Hacía tiempo desde la última vez que realmente llegó a sentir que algo le faltaba, no supo que era pero le daba la impresión porque aquella melodía que escuchó por última vez cada que intentaba rememorarla y tocarla en el viejo piano que se encontraba en aquella habitación vacía la cuál era su espacio personal que ahora comenzaba a odiar porque se sentía frustrado al no poder recordar las notas.
Cada que quería tocar terminaba golpeando con el puño encima del piano maldiciendo por lo bajo sólo por una estúpida canción y comenzó a darse cuenta que algo le sucedía porque su madre se ha había vuelto más preocupadiza, no paraba de hacerle preguntas las cuáles él se limitaba a responder secamente
—Mamá ya te he dicho que estoy bien, no tienes de que preocuparte.
—Bueno Himchan, realmente no entiendo porque te limitas sólo a intentar tocar esa pieza cuando sabes muchas, incluso has creado algunas— respondió con toda la calma del mundo.
El chico admiraba la increíble paciencia que su madre tenía sobre él porque ni él mismo se soportaba ya que en ese momento la estaba perdiendo.
—¿No te das cuenta? No hay melodía que yo no pueda tocar!— gritó levantándose bruscamente del banco haciendo que cayera —Tú no lo entenderías, se que alguna vez encontrare esa melodía pero no entiendo porque no la recuerdo.
Su madre se sobresalto por su repentina reacción pero sólo se quedó en silencio, él apretó fuerte sus puños tratando de calmarse.
—Lo siento mamá— se limitó a decir con la cabeza baja.
Sintió unas manos envolverlo en un abrazo que no negó corresponder y de inmediato sus ojos se humedecieron.
—¿Por qué me pasa esto, madre? De verdad que no lo entiendo—.
Su madre sonrió.
—Tranquilo, todo estará bien, por ahora toma las cosas con calma, no faltará mucho para que regreses a tu antiguo colegio— acarició los suaves y rubios cabellos del chico.
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[Londres, Inglaterra. 28 de Junio del 2007]
Sentado en la parte trasera del coche miraba el camino lleno de árboles con hojas otoñales a través del vidrio de la ventana, hasta que llegué a divisar las rejas de aquél lugar al que mis padres accedieron dejarme ir con el fin de no volver a encontrarme con él nunca más, cosa que nunca pensé que después sería un error, se que no fue lo mejor pero que más da?
Incluso le rogué a sus padres de que no mencionaran nada sobre nosotros, confío en ellos porque estuvieron de acuerdo en que esa sería la manera de que Himchan no sufriría conmigo, a cambio yo me llevé todo ese sufrimiento que día a día me atormentaba.
Después de que el vehículo entrará por las viejas rejas y rodeara la inmensa fuente que se hallaba en medio del patio deteniéndose frente a la entrada de aquél lujoso internado, bajé y de inmediato vi a una persona que al parecer me esperaba y caminé hacia ella.
—Bienvenido a su nuevo hogar Yongak— dijo la extraña mujer que tenía un acento raro ya que malpronunció mi nombre.
—Yongguk. Mi nombre es Bang Y-o-n-g-g-u-k— lo deletreé despacio para que pudiese entenderlo.
—Oh, lo siento. Yongguk, de acuerdo, como verá estuvimos esperando su llegada—.
—¿Así que el director fue notificado de mi venida?— pregunté sorprendido.
—Por supuesto, a todos los estudiantes de aquí les investigamos antes de que lleguen— respondió con una sonrisa algo atractiva para mi gusto.
—Ahora siento que esto es más como una prisión que como un internado— bromeé.
La mujer sonrío divertida.
—Cada quién ve las cosas como quiere— dijo mientras me conducía dentro de la mansión y girándose me tendió una hoja de papel que al parecer tenía escrito el número de mi habitación y mi horario de clases. Tomé la hoja dedicándole una amplia sonrisa la cual correspondió de la misma forma, se marchó y yo me dirigí hacia las escaleras rumbo a mi habitación.
Caminé todo el pasillo, hasta encontrar mi cuarto y abrí la puerta encontrando ya mis maletas descansando a un lado de la enorme cama que se me antojó cómoda y me eché sobre ella quedando instantes después dormido, hoy sí que había sido un largo día.
Me despertó el sonido de alguien tocando al otro lado de la puerta.
—Abre rápido, no queda tiempo— dijo una voz de chico que sonaba suave y entrecortada.
Me despereze como pude dirigiéndome a la puerta, abriendola apenas.
—¿Qué quieres?— bosteze quejándome mientras me restregaba el ojo derecho con la mano.
—Disculpa haberte despertado, ¿eres el nuevo estudiante, verdad?— preguntó consternado el chico que apariencia dulce aunque estaba muy alto.
—Ah sí, ¿por qué tanta prisa?— me recargue sobre la puerta con un gesto adormilado
—Ya casi es hora de la presentación de los recién llegados, vamos apresurémonos— me tomó de la mano dejando que casi cayera por mi peso y me arrastro unos pasos afuera, yo jalé mi mano haciendo que me soltará.
—Espera niño, no traigo mis zapatos— volví a mi habitación poniéndome rápidamente el calzado y volviendo a dónde se encontraba él
—Ya estoy listo.
—Eres todo un caso perdido, tu cabello es un desastre pero no tenemos tiempo— volvió a tomarme de la muñeca llevándome a través del pasillo por el mismo lugar dónde instantes antes yo caminé.
Al final del pasillo cambió de dirección llegando al parecer a un enorme salón repleto de sillas y alumnos, todos eran hombres, que charlaban a la espera de que comenzará la ceremonia, me sorprendió que antes no había visto señales de nadie cuando llegué. En ese momento se oyó la voz de alguien pidiendo que ocuparamos nuestros asientos, todos hicieron caso, yo me senté a dos sillas de aquél chico que me había traído, demonios no le había preguntado su nombre, aunque claro él a mí tampoco.
—Me complace recibirlos en está academia, espero se sientan a gusto, no olviden que también es como su casa— dijo la voz que momentos antes nos pidió sentarnos.
Levanté mi vista al frente, provenía de un hombre robusto y buena apariencia, nada mal para ser un director.
—Mañana comenzarán sus clases, así que tienen todo este día para organizarse y conocer un poco este lugar si así lo desean, ahora si me permiten me retiraré— y así como lo dijo, se fue.
"¿Qué había sido eso?", pensé, no era tan importante que incluso podía haber seguido durmiendo, me levanté pesadamente lanzando un pequeño suspiro dispuesto a regresar a mí habitación y seguir con mi sueño pero de nuevo me tomaron de la muñeca y me giré, era el chico de antes.
—Hey, no quieres venir conmigo? puedo darte un pequeño tour por el lugar— se ofreció pero yo lo rechacé cortesmente.
—No gracias, estoy muy cansado, vine desde muy lejos así que sólo quiero dormir— me volteé para retomar mi caminata directo hacia "mi cama" y dormir como un bebé.
Antes que pudiera dar unos cuantos pasos, volvió a hablar
—Bueno, por cierto soy Choi JunHong, al parecer provenimos del mismo lugar
aunque yo llevó más tiempo aquí y tú?—.
—Bang Yongguk, un gusto saber tu nombre, creo que si somos del mismo lugar es por eso que quiero descansar, nos vemos mañana— alce la mano en señal de despedida y me largué, no iba a perder más tiempo sin dormir.
Mañana comenzarían las clases, que fastidio.
Llegué a mi recámara y volví a caer dormido en mi cama, está vez tuve una noche sin sueños,
gracias a dios, por primera vez después todo aquello
que realmente pude dormir como nunca.
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