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Olor a canela y horas extras por YisusCraist-Of-Yaoi

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Notas del fanfic:

Kuroko no basket no me pertenece a mi. Todos los derechos reservados a su autor original. Yo solo humildemente shippeo a sus personajes. 

Notas del capitulo:

Si les gusta no se olviden de un review. Tengo una familia que mantener(?)

Olor a canela y horas extras

[MuraAkaHimu]

 

Me gusta que Akashin a pesar de estar en otro equipo me busque. …l me sigue pidiendo cosas como cuando estábamos en Teiko pero eso no está mal, siempre tiene un plan. Akashin y Muroshin discutían mucho así que Akashin decidió mejor visitarme cuando los dos no se pudieran encontrar; no los entiendo en realidad. Nos vimos muchas veces y a veces ellos se veían pero se volteaban la cara o Muroshin se alejaba cuando veía que Akashin estaba cerca. Un día paso algo muy extraño, ese día Akashin quedó de visitarme pero lo había estado esperando y llegaba tarde, era raro porque él nunca llega tarde. Caminé por ahí, tal vez se había perdido o algo así pero entonces lo encontré con Muroshin, parecía que estaban peleando y cuando pensé que Muroshin iba a golpearlo lo tomó de la muñeca y lo tiró contra la pared. ¡Nunca vi a Akashin tan sorprendido! Creo que yo también me asuste de ver así a Muroshin. Derrepente pasó lo más extraño…. ellos juntaron sus bocas. Eso fue muy muy extraño. Luego le preguntaré a Akashin porque Muroshin hizo eso…

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No tenía problemas directamente con el pequeño pelirojo pero no me gustaba que estuviera rondando por tanto tiempo a Murasakibara, siento que lo mal aconsejaba y mangoneaba a su manera. Le ordenó no jugar algunos juegos aun por encima de la autoridad de nuestra entrenadora y eso no era correcto, nos crearía una gran desventaja a nosotros como equipo. Por encima de ese aire de grandeza que tenía, ese ‘absolutismo’ del que estaba tan orgulloso estaba mis ganas de someterlo por ser tal altivo. Quería sentir al pequeño emperador bajo mis brazos sometido, ese era mi pequeño secreto, no podía dejar de pensar cómo se vería bajo mis manos pidiendo por más… solo por eso le besé. Al fin lo vi con la guardia baja, le irrité al punto de reclamarme de esa manera y aquello me motivó a hacerlo. Sentirlo entre mis brazos mientras le besaba, mientras mis manos acariciaban entre sus ropas era como ponerle otra joya a mi corona de logros. Algo que no esperaba era que Murasakibara nos observara.

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Atsushi a veces podía ser inconveniente sobre todo en esa situación. Sabía de las intenciones de su amigo pues me miraba de esa manera desde hacía un tiempo, fingir enfado era una forma de provocarle… no tengo nada en contra de someterme a sus brazos pero es obvio quien lleva el control en esto soy yo pues tengo todo finamente contemplado aunque Atsushi era una nueva variable en mi ecuación. Me separé de los labios del tipo y miré a mi viejo compañero quien parecía como si no tuviese ni idea de lo que pasaba. Caminé hacia él y puse mi mano en su pecho para jalarlo de la camisa hacia mí, me pregunto cómo respondería su querido amigo al verme besándolo frente a sus ojos. Como era de suponer Atsushi no opuso resistencia, era obvio pues siempre accede a lo que yo pida o haga. Cuando me separé de sus labios miré a Tatsuya, esto iba a ser divertido.

 

-Ambos… los veo a las 8 en casa –dije a modo de orden, Atsushi sabía dónde vivía y si Tatsuya sabía lo que quería seguro ahí estarían. Sería una noche larga.

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Habíamos caminado mucho, tomamos el tren y seguimos caminando. Estaba cansado y tenía hambre por lo que le decía a Muroshin que paráramos a comer algo pero él decía que nos retrasaríamos. Era extraño pues el odiaba a Akashin y ahora estábamos ahí apurándonos para llegar a su casa porque nos mandó llamar. Lo que pasó en la mañana fue extraño, me sentí raro por lo que hizo Akashin pero no me sentí mal, de hecho me gustó. Llegamos a la gran casa de Akashin, era como la recordaba: tan enorme para alguien tan pequeño. La gente ahí me conocía y me invitó a pasar pues Akashin nos esperaba dentro, ya había oscurecido un poco.

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No esperaba que la casa del pelirojo fuera tan grande pero ahora entendía un poco su actitud. Era un niño rico solamente. Entramos y ahí estaba él en una de las habitación más alejadas del lugar pero muy fina. Adecuada con decoración oriental, a mí me apasionaban esos lugares pues en Estados Unidos eran poco comunes; en el centro había como una especie de futón grande y cuadrado con unas almohadas alrededor y en el ambiente se olía una especie de aroma a lavanda muy relajante. …l estaba ahí en medio de la habitación leyendo un libro con un kimono puesto y alzó su mirada solo para mirarnos y analizarnos. Una parte de mi sospechaba que hacíamos ahí pero no podía creer que llegásemos hasta este punto.

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Los invité a acercarse y aunque hubo duda en el pelinegro ahí estaba después de un rato sentado a lado de mi en el futón que arreglé para la ocasión. Puedo ser alguien apasionado por el básquet pero eso no significa que tendría otras pasiones y gustos en la vida : me gusta hacerlo con chicos. No es nada que me avergüence pero tampoco voy ventilándolo públicamente. Había estado con otros aunque confiezo que siempre imagine como sería estar con Atsushi, esta vez con su amigo todo iba a ser doblemente mejor. Decidí ser claro y directo, basta de rodeos eso no es lo mío.

 

-Ustedes dos lo harán conmigo. Si les interesa recibirán un pago por sus servicios –les dije pues sabía que Tatsuya enfrentaba problemas económicos  por que le había investigado aunque seguramente Atsushi aceptaría le pagase o no.

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No entendía mucho de lo que decía Akashin y nos estaba ofreciendo dinero. Pensé y pensé mucho hasta que al fin lo entendí.

 

-¿Quieres que juguemos básquet contigo?.

 

-No Atsushi, me refiero a otros tipos de juegos. – me dijo él y realmente no lo entendía. Akashin miró a Muroshin y siguió hablando – quiero que los dos me sirvan esta noche. ¿Qué dicen?

 

No entendía a qué se refería Akashin sobre servir pero yo aceptaría. Siempre hago lo que quiere porque él siempre tenía un plan así que acepté. Con ese dinero compraría muchos caramelos.

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Ese sujeto sabía exactamente mi situación económica y se mofaba de mí en mi rostro. Tratarme como si fuese cualquiera era algo que no podía admitir pero también debía confesar que era una proposición que no dejaría pasar por alto. Acepté sus términos, deseaba que tanto yo como Murasakibara le diésemos ciertos tratos; me preocupaba que mi amigo no entendiera muy bien el asunto pero todo pasaría conforme la marcha. El emperador nos sonrió y se acercó primero a Murasakibara, era obvio pues sería el más complicado y empezó a besarlo frente a mí;  estaba en esa posición tan insinuante colgado de su cuello mientras se arrodillaba en las cobijas alzando un poco su trasero ante mí. Aquel traje era tan suave que casi podía ver como se delineaban sus curvas por debajo. Maldición, este sujeto realmente era excitante.

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Atsushi no se negó como lo supe y tan pronto bese sus labios me di cuenta que él no tenía ninguna experiencia en este tipo de situaciones pero tenía unos instintos pues lo pude notar en la forma que movía sus labios para corresponder mis besos. Las manos del otro sujeto se posaron en mi trasero, fue justo como lo pensé. Aquella posición le había invitado a hacer lo que esperaba…aquello tan solo estaba comenzando.

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Himuro delineo la retaguardia de Akashi con sus manos mientras que los labios del excapitan de Teiko aprisionaban a los de Murasakibara. El pelirrojo buscaba arrancarle la camisa a su amigo tocando por encima de la tela aquellos músculos levemente marcados mientras que sentía como el pelinegro paseaba su rostro y labios entorno a su espalda, aun cuando la tela fina les separase podía sentir aquel contacto. Akashi enredó sus dedos en los cabellos de Murasakibara separándose un poco de beso y mirándole con deseo con aquellos ojos bicolores para después lograr su objetivo de arrancarle la camisa para admirar aquella piel; la había visto en otras ocasiones y la deseaba desde hace tanto pero ahora tenía la oportunidad de poseerlo; mientras giró el rostro y vio a Himuro subir por su espalda hasta terminar detrás de su nuca con sus cuerpos pegados. Le tomó por el mentón a Akashi y le robó un beso pasional ante la mirada curiosa del pelimorado. El pelinegro bajo levemente de un hombro el traje del chico para después besar la zona y morderlo hasta dejar una marca, a Akashi le encantaba de esa manera.

 

-¿Duele, Akashin? –dijo Murasakibara mientras con la punta de los dedos tocaba la marca que había dejado Himuro en su hombro.

 

-No, ¿Quieres hacerlo? –el pelimorado asintió y descubrió el otro hombro del pelirojo dejándole igual una mordida mientras Himuro terminaba de arrebatarle el traje japonés desprendiéndolo de sus brazos quedando descubierto de la cintura para arriba ahí sentado entre el cuerpo de los dos jugadores de Yosen. Las manos de Tatsuya le acariciaban las caderas mientras sentía las múltiples mordidas que el pelimorado le dejaba en la piel marcándole. De igual forma el chico en su espalda rosaba con los dientes el área haciéndole estremecerse; quien diría que esos chicos sabían cómo complacerlo. Himuro se quitó por sí mismo la camisa y abrazó a Akashi por la cintura pegando la espalda del pelirrojo a su pecho inclinándose hacia atrás.

 

-Atsushi, creo que tu Akashin le gustará que le muerdas aquí…-dijo en tono tranquilo mientras ponía su mano en el pezón del pelirrojo quien no se quejó en absoluto, no era un error tener a Tatsuya ahí.

 

-No sabía que a Akashin le gustaba estas cosas –dijo mientras se inclinaba hacia el cuerpo de su ex capitán y sus cabellos caían por los costados.

 

-Hay mucho que no sabes de mí, Atsushi –dijo lanzando un quejido al sentir como el otro le mordía por esa zona y de nueva cuenta Himuro le levantaba por la barbilla para besarlo con pasión mordiéndole los labios y acariciándole el cuerpo. Era increíble pero si se estaba excitando después de tantas atenciones, se sentía como el emperador que era con sus dos esclavos sexuales. Tan digno de él. Himuro como pudo maniobró hasta desabrochar el listón de la cintura de Akashi y terminar de abrir el traje mostrando que no tenía nada más abajo y que su erección estaba palpitante ya. 

 

-Parece que lo disfrutas mucho –susurró a su oído el pelinegro- oye, Murasakibara –el giganton le prestó atención separándose de los botones rosados del chico – podrías seguir aquí…-susurró señalando la erección.

 

-Si muerdes ahí te patearé las bolas, Atsushi. –dijo amenazante.

 

-Solo probaré a Akashin un poco más –contestó inclinándose para lamer el falo. Akashi tembló aferrándose a las cobijas del futón sintiendo como el pelinegro lo dejaba recostado lentamente encima de unas almohadas mientras que Atsushi seguía lamiéndole como si se tratase de un dulce. Himuro se desprendió de su pantalón ante sus ojos y pronto se retiró el bóxer y el resto de sus prendas quedando totalmente desnudo ante su vista con su erección.

 

-Te has preparado bien – dijo mirando el lugar – incluso ese aroma es… canela. Un afrodisiaco –Akashi sonrió ahí tirado en el futon mientras que su cuerpo se movía lentamente por las acciones de Atsushi. –yo también se de eso.

 

-Ya veo…-dijo con dificultad señalando una repisa de la habitación. Ahí había una serie de botellas y le indicó una – es hora de más – le acaricio el cabello a Murasakibara y este se detuvo – está bien así, Atsushi. Lo has hecho bien.

 

-Okay – dijo en tono infantil sentándose para después ver a Himuro trayendo un bote en sus manos. – Eh, Muroshin también está desnudo.

 

-Tu eres quien se ha tardado – dijo el pelinegro acomodándose a lado del pelirrojo jalándolo de una pierna hacia él. Abrió de estas y el otro se quejó.

 

-Ten cuidado sobre cómo me tratas, Tatsuya –dijo viendo como el otro embarraba sus dedos con aquella sustancia mientras que el pelimorado los observaba curioso.

 

-Lo siento, emperador –ríe y posa sus dedos en la zona delicada del chico para después pasar por debajo hasta su entrada – observa Murasakibara …-le dijo y el otro curioso les miró. Himuro introdujo lentamente su dedo en la entrada del pelirrojo quien se quejó arqueando la cadera y abriendo un poco más las piernas.

 

-No me trates como si fuera mi primera vez –le dijo orgulloso el chico de Rakuzan.

 

-Vale, lo siento –dijo burlesco e introdujo un segundo dedo haciendo que se quejase un poco más mordiéndose los labios – agradece que soy yo que de ser Murasakibara primero no podrías  -dijo por la evidente cuestión de que aquel era más dotado.

 

Los labios de Himuro se pasearon por las piernas de Akashi mientras que con sus dedos lo acostumbraba, mientras el lubricante caía por su entrada manchando ligeramente las telas del futon y sus labios emitían un armonioso pero muy bajo sonido de placer. Estuvo así un rato sintiéndose más excitado por la mirada curiosa de Murasakibara hasta que estuvo listo. Himuro le tomó por las caderas levantándolo un poco para poner su erección en la entrada del pelirojo. Entró lentamente, era tremendamente cálido y algo estrecho. Akashi se aferró al futón mientras era penetrado por Tatsuya y sus piernas temblaban ante el placer, era inesperado como es que le hacían sentir esos dos.  Himuro terminó por entrar llegando hasta el fondo lanzando un gemido, era placentero el aroma, e ambiente, la piel blanquecina de Akashi al fin retorcerse bajo su tacto y sus ahora leves embestidas que empezaban a mostrarse. Miró de reojo a su amigo quien tenía una erección debajo de sus prendas y sonrió.

 

-Quítate la ropa, Murasakibara –le dijo su amigo mientras frente a sus ojos seguía haciendo suyo al pelirojo quien no hacía más que respirar entre gemidos pues el otro poco a poco aumentaba la velocidad. El chico se acercó a su pecho y tocó las marcas que ya tenía para disponerse a hacerle más. ¡Maldición! Aquellos dos serían su perdición pues sabían exactamente donde tocar. Himuro había llegado a ese punto en el que el otro no podía contener para nada sus gemidos mientras que a su lado el cuerpo desnudo de Atsushi y una gran erección le esperaban. Tatsuya lo notó y movió a Akashi hacia el cuerpo de su amigo tomando momentáneamente el control. Separó su miembro del cuerpo del otro para girarlo y que este quedase arrodillado contra el futón frente a Murasakibara.-adelante, emperador….-susurró burlonamente y el pelirrojo le miró de reojo. Ese Himuro realmente era un maldito y le agradaba en el fondo. Se inclinó un poco rosando la erección con sus labios mientras que sentía que de nueva cuenta Himuro se posicionaba contra su entrada y le penetraba de nueva cuenta pero ahora sin consideración. Akashi no podía gemir alto pues tenía el miembro de Atsushi en sus labios impidiéndole emitir sonido. Como lo habían concluido era tan grande como el mismo chico por lo que era difícil o imposible ponerlo todo en su boca por lo que se limitaba a lamer su longitud ante la mirada del pelimorado que cambiaba a una más pasional y llena de placer. Este tomó los cabellos rojos para profundizar el contacto mientras que por otro lado se escuchaba el golpeteo de Himuro contra el cuerpo del chico entrando a diestra y siniestra en él. Le arañó la piel mientras hacia lo suyo, era tan delicioso como lo imaginaba que no podría contenerse por mucho tiempo. Veía con orgullo las marcas que había dejado en el cuerpo del otro a lo largo de la espalda y su trasero lleno de aruñones y mordidas mientras que seguía entretenido en el miembro de su amigo. Dio un par de estocadas con fuerza y lanzó un gemido desde su pecho sintiendo como el líquido salía de él entrando en el cuerpo del otro. Sacó su erección la cual aun desprendía un poco del blanquecino manchándole la espalda a Akashi en el proceso.

 

-Ah…-se quejó Himuro algo agotado. Akashi se separó de la erección de Murasakibara sintiendo como la esencia de Himuro salía de su interior y bajaba por su espalda. Tomó de los hombros de Atsushi y lo inclinó hacia atrás para seguir con lo suyo –realmente tienes resistencia.

 

-Por eso te dije que no me trataras como si fuera la primera vez –sonrió Akashi sentándose lentamente contra la erección del pelimorado y con algo de dificultad poco a poco logro introducirla lentamente en él. Sus manos y piernas temblaban mientras que Murasakibara entrecerraba los ojos sintiendo esa oleada de placer en su entrepierna.

 

-Se siente bien eso, Akashin. –dijo mientras las manos de Akashi tomaban las de Atsushi para que las pusiera sobre su cadera.

 

-Aun no termino –susurró y empezó a dar saltos sobre la erección del chico hasta que lo hizo caer contra el futon para quedar bien encima de él. Himuro les veía con curiosidad, jamás imagino ver a su amigo en esa situación con el tipo de Rakuzan. Akashi saltaba prácticamente sobre Atsushi gimiendo aún más alto, le dolía y le encantaba sentir aquel falo palpitante dentro de él. Sus piernas temblaron de nueva cuenta, ese maldito de Himuro había hecho demasiado y estaba prácticamente en su límite. Lo bueno que con sus atenciones había hecho que Atsushi también estuviese cerca. Se inclinó hacia enfrente poniendo sus manos en el pecho del pelimorado mientras este por instinto movió sus caderas contra el emperador haciéndole estremecerse aún mas para despues lanzar un gran gemido. Akashi terminó en el pecho del gigante de Yosen manchándole por completo y en unas cuantas estocadas más Atsushi terminó en su interior.

 

-Aah…Akashin…-dijo Murasakibara limpiándose el sudor de la frente- te he manchado Akashin. –dijo mientras el emperador se separaba del cuerpo del otro.

 

-Está bien, ambos lo hicieron muy bien –dijo sentándose para después recostarse entre un montículo de almohadas – sabía que no me decepcionarían.

 

-¿Debería estar halagado? –respondió Himuro.

 

-Les pagaré bien…pero… -Akashi se aferró a una almohada acostándose más.- si quieren hacer horas extras también serán bien pagados…

 

Esa noche pasó lo mismo una y otra vez, a veces Akashi les llamaba para pasar ese tipo de noches pero nunca olvidaba poner el olor a canela en la habitación e invitarles horas extras a sus ‘empleados’.

Notas finales:

Este fanfic fue petición de Kuroko no basquet ~ comunidad fujoshi. Si tomas el fanfic no olvides dar crédito y poner el link de mi cuenta.

-Yisus


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