Suerte.
¿Puedes oírme? Estoy aquí, ¿me oyes? Te necesito, justo ahora, justo hoy. No. No me pasa nada, estoy bien. Pero te extraño. ¿Me escuchas? Estoy gritándote silenciosamente. Ojala el mar que nos separa se evaporara. Oye te quiero. ¿Te lo he dicho? Tal vez no tanto como te gusta, tal vez no tanto como lo necesitas. Pero amor, te quiero. Escúchame. Estoy intentando decírtelo, aquí, ahora. Te amo.
"Anoche soñé contigo, me hablabas suavecito, justo aquí en mi oído. Como si tu voz viajara a través del mismo océano y este quisiera ahogarla. El murmullo de tu voz hizo nacer mariposas en mi estomago como la primera vez que sentí algo por ti. Quiero verte, yo también te necesito. Las cosas aquí no se vuelven difíciles. Vuelve, y has mi vida más fácil. Eso siempre lo logras incluso cuando sólo te pienso. ¿Sabes por qué? Porque estás en mi corazón"
Cuál es la prisa, le preguntan todos. Ninguna, contesta él, pero de inmediato rectifica, ¡Toda! Sus amigos lo ven empacar. Esa mañana se había levantado con una idea fija en la mente: Viajar a Londres hoy, ahora, en primer vuelo que saliera de Alemania, no le importaba nada. Soñó con Christian, y este lo llamaba silenciosamente. ¿Por qué no esperar a que su contrato termine? ¿Por qué no esperarlo quieto dónde estaba? No. Para Olli aquello ya no tenía un mañana, no iba a esperar más.
Jessica piensa que aquello es realmente romántico, y reitera por completo su total envidia. Como le gustaría tener un amor así. Andi piensa que está bien ir en busca del amor, pero no tiene idea de cómo va a moverse Olli una vez ahí. Pero no importa lo alienta y es él quien llama al taxi. Sasha piensa que es un disparate total, que Olli no tiene que irse, no por Christian. Pero su opinión no cuenta, se lo dejó claro, Olli, esa misma mañana.
¡Tú no sabes lo que es tener un amor así! Le había gritado ¡No tienes idea de cuánto lo extraño! Ni un segundo más, me marcho. Y si él no te extraña, preguntó buscando una manera de hacerlo dudar, de retenerlo. No conocía a Christian, pero lo que conocía de él, que era básicamente que estaba casado con Olli, no le gustaba nada.
Pero no podría detenerlo, ya se había dado cuenta. Olli, tomó su maleta, su pasaporte y ya, el boleto de avión lo tenía reservado. Todo listo y entonces… La puerta se abrió.
He cruzado el mar, para encontrarte de nuevo. La brisa del viento ha despeinado mi cabello, el susurro del viento me trajo tu aroma en cuanto pise este suelo. Vi de nuevo los paisajes conocidos, los árboles, las calles, los rostros que nunca tienen rostro. Escuché las risas, mi idioma, hasta los autobuses tienen un sonido diferente. Y es justo ahora que te veo, que todo eso dejó de tener sentido. Eres todo lo que veo. Lo eres todo.
"No eras tú quien me llamaba, era yo quién te llamaba a ti. Viniste, cruzaste el mar, creí que sería yo quién te encontraría en aquella isla. Pero me sorprendes como siempre. Has vuelto. Y yo estoy aquí aguardando por ti, como te prometí, con mis sentimientos intactos. Siento que voy a llorar, que suerte estar aquí, que suerte que hayas vuelto. Abrázame, aquí, ahora. Hazlo tan fuerte que me dejes sin aliento y después empújame a esa isla que es solo nuestra, esa con sabanas en lugar de mar y almohadas en lugar de arena."
No hizo falta decir nada, sus sonrisas lo decían todo y cuando se abrazaron el mundo de verdad dejo de ser el mundo. Ambos juntos otra vez. Jessica y Andi sonrieron, Sasha torció la boca, no necesitaba presentaciones para estar seguro de quién era ese que ahora se comía besos la boca de Olli. No hacía falta saludarlo, por qué ni él ni Olli estaba ya en esa habitación. No hacía falta preguntar a donde iban ahora que, sin dejar de besarse se dirigían como autómatas hacia una de las puertas. No hacía falta, porque ellos estaban ya muy lejos.
Están en su hogar dijo Jessica sentándose en el sillón y comenzando a esculcar la maleta abandonada de Christian, buscando algún regalo. Su hogar. Sí, porque Olli era el hogar de Christian, y Christian el hogar de Olli. No importaba donde estuvieran, siempre podían volver, nunca estarían solos. Le pese a quién le pese. Un amor así, sólo existe una vez en la vida.
Te quiero, te quiero. Tengo suerte de estar aquí, de ser quién soy, de estar donde he estado, de cada paso de mi vida, difícil o no. Tengo suerte de tenerte, aquí, ahora, siempre.
"Te quiero, te quiero. Tengo la suerte de haberme enamorado de ti. Tú, el amor de mi vida. Tengo suerte de que seas mi mejor amigo, mi amante, tengo suerte de que tú seas tú. Suerte de despertar a tú lado, hoy, mañana, siempre."