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Noches de Insomnio por MrsKuroUsagi

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Notas del fanfic:

Como siempre yo una bruta para los resúmenes...

¡Bueeeeeeeeeenos, días/noches/madrugadas lo que sea! He vuelto :D

Sa-chan: uy, sí, que emoción *tono de sarcasmo*

...y mi alter ego sigue tan mala como siempre :3 Bueno, aquí les traigo una fanfic que en un comienzo creí que sería un one shot, algo corto, pero en el proceso se alargo y termino en lo que es ahora :D 

Sa-chan: En otras palabras, esta tipa se emocionó y escribió hasta las 4 de la mañana día por medio.

Bueno, esta fanfic se separará en tres partes, las cuales yo iré "acomodando" en el título de cada capítulos. Otra cosa que creo que es importante que sepan, es que el yaoi se demorará un poquito, pero solo un poco. Entonces, les dejo que lean~

 

Agradecimientos: 

Quiero saludar a mi hermosa amiga Coni (más conocida como yeta) por servirme de rata de laboratorio, osea que si ella cree que es bueno y no se enrreda con el tema, quiere decir que es apta para todo público :D.

También dar gracias a Eliana (holi e-e) que yo creo que ella escribe muy bien, y con el hecho de que diga que le gusto la idea me ayuda moralmente :c.

Y finalmente, pero no menos importante, Sasha (Miguel Ángel es de ella, se lo ha reclamado) que me ha ayudado todo el tiempo que escribí esta mierda, a leído todas mis cosas fomes y me da ideas para poder salir de los bloqueos estúpidos que me dan de repente :c.

Sa-chan: Estoy segura que nadie se dará el tiempo de leer esta mierda. 

:c

Notas del capitulo:

¿Alguien se ha dado cuenta que siempre subo cosas cuando es entrada la madrugada?¿No?¿Nadie? Okey :c Antes de que lean, como ya dije antes, sepan que el yaoi va a demorar un poquito (entenderán cuando lean el primer cap) 

Sa-chan: Ya, cállate, solo dejales leer.

¡Esta bien! Lean :3

-¡Es que tú eres un ignorante, Jaime!- reclamó el chico de pelo negro, parándose del asiento en el bus.

 -Simplemente no me agradan las obras de Shakespeare, eso no me hace un ignorante- se defendió el pelirrojo que había sido insultado hace unos segundos, cruzando los brazos sobre su pecho.

 -Estoy seguro de que ni siquiera leíste el libro- rio divertido de la pelea frente a ellos el pequeño rubio azulino, que se encontraba sentado al lado del chico que aún permanecía de pie.

 -Sea como sea, no puedes decir que te dormiste leyendo Hamlet,- siguió protestando el chico alto de pie -¡William Shakespeare ha creado libros que yo he disfrutado!

 -¿Entiendes la magnitud de ese milagro, querido Jaime?- complementó sarcásticamente el rubio, posando una mano en el brazo del pelirrojo para darle a la escena un aspecto más dramático.

 -Esto es bullying, ¿lo sabían?- musitó el ojiverde al momento en que se dio cuenta de la burla en la pregunta de su amigo.

 El pequeño se echó a reír a carcajadas, mientras que el más alto aún miraba con odio al chico que estaba siendo atacado. Si no fuera porque aquel bus transportaba a chicos del mismo colegio y curso, nadie hubieran pensado que aquel grupo de tres chicos eran mejores amigos, casi hermanos. 

La tonta discusión había comenzado cuando el pelirrojo de ojos verdes hizo un comentario inocente acerca de lo aburrido que le había parecido la tragedia de William Shakespeare, 'Hamlet'. Pero el chico olvido que Sebastián, uno de sus mejores amigos, amaba los libros de aquel escritor, ya que estos eran los únicos textos que leía porque le gustaba hacerlo. Los insultos del pelinegro eran apoyados por un pequeño rubio de ojos azules que, más que defender la obra, solo quería incrementar su risa. Aquel niño podía tener un aspecto angelical, pero era todo un demonio.

-Joven Herrera, deje de hacer el ridículo y siéntese- le regañó la maestra de educación física, uno de los adultos que viajaba con todos los chicos y chicas en aquel bus.

El chico obedeció sin decir nada.
Era de costumbre en la secundaria Green organizar un paseo a fines del año escolar a un campamento para sus estudiantes de último año, y este no era la excepción. Todos iban en aquel bus escolar, algunos felices, otros no tanto. Sebastián era uno de aquellos que le daba igual, realmente. Para sus grandes ojos grises no había demasiada diferencia entre la academia y un campamento, ya que de todos modos tendrían a adultos vigilando de lo que hicieran. Y qué decir de aquella estúpida separación estricta entre el dormitorio de chicas y el de chicos. Pero, viendo el lado bueno, no tendrían clases comunes y aburridas por un mes, que era lo que el campamento duraba. En conclusión, no le iba ni le venía aquel viaje.

-¿Dónde está Patrick, de todos modos?- preguntó el pequeño de ojos azules, mirando hacía izquierda y derecha, sacando al pelinegro de sus pensamientos.

 -¿Eh? Pues, ya sabes, sentado con Miguel Ángel- bufó Sebastián, con puya en la boca al mencionar ese nombre, mientras apuntaba aleatoriamente al fondo del transporte escolar.

El grupo de tres se giró en dirección al dedo del ojigris, para ver a su mencionado amigo de pelo rubio, ojos cafés y gafas hablando con Miguel Ángel. Aquella amistad tenía algo así como dos años y medio, ni siquiera la mitad de lo que tenía la de los cuatro amigos. El rubio era el cuarto miembro de aquel grupito en el que estaban Sebastián, Matías y Jaime. Eran siempre los cuatro, en todas ocasiones, aunque todos fueran bastante sociables y populares en la escuela, siempre habían sido cuatro, y nada más que cuatro.

Pero hace casi tres años un tipo de pelo castaño claro y pequeños ojos azules cristal se despidió de su mejor amigo, quien viajó al extranjero por motivos de estudios. Miguel Ángel no era un antisocial ni nada parecido, pero su único amigo estable ya no estaba en la ciudad, por lo que por varios meses comía su almuerzo solo en la cafetería de la academia, no tenía con quien hablar en clases o en los pasillos durante el receso, aunque de vez en cuando algunos chicos y chicas se le acercaban y hablaban con él, pero era solo algo que duraba un día, o incluso menos. Debido a esto, Patrick decidió hablar con el chico, algo trivial que haces como buen samaritano. Pero definitivamente no fue algo trivial. De a poco ambos chicos se fueron acercando más y más, hasta hacerse amigos muy cercanos. Pero ni Jaime, ni Matías, ni mucho menos Sebastián estaban felices con esto. Siempre, siempre, desde niños habían sido solo los cuatro, nunca nadie se les logró unir y ninguno hizo un amigo demasiado cercano fuera del grupo, así que estaban molestos (según los tres) o celosos (según Patrick).

Obviamente el chico de ojos café no quería perder a sus amigos de la infancia, pero tampoco quería dejar de lado a su nuevo amigo, así que en una ocasión intentó juntarlos a todos, para poder hacer una tregua en una batalla que aún no comenzaba. Mala idea. Como Sebastián ya estaba a la defensiva contra el castaño, su sarcasmo logró hacer enfadar a Miguel Ángel antes de que siquiera pasara una hora y media. Ambas personalidades chocaron abruptamente, y "la barra" del pelinegro solo hacía empeorar cada vez más los insultos indirectos del ojiazul.

"No volveré a acercarme a ellos" murmuró el castaño al día siguiente, y Patrick no podía culparlo por nada, porque conocía esa expresión en el rostro de su amigo. Aunque intentara parecer serio y calmado, las palabras sí le dolían. Y también le habían dolido a su otro amigo más alto. Desde entonces, Miguel Ángel y Sebastián se llevan totalmente mal. Su rivalidad es conocida por toda la academia Green, aun así los esfuerzos del rubio para que esto no pasara. Para darle el último toque, es obvio que Sebastián tendría como aliados a dos chicos, lo que hacía más difícil para el ojiazul ésta constante pelea, aunque él sabía cómo llevarla, según los "espectadores" (o estudiantes de otras clases, claro). Sin querer, el pobre Patrick estaba en medio de todo aquello y también era, en parte, el causante de todo.

-Está demás decir que te cuides, ¿verdad?- le dijo el chico de lentes a su amigo, luego de unos minutos de silencio entre su conversación.

 -¿Ah?- musitó Miguel Ángel, quitando la vista de la ventana y mirándole, sin entender lo que el rubio quería decir.

 -Vamos, es un campamento, esto siempre se presta para bromas pesadas, ya sea en las películas y en la vida real- rio Patrick

 -¿Te refieres a Sebastián? Pff- se burló el castaño, haciendo un movimiento aleatorio con su mano -Si ese tipo llega a hacerme algo, le responderé el doble de peor, lo sabes.

Patrick solo se limitó a negar con la cabeza dando un suspiro, pues lo que su amigo de ojos azules decía era cierto. Pero también era algo que Sebastián diría. Como los conocía a ambos, sabía que todo esto terminaría en un ciclo sin fin de bromas absurdas e hirientes, y lo único por lo que podía rezar era para que no causaran tantos problemas a los maestros en guardia.
Finalmente llegaron al famoso campamento que todos los ex alumnos de la academia Green habían visitado antes de graduarse de dicho establecimiento.

Al principio todos se amontonaron para retirar el equipaje, pero luego el entrenador José, el segundo maestro a cargo del viaje, dio instrucciones para que recogieran sus cosas en orden y todos hicieron caso.

-Wow, lo siento- se disculpó el pelirrojo con sarcasmo cuando "por accidente" botó al piso el bolso del equipaje de Miguel Ángel.

Los tres chicos rieron quedamente, mientras eran regañados por una mirada asesina de Patrick. El castaño solo se limitó a recoger su equipaje con tranquilidad, para luego brindarle una falsa sonrisa al más alto.

-Muchas gracias, Jaime, esta cosa estaba atascado entre todo el equipaje, no creo haberlo podido sacar sin tu ayuda- dijo con voz amigable y una sonrisa que borró la de los tres amigos.

El ojiazul fue el que rio está vez, para luego alejarse del grupo y dejar que otros de sus compañeros tomaran sus pertenencias.

-Él realmente me desagrada- comentó el pelinegro, sin importarle que Patrick siguiera con ellos.

 -A mi igual, diablos, desgraciado- esta vez fue la voz del ojiverde la que se escuchó, mientras se echaba la mochila a la espalda, y el grupo comenzaba a caminar hasta la entrada del campamento, donde los maestros les dijeron que esperaran.

 -Yo no creo que sea del todo desagradable, digo, es inteligente, puede con nosotros tres- rio el pequeño rubio, a la par que se colocaba sus audífonos.

Matías desde un principio no le importo demasiado que Patrick tuviera un amigo, él decía que mientras siguiera siendo el mismo con ellos, todo lo demás iba a estar bien. Solo en el momento en el que Sebastián y Miguel Ángel tuvieron esa primera pelea, el castaño se ganó un poco de su odio. Pero luego de ver que bien se defendía el chico contra ellos, se podría hasta decir que le agradaba. Aun así, seguía dándole igual lo que él hiciera o dejara de hacer, tanto que acompañaba a sus amigos cuando estos querían hacerle una broma o algo parecido. Su interés aún no era tocado por el castaño de ojos azules cristal, y probablemente nunca lo sería.

-Bueno, pues, a mí sí me molesta- alargó Jaime, algo fastidiado por el comentario de Matías.

 -Creo que su rivalidad de chicas de primaria es una estupidez, si se dieran el tiempo de conocerlo, les caería bien- replicó Patrick, aun sabiendo que sus palabras no cambiarían nada.

Antes de que alguno pudiera decir otra cosa con respecto al tema, la maestra Isabel los hizo callar para poder dar información de cómo se organizarían en el campamento.

-Anoche entré al sistema del colegio. Las cabañas son separadas de a tres personas, y ahora ustedes están juntos- susurró el chico de lentes con una sonrisa y un guiño, antes de alejarse de sus amigos y caminar hasta donde estaba el castaño.

Los tres aludidos se miraron entre ellos y sonrieron. Patrick, además de ser inteligente, era todo un experto en computación y podía hacer esa clase de cosas, como poner a sus amigos juntos en una cabaña. Eso también demostraba que, aun así las estupideces que hacían los tres, los quería igual que cuando eran todos unos niños pequeños.

-...y ahora diré el nombre de las cabañas de los chicos, atentos por que no he de repetirlos- exclamó la mujer mayor luego de decir el orden del dormitorio de chicas.

Nadie se asombró demasiado cuando los tres amigos celebraron tontamente por ser puestos juntos en una misma habitación, ya que todos sabían quién era Patrick y qué era capaz de hacer, excepto los maestros, claro.

-¿Tú hiciste eso?- preguntó el ojiazul a su amigo rubio con una sonrisa burlona al ver el estúpido baile de los tres amigos al otro lado del terreno.

 -¿Enserio me crees capaz de hacer algo como eso, Ángel?- respondió con otra pregunta el chico rubio, fingiendo indignación e inocencia.

 -Bueno, si me lo preguntas- comenzó a decir riendo el castaño, antes de oír que la maestra decía algo de una cabaña muy pequeña en la que solo cabían dos personas, por lo que "Miguel Ángel Oliva y Patrick Contreras compartirán la última cabaña del campamento" -Eres un Dios, amigo- sonrió el castaño, dándole un golpe amistoso a su compañero.

Por otro lado, el grupo de tres amigos reían juntos, tratando de restarle importancia al hecho de que Patrick estaría con "ese idiota" en una misma cabaña todo un mes.

-Heey~ que suerte que hayan quedado todos juntos, chicos- la chica rubia apareció en medio del grupo, colgándose del cuello de Sebastián, quién la recibió con un beso.

 -Sí, suerte- ironizo el pequeño azulino, elevando la risa en el grupo.

 -Fue Patrick, ¿cierto?- musitó la rubia, para luego girarse a su novio -Sebas, tú amigo es tan inteligente, podrías haberle pedido que me dejara con mis amigas en la misma cabaña también- murmuró mientras besaba el cuello del pelinegro alto, quién la abrazaba por la cintura.

Sebastián y Michelle llevaban un año y tres meses siendo novios. Comenzaron a salir cuando se vieron en la misma clase de literatura en el colegio. Ya se conocían un poco desde antes, pero las cosas empezaron a mejorar entre ellos cuando Sebastián terminó su última relación al entrar a secundaria, y ya llevaba bastante tiempo soltero. Se llevaban bien, les gustaban las mismas cosas, sus personalidades se completaban entre ellos, eran algo así como la pareja perfecta. Al menos hasta ese año.

Todos se dirigieron a sus cabañas asignadas, para descansar del largo viaje y reponer energías para las actividades programadas que comenzaban el día siguiente.

Patrick pensó que la estadía en el campamento no tendría mayores problemas, ya que en la primera cena que tuvieron todos los alumnos juntos, "los enemigos" ni siquiera se miraron, lo que daba pasó a pensar que la marea estaba calmada y tal vez nada pasaría. O al menos eso creía él y sus compañeros de colegio.
La noche cayó calmadamente sobre los árboles, las montañas, las cabañas y el gran río cerca de estás que se presentaban con soberbia en aquel campamento perteneciente a la academia Green, mientras que todos sus estudiantes se preparaban para dormir. Era un lugar silencioso y tranquilo, perfecto para pasar una buena noche en los brazos de morfeo. Excepto para un castaño de pequeños ojos azules, que no paraba de dar vueltas en la cama, preso del insomnio que lo atacaba todas las noches.

-Valla, realmente no puedes dormir, ¿eh?- dijo Patrick a su amigo, al sentir su bulliciosa manera de intentar conciliar el sueño.

 -Lo siento, ¿soy muy ruidoso?- musitó el más bajo, haciendo un puchero en dirección a su amigo, quien rio ante la mueca adorable.

 -La verdad es que sí, pero no te preocupes, no es tu culpa.

 -Creo que haré otra cosa, realmente no puedo dormir- se quejó el ojiazul, sentándose en la cama.

 -Sebastián también tiene problemas para dormir algunas veces, pero me comentó que ha estado tomando medicamentos para el insomnio- dijo el rubio, despreocupado.

 -También he intentado tomar algo, pero no me sirven de nada; termino cayendo dormido en la tarde y entonces es el mismo cuento en las noches.

 -Lo siento, viejo- murmuró el de ojos café, a punto de quedarse dormido -¿Qué harás entonces?

 -¿Trajiste tu volumen del manga de Kuroshitsuji?- preguntó el más pequeño en un susurro luego de unos minutos de silencio.

 -En el bolsillo grande de mi mochila- rio adormilado el rubio.

 El ojiazul saltó de la cama emocionado y buscó entre las cosas de su amigo el preciado tomo de su historia japonesa favorita, para luego volver a la cama y encender la lámpara que estaba en la mesita de noche cerca de su cama en la cabaña. 

Miguel Ángel podía ser conocido en toda la academia Green como el serio, inteligente, responsable  y calmado chico del primer lugar en su clase, que siempre era visto como un ejemplo a seguir por los padres, apoderados y profesores, e incluso alumnos. Su futuro, que el mismo había construido con muchos esfuerzos debido a su familia no muy eficiente, estaba grabado en oro y sería un exitoso psicólogo de alta categoría próximamente. Eso era lo que aparentaba su imagen a la vista de todos, y aunque a él le agradaba lo que  tenía por delante, por dentro era algo bastante diferente. Amaba fervientemente la cultura japonesa por el hecho de crear mangas y animes, los cuales disfrutaba leyendo y viendo, respectivamente, hasta altas horas de la noche, especialmente cuando se trataba de su favorito, aquel conocido 'Black Buttler'. Una que otra vez tuvo una mala calificación debido a dejar los estudios "para después" al quedarse leyendo un nuevo capítulo de sus mangas favorito. También era un apasionado nerd por los videojuegos, mayoritariamente por los asiáticos, que luego eran adaptados a manga o anime. Prefería quedarse un sábado de verano en casa jugando en alguna de sus consolas un videojuego nuevo, antes que salir a fiestas, como la mayoría de los adolescentes de su edad hacían. También amaba ver películas de superhéroes, magos y demás, que la mayoría de las veces eran basadas en sagas de libros, que claramente, también amaba. Sí, Miguel Ángel Oliva era un otaku-nerd-gamer en todo el sentido de la palabra (o las palabras), pero toda aquella fachada de alumno estrella le hacían tener que ocultar esa parte de él para no arruinar su reputación. No estaba mal con eso, de hecho, con tal de que sólo su mejor amigo lo supiera y aceptara, estaba más que feliz. Así que durante todo este tiempo había sido un otaku en secreto.

La mañana llegó y a las 7:am todos los alumnos debían estar en el comedor del campamento para desayunar y prepararse para las actividades escolares que se realizarían durante su estadía allí. Eran ya las 5:35, y el ojiazul aún no conciliaba el sueño. Ya había leído el tomo entero de manga y no tenía nada más que hacer, porque su amigo, como cualquier estudiante normal, aún estaba dormido, por lo que Miguel Ángel optó por tomar su guitarra antigua que trajo al viaje y salir hasta el muelle que estaba cerca del gran río del campamento. Los rayos de sol apenas así pintaban débilmente un poco de claridad sobre las aguas transparentes. El chico castaño se sentó cerca de la orilla y comenzó a rasguear unos acordes aleatoriamente, hasta que de la nada sintió salir la melodía de una de sus canciones favoritas.

 "Dakara ima ai ni yuku, so kimetanda"
("Hoy te veré, eso es lo que decidí hacer")

 Comenzó a susurrar en voz baja la letra de la canción, acompañada de los punteos de esta en la guitarra, creando una versión acústica algo más lenta que la tonada original de su artista favorita.

 "Poketto no kono kyoku wo, kimi ni kikasetai"
("Escribí una pequeña canción que quiero que oigas")

 Su voz era dulce y suave, casi como la de un niño pequeño o la de una chica. Pero realmente no le importaba, la verdad es que simplemente no estaba pensando. Había comenzado a cantar (o más bien susurrar) la letra sin darse cuenta de aquello, y menos de que alguien con sus mismos problemas para dormir le estaba escuchando.

 "Sotto boryumu wo agete, tashikamete mitayo"
("Lentamente voy subiendo el volumen hasta el nivel adecuado")

 Sebastián había estado teniendo problemas para dormir la noche entera y cuando por fin logró conciliar el sueño a las 4:am, se despertó con la revelación de que solo había dormido menos de dos horas. Así que, convencido de que no dormiría nada, se levantó para dar una vuelta al río que había visto cuando llegaron el día anterior  y que los profesores dijeron no acercarse demasiado. Pero, por supuesto, no esperó encontrarse con el enano castaño allí también y menos rasgueando una guitarra. Al principio no se percató de su voz cantando, ya que lo estaba haciendo demasiado bajo, pero algo le paralizó cuando Miguel Ángel elevó un poco la voz para cantar el coro y se abofeteó mentalmente al darse cuenta que encontró adorable y bella su voz, que normalmente le parecía una molestia.

"Oh good bye days ima,
kawaru ki ga suru kinou made ni
so long
kakko yokunai yasashisa ga soba ni aru kara
la la la la la with you"
("Oh, días de adiós, adiós.
Sé que todo va a cambiar.
Nos dijimos adiós por tanto tiempo.
Pero tu honestidad y amabilidad siguen en mi corazón
la la la la la junto a tí")

 

 Badump~

 

 -¿Te han dicho que tienes voz de niña?-  interrumpió el mágico momento, haciendo que el castaño se sobresaltara, para luego recibir una mirada ceñuda del mismo.

 -Cállate, idiota- murmuró, enojado con ese pelinegro por haberle escuchado y enojado consigo mismo por no ser más cuidadoso.

 -¿Por qué tan a la defensiva? Eres realmente pesado conmigo, Ángel- dijo fingiendo inocencia.

 -¿Tan temprano en la mañana y aun así tiene ganas de joder?- escupió el ojiazul, parándose de donde había estado sentado hasta ahora, mientras sostenía su guitarra del clavijero para que quedara parada.

 -Específicamente de joderte a ti, sí- respondió el chico, con el mismo tono defensivo que el chico más bajo frente suyo.

 -¿Qué haces aquí de todos modos?

 -No es de tu incumbencia, enano, yo tampoco quería encontrarme con tu voz de niña, así que estamos igual- respondió el más alto, dándole la espalda al castaño para ver el agua intranquila del gran río.

 -¿Por qué no te vas entonces? Yo tampoco quiero ver tu fea cara- rio el ojiazul, para luego sentir el chasqueo de la lengua del más alto, indicando que estaba empezando a molestarse.

 -Bueno, al menos esta fea cara tiene una novia.

 -Sí, tienes razón, en cualquier caso ustedes son bastante compatibles, después de todos ambos valen lo mismo- musitó el chico alegremente, con un sarcasmo que Sebastián pudo notar.

 -No te metas con Michelle, ¿entendiste?- se dio la vuelta para mirarlo a la cara, y murmuró con voz amenazante, que más que dar miedo, a Miguel Ángel le pareció graciosa e infantil, por lo que decidió seguir jugando.

 -No me he metido con ella en ningún momento- rio el chico, haciendo que el ojigris notara la trampa de palabras en que había caído- Si tú eres el que se valora de esa manera tan baja, allá tú, Sebastián.

 El nombrado enarcó una ceja mientras el castaño aún reía. Si su humor para con el chico de ojos azules ya de por sí era malo, qué decir de cómo era una mañana después de una noche sin poder dormir. Le echó un vistazo a la guitarra, pensó un poco y luego comenzó a reír quedamente con el chico, quién se extrañó por la "felicidad" del otro. En un rápido movimiento, tomó la guitarra de la mano del castaño, y se alejó de él hasta el final del pequeño muelle cerca del río.

-¡Hey, ¿qué haces?!- exclamó alterado el más bajo, al ver que Sebastián se paraba de espaldas al agua, con los brazos extendidos elevando la guitarra de color negro, sin que el ojiazul pudiera alcanzarla ni aunque saltara. Se sostuvieron la mirada un momento, desafiantes -Ni siquiera lo pienses, ¡No te atrevas!

 -¿Atreverme a qué?- preguntó el pelinegro, haciéndose el desentendido.

 -¡Deja de joder, devuélvemela!- dijo mientras daba pequeños saltitos para alcanzar el instrumento, pero el chico era mucho más alto que él, así que de nada servía.

 -Aléjate de mí en primer lugar- dijo el de ojos grises, con una sonrisa burlona, y Miguel Ángel no tuvo otra opción más que hacerle caso.

 -¡Sebastián Herrera, te juro que te arrepentirás si le haces algo a esa guitarra!- gritó cuando el más alto hizo ademanes de arrojar la guitarra negra al río inquieto.

 -No creo que me arrepienta más de lo que me arrepiento de que hayas nacido. ¿Qué dices?¿La tiro?

 -No serías capaz- con ello el castaño firmó su sentencia.

 -¿Quieres probarme?- no esperó una respuesta, arrogó el instrumento de cuerdas al río lleno de piedras, grandes y pequeñas, donde la pobre guitarra prácticamente se hizo pedazos, y el dueño de esta ni siquiera alcanzó a impedirlo aunque corrió hasta el pelinegro.

 -¡Eres un idiota!¡Un ignorante! ¡¿Dónde ésta tu cultura o tu respeto por la música?!¡¿Dónde está tu cerebro?! ¡Eres una bestia!- gritó el más bajo, viendo y oyendo a la guitarra desmoronarse a lo largo y ancho del río.

 -Estás siendo demasiado ruidoso- rio Sebastián, al ver la expresión desesperada del chico -¡Deberías ver tú cara, Dios!- exclamó entre carcajadas, para luego acercarse un poco más al chico de pequeños ojos azules cristal, sin inmutarse de la belleza de estos -Es solo mi manera de decirte que me desagradas- dijo esta vez con voz más seria, tocando el pecho de Miguel Ángel con su dedo índice.

Ni siquiera lo pensó dos veces, estaba tan enfurecido que la fuerza y la idea salieron de la nada. Tomó el brazo del más alto para inmovilizarlo por unos segundos, y le hizo perder el equilibrio debido a que con su propio pie corrió el del ojigris en algo así como una trancaída. Estaban en la orilla del muelle, así que no fue demasiado su esfuerzo por hacer caer a Sebastián al río.

-¿Qué demo...? Tú- tartamudeo el ojigris, sorprendido, luego de escupir un poco de agua que se coló por su boca a la hora de caer.

 -Y esa es mi manera de decir que tú a mí me desagradas, bastardo- murmuró aún fastidiado, emprendiendo camino a su cabaña, dejando detrás a un molesto y empapado Sebastián.

Notas finales:

¡Eso es todo por hoy! Soné como a programa de televisión :I cómo sea, ¿qué tal les ha parecido el comienzo?¿Algún personaje que les haya llamado la atención?¿Alguna crítica o comentario? ¡Acepto todo!

Sa-chan: Nótese lo deseserada que está por atención.

¡Cállate, Sa-chan! Bueno, como iba diciendo, cualquier review se acepta aquí :3 Me despido y que tengan una linda semana (año, si es que es posible). Bye~

Sa-chan: Se te olvida algo... bueno, dos cosas; como siempre.

¡Oh, cierto! Gracias, hermosa Sa-chan<3

La canción en este cap se llama "Good-bye Days" de Yui (aunque a mí me gusta más el cover de T-kun). También otra cosa es que subiré capítulos de este fic los días Lunes y Viernes :D Ahora sí, adiocito.  

 


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