¡Oh no, llegaré tarde al instituto! –Exclamó Hoshi, levantándose de golpe de su cama y recogiendo su uniforme de marinera –¡Debo llegar temprano para ver a Sana-senpai! ¡Hoy por fin me declararé! ¡Kya! –Decisión se mostraba en sus ojos, ya vestida y con su bolso entre sus manos, corriendo hacía la cocina para tomar desayuno.
¡¡Hoshi-chaaaaan, ya es muy tarde, llegarás tarde al instituto!! –Gritó su madre desde la sala.
¡Ie, no puede ser! ¡No perderé a Sana-senpai! –Sin más recogió una tostada y la puso en su boca, corriendo lo más rápido que pudo hacía afuera de su casa para tomar el camino al instituto.
Hoshi iba corriendo bajo una hilera de árboles de sakura, cuando desde lejos divisa una figura conocida.
¡Natsu-san! –Susurró sorprendida, sin parar de correr y dejando caer la tostada de entre sus labios.
¡Hoshi-chan! –Ahora Natsu la observaba, habiendo parado de caminar y volteado hacía ella.
¡Iee, llegaré antes que tú para declararme a Sana-senpai, NATSU-BAAKAA! –Gritó desgarradamente, corriendo lo más rápido que pudo y dejando atrás a Natsu, su rival en el amor.
¡P-Pero...! –Intentó llamar Natsu, pero lo único que quedaba de Hoshi era una nube de polvo, muestra de su desperado amor por Sana-senpai.
Al llegar al instituto se dispuso a encontrar a su senpai, primero buscando en su lugar preferido, el techo, donde pasaba horas tirada en suelo con los brazos tras su cabeza y observando el cielo, como todos los chicos geniales lo hacían. No se podía esperar menos de Sana-senpai, pensó Hoshi, con una sonrisa enamorada en sus labios.
¡Sana-senpai! –Pero ahí no había nadie. Extrañada bajó al segundo piso y la buscó en su salón.
¿Buscas a Sana-san? –Hoshi asintió –Ella... ella ya no está aquí ¡Lo siento mucho! –La chica se disculpó profusamente.
¿C-cómo que Sana-senpai no está aquí? N-no entiendo –El miedo comenzó a llenar su cuerpo.
¡Lo siento, no me expliqué bien! –Exclamó inclinándose –Su padre fue promovido en su trabajo y... bueno, ella y su familia se mudaron a New York, donde vivirán por al menos cuatro años y...
El corazón de Hoshi se detuvo.
No podía ser.
"Dices adiós
hay tanto dolor
quédate aquí
no te vayas de mí.
Nunca más
compartiremos juntos algo así
quiero estar
contigo un poco más"
Lágrimas llenaron sus ojos, amenazando con caer e inundar los pasillos. Los cerró con fuerza y sin más corrió lo más fuerte que pudo, sin importarle el camino que tomaba y la hilera de gotas brillantes que dejaba a su paso. Sólo quería escapar, escapar y encontrarse con su querida senpai, la que le diría que nada malo había ocurrio y le prometería estar con ella por toda la eternidad, llevando al trabajo los bentos preparados por Hoshi y llegando tarde y cansada para comer su cena recién preparada.
Oh, Sana-senpai ¿por qué te has ido?
¿Por qué te has ido y me has dejado aq–?
Sus pensamientos se cortaron al chocar con otro cuerpo, cayendo ambos al suelo.
¡Hoshi-chan! ¡¿Qué te ocurre?! –Exclamó Natsu mientras sobaba su trasero.
¡Sana-senpai... ella... ella se ha ido! –Las lágrimas caían como dos ríos desde sus ojos. Aún no podría aceptarlo, su senpai...
¿Qué? –Los ojos de Natsu se llenaron de miedo.
¡Se mudó a New York! ¡Senpai baka! ¡Nos ha dejado! –Con esas últimas palabras siguió corriendo, sin darse cuenta que el corazón de Natsu también se había roto, ya no había más 'doki doki'. Al menos no para ella.
"Tu mano amor
no quiero hoy soltar
porque yo sé
no la tendré otra vez
creo que
cerrando mis ojos
tú no te irás
y estarás
por siempre junto a mí"
Luego de unos minutos Hoshi por fin llegó a casa, cayendo de rodillas al suelo luego de cerrar la puerta –S-senpai –Sollozó, recogiéndo débilmente su bolso para buscar una pequeña caja que había guardado la noche anterior –S-Sólo quería... quería entregarle este bento a Sana-senpai y que por fin... por fin mis sentimientos llegaran a ella –Murmuró mientras abrazaba dicha caja envuelta en un pañuelo rosa con diseño de corazones. Había puesto todo su corazón en la preparación, hasta su madre la había ayudado, deseándole suerte con su 'querido senpai'. Pero ahora nada de eso importaba.
"A pesar de que al decirme adiós
estás rompiendo mi corazón
trataré de no llorar mientras estes aquí
Como podré calmar este dolor que hay en mí
obligando a mi corazón
a dejar de amarte
y verte partir"
Porque Sana-senpai ya no estaba.