Un chico estaba en su habitación.
Estaba hasta el fondo con él. Era algo absurdo, era la primera vez que le gustaba un chico y este solo lo rechazaba. Lo cual confirmaba su "teoría”, de que era feo... aunque debía admitir que era vanidoso. Si piel era blanca, su cabello era rubio y sus ojos de color azul como el mar. Admitía que en los últimos meses había ganado algo de peso, pero aun así no dejaba de ser flaco y de tener un abdomen plano y liso, sin rastro de bello púbico o cicatriz alguna. Tenía un abdomen escultural sin necesidad de ejercicio.
Él era hermoso, pero no sabía, el porqué del rechazo de su "Amado". Decidió seguir seduciéndolo hasta que lo aceptara. La media noche cayó y Sebastián se acomodó en su cama y se acostó a dormir, o eso trato de hacer.
Al otro día el chico se despertó entusiasta, un día más de universidad, un día más para seducir al hermoso de Diego, un chico de tez morena, cabello castaño oscuro, ojos marrones intenso y un físico de muerte. Sebastián al llegar, lo primero que vio fue a Diego caminando por los pasillos. Sebastián siempre creyó que Diego era homosexual porque nunca se le conoció a una novia y tampoco se la pasaba con algunas de las putas de la universidad. Ninguna se había acostado con él.
Cuando estaba afuera cerca de él, comenzó a verlo seductor y a mover sensualmente sus caderas. Diego harto de su "Fuerza de voluntad", lo vio descaradamente, lo cual ruborizo a Sebastián y lo obligo a caminar normal. No supo que hacer y Shockeado por la lujuria de Diego no supo que hacer, sabía que era lo que más deseaba pero lo había tomado por sorpresa.
Sebastián entro en su primera clase algo "aliviado", lo cual duro poco cuando vio a Diego, tan sexy, tan confiado como siempre haciendo que a Sebastián se le cortara la respiración. Pere este casi se muere cuando Diego se sentó a su lado. Recordando como respirar, y diego haciendo todo lo posible para seducirlo. En el salón no había nadie.
— Hola, Sebas~ — Dijo con maldad y sensualidad Diego.
— H-hola. — Tartamudeo.
— Ay, pero que seco. — Se acercó al pobre. — ¿No crees?
— ¡L-lo siento! — Diego se separó de él, y esto entristeció a Sebastián.
— Tranquilo, te perdono. — Dijo con descaro.
— Emmmm, ¿Qué haces en esta clase?
— ¿Qué? ¿No puedo aprender sobre la Bioquímica?
— ¡Si, pero eso no te servirá de nada!
— Claro que sí... Para esto…
En un ágil movimiento de Diego, Sebastián se encontraba en sus piernas, mientras se daban un lento pero fogoso beso.
— Prometo cuidar tu dulce corazón.
Dijo jadeante Diego antes de robarle la vida a Sebastián en un apasionado beso.
♥♥♥
Un chico estaba en su habitación.
Estaba hasta el fondo con él. Era algo absurdo, era la primera vez que le gustaba un chico y este solo lo rechazaba. Lo cual confirmaba su "teoría”, de que era feo... aunque debía admitir que era vanidoso. Si piel era blanca, su cabello era rubio y sus ojos de color azul como el mar. Admitía que en los últimos meses había ganado algo de peso, pero aun así no dejaba de ser flaco y de tener un abdomen plano y liso, sin rastro de bello púbico o cicatriz alguna. Tenía un abdomen escultural sin necesidad de ejercicio.
Él era hermoso, pero no sabía, el porqué del rechazo de su "Amado". Decidió seguir seduciéndolo hasta que lo aceptara. La media noche cayó y Sebastián se acomodó en su cama y se acostó a dormir, o eso trato de hacer.
Al otro día el chico se despertó entusiasta, un día más de universidad, un día más para seducir al hermoso de Diego, un chico de tez morena, cabello castaño oscuro, ojos marrones intenso y un físico de muerte. Sebastián al llegar, lo primero que vio fue a Diego caminando por los pasillos. Sebastián siempre creyó que Diego era homosexual porque nunca se le conoció a una novia y tampoco se la pasaba con algunas de las putas de la universidad. Ninguna se había acostado con él.
Cuando estaba afuera cerca de él, comenzó a verlo seductor y a mover sensualmente sus caderas. Diego harto de su "Fuerza de voluntad", lo vio descaradamente, lo cual ruborizo a Sebastián y lo obligo a caminar normal. No supo que hacer y Shockeado por la lujuria de Diego no supo que hacer, sabía que era lo que más deseaba pero lo había tomado por sorpresa.
Sebastián entro en su primera clase algo "aliviado", lo cual duro poco cuando vio a Diego, tan sexy, tan confiado como siempre haciendo que a Sebastián se le cortara la respiración. Pere este casi se muere cuando Diego se sentó a su lado. Recordando como respirar, y diego haciendo todo lo posible para seducirlo. En el salón no había nadie.
— Hola, Sebas~ — Dijo con maldad y sensualidad Diego.
— H-hola. — Tartamudeo.
— Ay, pero que seco. — Se acercó al pobre. — ¿No crees?
— ¡L-lo siento! — Diego se separó de él, y esto entristeció a Sebastián.
— Tranquilo, te perdono. — Dijo con descaro.
— Emmmm, ¿Qué haces en esta clase?
— ¿Qué? ¿No puedo aprender sobre la Bioquímica?
— ¡Si, pero eso no te servirá de nada!
— Claro que sí... Para esto…
En un ágil movimiento de Diego, Sebastián se encontraba en sus piernas, mientras se daban un lento pero fogoso beso.
— Prometo cuidar tu dulce corazón.
Dijo jadeante Diego antes de robarle la vida a Sebastián en un apasionado beso.