ira.

-          ¿Se ha acabado el agua? Te dije que estuvieras al pendiente de la factura, si me hubieras hecho caso la vez que te dije eso…

-          No estoy hablando de eso- le cortó.

-          Oh, entonces es por el desayuno, no te preocupes te he dejado algo…

-          ¡No hablo de eso!- gritó, harto.

-          ¿Qué pasa Sasuke? ¿Te has levantado con el pie izquierdo esta mañana?

-          ¿¡Puedes hacer el favor de callarte!? ¡Dios!- crispó sus manos- He dicho que se acabó, mujer. Termino con la relación. Se acabó. Punto final- espetó-¿Entiendes o prefieres que te lo explique con palitos y bolitas?

-          Pero…

-          ¡Lárgate!- ordenó- ¡No quiero volver a verte en mi puta vida!

Ella parpadeó extrañada sin entender lo que estaba pasado, pero después del grito inicial, una furia nació desde su estómago y sus facciones se desencajaron de coraje e indignación, más que de tristeza. Tomó su bolso, tiró el mandil que tenía puesto y lo fulminó con la mirada, a su ahora ex novio.

-          ¡Eres un cerdo!- le respondió, se acercó a él y le dio una fuerte bofetada- ¡mis amigas tenían razón, eres un imbécil!

La mujer, morena, de uno sesenta de altura, pechos y trasero voluptuoso, pero firmes, tomó sus cosas y salió azotando la puerta. El ambiente quedó tenso por un par de segundos, pero para Sasuke fue lo mejor para empezar la mañana. Desde hacía meses que quería deshacerse de ella, pero por una u otra razón no se había podido, hasta ahora que había llegado a su límite de paciencia.

-          Hubiera hecho esto antes- murmuró un poco irritado, dando media vuelta y regresando al baño.

 Iba caminando hasta su cuarto de baño, con la mente en otro lado, por eso, antes de darse cuenta, se resbaló y cayó de bruces al suelo. Todo pasó tan rápido que aduras penas pudo meter la mano para para no caer totalmente de espaldas, sin embargo el hacer eso, provocó que todo su peso recayera primero en su mano. Eso hizo que algo tronara. Se quedó varios minutos en el suelo, mojado, desnudo y con un dolor insoportable en la muñeca.

-          Puto Karma- murmuró escupiendo las palabras y levantándose con mucho cuidado.

Se metió al baño con pasos temblorosos, abrió la regadera  para enjuagarse y al salir, el sacarse con la toalla y cambiarse de ropa, fue algo que le tomó el doble de esfuerzo de lo normal. A duras penas le daba tiempo de llegar a la oficina con unos minutos tarde. Tomó su maletín, tan apresurado como fue capaz y bajó las escaleras de su edificio lo más rápido que fue posible, pues al parecer el elevador ese día estaba fuera de servicio, el único problema era que vivía en el 6 piso.

Sintió su muñeca doler cada vez que movía con brusquedad, pero eso fue el menor de sus problemas en ese momento. Si no llegaba a tiempo a la presentación estaría muerto. Llevaba trabajando en ese proyecto dos meses. Él se había encargado desde los planos, hasta la maqueta, como la presentación, entre otras cosas. Además, los inversionistas eran clientes muy especiales y bastante exigentes, así que se había dedicado en cuerpo y alma a ese proyecto del restaurante, como para que ahora tuviera que salir mal, por una racha de mala suerte.

Tomó un taxi 5 minutos después de que saliera a la calle. Prácticamente se aventó contra él, dando la dirección de carretilla. Se dejó caer contra el asiento, sin despegar la mirada de su reloj y sintiendo el sudor perlar sus mejillas y frente. Cuando llegó al edificio donde trabajaba, pagó al taxista y bajó del auto echo una bala. Tan pronto como entró en el piso, en el cual se iba a hacer la junta,  su secretario corrió hasta él diciéndole que todo estaba tal y como él lo había pedido. Le dio detalles técnicos y el control para las diapositivas. Cuando terminó de hablar, Sasuke le pidió que sacara una cita con el médico, explicando todo en cuatro palabras exactas: “me jodí la muñeca”.

Al abrir las puertas de la sala de juntas, se disculpó por el retraso y de inmediato comenzó con toda su explicación, tratando de ser lo más claro posible, indagando en algunos detalles, saltándose otros irrelevantes. La presentación duró cerca de 45 minutos, de los cuales todos estuvieron atentos y callados a lo que el Uchiha decía. No fue hasta que finalizó y pasaron a las preguntas, que todas las dudas se expusieron, pero todo fue fácilmente contestadas por un, inexplicablemente, carismático Uchiha.

Una hora y media después, todo estaba arreglado, ahora sólo faltaba que se firmaran algunos papeles y todo estaría arreglado. Él, simplemente se quedó callado, escuchando atentamente a los inversionistas cambiar de tema y hablar de nuevos proyectos, pero a Sasuke, en estos momentos no le importaba en lo más mínimo las nuevas inversiones, sino el palpitante dolor en su muñeca derecha.

¡Lo estaba volviendo loco!

Soportó lo mejor que pudo, con una sonrisa forzada en el rostro e intentando no perder el hilo de la conversación. La tortura psicológica y física terminó media hora después. Todos se levantaban para ir a desayunar, pero él, yendo en contra de todos sus deseos, se disculpó diciendo que necesitaba ir con el médico. Como es de esperarse, todos le preguntaron por qué, más su jefe que lo estaba asesinando con la mirada. Él, más avergonzado que otra cosa, dijo la verdad, que se había caído y lastimado la muñeca. Todos comprendieron su urgencia, así que no tuvo ningún inconveniente en librarse del desayuno con los inversionistas.

Sabaku no Kankuro, su secretario, entró a la oficina y le informó que tenía la cita en una hora. Puso en la mesa dinero en efectivo, una pastilla y pomada para desinflamar, vendas y un café negro, bien cargado. Todo como si le hubiera leído la mente a su jefe, y bueno, después de trabajar con un ogro como Uchiha Sasuke, uno aprende a ser eficiente y eficaz en todo. Sin mencionar, que llevaba trabajando para él casi 4 años. Para este entonces, ya sabía cómo manejarlo, que le gustaba, que no y cuando hablar. Sí. Todo, con el señor Uchiha, era con pinzas y modales. Sin embargo, Kankuro no le importaba, la paga era buena y Sasuke ya no gritaba tanto.

-          Gracias, Kankuro- murmuró, tomando su taza de café y dejando que su secretario se encargara de su mano.

-          De nada, jefe- contestó, colocando la pomada y vendando lo más suavemente posible- sé que este no es el momento para esto, pero quiero recordarle que pasado mañana me caso y que me voy de luna de miel.

El agradable y despreocupado momento que estaba disfrutando Sasuke, fue interrumpido por algo que, por alguna extraña razón, había olvidado por completo. Casi se atraganta con el café y al intentar usar su mano para limpiarse, se embarró un poco de pomada y de pasó  balanceó la tasa y le calló café a la blanca camisa. Antes de que empezara a gritar y maldecir, Kankuro, tomó la taza de café, sacó su pañuelo y le limpió la boca a su jefe, para después tomar su mano y amarrar bien la venda.

-          Tengo otra camisa en mi oficina, limpia y lista para que la use- lo calló e hizo que se sentara de nuevo a regañadientes.

-          Ni siquiera me dejas enojarme en paz- se quejó el Uchiha, quitándose la corbata.

-          No es necesario que se estrese por tonterías.

-          Lástima que eres hombre, serías una buena esposa- gruñó, quitándose el saco y acomodándolo en la mesa.

-          Gracias por el cumplido- respondió con una sonrisa, tomando la camisa de su jefe, después de que se la quitara- llevaré esto a la tintorería después de que lo deje en la clínica.

-          Sí… gracias…- murmuró a regañadientes, dejándose caer en el sillón.

Cuando pensó que por fin iba a tener unos segundos de paz, la voz chillona de una de sus compañeras de trabajo, se escuchó al abrir la puerta. No se esforzó en ocultar su expresión de molestia y dirigir una mirada despectiva, a la despampanante mujer que acababa de entrar. Su cabello rojo y suelto, junto con sus lentes de armazón cuadrados, le hacían lucir, simplemente fabulosa, aunque era la peor pesadilla de Sasuke.

¡La odiaba! ¡Era una maldita hipócrita, con aires de grandeza y una ninfómana que no sabía controlar sus manos!

-          Ahora no Karin- dijo con una voz agria y fuerte, cuando vio que la joven tenía toda la intención de colocar sus manos en sus hombros- ¿qué quieres?- preguntó, intentando parecer indiferente.

-          Nada, sólo quería saber cómo estabas- contestó con su sonrisa más coqueta, sentándose frente a él y cruzando su pierna provocativamente- el jefe me dijo que te lastimaste la muñeca.

-          Sí. Estoy bien. Ya puedes irte en paz- habló como siempre, pero no sirvió de nada, mejor dicho, nada servía contra esa mujer.

-          Vamos, no seas cruel. Sólo quería saber en qué puedo ayudarte- se inclinó hacía enfrente mostrando sus enormes pechos.

-          Nada- se levantó, tomando el dinero y metiéndolo en su cartera- si me permites tengo que irme.

-          Señor Uchiha- habló Kankuro, justo a tiempo como siempre.

-          Sí, ya voy.

Tomó su sacó y la corbata, se lo pasó a Kankuro mientras él se colocaba la camisa limpia, con ayuda de su secretario se colocó el sacó y acomodó la corbata en menos de un minuto. Todo fue observado bajo la atenta mirada de Karin, que se sintió tan ofendida como siempre que Sasuke la rechazaba y tan excitada, porque él se hiciera el difícil. Él había sido el único hombre que se había resistido a sus encantos desde que llegó a la oficina y la verdad no entendía cómo era posible eso, ya que, en toda su vida, nadie había sido tan necio como él. Sí. Necio, orgulloso, inflexible, gruñón y estirado, ese era Uchiha Sasuke, su principal objetivo. No quería una relación con él, claro está, pero sí que deseaba doblegarlo.

-          Suerte en el medico- dijo en voz alta, sin recibir ni una mirada- tan lindo como siempre- habló sarcástica, levantándose y regresando a su oficina. Le encantaba hacerlo rabiar.

2

-          ¡¿Qué le pasa a esa maldita loca?!- espetó Sasuke, sin aguantarse un segundo más, una vez que entró en el auto y nadie más que Kankuro pudo escucharlo- ¡Diablos, no puedo creer que no se rinda!

Su secretario no contestó absolutamente nada, sólo se dedicó a escuchar cada una de las quejas de su querido jefe. Luego de varios minutos de camino, Kankuro puso algo de música clásica cuando Sasuke se calmó y se adormilo en el asiento de atrás. Después de media hora de camino, más que nada por el tráfico, lo dejó en la clínica, no sin antes avisarle que iba a dejar la camisa a la tintorería, que le hablara si salía antes del consultorio del quiropráctico.

El día pasó sentado en la sala de espera, la radiografía, el anuncio de que tenía una factura ósea, el yeso en su muñeca y el consejo de unos días de descanso obligatorios. Sasuke, tomó la receta y salió de ahí fastidiado. Tenía un dolor de cabeza horrible y sólo deseaba regresar a su casa, y cometer el pecado de descansar. Realmente no tenía ganas de saber nada de nada. Su día había sido un asco, desde que se despertó y eso que sólo habían pasado cuatro horas.

Le marcó a Kankuro por teléfono, al darse cuenta que no se encontraba afuera como se supondría. No le respondió a la primera, ni a la segunda, cosa que extrañó completamente al Uchiha e inconscientemente lo preocupó. Cuando Kankuro por fin contestó el celular, su voz al otro lado, sonó entre preocupada y ansiosa.

-          Jefe, lo siento, me olvidé completamente de usted, pero ahorita voy para allá.

-          ¿Qué pasó?- preguntó Sasuke, extrañado por escucharlo de esa forma.

-           Mi hermana tuvo un accidente en el auto y ahorita está en el hospital, me voy a tardar un poco así que si quiere…

-          Está bien. No te preocupes, quédate con tu hermana- lo interrumpió- tomate el día libre hoy y mañana. Al parecer yo tengo que hacer lo mismo. Si pasa algo me avisas y nos vemos en tu boda.

-          Muchas gracias, jefe. Disculpe las molestias.

-          Está bien. No te preocupes. Buen trabajo y espero sigas aguantándome, cuando regreses de tu luna de miel.

-          Claro que sí. Bueno, me tengo que ir. Nos vemos.

-          Sí. Adiós.

Uchiha Sasuke, cerró su celular un poco más tranquilo, al menos todo estaba bien. Tal vez la mayoría del tiempo, sino es que todo el tiempo se portaba como un bastardo con casi todo el mundo, pero Kankuro era su mano derecha, lo había apoyado siempre y soportaba su mal humor. Ahora que había pasado algo así, no tenía más opción que comprenderlo y apoyarlo. Bueno, al menos eso creía que era lo correcto y equitativo.

Sacó de nuevo su celular, comenzando a caminar hacia su casa, no quedaba muy lejos de ahí y le hacía falta estirar un poco las piernas. Luego de unos minutos de buscar el contacto de su Jefé, le marcó e informó lo que le había dicho el médico. Éste le dijo que se tomara toda la semana, si era necesario, pero que el miércoles de la semana que venía quería verlo más relajado. Lo felicitó, de nuevo, por su maravilloso trabajo y le dijo que tenía preparado un nuevo proyecto para él. Cuando estaba a punto de despedirse, sintió como algo impactó contra su cuerpo e hizo que se callera de sentón. Su celular salió volando y su mano fracturada, dolió horrores.

La cólera subió por su garganta en un dos por tres.

-          ¡Mocoso, por qué no te fijas por donde vas! ¡¿Estás ciego o qué?!- le gritó, al rubio que se encontraba aturdido por el golpe.

-          ¡¿A usted que le pasa anciano?! ¡Usted fue el de la culpa!- respondió, parándose y tomando las cosas que se le habían caído de su mochila.

-          ¡No me jodas maldito mocoso, por traer estás porquerías, es que no te fijas por donde vas!- le movió los audífonos de sus hombros, recibiendo un manotazo como respuesta.

-          ¡No me toque!

-          ¡Pues fíjate al caminar!

-          Disculpen…- dijo un hombre que se había parado a recoger los celulares de ambos y los tenía en su mano.

-          ¡¿Qué?!- reaccionaron ambos, mirándose con un odio que no se preocupaban por ocultar.

-          Sólo quería devolvérselos- contestó el hombre, intimidado.

-          Gracias- dijo Sasuke, recobrando la compostura y tomando su celular- y tú, mocoso, fíjate por donde vas la próxima vez.

El Uchiha hizo oídos sordos a la grosería que le gritó el rubio y en su lugar, tomó el primer taxi que vio y le dio la dirección de su casa. Se dejó caer exhausto y con un dolor de cabeza que lo estaba taladrando. Definitivamente este no había sido su día. Lo único que quería era llegar a su casa y acostarse y no saber nada del mundo. Estaba fastidiado, cansado y harto de todo. 

Notas finales:

¿Les gustó?

¿Sí?

¿No?

¿Por qué?

 

Nos vemos en el siguiente capítulo :)


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