Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

× Second Chance × por Gabriela_Haru_Suzuki_Park

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

No me odien!!

Notas del capitulo:

×No me odien×


Creía que todo iba bien.

Hasta ayer reías conmigo mientras veíamos una estúpida película que nos recomendó mi cuñado. Una mala recomendación si somos sinceros, pero nosotros reíamos. Por eso no puedo creer lo que mis ojos ven el día de hoy... me miras tan fríamente, pero yo sólo observo tristeza en tus ojos, y mi corazón se recoge dolorosamente.

–Terminemos–dices. Yo ni siquiera puedo llorar escuchándote, pero siento como el dolor comienza a cantar su frío arrullo en mi interior. Estas guardando todas tus cosas para macharte. Agarro tu brazo, pero no te dignas siquiera a mirarme.

– ¿Por qué? –siento que si respondes solo lastimaras nuestra frágil relación, y con ella mi corazón.

–Ya no te amo–no has tenido la más mínima delicadeza, ni para decirlo ni para zafarte de mí agarre marchándote y dejándome completamente solo, con la comida que prepare para nuestro aniversario servida; sin decir siquiera un miserable adiós ni dar una explicación razonable con la cuál consolarme. Esa era definitivamente, la peor noche de primavera de mi vida. Todo cuanto creía perfecto en mi vida, ya no lo era…

Ya no existía.

Han pasado dieciséis meses desde entonces; El otoño se hace cada día más presente y tu recuerdo sigue aquí atormentándome, con menos fuerza cada día, pero sigue molestando.

Como todos los viernes pensaba caminar sin rumbo un par de horas, pero me han llamado mis amigos para una improvisada fiesta, así que ahora tenía un rumbo definido. Caminaba hacia la casa de Kai, actuando como si no tuviese destino, pisando aquellas hojas de tonos otoñales que tiñen el paisaje de naranjos y marrones, levantando el rostro al cielo que se tornaba gris. Suspirando me siento en una banca que queda cerca de un lago artificial por un momento a disfrutar del paisaje, prendo mi reproductor solo para escuchar “D.N.L.” uno de los temas que han creado mis amigos y grabado demos, que varias veces he estado tentado a enviar a alguna disquera–“Mi suerte no puede ser peor… ”–me dije soltando un suspiro largo y sentido, ese tema no puede parecerme más triste. Acomodándome los audífonos, habiendo guardo el aparato, retomo el pausado avance hacia la fiesta que preparan mis amigos, sintiendo el frío apoderarse de mi cuerpo. Miro el cielo, las nubes ya cubrían por completo el cielo y si a eso le sumo el viento húmedo daba como resultado concisas señales de lluvia–“Genial”–pienso con sarcasmo–“No ando con paraguas”– Como si yo fuese adivino siento unas gotas caer en mi cabeza. Comienzo a correr.
El pacifico paseo de otoño lo tuve que dejar para otro día. Las gotas cada vez caían con más fuerza, hasta que la tormenta se desató unas cuantas casas antes de llegar donde Kai. Me detengo respirando apenas y mojado hasta los huesos. De pronto ya no llueve, por lo menos sobre mí ya no llueve. Confundido, miro hacia arriba y veo un paraguas azul. Volteo y veo a un chico mirándome. Conozco muy bien esa sonrisa, la he visto durenta años.

– No es bueno que andes bajo la lluvia sin paraguas- su mirada amable me hizo sonrojar en un tono difícilmente perceptible por mi descuido. Por no ver el informe del tiempo antes de salir.

–Lo sé, pero no pude ver el informativo–le digo enderezándome–- ¿Vas donde Kai??–.

–Por allá ando–levanta unas bolsas de supermercado–espero no te moleste, pero no podía dejar que te sigas mojando–negué, a nadie le molesta que le cubran de la lluvia.

Y un silencio cómodo, de aquellos que te hacen disfrutar el momento se hizo entre nosotros. Comenzamos a caminar, yo me fui sumergiendo en los recuerdos.

– ¿A dónde andas? parece triste- Escuche su voz gruesa y solo reaccione mirándolo. Preocupación en sus oscuros ojos fue lo que vi, me sentí culpable de eso y más avergonzado aun porque básicamente he estado ignorándolo durante el trayecto.

–Eh?, ah, no en ningún lado… no te preocupes, solo es que…– no podía decirle que me encontraba mal por estar pensando en mi antigua relación, que aunque ha pasado tanto tiempo el recordar aún me afecta más de lo que me gustaría reconocer. Pero su mirada poco crédula y sus labios dibujando ese gesto particular que tiene cuando algo le preocupa con honestidad, hizo que mi corazón se ablandara y quisiera ser un poco más comunicativo con él. -Vamos Yuu, en serio que no es nada- sonreí y él hizo lo mismo, pero más suavemente como resignado a que no le diré más– uff que frío… mejor apurémonos y rapto la cafetera de Kai para hacerte un rico café– Tranquilizadora, eso es lo que pienso de la expresión que tomo el rostro de Yuu cuando tomo mi mano apurando el paso.

– Voy a cobrarte la palabra Kohara– me advirtió, yo solo sonreí asintiendo un par de veces. Creo que realmente le gustó la idea porque comenzamos nuestro camino con más prisa. Mientras caminábamos de la mano bajo la lluvia me di cuenta de algo importante para mí… Desde ese día que mi corazón no se sentía tan cálido como ahora, junto a Yuu. Quizás podía ser frio que siente mi cuerpo, pero estar con él tan cerca me permite sentir esa brisa tibia que emana. Y que reconforta.

Por suerte para mi cabeza no demoramos en llegar (ya dije que estábamos cerca) para ser atacados por un Kai que nos reclamó por el retraso cual madre angustiada. Cosa que logra poner a cualquiera algo más que nervioso. Un Kai furioso no es sano para la salud. Estornude y me estremecí por el frio que contrastaba con el calor de la entrada. No es que la entrada sea tan grande, como para que mi amigo no notase que estoy mojado hasta el pensamiento, es solo que Kai se olvida de mirar cuando quiere retar a la gente, porque basto ese estornudo para que se pusiera a llamar a Uruha diciéndole que en tal cuarto había ropa seca mía y que las tollas estaban en tal otro lugar. No me di cuenta cuando fui arrastrado lejos de Yuu y su cálida compañía, pero lo resentí mucho.

– ¡Que tierno!…–Ese era Uruha mientras entrabamos al cuarto principal

– ¿Qué es tierno?– No entendía su chillido.

– ¡Yuu! Apenas supo que te vendrías caminando y se puso a llover salió a encontrarte– Me explicó abriendo el armario.

– ¿No había ido al supermercado?–Si era honesto poco entendía o me daba demasiada vergüenza entender, pero miraba confundido a mi amigo.

– Nah…–movió su mano negativamente– Yo le llame al celular para que aprovechasen el viaje–explicó.

– ¿En serio?–le miraba con verdadero asombro. Había salido bajo la lluvia por mí, no sé porque sonreía así de emocionado, pero lo hacía.

– Sí, estoy seguro que siempre ha querido ser algo más que tu amigo…–

– No creo, deja de fumar esos productos extraños Shima–le dije mirando por hacia el exterior la lluvia caer, para que mi amigo no vea el fuerte sonrojo que es ahora mi rostro.

– Solo fumo tabaco y yo si lo creo… –me tiro una toalla por la cabeza– además Yuu es un gran partido, uno mucho mejor que ese idiota que tenías como novio, dime Shou ¿Cuándo se preocupó tanto por…? –se calló. Mi mirada se había tornado triste, no quería recordarlo. Tan solo de pensar en él, de recordar todo lo que sufrí por él y saber que él tenía razón era demasiado. Sin querer, en mi rostro se dibujó una sonrisa triste. Solo escuché un “lo siento” de su parte; en mi cabeza afloraban nuevos pensamientos, ¿Qué más daba? ya es tiempo de olvidar a quien no tuvo problemas en darme la espalda.

– Tú ropa Koha…–susurro dejándome solo para poder cambiarme. Lo hice sin prisa ni muchas ganas de meterme en el bullicio que ya armaban fuera. Golpearon la puerta un par de veces, pero ni me molesté en contestar. Sólo abrí la gran cama de Kai y me perdí en las mantas.

– ¿Estas bien?–al otro la de la puerta la voz de Yuu. Sonreí. Se escuchaba de verdad preocupado, pero no quería mentirle diciéndole que estaba bien ni preocuparle más al reconocer que no lo estaba. Guarde silencio, por lo que no demoro demasiado en asomar la cabeza tras abrir la puerta. Gire un poco hacía la ventana, dándole la espalda –Amm… ¿Estás durmiendo?-Pregunto Yuu sorprendido de solo ver un bulto bajo las mantas. Se acercó hasta sentarse a mi lado– No estas durmiendo, vago–me dijo sonriendo sin quitarme los ojos de encima, y esa expresión dulce que mostraba solo preocupación hacía mi persona muto por una diferente, una que logró ponerme nervioso y agitar mi ritmo cardiaco a niveles insospechados, pasaba la punta de sus dedos por mi cabello bajando por mi cuello tan lentamente que parecía una tortura para mi inquieto corazón– ¿Me harás el café que prometiste?– ese tono de voz podría haberme hecho temblar las piernas de haber estado de pie. Asentí cortándose mi respiración cuando puso su mano en mi cintura y se inclinó hasta mi oído– ¿Cuánto más debo esperarte?–esa voz, maldita y seductora voz si seguía escuchándola me haría gemir, estoy casi y vergonzosamente seguro de eso.

–Va…vamos ahora…– me levante haciendo que se aleje de mí, con la cara roja de timidez. Entonces mostro una sonrisa otra vez amable, ya no tan seductora (aunque igual podría seducir a cualquiera con esta). Definitivamente hoy Yuu se veía completamente distinto, no solo podía sentir la calidez de su corazón sino que hacia latir mi corazón con fuerzas.

La tarde dio paso rápidamente a la noche, pero la lluvia no amainaba, muy por el contrario se volvía más y más copiosa. Después del café dejamos la cocina entre las burlas de todos. Sobre todo de Tora. También era imposible no reírse de unos Reita y Saga que andaban jugando con sus hijas como si fueran niños ni de las bromas que le jugaban los demás, pero ellos seguían como si esas bromas fuesen halagos. Saga a ratos se defendía diciendo que así él disfruta del poco tiempo que le deja el trabajo para su pequeña. Reita, ese simplemente seguía jugando, muy ocupado en no descuidar a ninguna de sus gemelas. Por otro lado estaban Kai, Ruki y Uruha conversando de lo que significaba la paternidad para ellos, del cómo iban los trámites para que Tora se una al grupo de padres babosos. Agradezco que no hagan reuniones de borrachos desde que llegaron las niñas, siempre en ellas me sentía discriminado por no beber. Ahora si miro la cantidad de gente que somos me pregunto ¿Cómo metieron Kai y Reita a tanta gente en su departamento? Milagros de la arquitectura moderna.

– ¿Vamos fuera?–me había perdido en mis pensamientos tanto que deje de hablar por un buen rato y no estaba seguro de sí Yuu dijo algo más. Lo mire avergonzado, como se me ha hecho común este día– tranquilo que no he dicho nada… me quede viendo como Reita era “atacado” por sus hijas–se veía gracioso haciendo las comillas con sus dedos. Sonreí aliviado.
– Entonces salgamos… ya veo que esos se pelean–bromee mirando hacia Tora y Uruha que no sé porque cosa discutían. Y si los “súper appas” vieran hacia el otro lado de la sala seguro montarían un show gratis, pero de celos crónicos al ver entrar a Kyo y Miyavi saludando alegremente al dueño de casa y al más bajo del grupo. Así que mejor era huir.

Hacia demasiado tiempo que no me sentía así de bien ni sonreía por cualquier cosa como un tonto y todo gracias al chico sentado a mi lado con las manos ancladas a su tazón de café. Desde esa noche de lluvia que nos frecuentamos mucho más que antes, más allá de las salidas en grupo. He ido a su casa y él a la mía más veces en estos meses que en todos los años que hemos sido amigos. ¿Por qué? Porque desde ese día de lluvia que deseo saber todo de este hombre que por años ha sido mi amigo, ahora más que nunca deseo conocer todo aquello que me es un misterio… Quiero conocer las virtudes y defectos de Yuu.

Estamos en el cumpleaños de las hijas de Kai y Reita, al fondo todos recuerdan como fue el día que las pequeñas reinas llegaron a la casa, pero yo estoy fuera bebiendo un sabroso café en compañía de Yuu, sumergidos en un cómodo silencio, casi cómplice, mientras vemos las luces de la ciudad tras el vidrio que rodea el balcón. Ya es invierno, y siento que algo me rodea. Confundido giro para encontrarme otra vez con esa sonrisa que a cada segundo me parece más bella que antes. Le sonrió y no solo porque me haya cubierto con una tibia manta, le sonrió porque es él y no otra persona, porque estoy tan agradecido.

– ¿En qué piensas?–pregunta sentándose a mi lado y mirándome con esos profundas orbes ónix.

– En la forma más rápida de llegar a marte– digo muy suelto, pero él me mira confundido.

– ¿Cómo?–está confundido, su cara me lo dice todo.

– De niño pensaba en que llegar a marte era tan fácil… pero crecí y descubrí que está a millones de años luz–suspire, me quede observándolo ver al vacío. Puse mi mano en su antebrazo, dejando cortas caricias con mi pulgar.

– ¿ah?…–Me mira parpadeando confundido. Se ve tan frágil que solo sonrío una vez más antes de hacer alguna pregunta.

– ¿Y tú… en qué piensas?– el sonrío poniendo su mano opuesta sobre la que acaricia su brazo.

–En ti–muy tranquilo dice– en lo mucho que te quiero y lo triste que me pone verte decaído… como hoy, como muchas otras veces… En las ganas que me dan de poder, de lograr cambiar esa desolada carita por una radiante, de esas que mostrabas tiempo atrás solo con estar a tu lado.–movió su mano a mi rostro y me acarició tan tiernamente la mejilla que no pude evitar un suspiro.

–Yuu… –susurre como si con algo tan simple pudiese acariciarle o algo similar. Estoy sorprendido, sí y no. Siento mis mejillas arder, sí. Pero nada de eso me haría tan difícil pensar sino escuchara cada latido de mi corazón en los oídos ni sintiese esas ganas de abrazarlo. Porque me di cuenta que saliendo de sus labios, el amargo recuerdo de esa relación no duele. No más que ver esa expresión desamparada. Resignada a un rechazo que aún no sale de mis labios ni nace en mi mente. Pongo una mano sobra la suya cerrando mis ojos.

–Siempre me doy cuenta cuando estás pensando en ese tipo –su sonrisa fue tan desesperanzada que negué rápidamente–¿Que más podría tenerte así?–no comento nada respecto a mi ausencia de respuesta a su declaración.

–Asumir que llevo mucho tiempo… perdiendo el tiempo–me miro un tanto confundido, mordí la punta de mi lengua sonriendo. Me acomode cubriéndole también con la manta apoyando mi cabeza en su hombro.

– ¿Cómo?–Su tono confundido me sonaba adorable.

– ¿No es obvio?–levanto solo la mirada, estar así es cómodo, mas desde que su brazos me rodea parece ser el mejor lugar del mundo– Perdí mucho tiempo pensando en lo que tuve… sin ver lo que tenía. Ahora que lo sé sería el Rey de los idiotas si dejo ir a uno de los mejores hombres que conozco…–estiro mi cuello y dejo un beso en su mejilla. Me encanta esa nueva expresión en su rostro, alegría.

–Tienes razón, soy demasiado sexy para desaprovecharme–su voz recuperaba ese tono que me llena de energía y estremece mi corazón.
–Olvidaste recalcar lo humilde que es–eso era un sarcasmo. Él solo rió.

–Déjame… por meses, qué digo años, solo bajaste mi autoestima–y hay estaba esa forma de mirarme que me sube los colores al rostro, esa sonrisa ladino y sus oscuros ojos mirándome afiladamente.

–Bueno, solo por hoy te dejo ser arrogante… como disculpa de lo ciego que fui–murmure.

– ¿En serio?, ¿Todo lo arrogante que quiera? –Asentí. Y ahí estaba esa forma de mirar que logra ponerme nervioso ¿O ansioso? Me tomo por la cintura obligándome a sentar en sus piernas, una rodilla a cada lado de sus caderas, sus manos sujetándome firme sin perder el contacto de nuestros ojos–

Nuestro primer beso fue dado para mostrar todos aquellos sentimientos ocultos. Anhelo, cariño y demostrándole a mi corazón ciego que también había amor, uno que debe madurar un poco más pero que esta. Al separarnos, más bien por la necesidad de oxígeno, ambos teníamos las mejillas teñidas en un bonito carmesí y nos miramos cómplices de nuestros sentimientos
–Que lento fui al no darme cuenta antes que estabas a mi lado–beso sus labios– Que paciente tu por esperarme tanto tiempo–me abracé a él con fuerzas.

Sonrió sincero, tierno, dulce y coqueto, no sé para mi es todo eso y más. Definitivamente él debe saber cómo mezclar todo eso –Espero que tanto esperar valga la pena– solo me acomodé sintiendo nuestras respiraciones sincronizadas. La verdad eso es lindo y se nos da natural. –Te quiero Kohara –menos mal que no ve mi cara, porque no sé si tengo cara de psicópata feliz o de tonto.

–Yo también te quiero MI Yuu– Y nos unimos en otro beso cargado de ternura, y amor.

Desde ese día mi corazón no deja de latir feliz por tenerlo a él, por sentir siempre su amor. Como estoy seguro siempre debió ser.

– Eres celoso…–ríe entre dientes apretándome un poco más de la cintura.

–Solo con lo que me importa mucho–me defendí algo infantilmente.

– Entonces yo te importo–

– Si–

–Porque me amas–

– Si–

Silencio.

–Yo te amo también… desde hace tanto tiempo te amo mi pequeño–suspiro hundiendo su rostro en mi hombro.

–Mi Yuu–me abracé con fuerzas a él ignorante del sepulcral silencio que nos rodeaba.

Lo que paso después le resumiré. Aparecieron nuestros amigos aplaudiendo y felicitándonos. Yo me sentí morir de vergüenza cuando supe que una de las niñas nos había descubierto hace poco más de dos minutos, besándonos. Tora le encargaba devolverme el buen humor. Yuu estaba rojo hasta la raíz, no sé si molesto porque nos interrumpieron o de vergüenza. También llegaron Reita y Saga a molestarlo. Finalmente, a la mañana siguiente con Yuu no nos podíamos mover por la gripe que cogimos, el balcón estaba algo frío y húmedo. Pero estábamos felices… aunque sea solo enviándonos mensajes de texto para no olvidar que al otro lado de la línea hay alguien que muere de amor por el otro.

Notas finales:

׿Qué piensan?×


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).