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My favorite animal por Gema Talerico

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Notas del fanfic:

¡Hola! Este fic fue el ganador de la encuesta en mi blog, asi que aqui esta, un dia de retraso:

¿No habéis visto Lovers/Sex Pistol? Dicen que es para mayores de edad pero ni siquiera muestran nada completamente -gracias a Dios porque para las imágenes sigo siendo una inocente colegiala- En fin es un tema muy interesante el de este manga y resulta que el protagonista,  Noririn o Norio, es terriblemente parecido a Harry (Ojos verdes, bajito, pelo negro y con esa actitud explosiva). Así que…aquí esta.

¡Este es en honor al dia de San valentin!

Notas del capitulo:

El concepto Madauri (Que llamare “Hombre bestia”) se irá explicando poco a poco -bueno, explicare lo poco que entendí de él- Es en realidad algo muy entretenido y hasta fascinanteTendremos parejas muy extrañas y personajes reacomodados y cambiados de edades y conexiones sanguíneas.  Por ejemplo: Lucius y Draco Malfoy como hermanos en vez de padre e hijo…pero espero lo entiendan, es un AU al fin y al cabo.

También utilizare las palabras en español que denominaban en japonés en el manga.

Imagen del capitulo

Advertencias: De alguna manera esta no será la historia de romance idílico (bueno un poco), habrá cierto grado de violencia y un tanto de Zoofilia (Solo para no apartar de manera tan rotunda la trama del manga) ¿Vale decir que habrá demasiadas personas intentando ir por Harry? Bueno ni tantas solo alguien llamada Cho Chang, Ron Weasley y otros tantos.

Sex Pistol y Harry Potter no me pertenecen, así que abogados con intenciones de demandar… ¡A otra parte!

¡Besos a mi beta Pawina!

Capitulo 1: Retrogrado

 

Harry resbalo en el desnivel, soltó las muletas y cayó de un solo salto sobre  una espalda ancha, el sujeto lo miro con sus fríos ojos grises, matándolo con la mirada.

Es este el momento en el que Harry James Potter conocería a su futuro esposo, Draco Malfoy…

Oh, no. ¡Esperen!, pero que mala narradora soy…

Mejor desde el principio ¿Vale?

-

Harry despertó con un pie enyesado y la cabeza latiéndole en la sien, recordaba un sueño antes de despertar, un gato negro ónix y sus familiares muertos llamándolo desde el más allá -algo verdaderamente aterrador, si lo pensabas detenidamente-. Sus ojos verdes ardieron y cuando los abrió una gran mancha que se parecía a su madre lo recibió al mundo de los vivos, Harry solo recordaba haber tropezado con las escaleras y ahora estaba, deduciendo por el exceso de blanco en las manchas borrosas que se hacían llamar su visión, en un hospital.

—Oh, Harry, al fin despiertas—exclamo la afligida mancha, un segundo después sus lentes eran apoyados en su rostro y el chico pudo ver a su madre a través de los cristales y sus pestañas negras, necesito un minuto para enfocar bien con la luz en exceso que entraba por las ventanas. Estaba a punto de hacer mil preguntas y abrazar a su madre cuando se detuvo en su sitio mucho antes de si quiera intentar abrazarla.

Su mamá...ella, tenía cara de mico. Si, de mico, con  pequeñas orejas tiernas y la cara rosada, una expresión alegre en su rostro de mono felposo.

El mico parpadeo tras sus pestañas pelirrojas, su expresión risueña no cambio aun cuando el terror se expandía en el pecho de su hijo y lo mostraba en su rostro espantado. En la cabeza del pelinegro corría las posibilidades de estar soñando o que fuera una muy buena, y cruel para variar, broma. Luego el mico frente a él, vestido con la camisa preferida de su madre y llevando la cartera que James le había regalado por cumpleaños, parpadeo y jaloneo sus cabellos pelirrojos en gesto de nerviosismo, justo como hacia su madre cuando estaba avergonzada.

— ¿Ma…má?—jadeo, reincorporándose en la camilla de hospital, los ojos verde esmeralda clavados en los de su…su madre ¡Su madre mico!

— ¿Hijo?—exclamo la voz de Lily Potter tras los labios arrugados del mono— ¿Estás bien? Te diste un buen golpe al caer de las escaleras. Pareces demasiado pálido ¿Estás seguro de que estas bien? Puedo llamar a la enfermera si quieres—murmuraba el mico pelirrojo, tanteando con sus manos peludas la cara de su hijo.

Harry inhalo aire con fuerza, su pecho menudo se inflo, con sus mejillas pálidas llenándose de un rojo afiebrado y luego, sin más miramientos se  desmayo. La siguiente vez que Harry despertó era su padre orangután quien le recibía al abrir los ojos, luego la enfermera con cola larga y enrollada de un mono explicándole que tendría que utilizar muletas por un mes con su rostro alegre de mono, y el doctor con rostro de mono…y el resto del hospital con rostro de monos.

Y cuando salió del hospital.

¡Todos eran monos!

-

No sabía cómo había llegado a esto, las ultimas semanas había estado acostumbrándose a  estar viendo alucinaciones, porque nadie más que él veía a las personas como animales, era extraño intentar reconocer a sus compañeros de clase a través de las colas y los hocicos. Una que otra vez se había confundido entre su compañero de Biología y su profesor de Matemáticas que tenia la voz parecida.

Casi todos eran monos, excepto en algunos casos en los que se variaba de animal, que al parecer, parecían mucho mas lucidos que los monos.

Había hablado con sus padres del tema, se los había dicho con sumo cuidado intentando que le escuchara y no le creyeran loco, pero ambos solo habían estallado en risas estruendosas que hicieron enfadar por un momento al menor de los Potter. Después de eso Harry se dijo que era inútil intentar buscar ayuda, así que simplemente siguió viviendo su vida con las esperanzas de que un día todo eso acabara.  Y aunque se había estado acostumbrado como mucha facilidad a esa situación, aun seguía siendo muy incomodo hablar con su padre por las mañanas, cuando en vez de un orangután parecía una masa de cabellos y piel arrugada por el sueño. En un momento, Harry se había preguntado si se veía igual que sus padres y el resto de las personas a su alrededor, había corrido al baño y se había revisado exhaustivamente frente al espejo. Para su alivio el Harry de siempre estaba allí tras el vidrio, no cola, no cara de mono…solo era él.

Comparado con toda esa locura, utilizar muletas era lo más normal del mundo.

Pero lo más extraño vino después, al principio solo le comentaban sobre algún olor agradable sobre él que hacia el ambiente más cálido; luego fueron sus compañeros, hombres y mujeres, mirándolo con algo parecido a la añoranza entre clases, embelesados en él y posteriormente fue todo ser viviente a dos millas de distancia tras su ropa interior, olfateando sus hombros y tomándolo de la cintura de repente como si el solo verlo fuese para ellos una tentación.

Las cartas de amor estaban a la orden del día, Ron Weasley, Un chico de año superior cuyo romanticismo superaba a Shakespeare, era el escritor de la mayoría y aunque no era muy acosador, Harry lo sentía como un peso increíble en sus delgados hombros, al igual del resto que le enviaba tantas cartas de amor como les fuera posible.

 

Harry verdaderamente no entendía y estaba al punto del colapso. A sus 16 años era virgen y no era precisamente gallardo o guapo. Era de estatura demasiado baja para su gusto, gracias a su madre cuya estura nunca supero los 1,67, y sus cabellos era una maraña de cabello negro que nunca logro domar, un pequeño regalo genético de su padre, era demasiado delgado y los hombros un poco estrechos aun sin ensanchar, su rostro era demasiado aniñado, lo único espectacular en el eran sus ojos, escondidos tras las horribles gafas para su miopía. Tal vez fuera adorable, así como para tomarle los cachetes y apretárselos para bromear un poco con eso, pero nunca sexy como para arrinconárselo en una pared, tirar sus muletas a quien sabe donde y comérselo a besos…hablando de eso…

Cho Chang, la chica más popular de todo su curso, estaba empeñada en quitarle la camisa colegial en pleno pasillo del instituto. Ella se había desabrochado su  camisa antes y los redondos senos tras el sostén se apretaban contra su pecho, Cho era, milagrosamente y por solo  minúsculas pulgadas, más baja que él. Lo había tomado de repente rumbo a su clase de Historia contemporánea, lo había estampado contra la pared con mucha brusquedad para una chica y no lo había dejado ir hasta hacer que Harry sudara, pero no exactamente de excitación. Él no sabía realmente que hacer, Cho lo tenía apretado de una manera incomoda y  hasta bizarra a la pared con el simple bolso de Harry separándolos por centímetros. En otro tiempo el pequeño Potter hubiera aceptado y con mucho gusto; pero… si tan solo… Cho Chang no tuviera cara de mono, el podría intentar corresponderle el beso.

Ella estaba hablando sobre algo que Harry de verdad no entendía, sobre que el merecía a la mejor chica del instituto y precisamente ella era eso, aunque de verdad el moreno no le estaba prestando mucha atención a Cho, en especial si el resbalar de la piel húmeda y los besos insistentes de la chica asiática le hacían sentir tan mal.

Cuando Cho enterró su enorme nariz de mono en su cuello, Harry se sintió morir. Luego algo jalo a Cho de la falda del instituto; cuando Ron Weasley coloco su mano apoyada junto a la cabeza de Harry con su imponente altura y su sonrisa amigable mientras espantaba a Cho Chang, la cual por cierto, corrió despavorida como ninguna cubriendo su ropa interior, al parecer, nuevamente en sus cabales. Harry hubiera dado las gracias si no supiera que su problema había sido cambiado por uno mucho más grande.

Ron tenía un año más que él, pero tenía 10 o 14 centímetros más, de musculatura más fuerte gracias a las clases de Karate y verdaderamente guapo con su nariz recta, los cabellos rojo anaranjado y sus pecas salteadas con esos ojos azul marino. Era agradable y risueño, el problema es que ahora, para Harry, Ron era un imponente y amenazante oso de pelaje color negro que daba más miedo que compañía.

— ¡Harry!—había sonreído el oso. El pequeño muchacho sintió que estaba a punto de ser devorado salvajemente y no dejarían solo retazo de su carne, cuando en vez de una sonrisa vio perfilados dientes filosos aparecer frente a su rostro, enviando escalofríos desagradables por su espalda. Extrañamente Ron no había hecho nada contra él como los demás “monos” más bien, ahuyentaba a todo aquel que se acercara a él con intensiones de manoseo, Harry también había notado que las personas que no tenían cara de mono parecían resistirse mucho más fácilmente que el resto. Cuando estuvo pensando en la ilógica situación por  mucho tiempo, intento quitarse esos pensamientos absurdos de la cabeza, lo suyo eran alucinaciones y nada más. Además,  Ron le estaba hablando— ¿Estás bien? ¿No te hizo daño?—pregunto el pelirrojo, tomando con dedos largos la barbilla de Harry, por un momento el moreno pudo ver la forma humana de su amigo y se sonrojo copiosamente con mucha vergüenza, el pelirrojo solo sonrió comprensivo—Al parecer estas bien—exclamo, una sonrisa comprensiva que Harry no vio se instalo en sus labios de oso y hablo esta vez suavemente: —Me alegra.

Ron se alcanzo sus brazos hasta su propia nuca, indicándole a Harry la siguiente clase y ayudándole a tomar sus muletas.

A pesar de ser un oso, era un gran amigo.

-

Draco se estiro perezoso en su sillón favorito después de su siesta, había estado indispuesto los últimos días así que  había estado en el  apartamento que él y su hermano mayor compartían. Un suave gruñido salió de sus labios, los ojos grises se abrieron y las pupilas levemente rasgadas volvieron a ser redondas después de un parpadeo.

— ¿Ya estas mejor?—pregunto Lucius, su hermano. El estaba ingresando apenas al departamento, el cabello algo largo sujetado en una coleta baja y sus ojos grises observando a la lánguida figura echada en el sillón. El muchacho de 17 años giro su rostro hacia su hermano con pereza mientras se reincorporaba, vestía una camisa simple de casa y pantalones gastados. Los músculos de Draco traquearon un tanto, la fuerte espalda se tenso y luego se relajo con lentitud. Lucius venia del instituto así que dejo su bolso en el pequeño sillón de una sola plaza y fue directamente a la cocina por un aperitivo. Draco lo siguió pasando por sobre el sillón como un gato rebelde.

—Creo que aun siento algo de pesadez pero me siento bien—respondió, había abierto la pluma del agua para lavarse la cara y mojarse un poco el cabello rubio, termino de despertarse, sus dedos escurriendo escuetamente por los parpados pesados—Iré mañana a clases—agrego, aunque aun se sentía algo mal.

— ¡Bien!—hablo Lucius entonces, con su sonrisa a medio lado de toques burlones. Era un poco más alto que Draco por la diferencia de edad, pero había un gran parecido entre ambos. Aunque el cabello de Draco era un tanto más oscuro y Lucius tenía un aura  más fría, Lucius siguió hablando automáticamente mientras revisaba el refrigerador — ¡Tienes que ir a la escuela como un hombre! Además, hay “una buena persona” en el instituto ahora—Draco levanto el rostro con las gotas de agua escurriendo por su rostro y la nariz recta, los ojos grises mostrando un mudo interés. Lucius le sonrió, sus colmillos afilados luciendo juguetones—El es del mismo tipo que tu—prosiguió, un pote de leche en sus manos—Mucho mejor que las mujeres  de por aquí, en el departamento gatuno—rio el mayor, Draco busco una toalla y se la paso por el cabello, dejándola descansar en sus hombros—Luce como un buen partido. Hay un momento en la vida, hermanito, en el que tienes que decidir si vas a lidiar con esto o no, aun así no veo muchas razas fuertes en el departamento de los gatos. Además, estudia en el instituto.

Draco levanto una ceja, se reclino en la encimera y hablo con simpleza, sin si quiera estar interesado—Si es un oso, olvídalo—chasqueo el menor—No iré tan lejos con un oso o con un perro, tienden a embarazarse demasiado rápido—negó con sequedad.

—Bueno— La sonrisa de Lucius se ensancho—Me alegra decirte que es tu clase, el más alto nivel de felinos. Un retrogrado—murmuro con burla.

Draco levanto la mirada de repente, la atención fue puesta en su hermano y los ojos grises entrecerrados con meticulosidad, rasgados por la sorpresa y fríos por la impresión, sobre Lucius.

— ¿Quien?—Pregunto con vos ronca y desconfiada. Lucius soltó una risa fría, viendo el repentino interés de su hermano por la charla.

—Le dicen Harry—informo el mayor—Harry Potter.

-

Harry estuvo ese día de alguna manera mucho más confiado de sí mismo, Ron le había dado un pequeño amuleto en un llavero, era una bolsita amarilla y bien decorada que se colgaba al bolso de una manera muy mona. Las personas -o animales- habían estado  más alejados de él con aquello, como si supieran que no tenía que acercarse sin consentimiento y él se contento consigo mismo por eso. Algunas murmuraban “Oh que pena, ya está ocupado” o un claro “Un oso, que desperdicio” al pasar junto a él.

Es por ello que ahora estaba amando aquel amuleto a pesar de que se lo hubiera dado Ron, junto con un discurso de amor y una gran advertencia. Aun lo recordaba, Ron le había arrinconado, advertido y regañado.

—Estoy preocupado por ti—recuerda Harry que había dicho—Eres tan vulnerable en este momento, como un bebé indefenso—Harry se hubiera reído, claro, si no tuviera los dientes del  Oso-Ron a centímetros de su rostro—Solo prométeme una cosa, Harry—empezó Ron, el tono preocupado llamo la atención de Potter— Por ningún motivo te asocies con los hermanos Malfoy.

— ¿Malfoy?—susurro Harry, no sabía porque sentía que esto era algo mucho más serio que el contante coqueteo que había mantenido con él desde que “veía” animales.

—Especialmente con Draco Malfoy, ¡Él es verdaderamente peligroso y un engreído de lo peor!—chillo Ron, sus mejillas pecosas cubiertas de un furioso tono rojo—Ese sujeto es una bestia—gruño, haciendo que Harry repentinamente pusiera una etiqueta roja en su mente sobre la figura indefinida de un muchacho de su edad. ¿Bestia había dicho? ¿Eso tenía que ver con lo que estaba viendo él? Ron siguió parloteando, al parecer tenía algo en contra del chico Malfoy, porque paso un buen rato hablando de todo lo malo y poco bueno que tenía ese chico, tanto, que Harry también lo creyó. Posteriormente, saco un sobre de color amarillo para adornar el bolso de Harry—Soy el mejor oso de Londres—dijo en tono sombrío, Harry no le prestó mucha atención a eso, demasiado ocupado mirando al pequeño amuleto con cara de circunstancias—Este amuleto te protegerá, sin falla. Lo prometo.

Harry suspiro, ahora en la realidad del metro de Londres, “Por lo menos he tenido un día normal”  pensó, mirando el pequeño accesorio que colgaba de su mochila. Dio la vuelta hacia la entrada subterránea de la estación con otro suspiro atascado en el pecho, a su paso una muchacha susurro un “Le pertenece a un oso, que lastima” después de haber pasado junto a él.

Aun seguía usando muletas pero en dos días se las quitaban. Lo que era un gran alivio, descender por las escaleras del subterráneo de Londres todos los días era un martirio con esas cosas y si no las usaba la pierna volvería a lastimarse y tendría que volver a empezar el tratamiento, lo cual era algo que no planeaba hacer.

“Bueno” pensó efusivamente, animándose así mismo “Por lo menos no tienes a 5 personas toqueteándote mientras bajas” se dijo con felicidad. No sabían cuan feliz estaba con eso,  Ron apenas si se le acercaba solo para comprobar si estaba bien y si no lo habían lastimado, alagando siempre su inocencia y hablando sobre su manera tan adorable de pensar, había cosas que Ron hablaba que él que no entendía, cosas extrañas. Cosas que Harry prefería ignorar de antemano. Era como si simplemente a Ron le molestara que lo tocaran u acercaran con intensiones no bien sanas. Cuando Harry le preguntaba el porqué, Ron simplemente le palmeaba la cabeza y recitaba, casi como un mantra: “Eres muy inocente, un mono adorable”

Harry estaba pensando en eso cuando un olor definitivamente muy agradable le llego a la nariz, el no pudo evitar el impulso casi automático de buscar con su mirada ese olor. “Eso huele bien” se dijo, gracias a ello y a su torpeza, piso en falso los escalones de un desnivel en la parada del metro y se tambaleo ahora sin la ayuda de sus muletas desparramadas en el piso. Una espalda atajo su caída y  se sintió aliviado, indiferentemente de a quien le hubiera caído encima, de no haberse golpeado contra el frio suelo. Estaba apoyado a la amplia espalda de alguien cuando el sujeto volteo y lo miro con enfado, sus ojos grises parecieron algo que golpeo la conciencia de Harry de una manera demasiado abrupta, porque el chico solo pudo parpadear lentamente.

— ¡Lo siento!—exclamo el moreno, abochornado y aun incapaz de poder desenterrar sus uñas de la camisa del hombre desconocido. Se encontró con un chico de porte altivo, considerablemente alto, con sus ojos grises  rasgados y penetrantes sobre él, inquisitivos y fijos en su figura. Ojos tan fríos solo hicieron a Harry temblar—En verdad lo si… —intento decir Harry, pero el chico lo jalo de una solapa de su camisa con poca delicadeza y un poco de brusquedad que lo sobresalto, con su nariz recta y fría sobre su cálido cuello expiro el aroma con lentitud, Harry contuvo la respiración a punto de replicar por la falta de educación y con las mejillas arreboladas de pura indignación, pero entonces el muchacho de cabellos rubios exhalo con fuerza sobre el cuello del pequeño chico. A Harry le causo un estremecimiento terrible desde su columna hasta su pecho y luego, simplemente, suspiro de puro éxtasis, con un gemido atascándole la garganta y es que, esas manos se sentían tan cálidas.

— ¿Tu…?—la voz era profunda, aunque plana, sin ninguna emoción imprimida en ella. Harry le miro con los ojos adormilados,  ¡Por Dios! Su voz era mil veces mejor que sus manos.

Los ojos grises lo miraron con atención, temblados, observando cada detalle de los labios rojos fruncidos y los limpios ojos verde oliva mirándolo con ese resquemor felino tras el iris.

De repente el chico rubio y alto le confronto cara a cara, elevándose en toda su altura, sus hombros anchos y fuertes, 8 cm por sobre la coronilla de la cabeza de Harry que se alzaron con altivez. Y de repente la remera y el abrigo sintético lucieron más imponentes con su porte de “Dime lo malo que hiciste hoy, jovencito” prometiendo un castigo muy severo.

—Así que eres tú… “el más alto grado del felino” del que se rumorea—susurro el muchacho cerca de su rostro, Harry sintió el leve olor vagabundo y agradable, que le había distraído antes de tropezar, tocarle la nariz por un segundo cuando se hubo estrechado al pecho del desconocido, algo que le hizo sentir extrañamente cómodo—Eres tú el “felino” retrogrado del que hablaban, no estás nada mal—añadió, sus ojos grises miraron con complacencia. No hacía falta decir que Harry no entendió lo que dijo, Ron había hablado algo parecido, murmurando entre dientes “Felino” y “Mono” siempre que se le acercaba con cierto grado de felicidad, aunque Harry nunca les prestó atención, después de todo era lo menos raro que había desde hace tiempo en su vida. Mientras divagaba, el chico rubio olfateo una vez más muy cerca de su espacio personal del cual quedaba poco y frunció el ceño con cierta amenaza que hizo temblar a Harry—Apestas a oso—gruño— ¿Lo hiciste con un oso? —le tentó el rubio, completamente colérico. Afianzo sus manos a las solapas del menor y frunció el ceño aun más. Por alguna razón, en ese momento no estaba consciente de las personas a su alrededor, que parecían pasar de ellos con facilidad.

— ¿Ehhh?—Harry exclamo, sin entender y sin dar una respuesta en concreto. Aun con el rojo insipiente en sus mejillas, estaba demasiado ocupado con el shock que le sobrevenía como para dar una respuesta decente. El muchacho rubio pareció exasperarse porque lo arrastro hasta el baño público como si fuera un perro y al comprobar que estaba solo, puso el seguro y se enfrento al pequeño muchacho. Harry, aun pasmado, fue atacado por las manos largas que repentinamente buscaba algo entre sus ropas — ¡SUELTAME! ¡¿Qué diablos estás haciendo?!—Chillo el  de ojos verdes, intentando defenderse con sus codos cuando los dedos largos pasaron por su espalda y al fin pudo reaccionar ante la amenaza de los dedos escurridizos a través de su piel — ¡Suéltame mierda! ¡¡Déjame ir!! ¡No-Me-Toques!— grito, una patada dio certera en la pantorrilla del rubio con un golpe en la nuca que le hizo soltar al chico, Harry se apresuro a correr hacia la salida antes de que una firme mano lo sujetara del hombro y lo regresara en sus pasos, estampándolo en la pared.

— ¡Cállate!—Gruño Draco. Su mano plantada en la pared, junto a la cabeza de Harry. Este asintió fervientemente, repentinamente intimidado por la imponente figura y el gruñido casi animal con el que el rubio había hablado—Caminando por ahí en público como un bebé desnudo—le regaño el desconocido, sus ojos parecieron mas enfadados y sus hombros más tensos. A Harry le recordó por un  minuto a su madre enojada — ¡¿Estás loco?!—le espeto, pero a Harry no le dio tiempo de responder porque se abalanzo contra él, mientras parecía seguir buscando algo entre sus ropas — ¡¿Realmente lo hiciste con un oso?!—pregunto con tono incrédulo, el filo de sus dedos repasando las caderas algo prominentes.

—¡Detente!—grito Harry, verdaderamente enojado, su ceño fruncido estaba completamente arrugado e intentaba con todas sus fuerzas apartar el cuerpo del chico desconocido, las venas llenas de adrenalina y enojo puro—¡¡¿De qué estás hablando?!!.—grito entonces, cuando lanzo una patada que Draco logro esquivar.

—Lo lamentaras si encuentro un rastro de oso en ti—le gruño el mayor, tomándolo por los hombros y buscando insistentemente con su nariz a través del cuello del más pequeño. El de ojos verdes se templo justo en ese momento, cuando las insistentes manos fueron a parar a su trasero.

— ¡Detente por favor!—Harry había pasado rápidamente de la furia al miedo, era obvio que no podía soltarse y saltarse la etapa de rebeldía; que era normal en él, para pasar a la suplica era una claro signo de desesperación.

Draco pareció alegrarse  por un momento tras su expresión enojada cuando arranco el amuleto que le regalo Ron de su bolso. Harry protesto ariamente por la pérdida de su bolso pero una mirada filosa del hombre rubio lo hizo callar y bajar la mirada con sumisión, algo que definitivamente le extraño ¿Por qué estaba comportándose como una mascota? ¡Eso era absurdo!

—Esto es lo que apesta a oso—Draco gruño, sacando cortas uñas de oso de la pequeña bolsa decorada. La expresión en el rostro aristocrático del desconocido era obviamente de asco.

— ¡¿Qué?!—chillo espantado Harry, sus ojos verdes estaba fijos en las uñas bien cortadas en la palma blanca del muchacho rubio e imponente  ¿Por qué Ron le daría algo como eso? ¿Tendría que ver con la apariencia que ahora tenía para él? Esto estaba muy mal, verdaderamente muy mal ¿Qué estaba pensando ese pelirrojo cabeza hueca cuando le regalo eso? Su pensamiento se vio cortado, de nuevo, cuando el rubio volvió al ataque con su nariz pasando por el cuello sensible y luego por los hombros, bajando un poco más restregándose contra el cuerpo de Harry. Este, definitivamente, volvió a encender las alarmas en su cabeza.

—Hedor de oso, es lo peor—murmuro Draco, expiando con su nariz tras la camiseta del menor.

—Pero que mier… —la voz de Harry se atasco, cuando Draco siguió pasando partes de su cuerpo por el suyo para dejar su olor allí. En ese momento Harry adquirió el más bonito rojo en las mejillas que alguien hubiese visto, a punto de explotar, grito: — ¡Deja de restregarte en mí! ¡Pervertido!—mientras empujaba con sus manos los hombros anchos.

“¿Cómo he llegado a esto?” Pensó una voz dentro de él “Y encima con este tipo maniático ¿Qué te he hecho yo Dios?”

—Hablas demasiado, mono—le riño Draco, esta vez su cabello pasaba amigablemente por el cuello de Harry, repentinamente el único hijo de Lily y James se quedo allí, atónito y en vez de protestar y empujar lejos de él al muchacho rubio simplemente agudizo su olfato. “Es extraño” se dijo así mismo “Justo ahora, ese olor agradable ha vuelto” su nariz se arrugo, perdido un poco; sus ojos miraron con atención a la cabellera rubia que en ese momento se hundía en su cuello. Estaba gratamente sorprendió, por decirlo de una forma, Harry no sabía que pensar cuando ese olor picante y agradable le llegaba a las fosas nasales, su cabeza se sentía un torbellino y su cuerpo ¡Por Dios! Todo su cuerpo en ese preciso momento parecía burbujear bajo el toque del que antes rehuía. Respiraba con calma, casi atascado y las mejillas habían vuelto a tener un color rojo amapola, sus ojos caídos y el cuerpo repentinamente accesible hicieron que Draco levantara el rostro del hombro delgaducho de Harry. Había notado el olor antes de darse cuenta, olor dulce

Olor de celo

Levanto la mirada, allí estaba Harry, perfectamente encajado en las baldosas, sentado en un lavabo, sus dedos enterrados en la camisa de Draco, jalando hacia él y los ojos verdes dilatados, esperando con paciencia mientras un ronco gemido se le escapaba de la garganta.

Harry se sentía muy mal y muy bien al mismo tiempo, quería resistirse pero su fuerza parecía haberle abandonado. El aroma nublaba su cabeza y lo debilitaba lentamente, con sus pensamientos yendo como un torbellino enredado “Es un buen macho” fue lo que llego a captar en algún momento. Para Draco, todo el  olor  de Harry le indicaba un claro “Estoy libre y no me han marcado ¿Quieres?” que hizo pensar las cosas al rubio.

Draco ladeo los ojos, como si estuviera dudando. Luego, sin más, desabrocho su pantalón con presteza sin ninguna vergüenza—Si eso es lo que quieres—silbo con naturalidad, Harry vio con espanto como las largas manos pálidas desabrochaban el cinturón—Se supone que tengo que estar llegando a una cita en este momento, así que será rápido. Deberás usar tu mano.

— ¿Qué?—el susurro de Harry fue ahogado, volviendo repentinamente a la realidad. ¿En serio estaba hablando de lo que él creía que estaba hablando? Cuando el cierre cayo y el miembro ligeramente erecto del desconocido estuvo expuesto Harry casi grito, aunque tal vez lo hizo, él no lo sabía, estaba más ocupado intentando buscar una salida entre las baldosas del baño público.

Draco le encerró las posibles salidas con su propio cuerpo, un brazo posesivo junto a su cabeza y la otra mano bombardeando el recién despierto miembro semi-erecto, demasiado húmedo, ancho y rosado para si quiera parar a mirarlo. Harry elevo sus rodillas a su pecho cuando se vio en la encerrona, mirando con espanto la manera en que se masturbaba. ¿Qué había hecho él? ¿Es que Dios no se apiadaba de su vida?

— ¡SUELTAME!—Chilló Harry, estuvo seguro que ese fue el grito más alto que había dado en su vida. La palabra “violación” se estaba repitiendo en su mente una y otra vez, el pensamiento insistente de que si no salía de allí pronto tal vez dejaría de ser virgen.

—Continua—murmuro Draco, ignorando deliberadamente los gritos de Harry. Un dedo largo acaricio la mejilla del menor y este respingo, impresionado por el gesto cariñoso—Muéstrame esa cara tan bonita de hacer un rato—le murmuro, peligrosamente cerca de su oído, suavemente. Harry sintió una cómoda sensación atravesarle el pecho y entonces simplemente, jadeo, con el calor volviendo a sus mejillas y sintiéndose más que en toda su vida desprotegido.

Enserio quería resistirse y estaba luchando con todas sus fuerzas, pero ese olor era mucho más fuerte que él y simplemente Harry jadeo, echando su cabeza hacia atrás y temblando desprotegido. El placer se le arremolinaba desde el vientre, el chico rubio seguía allí acariciando su pene y gimiéndole ronco junto a su oreja. Draco sonrió, recargo su  frente en la de Potter y le vio con detenimiento. Harry jadeaba muy bajito, estaba temblando y el sudor le surcaba la sien, sus manos aferrándose a las mangas de la camisa del chico desconocido, ojos completamente desubicados, sin entender porque estaba haciendo aquello cuando en realidad quería alejarse.

— ¿Qué es esto?—rio Draco, su risa en ese momento parecía tremendamente sensual para Harry—Parece que te has puesto de buen humor—Harry asintió fervientemente, con sus mejillas cada vez mas rojas y el placer que le producía ese olor insistente, trago grueso y apretó a Draco mas cerca ¡Qué bien se sentía!—Que cara tan bonita— gimió Draco en su la oreja, su dedo pasando por la boca abierta de Harry, que no paraba de gemir. A Harry no le sorprendió cuando el chico rubio lamio su mejilla, lo interpreto como un gesto de cariño entre el frenesí de esa calor inmenso que le estaba atravesando, como cuando le había acariciado con los dedos.

Draco tembló por un momento, su mano libre hecho puño, su otra mano trabajando más infructuosamente y los dientes raspando sus labios para acallar un ronco gemido. Un liquido basto salpico en la mejilla de Harry y entonces lo supo, se había corrido.

El moreno parpadeo lento, procesando; un líquido espeso escurriendo por su mejilla.

—Ewww—Gimió y esta vez fue de espanto. El rubio se había corrido y por consecuencia le mancho con semen desde el rostro hasta la camiseta. Harry no supo qué hacer, solo contemplo temblado y sin creerlo, el viscoso liquido que se había impregnado en su camisa colegial y sus pantalones negros que (gracias a Dios) seguían en su lugar, sus manos estaban empapadas y su cerebro no hacía uso de su inteligencia para procesar correctamente—Oh Dios—exclamó el moreno elevando sus manos machadas lejos de sí mismo, Draco se subió el cierre y pareció satisfecho cuando olio cada parte del pequeño muchacho estar impregnado con su aroma y no con aquel horrendo olor a oso. Para Draco era normal, entre los Hombres bestia si encontrabas a alguien compatible simplemente te apareabas o reclamabas como tuya a la hembra sin importar siquiera su nombre o si se conocían desde hace minutos. En cambio para Harry era romper un dogma casi celestial, porque no solo se había…dejado toquetear -a voluntad- por un desconocido si no que también le había ayudado y alentado con cierto trabajillo indecente como lo era complacerse a sí mismo.

—Esto es asqueroso—murmuro Harry, entre dientes apretados y un fuerte desagrado enterrado en su pecho.

—Ni siquiera te baje los pantalones—aseguro el chico rubio, sus ojos antinaturalmente rasgados atravesaron cada centímetro del pobre chico que se estremeció de pavor cuando el chico rubio murmuro un “Aunque no hubiera sido mala idea” ¡Y lo decía tan tranquilamente!—Además…tú fuiste el que lo propusiste, de todos modos seguías restregándote y poniendo esa cara erótica a penas me tocaste.

Harry hiperventilo, sintiéndose sucio y enojado, con las mejillas coloradas y súbitamente todo olor agradable que hubiera venido de aquel desconocido vanidoso simplemente se fue  dando paso a la furia de un pequeño, muy pequeño ojiverde.

— ¡Yo no hice nada!—chillo con los ojos inmensamente grandes, sus mejillas estaban cada vez mas rojas y algo parecido al siseo de un gato salió de entre sus cuerdas vocales cada vez que se ponía de puntillas para poder apuntar adecuadamente con su dedo índice al muchacho rubio —Usted fue el que se…el que se… ¡Sobrepaso con su manos! ¿No sabe lo que es recato? ¡¡Debe estar muy complacido porque yo no podre decir nada solo porque soy hombre!!

Draco bufo.

—Me da igual—dijo él con voz ronca que congelo a Harry en su sitio, todo enojo se enfrió lentamente para dar paso al bochorno y un sentimiento anhelante en su pecho que trajo de vuela aquel olor agradable que el rubio desprendía ¿Qué estaba pasando con su cuerpo?—Escúchame bien—dijo el chico, asechando con sus dedos finos la barbilla del moreno. Harry sintió cada fibra de su cuerpo vibrar y responder afirmativamente ante ese tacto—Ahora eres mío, ¿Entiendes? —Harry no sabe porque asintió tan fervientemente idiotizado por esas palabras era como si estuviesen actuando por él—Nadie más podrá acercarte a ti y si es necesario marcarte, lo hare mañana con menos prisas, no te preocupes, te encontrare donde sea que vivas—y sonrió, Harry se derritió en su manos y repentinamente el muchacho lo beso, sus labios eran cálidos y conservaban algo extraño que Harry no sintió cuando Cho lo beso, un toque especial y dulce en sentimiento. Tal vez fue porque correspondió el beso o porque se sintió de las mil maravillas que esa mano de dedos largos pasara por debajo de su camisa y acariciara la firme piel de su espalda enviándole escalofríos cálidos y placenteros por todo el cuerpo—No podrás esconderte. Eres mío, gatito.

Harry en verdad no sabe porque asintió tan bobamente, con los ojos cerrados y buscando nuevamente los labios del desconocido. Quizá fue por ese olor que volvía a sus sentidos y lo embriaga de una manera tan obscena, o era simplemente por esa vocecita en su cabeza que le gritaba “Todo está bien, él es un buen compañero. Todo está bien” una y otra, y otra, vez.

El desconocido se marcho, sin siquiera un nombre y con el pase estudiantil de Harry entre las manos donde estaba su dirección y número telefónico. Cuando pasaron los minutos la lucidez le golpeo como un tempano de hielo compacto y pudo gritar histérico en su sitio.

¡¿Qué rayos había pasado?!

Notas finales:

Es mi primera adaptacion, tengo derecho a sentirme nerviosa, siento que ha quedado fatal, pero eso lo diran ustedes... yo solo, estare aqui, esperando un Review.

 

¡Besos mio amores! ¡Espero les haya gustado!


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