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Rain por Zhena HiK

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes aquí utilizados son propiedad de sus respectivos autores, esto es sólo un escrito por y para fanáticos.

Advertencia: Muy importante es que sepan antes que nada que esto es un mundo alternativo al de One Piece, además los personajes resultan bastante fuera de carácter o como se dice por sus siglas en inglés (ooc). Dicho esto no acepto reclamos o críticas por ese detalle puesto que aviso desde un inicio por si no es del agrado de alguien. Está de más decir que en éste mundo Luffy y Zoro se aman -como en la serie pero de forma más explícita- ya que habrá lemmon. Y creo que es todo lo que debo advertir.

Como nota rápida, mencionaré que la historia estaba guardada en mis documentos desde hace un buen tiempo ya terminada, sin embargo no me atrevía a subirla por el mismo detalle que mencioné en las advertencias. Al principio la escribí para darme un gusto personal y sólo tenía planeado leerla yo, cuando se la pasé a un par de amigas me aconsejaron que la publicara y bueno después de unos meses de meditarlo les dejo a su elección leerla o no después de lo ya advertido. 

Notas del capitulo:

No pude escribir nada para el cumpleaños de Sue, así que como una pequeña compensación si llegas leer esto...

¡Feliz cumpleaños! 

 

—I—

Había tratado inútilmente de dormir aquella noche, mil cosas daban vuelta en su cabeza sin dejarle si quiera cerrar sus ojos para que descansasen, por lo que decidió salir a caminar, bajó las escaleras del edificio de departamentos donde vivía, evitando a propósito el elevador, no sabía porqué pero nunca le habían gustado. Al salir a la calle lo primero que notó era la brisa pesada que se notaba no tardaría en convertirse en una llovizna ligera, pero no le importó, subió el cierre de su chamarra hasta donde cubría su boca y parte de su nariz.

Tras un rato de caminar con ambas manos dentro de su bolsa, sentía su cabello ya húmedo, incluso algunas gotas corrían por su cuello. Cuando caminaba cerca de un parque que nunca había visto cerca de su departamento, fue cuando notó que no sabía dónde estaba, sus pasos le habían llevado a ese lugar y él no había puesto atención en ningún momento del recorrido.

Y como era de esperarse, la lluvia comenzó a caer con fuerza, empapándolo aún más de lo que ya estaba. Eran pocas las personas que había en la calle pero comenzaron a correr en busca de algún refugio que les permitiera llegar secos a casa, él en cambio cruzo la calle hasta el parque, ahí se detuvo un momento mientras ataba una cinta de su calzado, cuando se irguió pudo notar en la parte alejada un chico, parecía triste, sentado en una banca miraba hacia sus pies mientras el agua se notaba que ya le había empapado.

De nueva cuenta sus pies se movieron solos hasta pararse frente al chico.

— Hey, ¿estás bien? – preguntó colocando una mano sobre el cabello del otro para alzar su cabeza y verle los ojos. El chico de negros ojos le miró, y después sonrió con intensidad.

— No lo estoy. – contestó aún con su sonrisa dibujada en sus labios.

— ¿Entonces por qué sonríes? – volvió a cuestionar, ahora curioso y algo desubicado.

— Porque llorar no me devolverá a mi hermano. ¿Verdad? – cerró sus ojos ampliando su sonrisa.

Zoro sintió que le faltó el aire como si le hubieran dado una patada en el estómago, como aquellas que le dejaban sin aliento cuando practicaba boxeo o alguna de sus artes marciales.

— ¿Vas a alguna parte? Te acompaño. – dijo el menor caminando mientras le jalaba de un brazo.

— Estaba tratando de reconocer el lugar, parece que tomé un camino que no conozco.

— O sea que, te perdiste. – declaró.

— No, sólo que no conozco este camino, es la primera vez que ando por acá.

— A eso se le llama perderse. Estás perdido. ¿Cómo te llamas? – preguntó sonriendo

Extrañamente aquella sonrisa le hizo sentir bien, si el chico había perdido a un hermano como dijo, era bueno poder provocar en su rostro una sonrisa tan sincera. Él no sabía lo que era tener un hermano, pero suponía que era un lazo que te unía de forma más fuerte que cualquier otra cosa.

Aquella noche caminaron casi hasta el amanecer, siendo Luffy quien le dirigía, teniendo casi el mismo sentido de orientación que Zoro.

Cuando llegaron al departamento de Zoro, éste pensó en invitarlo a quedarse, no podía dejar ir al chico en esas condiciones, a esas horas, eran las cuatro de la mañana y estaban cansados y con sueño, seguro el chico aceptaría dormir en su sillón, parecía ser muy confiado, por lo que no creía que se negara, pero cuál fue su sorpresa al notar que Luffy ya caminaba desvistiéndose mientras le pedía prestada algo de ropa para no dormir empapado.

Después de que el chico tomara una ducha caliente –casi obligado por Zoro— sacarlo de su cama fue imposible, así que se vio en la horrible necesidad de dormir él en su sillón.

¿Pero qué rayos había pasado?

Como era de esperarse no pudo ni despertar para ir al trabajo, así que cuando le llamaron se reportó como enfermo, pero no contaba con que su supervisor no le creyera –gracias a su tono adormilado con el que había contestado— y le suspendiera dos días más por haber faltado sin aviso previo. A sus veinticinco años, Roronoa Zoro, trabajaba para mantenerse, no tenía familia y nunca había tenido una, así que se vio obligado a trabajar desde pequeño, en sus tiempos libres le gustaba practicar algunas artes marciales, boxeo, y ejercicio con pesas, normalmente le ayudaba a sacar cualquier frustración contenida a lo largo del día laboral.

Luffy era un chico de escasos dieciocho años, pero aparentaba menos edad, unos quince o dieciséis cuando mucho, su hermano le ayudaba a pagar sus estudios y así él sólo trabajaba medio tiempo, pero ahora que su hermano no estaba seguramente tendría que dejar su escuela.

Después de que le avisaran de su suspensión, decidió seguir durmiendo, era casi medio día cuando el hambre le despertó, pero no era que él quisiera comer, era su invitado que había comenzado a molestarle pidiendo de comer.

— Basta, Luffy. – regañó conociendo el nombre del menor con el que había platicado toda la noche antes de llegar a casa. — ¿No piensas regresar a tu casa, o qué? – indagó girándose en el sillón para darle la espalda al molesto y hambriento chico.

El silencio le respondió. Zoro giró el rostro y le vio serio, gruñó entre dientes y se sentó.

— No sé cocinar muy bien, así que haré algo sencillo, ¡y lo comerás! – sentenció caminando hasta la cocina mientras se seguía estirando.

— Ne Zoro, ¿Estudias? – preguntó sacando plática mientras engullía lo que le habían servido.

— No.  

— ¿Trabajas?

— Si.

— ¿Y por qué no estás trabajando ahora? – preguntó otra vez. Zoro seguía en modo automático y contestaba como una máquina que tuviese grabada las respuestas.

— Me suspendieron. – dio un largo trago a su café y siguió mirando a la nada, parecía en una especie de trance, como si aún estuviera dormido pero con los ojos abiertos y fijos en un punto en el aire.

— ¿Por qué? ¡¿Qué hiciste?! – preguntó sorprendido casi gritando, sacando al chico de cabello verde de su estado somnoliento.

— Iré a dormir. Haz lo que quieras, pero no me despiertes. – advirtió caminando en dirección a su habitación, cerrando de un portazo después de entrar en ella.

Pasaron unas horas, el sol había bajado pero aún no se ocultaba, Zoro se volvió a estirar aún bajo las cobijas, cubriéndose con ellas el rostro, no tenía ganas de despertar hasta que escuchó el ruido de la televisión prendida en la mini sala que tenía, ahí fue donde se puso de pie de inmediato y salió de la habitación asustado, cuando miró el cabello negro del chico pudo recordar lo que había sucedido.

…Luffy aún no se iba.

— Zoro, ¡Despertaste! – gritó emocionado poniéndose de pie y corriendo hasta el aludido. — ¡Tengo hambre! – volvió a gritar.

Zoro cerró la puerta antes de que el otro llegase hasta él. Pero nada importó, ya que terminó haciendo de comer para ambos, pues su estómago también le estaba pidiendo algo de comer.  Cuando terminaron de comer, Zoro se dio cuenta por primera vez que Luffy traía una camisa suya, la cual le quedaba casi como si llevara puesto un vestido corto ya que el chico era notablemente más delgado y menor en estatura, se veía muy gracioso.

— Necesitas tu ropa, no tengo nada que pueda quedarte. Tienes que ir a tu casa. – sentenció Zoro. — ¿Cuándo tienes que ir a clases? – cuestionó

— Estoy de vacaciones, y mi trabajo es sólo de fines de semana. – aclaró.

— Bien, de cualquier modo debes ir a tu casa, pueden estar preocupados por ti. – de nuevo aquel comentario de Zoro logró que el menor se quedase callado. – Dime, ¿Qué está sucediendo?

— Mi hermano murió hace unos meses, estoy solo. – su mirada estaba fija en el suelo.

— ¿Tus padres, algún tutor? ¿Nadie? – Luffy negó con la cabeza de forma silenciosa. — ¿Y qué hiciste desde que no está tu hermano?

— Seguir. No quiero estar solo, Zoro. – pidió

Zoro talló su rostro y después soltó un largo suspiro.

— Aquí sólo hay una habitación, y es mía, tú dormirás en el sillón.

La sonrisa enorme y genuina que apareció en el rostro de Luffy fue indescriptible, de algún modo hizo sentir bien a Zoro, era cierto que no conocía bien al chico y tal vez le estuviera mintiendo, pero no creía que fuese así, Luffy parecía ser un chico demasiado transparente.

El asunto ahora sería compartir el departamento con alguien más, Zoro vivía solo desde hacía años y sabía por otras personas que no era sencillo compartir vivienda con alguien más, ni siquiera cuando se trataba de algún familiar, y siendo un desconocido no ayudaba en nada.

Tremendo problema…

—II—

Aquél par de días en los que Zoro fue suspendido, aprovecharon para ir por las cosas de Luffy, así como para entregar el departamento en el que vivía, las cosas estaban pasando de un modo muy extraño y demasiado rápido  para el mayor, después de vivir años en soledad –y no es que se estuviera quejando, porque se había acostumbrado y amaba su privacidad, pero ahora, este chico sería su nuevo compañero al que tendría que acostumbrarse, o correrlo, siempre quedaba esa opción, aunque sabía que no era capaz de algo así, se conocía bien.

Esa tarde llegó de su trabajo, estaba verdaderamente cansado, lo único que deseaba era dormir, se le había acumulado mucho trabajo después de esos días en los que no fue, sin embargo trató de adelantar lo más que pudo, saliendo incluso un par de horas más tarde, odiaba sentirse atrasado en sus deberes, estaba tan cansado que al llegar a su casa había olvidado por completo a su nuevo habitante.

— Zoro, muero de hambre… — dijo al verlo llegar.

El aludido comenzó a aflojar su corbata –requisito de la oficina donde trabajaba— caminando mientras ignoraba al menor, que bajo un palabrerío interminable le seguía hasta la habitación, sentándose en la cama mientras veía como Zoro se quitaba el saco y la camisa, con la intención de ponerse cómodo.

— ¿Podrías esperar por lo menos a que me ponga cómodo? – preguntó algo desesperado.

Luffy le sonrió, moviendo su cabeza de forma positiva.

— ¿Cómo te fue en tu trabajo? – preguntó aún sentado en la cama, despreocupado de que el otro estuviera desnudándose junto a él.

— Bien. – contestó seco.

— Yo me la pasé muy aburrido, no hay mucho que hacer aquí. – se quejó.

— Podrías empezar por limpiar la sala, la cocina, el baño, y tal vez lavar la ropa, en el primer piso está la lavandería, es gratis para los inquilinos… — dijo Zoro a modo de regaño.

— No estuve tan aburrido aún… —

Zoro suspiró por el tremendo descaro del menor, no sabía ni por qué había aceptado tan rápido que un completo desconocido, con el que no tenía ninguna responsabilidad, se quedara a vivir ahí, sin embargo la extrema confianza era mutua, ya que Luffy había pedido asilo a alguien a quien no tenía ni un día completo de conocer.

— Voy a dormir.  Estoy cansado.

— Pero Zoro, está por comenzar un programa que me gusta, ven a verlo conmigo.

— Estoy cansado.

— Zooroooo – pidió siguiéndolo como se le estaba haciendo costumbre.

— Sólo un momento. – aceptó luego de gruñir, caminando hasta el sillón, donde se sentaron juntos a ver el dichoso programa.

…Cinco minutos después, Zoro roncaba y Luffy estaba emocionado viendo su programa, sentado junto al dormilón.

— Zoro, Zoro…— murmuraba Luffy moviéndole un hombro para despertarle,  no podía cargar con él hasta la habitación ya que era más alto y musculoso, así que trataba de despertarlo inútilmente. Tras varios intentos, Zoro se movió un poco y abrió los ojos viendo fijamente los negros ojos de Luffy, aún sin mencionar palabra alguna. – Ven, vamos… — dijo Luffy con voz suave y baja.

Zoro se puso de pie siendo dirigido por Luffy hasta su propia cama, donde le cubrió con una cobija, y se recostó a verlo por unos momentos, parecía que el chico ni se había dado cuenta que se había cambiado del sillón a la cama, tremendo sueño el de Zoro.

Zoro despertaba por la mañana tras escuchar su segunda alarma sonar, la cual apagó con una mano y se giró en su cama para seguir durmiendo cinco minutos más, estaba realmente cansado y aún después de dormir toda la noche, se sentía cansado, cuando cerró los ojos de nuevo sintió que alguien le había golpeado, giró su vista y Luffy estaba ahí, le había golpeado con uno de sus brazos y una de sus piernas.

Se sentó a prisa y cuando estaba por gritarle se contuvo, se talló ambos ojos y después se puso de pie, iría a bañarse antes de que se le hiciera más tarde. Antes de irse preparó desayuno y dejó una nota pegada en la puerta del refrigerador.

Te dejé listo el desayuno y la comida, llegaré tarde… no me esperes”

Luffy se levantó llamando a Zoro, pero éste ya se había ido, caminó hasta la cocina ya que su estómago pedía atención, encontrando la nota de Zoro, el desayuno estaba aún caliente sobre la estufa, abrió la puerta del refrigerador y había algo de comer dentro, entonces sonrió.

—III—

Habían pasado casi dos meses de convivencia, las cosas habían cambiado ligeramente… Sólo un poco.

— Luffy, mañana tienes que ir a la escuela ya, duérmete, y dormirás en el sillón. – enfatizó la última parte elevando ligeramente el tono de voz. Después cerró la puerta de la habitación y apagó toda luz para tratar de descansar.

Al cabo de una hora, cuando el programa favorito de Luffy había terminado, se levantó, tomó su almohada entre los brazos y caminó hasta la habitación, abriendo la puerta y asomándose para ver que Zoro ya estaba dormido, llevaba puesto sólo unos bóxers pues el verano había llegado completamente, y el calor estaba algo fuerte.

Sonrió y como venía haciéndolo cada noche desde hacía más de un mes, se acostó en la orilla de la cama, mirando hacia Zoro, el cual respiraba fuerte pero aún no comenzaba a roncar, lo observó por unos momentos manteniendo su sonrisa, no sabía cómo había llegado hasta ahí, pero agradecía haberse perdido aquella noche en que lo encontró, era una buena persona que le ayudaba alejándolo de la soledad.

— Luffy, Luffy… — el chico no parecía escucharle a pesar de moverle con insistencia. –Ya me tengo que ir, y no quiero que faltes a clases… — exigió moviéndolo con más fuerza. – No me obligues a usar la fuerza… — el chico de cabello negro siguió roncando. – Bien, tú lo pediste.

Zoro se alejó, llegó hasta el baño y aprovechando que contaba con una tina, abrió la llave de agua fría dejándole así para llenarla, dirigiéndose de nuevo hasta la cama, ahí tomó en brazos a Luffy, el cual al sentir cerca el cuerpo del otro subió los brazos rodeándolo por el cuello. Zoro le hablaba al oído tratando de despertarlo pero no reaccionaba…

— Bien, tú lo pediste. – dijo el mayor, metiendo el cuerpo de Luffy dentro de la tina…

Luffy gritó al sentir el agua fría, manoteó para salirse aferrándose a lo primero que encontró, siendo esto la camisa de Zoro, quien terminó cayendo sobre el cuerpo del menor al perder el equilibrio, mojándose en el acto.

— ¡Pero qué! – fue el grito de Zoro, cortándolo cuando sintió el cuerpo de Luffy aferrarse a su cuello pareciendo… ¿asustado? 

Zoro trató de ponerse de pie, Luffy se colgó de él como si fuera su salvación, aferrándose a su cuello y rodeándole la cintura con las piernas, cuando Zoro estuvo de pie, completamente empapado, llevaba a un Luffy colgado a su cuerpo como una especie gigante de sanguijuela.

— ¿Qué te sucede? – preguntó saliendo del baño, mojando el piso que se volvió resbaloso, terminando ambos en el suelo. Luffy sentado en la cadera de Zoro, con ambas manos sobre el pecho de éste último.

— ¿Estás bien? – indagó Luffy aún sentado sobre el otro, acercándose al rostro de Zoro buscándole la mirada.

— Claro que no estoy bien, sigues sentado encima de mí, ¡bájate! – regañó sintiendo el peso extra desaparecer.

Así como había iniciado el día, lo había terminado…

…Mal.

Tras llegar tarde a su trabajo, después de llevar a Luffy hasta la puerta de la escuela –a petición del menor— le habían exigido horas extras para reponer tiempo, pero eso no era lo peor, después de varias horas de estar trabajando a marcha forzada para terminar todos sus pendientes, sentía un fuerte dolor de cabeza, además de un dolor molesto en el cuello y espalda, el cual imaginó que había sido la caída de la mañana, pero ignoró cualquier dolor esperando terminar pronto.

Saliendo de su trabajo se encontró con la figura inconfundible de su compañero de cuarto, Luffy, le esperaba afuera, cuando salió del edificio el chico corrió hacia él, abrazándole como si no le hubiera visto en mucho tiempo.

— ¿Qué sucede? – preguntó Zoro aun manteniendo una de sus manos en la espalda del chico, devolviendo de ese modo el abrazo.

Los brazos que estaban enredados en su cuello cedieron un poco pero no se retiraron por completo, sólo permitió al dueño alejarse lo suficiente para crear un contacto visual con el de cabello verde.

— ¡Me preocupé porque no llegabas! – regañó abrazándose otra vez.

— Sólo han pasado un par de horas más de lo normal… — aclaró Zoro.

Luffy aunque renuente a ello, se separó sin perder contacto visual con el de mayor estatura, torció en un gracioso puchero su boca y entonces habló.

— No vuelvas a hacerlo, pensé que tal vez te habías perdido como en otras ocasiones, por eso te di más tiempo, pero no llegabas… —

— ¿De qué hablas? Yo no me pierdo… — aclaró molesto, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas, comenzando a caminar.

— Es por este lado. – apuntó Luffy al lado contrario al que había comenzado a caminar,  Zoro gruñó y comenzó a caminar hacia donde le acababa de indicar Luffy.

El camino se hizo en silencio, Luffy parecía pensativo y Zoro se sentía mal, sentía que su rostro ardía y no entendía exactamente por qué. Su paso se hizo más lento, parecía más cansado de lo normal.

— ¿Zoro? – preguntó Luffy mirándole como se había quedado atrás.

El aludido apresuró tanto como pudo el paso, debía llegar y recostarse un rato, seguro eso le pondría mejor, necesitaba dormir, era todo. Una vez que llegó al departamento se encerró en la habitación sin decir una palabra, siendo seguido por Luffy.

— ¿No vas a cenar? – preguntó entrando en la habitación, ahí vio como Zoro se quitaba su atuendo formal, había retirado la corbata y ahora peleaba con los botones de la camisa para quitársela.

Luffy se acercó, Zoro estaba sentado en la orilla de la cama y su rostro estaba extrañamente rojo.

— Yo te ayudo. – avisó retirándole las manos, comenzando a desabotonarle la camisa, retirándola después y empujando a Zoro para que se recostara. – Estás muy caliente, Zoro, ¿Te sientes bien? – cuestionó Luffy con un tono preocupado. Zoro no contestó, respiraba profundo y sus ojos estaban cerrados. – Zoro, Zoro… — comenzó a llamarle, repitiendo su nombre mientras le movía, sintiendo la piel del chico arder.

Luffy no sabía qué hacer, no había un teléfono en casa para llamar a emergencias, ni siquiera sabía cuál era el número, pero recordaba una ocasión en que él había enfermado y su hermano Ace se había encargado de cuidarlo, podía recordar lo que en aquella ocasión había hecho por él.

Terminó por desvestirlo hasta dejarle únicamente la ropa interior, necesitó de mucha fuerza pero al final pudo arrastrar el fornido cuerpo de Zoro hasta meterlo en la tina, abrió el agua fría para contrarrestar la elevada temperatura en el cuerpo del mayor, Luffy estaba muy preocupado, pero tenía miedo de salir a buscar ayuda y que al regresar Zoro estuviese peor, no sabía qué hacer y se estaba poniendo muy nervioso.

…Si tan sólo Zoro despertara para indicarle qué hacer.

Duró unos minutos en los que la tina se llenaba, después con ambas manos mojaba el rostro y la cabeza de Zoro, que aún estaba inconsciente.

— Zoro, despierta Zoro, no me dejes, tú no puedes dejarme aquí. No me vas a dejar solo otra vez.  – pidió sintiendo una lágrima que rodó a lo largo de su rostro, estaba entrando en pánico y no podía pensar bien, el hecho de haber vivido hacía tan poco tiempo la muerte de su hermano le había afectado, vivir estas situaciones era complicado para él.

Zoro comenzó a abrir sus ojos de forma pesada tras varios y eternos minutos en los que Luffy le mojaba por completo.

— Zoro, Zoro…  — llamó metiéndose a la tina por primera vez, los ojos del aludido le enfocaron y una media sonrisa se dibujó en sus labios.

— Supongo que esto es una venganza. – dijo de forma cansada, su voz apenas audible, Luffy no comprendió del todo y esperó por algo más. — …El agua está muy fría. – mencionó, entonces Luffy recordó lo que había pasado en la mañana, así que eso había sucedido, seguro se había enfermado por caer así en el agua fría.

Luffy sonrió, si Zoro era capaz de bromear, suponía que estaba mejorando. Sintió que su corazón latía normalmente otra vez y entonces se sentó sobre Zoro, abrazándole y recostándose sobre su pecho, tembló un poco por la temperatura del agua, sin embargo la piel de Zoro creaba un curioso contraste de temperaturas.

— Me preocupé mucho, ¿Qué hago para que estés mejor? – preguntó Luffy abrazándose fuerte al pecho del otro mientras hablaba.

— Estoy bien, sólo estaba demasiado cansado, eso fue todo. – mintió, subiendo uno de sus brazos hasta la espalda del menor, acariciándole después el cabello de forma lenta.

—Tengo frío. – confesó Luffy aferrándose más al cuerpo bajo él.

— Vamos, ya estoy mejor, hay que salir de aquí.

Luffy se puso de pie y ayudó a Zoro a hacerlo también, un ligero mareo le llevó a sostenerse de la pared para no caer sobre el otro y terminar ambos en el suelo como pasó en la mañana.

— No estás bien, vamos con un doctor. – pidió Luffy una vez fuera del agua.

— Nadie ha muerto por un resfriado común, no pasa nada. – aseguró tratando de calmar al menor, que parecía bastante preocupado.

Zoro caminó hasta el lugar donde guardaba su ropa para dormir, cambiándose de forma lenta ante los ojos atentos de Luffy, quien en silencio le observó, después de minutos de silencio entre ambos, el menor caminó hasta Zoro y le abrazó por la espalda, aferrando sus brazos al otro, escondiendo su rostro en la espalda.

— ¿Luffy? – Zoro se sintió extraño, el cuerpo del chico parecía temblar ligeramente, seguro por llevar la ropa mojada aún. – Deberías cambiarte de ropa o serás tú quien enferme, vamos, ve a cambiarte, en verdad estaré bien. – dijo tomando una de las manos que se aferraba sobre su estómago, retirándola con cuidado para girar y enfrentar la mirada triste del otro. — ¿Qué pasó con tu hermano, Luffy? – cuestionó, aquel tema que era prácticamente un tabú para Zoro, nunca había querido mencionar algo que pudiera causarle dolor al chico, pero hoy parecía muy afectado y no terminaba de entender el por qué.

Luffy miró el suelo, su cabello goteaba y su ropa también, estaba parado sobre un pequeño charco de agua, sentía el cuerpo temblar en parte por la baja temperatura y el miedo, sentía un nudo en su garganta sólo de pensar en aquella tarde en que su vida había cambiado… pero no estaba listo para contarlo en voz alta, no aún.

— Iré por mi ropa para dormir. – habló comenzando su andar a la sala. Zoro se sintió culpable y antes de dejarlo ir le tomó del brazo y lo jaló hasta estrechar el cuerpo de Luffy entre sus brazos, trataba de trasmitirle seguridad con aquel asfixiante abrazo, acariciando el cabello del menor como en tantas ocasiones ya lo había hecho, había aprendido a querer tanto a ese niño y el no verle su acostumbrada sonrisa en el rostro le perturbó.

…La culpa se hizo presente en él.

Aquella noche, Zoro siguió con temperatura alta, pero tenía entre sus cosas un medicamento para bajarla, lo tenía guardado desde hacía tiempo que había enfermado igual. Tomó un par de píldoras y se acostó a dormir, Luffy se recostó junto a él y a pesar de ser contra las indicaciones que siempre daban los doctores en una situación similar, Luffy le abrazó.

 

—IV—

— ¿Seguro estás bien? – preguntó Luffy quizás por milésima vez  aquella mañana, aún abrazándose al cuerpo de Zoro sin dejarlo ponerse de pie.

— Estoy seguro, sólo tengo un ligero dolor de cabeza, es un simple resfriado, ya no tengo temperatura, ¿ves? – dijo tomando una mano de Luffy, colocándola sobre su rostro para que el otro se convenciera de que estaba diciendo la verdad.

— Pero no debes ir a trabajar.

— Debo ir, si no, se van a juntar los pendientes… —

Zoro logró sentarse sobre la cama, trató de ponerse de pie, sin embargo fue difícil teniendo a Luffy sentado sobre su regazo, mirándole de frente mientras le detenía por los hombros.

— No vayas a trabajar, me quedaré contigo a cuidarte, prometo hacer algo de comer y limpiar si tú…

— Luffy. – su voz era de advertencia.

— …Y también limpiaré el baño para que tú no tengas que hacer nada. – seguía prometiendo, abrazándose cual koala al pecho de Zoro.

— Luffy. – volvió a llamar en el mismo tono.

— ¿Qué prefieres de comer? Puedo preparar tu comida favorita si así lo quieres, sólo, quédate conmigo hoy. – terminó pidiendo en un tono de suplica, guardando su rostro en la curva del cuello de Zoro, quien entre más fuerza ejercía para apartar a Luffy, más sentía al otro enredarse en su cuerpo.

—…Y, ¿me traerás el desayuno a la cama? – preguntó, recibiendo la mirada sorprendida y alegre de Luffy quien brincó de la cama a la carrera y desde el marco de la puerta gritó entusiasmado.

— Ya vuelvo con tu desayuno, no te levantes.

Zoro gruñó para sí mismo mientras se dejaba caer de espaldas sobre la cama, cerró sus ojos y soltó un largo suspiro, ese niño tenía cierto don de convencimiento con él, y eso era peligroso, sabía que en su trabajo lo reprenderían, ya habían sido bastantes faltas y retardos, no sólo corría el riesgo de una suspensión, si no de pérdida total de su trabajo, aunque a decir verdad no era que amara trabajar ahí, sólo se sentía conforme porque estaba cerca de su departamento.

Esperó varios minutos, su cabeza dolía y su cuerpo también, sentía su nariz bastante congestionada, pero aún podía oler ese aroma a quemado que llegaba desde…

— Luffy, ¿Qué sucede? – preguntó levantándose lo más rápido que su condición aún tambaleante le permitió, llegando hasta el aludido, que por fortuna sólo había quemado uno de los hot cakes que había preparado. – dame eso para acá. – pidió quitándole el sartén y el utensilio con que intentaba voltear dicho pancake.

— Yo quería llevártelo a la cama. – dijo cruzándose de brazos con un puchero.

— Ya lo harás después. Ahora siéntate para desayunar.

Tras desayunar Zoro había regresado a la cama, en verdad se sentía sin energías y con el cuerpo totalmente adolorido, la temperatura había cedido por completo pero el dolor en su cabeza no, éste último parecía aumentar.

— ¿Te sientes mejor? – la pregunta había sido repetida aquel día tantas veces que Zoro sentía aumentar su dolor de cabeza.

Zoro estaba recostado en la cama, cerró las cortinas de la habitación y la puerta en un intento de evitar cualquier rayo de luz que aumentara su dolor de cabeza, sin embargo, no contaba con que Luffy ayudaría en aquel aumento, éste último estaba sentado junto a Zoro manteniendo una larga plática de la que sólo él era partícipe.

— Luffy, agradezco tu preocupación, pero si vuelves a preguntarme eso una vez más, irás al sillón a ver televisión. – amenazó, sus ojos se mantenían cerrados y una de sus manos frotaba ambas sienes.

Zoro no escuchó reclamo alguno por parte del menor, sólo sintió un movimiento en la cama, y un par de manos que le tomaban de la cabeza elevándola y colocándola sobre el regazo del menor, cerró sus ojos dejando que las manos de Luffy le acariciaran el rostro y el cabello, reemplazando lo que hacían sus propias manos.

…Aquellas manos acariciándole el rostro y dando suaves masajes en su sien, en su cabello, se sentía tan bien que cerró sus ojos y se dejó llevar por la caricia, perdiéndose en el mundo de los sueños en unos minutos.

De pronto sintió la presión de unos labios contra los suyos, obligándole a abrir los ojos y ver de cerca el rostro del menor apenas separándose de aquel contacto.

— ¿Luffy? – preguntó sorprendido sentándose en la cama de un movimiento, miró para todos lados y notó que se encontraba solo en la habitación, el ruido de la televisión a lo lejos le dio una idea de donde estaba el menor, de lo que no tenía idea era ¿Por qué había soñado aquello?

Se levantó un poco aturdido, abrió las cortinas y se dio cuenta que había caído la noche, ¿Cuánto tiempo había estado dormido? Salió de la habitación llamando a Luffy, notando que se había quedado dormido en el sillón mientras veía televisión. Lo observó por unos segundos, se acercó hasta acomodarle unos mechones de cabello que le cubrían parte del rostro, después sonrió, ese niño había llegado para alejarlo de la rutina y sobre todo de su soledad, y ni siquiera se había dado cuenta lo solo que había estado hasta que la compañía de Luffy se había vuelto tan importante para él.

Tomó al chico entre sus brazos  y lo llevó hasta la cama, acomodándolo del lado izquierdo, el cual ocupaba desde que había llegado a esa casa, cuando sintió la suavidad del colchón bajo él, Luffy buscó una mejor posición, acercándose hasta Zoro y abrazándolo con fuerza, Zoro se sintió por un momento incómodo, esa cercanía le puso algo tenso, pero ignorándola envolvió al chico entre sus brazos y se dispuso a seguir durmiendo.

 

—V—

Los últimos seis meses habían estado llenos de cambios, el tener a Luffy viviendo con él representaba el mayor de todos, sin embargo, además de eso había tenido que cambiar de trabajo, y por si no fuera poco, incluso de departamento, Luffy terminó la preparatoria y ahora estaba iniciando su primer semestre como universitario, así que había elegido la escuela más cercana a su nueva ubicación.

Los cambios no eran precisamente lo suyo, prefería las cosas que ya conocía, aún así no habían sido para mal, pero algunas cosas estaban cambiando de un modo que no lograba entender por completo y que le tenían algo preocupado.

Aquella mañana como ya era costumbre, Zoro acompañó a Luffy al lugar donde tomaba el autobús para llegar a la escuela, ya que caminando le tomaría demasiado tiempo, para su suerte, él podía con facilidad caminar unos quince minutos hasta llegar a su nuevo trabajo, donde era encargado de la contabilidad en un prestigioso restaurante que tenía varias sucursales, aunque aún se encargaba de una en particular, se le había contratado para en un futuro cercano dirigir la contabilidad de las otras dos sucursales también.

Ahí fue donde todo comenzó a cambiar…

Luffy se sintió culpable cuando a Zoro le dieron un ultimátum en su anterior trabajo, debido a las faltas y retardos, por lo que decidió salirse antes de complicar las cosas, cuando encontró ese lugar, estaba demasiado lejos de su anterior residencia, así que se vieron en la necesidad de mudarse, por fortuna Luffy estaba a unas semanas de terminar la preparatoria, ya que ahora le quedaba muy lejos.

— Cocinero pervertido, lo han hecho sentir tan indispensable que te trata como si fuera superior.

Zoro llevaba toda la noche hablando del chef principal del lugar donde ahora trabajaba.

— ¿En serio es tan malo? – preguntó Luffy por curiosidad. – Pero si cocina delicioso. – canturreó mientras seguía comiendo algo que Zoro le había llevado para que cenara.

— No se puede dialogar con ese  ceja rara. – Zoro seguía quejándose mientras terminaba de ponerse cómodo para dormir.

Debido a los nuevos gastos que conllevaba la próxima entrada de Luffy a la universidad, habían acordado que un departamento de una habitación no estaba mal, después de todo ya se habían acostumbrado a la presencia del otro, así que no le veían mayor problema, aún así habían comprado un sillón bastante cómodo para cualquier ocasión que se necesitase.

— Yo creo que cocina delicioso. – dijo Luffy terminando de comer.

— No deberías estar comiendo en la cama, ve a la cocina, allá está el comedor. – regañó a Luffy.

— Zoro… ¿tú crees que él…? – la pregunta quedó incompleta y en el aire. Zoro que llevaba puesto únicamente un pantalón como pijama, observó a Luffy unos segundos esperando por el final de aquella pregunta el cual no llegó. — ¿Para ti él… tú crees que… a ti?

Las palabras salían como un balbuceo sin sentido, su pregunta cada vez tenía menos sentido para Zoro, que frunció el ceño sin entender, ¿a dónde quería llegar Luffy con esto? ¿Significaba algo aquella palabrería?

— ¿Podrías tratar de explicarte, Luffy? – pidió. – No estoy entendiendo…

— ¿Cómo es Sanji? – preguntó Luffy sabiendo el nombre del chef.

— Es un idiota, pervertido, ególatra, engreído, estúpido, arrogante.  ¿Por qué la pregunta?

Zoro se recostó en su lado de la cama, esta vez habían comprado una cama con espacio para más de dos personas, de ese modo, aunque estuviesen compartiendo habitación, podían tener su propio espacio para dormir ya que Luffy solía golpearlo toda la noche mientras dormían.

Luffy le miró serio y Zoro no terminaba de comprender, ¿qué estaba sucediendo?

Aquella había sido la primera señal de lo que estaba sucediendo, algo de lo que Zoro no estaba enterado, probablemente ni siquiera Luffy lo sabía aún.

.:Continúa:.

—¤Žhenα HîK¤—

Me basta mirarte para saber que con vos me voy a empapar el alma."
Julio Cortázar

Notas finales:

Además de la cumpleañera, gracias a las ZoLu fans que leen mis otras historias, y todos los que siguen mi historia "Cambio" pero obvio a mis niñas SaraChan & IsisDoll que día a día me apoyan y me tratan de mantener en el bando de Luffy <3 jajaja ¡Las adoro! 

 

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