ONESHOT
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PALABRAS DE AMOR
Te amo…
Esas fueron las primeras palabras que salieron de mi corazón, te amo fue lo que te confesé aquel caluroso verano, me arme de todo mi valor y las deje salir de mi boca sin más, creía que era el ser más frio y déspota del mundo, sin corazón, sin alma sin sentimientos herbívoros, era un ser perfecto, fuerte, respetado al igual que temido, inteligente y disciplinado, pero te conocí a ti un pequeño conejito asustadizo, tierno, dulce, angelical, torpe, hasta cierto punto tonto, todo lo contrario a lo que yo era, y sin embargo fuiste tú quien me cautivo, tu que no tenías nada de lo que yo poseía, te acercaste a mí y me di cuenta que yo no tenía corazón ni alma porque se encontraban en la tuya, desde antes de conocerte tú ya eras el dueño de mi ser.
Al principio me conformaba con observar tus sonrisas angelicales a lo lejos, verte caer y reír de ti mismo, rodearte de amigos, ser todo lo que yo nunca podre ser, me enamore como un idiota de ti, desesperado por acercarme más, te confesé mis sentimientos, mi corazón se paralizo al ver tus ojos miel llenos de lágrimas y de tus temblorosos labios salieron palabras de desconsuelo, pensabas que estaba jugando contigo, que no merecías que me burlara de ti, que si ya sabía tus sentimientos te mordiera hasta la muerte pero que no rompiera tu corazón, ahora desearía haberte mordido hasta la muerte aquel día y olvidarme de ti a tener que soportar el hecho de que tú ya no estas a mi lado, que jamás podré volver a verte y que todo fue mi culpa, te engañe y traicione a pesar de ser tú el ser al cual más he amado.
Mi respuesta no fue esa todo lo contrario te abrase posesivamente y te dije que era verdad que te amaba, palabras de las cuales ahora me arrepiento, tú me miraste con ternura y sonreíste tan hermosamente que mi corazón empezó a latir de nuevo, y sin que yo me lo esperara me besaste, mi primer beso, mi primer amor, te correspondí de inmediato capturando tus delicados y suaves labios entrelazando nuestras lenguas en una danza de amor, ese mismo día te hice mío, recorrí tu tersa piel nívea, tus delicados pezones, el dulce aroma a vainilla que emanas aun lo recuerdo, nos fundimos en una acto puro de amor, era realmente feliz, te tenia a ti lo único que deseaba en este mundo, lo único que me motivaba a vivir, eras tú y me pertenecías.
El tiempo paso, fuimos a la misma universidad, y cada día que pasaba nos amábamos más así que decidimos que lo ideal sería vivir juntos, y así fue poco paso para que entre los dos rentáramos un pequeño apartamento a las afueras de la ciudad en un barrio tranquilo donde los niños salían a jugar todas las tardes, éramos felices, y entonces un día me arme de valor y te propuse matrimonio, te amo, fueron las palabras que salieron de tu boca seguidas de un sí, te amo fueron las palabras que te susurre al oído ese día, el día más feliz de mi vida, te amo…
Una propuesta de trabajo te llego de improviso, te daban un gran contrato en Italia, algo que impulsaría tu carrera como pintor, me miraste a los ojos y me preguntaste si te acompañaría, un si salió de mis labios antes de que lo pensara, te amaba tanto que no me importaba ir al fin del mundo con tal de estar a tu lado.
Al llegar a Italia fue trabajo tras trabajo todo el día te mantenías fuera de casa, en exhibiciones y demás, eras feliz, sin embargo yo no tenía la misma suerte que tú, el trabajo para mí no llegaba, y es que nadie contrataba a un cuasi abogado que no termino el ultimo semestre de la licenciatura, desesperado recorría las calles de Italia, no me gustaba la idea de que fueras tu quien corriese con todos los gastos, me sentía impotente, frustrado y ahora que lo pienso idiota, me rio de mí mismo por haber pensado de esa estúpida forma, tan concentrado estaba en mis pensamientos que no sentí cuando algo se estrelló contra mi cuerpo, un joven de mi misma edad, un poco más bajo de piel nívea, cabello platinado y ojos esmeralda, me grito sorprendiéndome un poco le había derramado su café sobre su saco nuevo, en forma de disculpa me ofrecí a llevarlo a una lavandería y de paso le invite un café, platicamos toda la tarde, él también era abogado tenía un bufet reconocido en la ciudad, de inmediato me ofreció trabajo el cual gustoso acepte, pronto nos hicimos amigos, el dinero empezó a llegar al igual que los clientes, la fortuna por fin me estaba sonriendo así que pensé sería buena idea sorprenderte con un gran regalo, y un día te lleve a lo que sería nuestro nuevo hogar una pequeña casa bastante acogedora, te amo fueron las palabras que me gritaste al ver tu regalo, te amo fueron las palabras que te dije al ver tu hermosa sonrisa.
Sin embargo poco duro nuestra felicidad, tu trabajo te mantenía lejos de casa, y el mío igual pasaba más tiempo con mi ahora socio que contigo, apenas y te veía por las mañanas, entonces los días se empezaron a ser rutinarios, te extrañaba con todas mis fuerzas y fue ahí que cometí mi más grande error, te traicione, mi amigo y socio me invito unos tragos para olvidar el estrés del trabajo, bebí tanto que me olvide de mí, al día siguiente desperté en un lugar desconocido, en una cama diferente al lado de quien no amaba, mi socio de ojos esmeralda se encontraba al igual que yo desnudo durmiendo plácidamente sobre mi pecho, la cabeza me daba vueltas y no recordaba nada, solo podía ver tus ojos miel llenos de lágrimas y palabras de desconsuelo saliendo por tu boca pidiéndome que te mordiera hasta la muerte pero que no rompiera tu corazón.
Salí lo más rápido que pude de ese lugar y llegue a casa, tú estabas ahí mirándome con duda, preguntándome donde había pasado la noche, mentí, te dije que había estado toda la noche trabajando en un caso difícil, te mentí en la cara, sin ninguna duda, tú me sonreíste como siempre aunque algo en mi corazón me decía que no me habías creído, te amo fueron palabras que salieron de tu boca con un tono nostálgico, te amo fueron palabras que salieron de mi boca pero no de mi corazón.
Meses después cometí el mismo error te traicione, esta vez no necesite de copas para perderme a mí mismo, no esta vez me deje llevar por mi lujuria, hacía mucho que no te tenia entre mis brazos y no lo soportaba, tu trabajo era posesivo contigo, entonces empecé a cuestionarme si en verdad me amabas a mi o era tu trabajo lo único que te interesaba, con eso en mente, las noches de errores empezaron a ser más seguidas, la pasión y la lujuria se apoderaron de mi ser, te amo fueron palabras que salieron de tu boca pero que yo apenas y escuchaba por salir lo más rápido que podía de aquella pequeña casa que te regale.
Un día con tu dulce mirada miel te enfrentaste a mí, me dijiste que si ya no te amaba, me cuestionabas sobre las noches que no llegaba, pero sin decirte nada te hice a un lado y salí de la casa, te amo fueron palabras llenas de dolor y tristeza que salieron de tu boca, pero que yo no escuche, solo me interesaba ir a ver a mi socio, no le amaba, pero él hacía que mi sangre hirviera por dentro, él me llenaba de placer y deseos, era totalmente diferente a ti, tú eras tierno, él salvaje, tú eras frágil, él pasional, los besos que tú me dabas eran llenos de amor, los besos que él me daba eran ardientes, y entre esos besos me di cuenta de tu presencia, decidiste seguirme ese día que no escuche tus palabras de amor, y me encontraste en la oficina besando como lo había estado haciendo, besaba a mi socio de ojos esmeralda con desesperación mientras tu nos observabas con tus ojos miel llenos de lágrimas, al verte parado ahí frente a nosotros mi corazón se paralizo y recordé que a quien amaba era a ti y lo que estaba haciendo solo era una locura, una traición, el error más grande de mi vida y del cual ahora me arrepiento.
Pero tú solo saliste corriendo sin escuchar mis palabras y excusas, corrías lo más rápido que tus piernas te ayudaban sin mirar tu destino, solo deseabas desaparecer, yo corría tras de ti, sin embargo mi socio de ojos esmeralda me detuvo, no vallas, fueron palabras que salieron de su boca seguidas de un beso, pero yo te amaba a ti y siguiendo mi corazón corrí lo más fuerte que podía para encontrarte y así poder recuperar tu corazón, pero lo que encontré fue algo de lo cual jamás podre perdonarme, tú estabas ahí, tirado en el asfalto, en un charco de sangre, corrías tan rápido que no te fijaste al cruzar una calle, la gente empezaba a rodearte, murmurando sobre el accidente, sobre el auto que se había dado a la fuga después de atropellar a un joven de ojos miel, me acerque a tu frágil cuerpo, tome tu cabeza entre mis brazos, no lo podía concebir, fue mi culpa, fue mi error, mi traición debería ser yo quien estuviera en tu lugar, te amo fueron palabras que salieron con dificultad de tu boca, te amo decías mientras tu mirada miel se oscurecía, te amo mientras la vida te abandonaba, te amo esas fueron las últimas palabras que me dijiste, te amo gritaba con desesperación, te amo palabras llenas de arrepentimiento, te amo gritaba con fuerzas esperando pudieras escucharlas como yo no las oí cuando tú me las decías cada mañana.
Ese día fue el último de toda mi vida, ese día me habías confesado las últimas palabras de amor, ese día me viste salir de la casa, ese frío día de invierno me viste traicionar nuestro amor, ese día te llevaste contigo mi vida.
Te amo, fueron las palabras que confesé frente a tu sepulcro, te amo fueron palabras llenas de arrepentimiento y las ultimas que salieron de mi corazón, te amo grite antes de acabar con mi patética existencia, aunque se bien nunca más poder volver a verte, tocarte, pedir tu perdón, te amo fue lo único que quedó plasmado en mi memoria.
Te amo….